jueves, 1 de agosto de 2024

Zaratustra Koshi Kené

 

Zaratustra Koshi Kené

 

Relato shipibo-konibo: Cómo los primeros niños se convirtieron en 21 constelaciones (Reken bakebo jaskatax wishmabonii) La joven embarazada [por Luna, su primo] siguió viviendo con su familia. Pero un día su bebé le habló desde el interior de su vientre: “¿Dónde está mi padre? ¡Vamos, vamos a buscarlo! ¡Yo te enseñaré el camino!” La joven se puso en marcha, y a medida que caminaba, su hijo la guiaba: “Cuando lleguemos al lugar donde se cruzan las trochas, deberás seguir la que te indicarán las plumas del guacamayo Kain.” Siguiendo su camino, ella llegó a la encrucijada señalada por su hijo, pero habiendo olvidado su recomendación, no supo qué dirección tomar: “¿Y ahora, por dónde debo ir?”, preguntó. Pero su hijo guardó silencio, y la madre empezó a internarse por la trocha que no debía seguir, pues llevaba directamente a la guarida de Jaguar. “¡Ay, desdichada!!”, exclamó la madre de los jaguares al verla venir: “¿Cómo has hecho para llegar hasta aquí? Mis hijos devoran a los humanos. Uno de ellos va a querer que seas su mujer. Te recomiendo, pues, tener mucho cuidado: no te acerques demasiado a él. Cuando te pida que lo ayudes a librarse de sus piojos, sus garrapatas y otros bichos, ¡no le obedezcas! ¡Tienes que saber guardar las distancias!” Cuando el mayor de los jaguares la vio, al volver de cazar, quiso tomarla por mujer, tal como lo había dicho la madre. La invitó a comer la carne cruda que acababa de traer, pero la muchacha se negó. Nunca había comido nada crudo, y la sola idea le daba asco. La madre, entonces, cocinó para ella la presa traída por su hijo. Cierto día, algún tiempo después, Jaguar le dijo a su joven esposa, llegando a su guarida: Ven a sacarme las garrapatas y los piojos que no dejan de atormentarme. La incauta joven había olvidado los consejos de la madre de los jaguares, así como olvidó el de su hijo. Sin sentir la menor desconfianza se acercó a Jaguar, y este la devoró en el acto.

 

La Madre Jaguar vio poco después que las entrañas de su fallecida nuera contenían tres huevos. Tres verdaderos huevos, blancos y suaves como los huevos de la charapa. Los recogió con delicadeza y los cobijó en una olla llena de algodón. Cada día vigilaba atentamente la progresión de la nidada, y en ausencia de sus hijos les brindaba todos sus cuidados. Algún tiempo después, los huevos llegaron a eclosionar, y aparecieron tres criaturas: dos niños idénticos y una niña. La abuela los crió con amor a espaldas de sus hijos. Les enseñó a fabricar y a utilizar sus pequeñas cerbatanas y, a medida que crecían, ella les indicaba los parajes donde anidaban las aves, donde se guarnecían los monos […] Todo lo que es preciso conocer para sobrevivir en la selva. De manera que los tres niños empezaron a volverse expertos en el arte de orientarse y cazar las más codiciadas presas. Un día que regresaban de una partida de caza, la abuela dijo a los pequeños: “¡Hijitos, ¡vengan a sacarme de encima estos bichos que me molestan!” Usualmente los chicos cumplían con gusto esta tarea, disparando sobre el cuerpo de su abuela pequeños dardos con sus diminutas cerbatanas. Anteriormente habían visto cómo su padre adoptivo envenenaba con curare la punta de las fleechas para matar a sus presas; ese día, pues, ellos hicieron lo mismo, y mientras Madre Jaguar dormitaba, la flecharon, hiriéndola de muerte. Mientras agonizaba, un enorme caldero rebosante de agua se calentaba sobre el fogón. Los niños descuartizaron a la abuela Jaguar y pusieron a hervir los pedazos, dejando de lado su sexo, que dejaron con un dardo sobre el tronco de un árbol. […] Luego, los niños se transformaron en pájaros, y temiendo las represalias se escondieron entre el espeso follaje de los árboles con el fin de escapar de la ferocidad de la familia Jaguar. Cuando los hijos regresaron de sus correrías, el caldero hervía a fuego lento, dejando escapar un olor a cocina: “¡Madre! ¿Madre, dónde estás?”, gritaron. Fue entonces que el sexo materno se puso a golpear el tronco en que estaba clavado. Las fieras hambrientas, atraídas por el aroma, y pensando que su madre estaba ocupada en cortar leña se dedicaron a devorar el contenido del caldero. Los pájaros surgieron sobre sus cabezas, piando en son de burla: “‘Kio, kio, kio, se están comiendo a su madre, ‘Kio, kio, kio’, ¡se están comiendo a su madre!”

 

“¡Esos malditos niños nos han hecho caer en su trampa!, rugieron las eras cuando vieron aparecer el cráneo de su madre en el caldero semivacío. ¡Esos malditos niños!” Y se lanzaron a perseguir a esos pájaros de mal agüero. Sin embargo, ni sus cerbatanas ni sus echas pudieron alcanzarlos, tan ágiles eran para esquivar los proyectiles. Más tarde los tres niños recobraron su apariencia humana, pero los jaguares no cesaban de buscarlos. Días después, uno de los felinos les dio alcance, pero sin reconocerlos. Estaban sentados en el suelo con las piernas abiertas y una piedra en cada mano. “¿Qué hacen?, ¿A qué están jugando?”, les preguntó Jaguar. “Tratamos de atrapar nuestro pene entre estas dos piedras, le respondieron. ¡Pero no es fácil!” “Déjenme probar a mí”, dijo Jaguar, feliz de mostrar sus habilidades, mientras los niños se reían socarronamente de la farsa. De un solo y violento golpe Jaguar se trituró el pene, y murió dando alaridos de dolor. Pero los niños no se entretuvieron más. Sabían que los hermanos jaguares les seguían los pasos, y se alejaron cada día más del cubil de las eras. A lo largo de sus desplazamientos construían trampas destinadas a sus perseguidores, excavando profundos huecos que camuaban con ramajes. Apareció un segundo jaguar, que sin reconocerlos, al igual que el primero, se acercó a preguntarles: “¿No habrán visto pasar a unos niños huyendo?” “No, no”, respondieron los pequeños, “no hemos visto a nadie. Estamos demasiado ocupados en jugar.” “¿Y a qué están jugando?”, preguntó Jaguar. “A saltar, a ver quién puede saltar lo más lejos posible”, respondieron. 

 

 

“Yo también quiero probar”, dijo Jaguar, deseoso de provocar admiración por la amplitud y exibilidad de sus prodigiosos saltos. Fue entonces que los dos chicos lo atrajeron hacia la trampa más profunda, y allí se precipitó Jaguar, que se vio prisionero, y le tocó el turno de morir. Los tres niños reanudaron su marcha, satisfechos. Por el camino, en la ribera del río, Tapir, un anciano, construía una canoa bajo la sombra de un guayabo. Sedientos, los niños se treparon al árbol, y mientras recogían las frutas, Tapir les gritó: “Alcáncenme algunas guayabas; yo también tengo sed, y mucho calor.” Tú sabes que el tapir goza comiendo esas frutas; pero los jóvenes se burlaron de él, y sin ningún respeto le arrojaron frutos verdes y trozos de corteza. El viejo se puso a refunfuñar, pues siempre había tenido un cuidado especial con ese árbol. Y como era algo brujo, transformó el guayabo en una lupuna que creció hasta tornarse en el árbol más inmenso y majestuoso de los alrededores. Al verse en las alturas, entre ramas y hojas, los tres niños no sabían qué hacer para bajar de ahí. Entonces, durante seis días los tres meditaron juntos en la manera más práctica de alcanzar nuevamente la tierra. Finalmente, el hermano mayor, y el más astuto de los tres encontró la solución: “Vamos a cambiar de apariencia, dijo a sus compañeros. Tomemos la forma de hormigas. Yo me transformaré en Puca-curo (Je). “ “Y yo seré isula (Bona)”, respondió el segundo. “Yo quiero ser tijereta (Mawis)”, dijo la niña. “Convertida en una tijereta te vas a cansar antes de llegar al suelo, ¿por qué no escoges transformarte en hormiga (Onan)?”, le aconsejó su hermano mayor. “¡No, no y no! ¡Quiero ser una tijereta y de ninguna manera hormiga!”, insistió la chiquilla. Y los tres se convirtieron en lo que habían elegido. 

 

 

En ese preciso instante, el mayor de los hermanos se instaló en una hoja y empezó a mordisquear con ahínco el tallo que la unía a la rama, hasta desprenderla y bajar dando vueltas al compás del aire hasta alcanzar el suelo. Mientras tanto, menos astutos, su hermano y su hermana caminaban lentamente a lo largo del tronco de la lupuna. Cuando por n tocaron tierra, el menor se sentía cansadísimo; pero la niña, Pera, yacía semidifunta al pie del árbol. “Te lo había advertido”, le dijo su hermano, me hubieras hecho caso. Y ahora, “¿cómo vamos a hacer para encontrar a Tapir?, ¡tenemos que vengarnos por las molestias que nos ha ocasionado!” Pero Tapir se había largado. Entonces, el mayor de los hermanos se puso a observar el suelo para tratar de rastrear los pasos del anciano. Ha pasado por acá, ya localicé su pista, exclamó el chiquillo; y avanzando lentamente, proseguía su búsqueda con mucha atención. Así, pues, avanzaba el niño, y ante cada una de las señales dejadas, cada planta aplastada, cada pedazo de excremento descubierto, podía decir en qué momento había pasado por ahí Tapir: hace tres días, hace dos días, ¡hace una hora! Por n, encontró rastros nítidos de un trajinar pesado, grandes huellas de patas, y un pedazo de excremento, tres evidencias que señalaban el paso reciente de Tapir: “Debe estar apenas a unos veinte metros”, susurró a sus hermanos. “Acerquémonos en silencio”. Dieron los últimos pasos y contemplaron a Tapir, que apaciblemente acostado hacía la siesta al pie de una mata de achiote. “Shhh. No hay que despertarlo. Pensemos juntos en lo que vamos a hacer”. Entonces, el mayor decidió volver a tomar la forma de Puca-curo (Je) y pidió a su hermano menor que se convirtiera en isula (Bona), como antes. “¿Y yo, y yo?”, se lamentaba la pequeña Pera, “¿qué debo hacer?”

 

“Transfórmate también”, le dijo con impaciencia su hermano, “puedes volver a ser tijereta. Pero, sobre todo, no hagas nada. ¡Déjanos trabajar!” Los tres se acercaron para trepar sobre Tapir. Cada uno de los niños sabía muy bien lo que debía hacer una vez que estuvieran encima del anciano dormido: picar y morder con aplicación, como es debido. Pero, ay, la niña volvió a desobedecer, y tratando de emular a su hermano picó por descuido, antes de tiempo, a Tapir en el trasero. Despertado brutalmente, este partió a la carrera […] Afortunadamente, los muchachos ya se encontraban instalados sobre el lomo y mientras la isula le clavaba su terrible aguijón, Puca-curo, la ponzoñosa hormiguita, se abría paso a través de su ano. Caminó y caminó hasta llegar al corazón, y lo cercenó cuidadosamente. ¡Lo mismo, hizo lo mismo! Tal y como había hecho con la hoja, la hormiga le cortó el corazón. Herido de muerte, Tapir se desplomó pesadamente. “Traten de sacarme de aquí, rápido”, gritó Puca-curo a sus hermanos desde el interior de Tapir, “me estoy muriendo de calor acá adentro”. Los otros dos pusieron manos a la obra, y cuando el mayor fue rescatado acordaron eviscerar a su enemigo, hacerlo pedazos cocinarlo y comérselo […] “Y ahora, ¿qué vamos a hacer?, ¿cómo vamos a encontrar a nuestro padre?, ¿dónde está?”, preguntó Pera. “Por allá”, replicó el mayor señalando al cielo. “Está todavía lejos. Para llegar a él aún nos falta recorrer un extenso camino. En primer lugar, debemos encontrar la manera de atravesar esta inmensa laguna.” “¿Y cómo vamos a lograrlo, cómo vamos a lograrlo?, se lamentaba la hermanita.” “Vamos a preguntarle al Gran Caimán Negro (Kapé), si acepta ayudarnos a pasar a la otra orilla,” replicó el hermano mayor.

 

El abuelo aceptó de buena gana recibirlos sobre su lomo y trasladarlos hasta la otra playa. Pero por el camino, súbitamente atacado de cólico, el viejo se puso a tirarse pedos, tan frecuentes, tronadores y hediondos que los tres aterrorizados niños temían ser precipitados a la oscuridad de las aguas en cada sacudida. “Transformémonos, gritó el mayor. Para terminar de atravesar el lago volvámonos pájaros. ¡Yo seré el colibrí (pino)!” “Yo también, yo también seré colibrí”, respondió el hermano menor. Y en el acto los dos niños se transformaron y salieron volando. Cuando vio partir a sus hermanos, Pera se dijo: “Yo no quiero ser colibrí, voy a ser panguana (koma)”. Y transformándose también, se echó a volar para darles alcance. Entretanto, los dos muchachos habían llegado a su destino y la esperaban con impaciencia en la playa. Pero su hermana se encontraba aún lejos de la orilla, y ya estaba agotada. Tanto, que cayó en picada a las aguas del lago, donde el Gran Caimán, feliz de su buena suerte, la agarró por una pierna con sus enormes fauces y se la tragó de un solo bocado. “¿Qué hacer ahora para recuperar a nuestra hermana?”, se preguntaron los dos niños, entre confundidos y furiosos. “¿Y si pidiéramos ayuda al Perezoso (Ponsen)?” Perezoso les prestó primero una tinaja gigantesca, a n de llenarla con las aguas del lago y vaciarlo, pero eso no fue suciente. Probaron entonces hacerlo con su lanza. Perezoso la clavó profundamente en el lecho, y progresivamente el forado absorbía en abundancia toda el agua. Así desecaron el lago y enseguida se pusieron a buscar a la pequeña Pera, llamándola: “Pera, Pera” […] “Jo”, respondió su hermana desde el vientre del Caimán, quien dormitaba entre el fango, ahíto. Era preciso actuar con celeridad, porque el lago había sido desaguado sólo por breves momentos. Se dieron, pues, prisa en capturar al Gran Caimán. Lo mataron y destazaron rápidamente, y juntaron las diversas partes del cuerpo de su hermana que encontraron en el vientre del lagarto. Pero no pudieron encontrar la pierna […] y como no se podían demorar más, porque las aguas del lago empezaban a subir, se tuvo que renunciar a encontrar la pierna de Pera, y así fue como esta se vio con una sola pierna.

 

El viaje continuó. Los tres niños llegaron nalmente a un lugar donde la caña brava (tawa) crece con profusión. Cortaron muchísimas, hasta terminar por completo con los cañaverales. Luego, apuntando al cielo con sus cerbatanas, empezaron a soltar sus echas. Las disparaban una tras otra, de manera que cada una de ellas se clavaba sucesivamente en la base de la anterior, y trazaba una especie de senda transitable. Cuando terminaron su faena, pidieron ayuda a todos los animales capaces de hacer huecos, la lagartija, las termitas, el tatú. Llamaron a todos los que saben excavar. Es así como, siguiendo la línea trazada por las echas, fue abierto hasta el nal, el camino que llevaba al cielo. 22 Allá arriba subieron el tatú , el jaguar, el venado, el escorpión. Todas las especies de animales que viven en la selva tomaron el mismo camino. Se dice incluso que, por la prisa que llevaban, algunas mujeres olvidaron sus canastas en el suelo, y que estas se convirtieron en tatús. Fue así como los tres niños terminaron por reunirse con su padre, Luna. Se dice que los niños se volvieron estrellas: Wishti ani, es la gran estrella del alba, y la otra Wishmabo. Eso en cuanto a los niños. Pera, la obstinada, es Kishioma, la que solo tiene una pierna. Los Gemelos, Pera, la balsa, la mandíbula del lagarto, el tatú, el jaguar, el venado, todos ellos y muchos otros eran antiguamente otra suerte de cosas y de gentes que poblaban nuestra tierra. Convertidos en estrellas, constituyeron desde entonces el pueblo de la ‘Gente de Arriba’. Eso es. Se dice que todo aquello fue obra de los hijos de Luna. Y eso es todo lo que sé. Lo que a mí me han contado, yo lo he vuelto a contar.

 

 

https://www.youtube.com/shorts/btgcD0_hyg8

 

Debemos hacer esto ? Para que sirve ? Si no sirve, nos siver de algo ? Tocar lo inservible con nuestras mentes sirve o tiene propósito ? sólo vale lo que tiene utilidad ? ... Si medito a conciencia para descartar todo lo que no soy, el conciente ( este, yo ) lo hace con un proposito o es para librarse de todo propósito ? ... Oriente nos dió la Biblia ( sentir, amor, humildad ) y occidente la filosofía( logos, deduccion, asombro ), ninguna da muestras de haber muerto o es que aun estamos aletargados sin percatarnos de sendos funerales ?

Emanuel

Sin percartarnos de sendos funerales: una conciencia se abstrae determinandose en su propia abstracción la otra se da cuenta que la abstracción es una ilusión pero en Kant la abstracción primera el alma se hace conciencia de sí misma se hace de verdad razón y esa razón en Hegel se hace espíritu pero esto es el paso de la abstracción a la experiencia para una nueva abstracción que integre la experiencia pero seguimos en nuestra ilusión abstracta en cambio en la cultura oriental que da cuenta del no en si, acontezco dentro de mí  y me reafirmo en la nada , no hay objetos ni objetivos ni propositos ni sujetos , ni alma , ni individuo todo esta integrado en un fluir y en ese fluir somos pero realmente ¿fluimos? ¿Realmente hemos dejado de tener propósitos, objetivos? ¿No estaremos manipulando este fluir? Y entonces para responder hace falta saltar al otro lado del espejo y abstraernos y entonces el flujo se revela como una abstracción que no se determina que fluye en tanto el trauma no desintegre la transferencia para reparar esta desintegración tengo que recrear la transferencia y reiniciar el reflujo, entonces la abstracción occidental se integra con la abstracción oriental uns esconde a la otra , si la abstracción oriental nos dice yo soy el flujo la no mente, la no acción , la no idolatría; occidente cuestiona y ve un sujeto que siempre abstrae, si occidente dice yo abstraigo soy el sujeto pensante oriente devela el fluido que lo sostiene, ambos postulan un más allá del sistema del lenguaje y su abstracción en uno una conciencia eterna que se contempla en su amor el otro una nada absoluta donde todo está  en permanente flujo pero al comunicarse ambos son sistemas al entrar en comunión con ellos en ambos los sistemas desaparecen.

 

Pero el problema de una conciencia que abstrae va a la experiencia y la vuelve a abstraer  y una voluntad consciente que se afirma en la  nada de su propia abstracción creyendo haber superado toda representación en  su fluir es para mí  el problema fundamental espiritual entendiendo lo espiritual como la base de toda la cultura donde la conciencia realiza su transferencia saliendo de la cueva por arriba  o adentrándose en ella disolviéndola.

Por lo mismo te invito a leer este capítulo de Jung donde  analiza el Zaratustra de Nietzsche, preguntándose sobre si el sí mismo debe salir del mundo o adentrarse en el:     

 

 

Dr. Jung: Tenemos una pregunta del señor Allemann: «En el último seminario usted dijo que, de acuerdo con la psicología analítica, Jesús se equivocó al no saltar cuando el tentador le puso sobre el pináculo del templo y, de ese modo, al no entrar en contacto con la tierra. ¿Acaso esa opinión tiene en cuenta el hecho de que Jesús rechazó de manera deliberada y consciente ‘este mundo’ y dijo que ‘su reino no era de este mundo’? ¿Habría abandonado su propio camino si hubiera aceptado la sugerencia del tentador? ¿No hubiera sido esto también una equivocación desde el punto de vista de la psicología analítica?». En realidad, todo depende del aspecto de Jesús que comentemos. Ese es el problema. Todos sabemos que Jesús es una figura simbólica que no podemos evitar confundir con la psicología propia de uno. Si lo consideramos una figura histórica, no hubiera podido actuar de manera diferente. Debía ser él mismo, de ahí que rechazara el mundo y la carne. Hubiera sido un error tirarse del pináculo del templo. Hubiera sido una tontería porque es evidente que quien es tentado por el diablo a hacer algo así será aplastado: el diablo solo hace promesas para destruirnos. Pero si hablamos de Jesús como una figura simbólica, como un dios o un símbolo de verdadera importancia, la situación es diferente porque el diablo es parte del juego y el mundo no puede quedar excluido. Sabemos que no se trata de excluir el mundo, lo que por otra parte no es posible. Incluso las personas que predican la exclusión del mundo, la supresión de la carne y cosas por el estilo no son capaces de hacerlo. Es una mentira, una ilusión. Esa clase de solución no funciona; ya no creemos en ella. Por eso la idea o figura de un salvador debe hacer referencia a algo o alguien que está familiarizado con la vida de la tierra y acepta la vida de la tierra. Un joven que aún no ha vivido y experimentado el mundo, que ni siquiera se ha casado o ejercido una profesión, no puede ser un modelo de cómo vivir. Si todos los hombres tuvieran que imitar a Cristo deambulando y hablando con sensatez y sin hacer nada, buscando a veces un burro en alguna parte para dar un paseo, no funcionaría. Hoy esa clase de gente termina en el manicomio. Es imposible que una figura así sea un modelo o una solución o respuesta. Enseguida llegaremos a un pasaje en el que Nietzsche afirma que Jesús murió demasiado pronto, cuando todavía era un hombre joven sin experiencia de la vida. Por tanto, para nosotros es un símbolo. Y, en la medida en que se supone que Jesús es la llave, la auténtica clavis hermetica, con la que se abren las puertas de los grandes problemas y secretos, el mundo y el diablo no pueden quedar excluidos. Nada puede quedar excluido. Entonces debemos preguntar al símbolo Jesús: «Ahora bien, ¿no sería mejor si nos tiráramos, si examináramos una vez la tierra y descubriéramos lo que el diablo pretende al desempeñar un papel tan divertido? ¿No hay algo demasiado razonable en lo que propone? ¿Tal vez deberíamos estar más cerca de la tierra y menos en el aire?». Evidentemente, no se trata ahora del Jesús histórico. Hablar con Jesús de ese modo significaría que seguramente ya no somos cristianos, sino filósofos que discuten con Cristo. En el momento en que Cristo se convierte en un símbolo real, soy un filósofo y el cristianismo ha tocado a su fin. En el cristianismo, Cristo es una entidad con sustancia, sobre todo una figura histórica, y luego una figura dogmática. Es una tercera parte de Dios y no puede decirse nada sobre él. Sra. Sigg: No sé si podemos estar demasiado seguros de que lo que el evangelista relata sea cierto. Podrían haber omitido algo de la vida real de Cristo. Dr. Jung: ¿Y cómo podemos juzgarlo? No sabemos si el relato es fiable porque no podemos comprobarlo. La única fuente que existe es el relato evangélico y no tenemos un medio de comparación, por lo que no podemos decir si es históricamente satisfactorio o no. Sra. Sigg: No podemos saber con seguridad si no examinó la tierra de algún modo. Queda espacio para un poco de esperanza. Dr. Jung: No sabemos nada, aunque su doctrina no indica eso. Lo único que sabemos es que ha sido bautizado por Juan y nada más, excepto la escena en el templo cuando era un muchacho. Sr. Allemann: ¿No es curioso que los fundadores de las dos grandes religiones rechazaran el mundo? Buda hizo lo mismo. Dr. Jung: En efecto. Es asombroso, pero Buda no lo rechaza en la misma medida. Lo acepta más al reconocer la necesidad de un desarrollo prolongado. La actitud cristiana es mucho más resentida. Niega el mundo como pecaminoso, mientras que la actitud budista lo es menos. Por supuesto, la actitud final de Buda es negativa, aunque se conforma en mayor medida al mundo al aceptarlo como una ilusión. Srta. Wolf : La vida de Buda empezó cuando la de Cristo terminó. Tenía treinta años y había estado en el mundo. Se había casado y había tenido incluso un hijo y su doctrina consistía en que el hombre debe vivir primero y solo en la segunda mitad de la vida le está permitido «retirarse». Sra. Crowley: ¿Podemos afirmar desde el punto de vista psicológico que la idea del eremita, la idea de permanecer aislado o negar el mundo, es proyectada para hallar el mundo en el interior, esto es, como individuación? ¿No es ese el auténtico propósito interior de rechazar el mundo? Dr. Jung: Pero es evidente en el budismo, no en el cristianismo. Sra. Crowley: Quiero decir desde el ángulo de Cristo y no como el cristianismo enseñaría más tarde. En su propia actitud rechazaba el mundo tal como era entonces. Rechazaba la realidad literal. Dr. Jung: Si se refiere al Jesús histórico, es cierto. Sra. Crowley: Sí, pues hablamos del Buda histórico. Dr. Jung: Pero la vida de Buda es mucho más histórica, y no un drama. Buda vivió una vida humana. No culminó a los treinta y tres años, sino que vivió hasta ser un anciano. Lo que sin duda supone una diferencia. Prof. Fierz: En la primera parte del Evangelio, Jesús espera al Mesías sin saber si él es el Mesías. Cuando los discípulos le preguntan, les prohíbe hacer esa pregunta y les manda a proclamar la venida del Mesías. Pero no viene y parece como si Jesús hubiera cambiado de opinión y decidido no esperar a un rey de este mundo sino de otro mundo. Se produce un cambio en su enseñanza. Cuando no sucede nada, vuelve en sí. Es posible que el último evangelio sea el resultado de la decepción, una desilusión. Se derrumba y muere. Creo que hay mucho que decir al respecto, excepto en san Juan. Dr. Jung: Hay varios lugares en el Evangelio donde podemos ver la decepción, pero los evangelios sinópticos contienen en buena parte la verdad histórica sobre Jesús, mientras que el evangelio de san Juan es completamente filosófico. Ahí Jesús es un símbolo. Obviamente, lo que obtenemos es un retrato completamente diferente de Cristo, que ahí realmente es Dios, no humano.

Ahora continuemos con el próximo capítulo, «Del hijo y del matrimonio». En este capítulo encontramos la historia de la serpiente que mordió a Zaratustra. Seguramente recordarán que ese rencontre entre Zaratustra y la serpiente significa que Zaratustra, siendo más o menos el Logos, solo un pensamiento, se había unido a la serpiente; o que la serpiente, que representa los centros nerviosos inferiores, el mundo instintivo, se había unido a él. La serpiente representa el cuerpo y con él aparece un elemento de instintividad. Naturalmente, Zaratustra resulta idéntico a Nietzsche, no se diferencia nunca con exactitud, de modo que cada figura en Así habló Zaratustra es en cierto sentido Nietzsche. No hay discriminación psicológica: no es una obra analítica. Zaratustra es una creación inconsciente de la que Nietzsche es tanto la víctima como el autor. Por ello, cuando la serpiente muerde a Zaratustra, Nietzsche es mordido. Para Zaratustra, no resulta peligroso porque él también es la serpiente, pero Nietzsche es humano y, supuestamente, es envenenado. Podemos estar seguros de que lo que la serpiente saca de las profundidades de su mundo oscuro son cosas de este mundo. Así que no resulta sorprendente que el capítulo siguiente esté relacionado con un problema que debe haberle resultado muy cercano a Nietzsche, aunque no a Zaratustra. ¿Por qué Zaratustra debería hablar sobre el hijo y el matrimonio? No contrae matrimonio y no tiene ninguna relación con niños. Más bien es el problema de Nietzsche, un problema muy negativo. En el caso de Nietzsche hay siempre problemas. Que la serpiente aparezca para morder a Zaratustra significa que Nietzsche se acuerda de la cuestión de su posible matrimonio, una posible familia, etc. Así empieza el capítulo: Tengo una pregunta únicamente para ti, hermano mío:… Es como si la serpiente le hablara a Nietzsche. lanzo esta pregunta como una sonda en tu alma, para saber cómo de profunda es. Eres joven y quieres para ti hijo y matrimonio. Pero yo te pregunto: ¿eres un hombre al que le esté permitido desear un hijo? Ya saben que estaba infectado, lo que suponía un gran problema para él. Su relación con las mujeres era, además, escasa. No sabía cómo acercarse a ellas. Se mostraba terriblemente torpe e imprudente cuando se trataba de mujeres. ¿Eres tú el victorioso, el que se domina a sí mismo, el soberano de los sentidos, el señor de tus virtudes? Así te pregunto.

 

¿O a través de tu deseo hablan el animal y la necesidad? ¿O la soledad? ¿O la discordia contigo mismo? Es un examen. La serpiente le pone a prueba para que conozca los posibles motivos a favor o en contra. Yo quiero que tu victoria y tu libertad anhelen un hijo. Debes construir monumentos vivientes a tu victoria y a tu liberación. Debes construir más allá de ti mismo. Pero primero has de construirte a ti mismo, cuadrado en cuerpo y alma. ¡No solo debes enraizarte, sino también crecer hacia arriba! ¡Que para ello te sirva el jardín del matrimonio! Vemos la peculiar psicología de soltero de Nietzsche, así como su intento por convertir el difícil y espinoso problema del matrimonio en algo más aceptable para él mismo, por ejemplo, contaminándolo con la filosofía. Así que lo embellece. Es capaz de aceptar la filosofía, pero si el matrimonio pudiera estar vinculado a ella y albergar un propósito filosófico y constituir una técnica o un modo de crear un cuerpo más elevado, entonces también sería capaz de aceptarlo. Debes crear un cuerpo más elevado, un primer movimiento, una rueda que se mueve por sí misma, — debes crear un creador. Entonces el matrimonio parecería prometedor. De lo contrario, no puede alcanzarse. Matrimonio: así llamo yo a la voluntad de crear, a partir de dos, uno que sea más que quienes lo crearon. Podemos considerarlo con esa definición. Yo llamo matrimonio a la reverencia recíproca de quienes quieren con esa misma voluntad. Que ese sea el sentido y la verdad de tu matrimonio. Pero eso que los demasiados llaman matrimonio, esos superfluos, — ay, ¿cómo llamo yo a eso? ¡Ay, esa pobreza de las almas en pareja! ¡Ay, esa suciedad de las almas en pareja! ¡Ay, ese lamentable deleite en pareja! A todo eso lo llaman matrimonio; y dicen que sus matrimonios han sido contraídos en el cielo. Ya ven que para hacer algo del matrimonio no solo debemos asumir que [los matrimonios] han sido contraídos en el cielo, sino que debemos considerarlo un asunto filosófico. Hay que decir algo a favor del matrimonio para poder  abordarlo. Ahora bien, su idea es que el matrimonio debe proporcionar un cuerpo más elevado, el nacimiento de un primer movimiento. ¿A qué se refiere esa rueda que se mueve por sí misma espontáneamente? Sra. Crowley: Diría que se refería al sí-mismo. Dr. Jung: Así es. Lo que quiere decir con «matrimonio» es que los dos se juntan y crean un superhombre, tal vez, en la forma de un hijo. No obstante, en realidad no lo hará porque el resultado podría ser un hijo demasiado corriente para comenzar, y la empresa del superhombre llegaría mucho después, si es que llegaba. Ni siquiera Nietzsche pudo imaginarse que, si se hubiera casado con Lou Salomé, habrían creado juntos algo más que un niño corriente y tal vez un poco más patológico que otros. Sra. Sigg: La verdad es que, mientras que Nietzsche escribía ese capítulo, su hermana se esforzaba por deteriorar la imagen de Lou Salomé. Y escribe: «Mi hermana trata a Lou como un gusano venenoso». Le hizo una proposición de matrimonio a Lou, pero era una oferta demasiado pobre, y después de un tiempo empezó a sospechar que la salud de ella no resultaba demasiado satisfactoria. Dr. Jung: Yo la conocí y puedo confirmar que estaba perfectamente sana y fuerte. Sra. Sigg: Pero no tuvo hijos más adelante. Nietzsche dijo: «Creo que la señorita Lou no vivirá muchos años» 1. Dr. Jung: Él no habría vivido. Él se habría rendido. Como es obvio, Nietzsche relaciona con el matrimonio una idea filosófica de la individuación que no tiene ninguna relación con él. Probablemente, al no sacarse esa idea de su cabeza, no pudo seguir. Habría sido un tremendo error porque no hubiera recibido la aprobación del hombre biológico ordinario. La verdad es que dudaba de si su idea era sólida. De hecho, proyecta la otra posibilidad en todos los «demasiados» que también se casan y, por cierto, como animales. Por supuesto, no llegaría a hacerlo, pero la sospecha de que el matrimonio puede ser algo que también lleva a cabo la gente ordinaria acecha en alguna parte. Desprecia sus matrimonios y trata de defenderse contra ese fracaso del ideal. Pero si se hubiera casado, habría sido en gran medida lo mismo, cosa que habría descubierto enseguida. Habría descubierto también que en realidad despreciaba el matrimonio. Pero no es así. Pues bien, ¡no me gusta ese cielo de los superfluos! No, no me gusta ese nido celestial de animales  sinuosos. ¡Que también permanezca lejos ese Dios que viene cojeando para bendecir algo que él nunca unió! ¡No os riais de semejantes matrimonios! ¡Mejor que no! ¿Qué hijo no tendría motivos para llorar por sus padres? Digno me pareció ese hombre y maduro para el sentido de la tierra: pero cuando vi a su mujer, la tierra me pareció una casa de locos. Sí, yo quisiera que la tierra temblase en convulsiones cuando un santo y una gansa se aparean. Es exactamente lo que hacen y está bien. Se trata de la profunda sabiduría de la naturaleza por la cual, donde hay un santo, hay también una gansa que lo espera y seguramente se aparean. Es la necesaria ley de la compensación: lo de arriba debe bajar y lo de abajo debe subir. Así que ese maravilloso santo, o lo que fuera, tenía un ánima que era una gansa. Este se marchó como un héroe en busca de verdades y finalmente trajo como botín una pequeña mentira engalanada. Y lo llamó su matrimonio. En los ditirambos dionisiacos al final de Zaratustra hay uno muy interesante sobre Dudu y Zuleika que aparentemente no eran más que pequeñas mentiras engalanadas 2. Otro era esquivo en el trato y seleccionaba con mucho cuidado. Pero su compañía se echó a perder de una sola vez: matrimonio lo llama. Otro buscaba una criada con las virtudes de un ángel. Pero de una vez él se convirtió en la criada de una mujer y ahora sería necesario que, además, se convirtiera en ángel. Todos los compradores me parecieron cautos y todos tienen ojos astutos. Pero incluso el más astuto se compra su mujer a ciegas. Así debe ser. Es algo muy sabio porque, si una mujer pudiera ver lo que es un hombre, y un hombre pudiera ver lo que es una mujer, no se casarían nunca o solo lo harían con las restricciones más extremas. Apenas tendríamos contacto con otros seres humanos si nos conociéramos mejor a nosotros o si los conociéramos mejor a ellos. Muchas cortas tonterías — esto es para vosotros el amor. Y vuestro matrimonio termina muchas cortas tonterías con una larga estupidez. O, como en el caso de Nietzsche, con la ausencia de toda relación. 

 

Vuestro amor por la mujer y el amor de la mujer por el hombre: ¡ay, ojalá fuera compasión por dioses sufrientes y escondidos! Parece demasiado profundo. Muchos han especulado sobre lo que podrían ser los dioses sufrientes y escondidos. ¿Qué creen ustedes? ¿Quiénes son? Sra. Jung: Los sí-mismos de la gente. Dr. Jung: Efectivamente. Los dioses en ellos, los sí-mismos en ellos, son los dioses sufrientes y escondidos. Nietzsche une esos problemas al problema práctico de la vida, el matrimonio. Si implica una filosofía, o tiene lugar otra mezcla poco práctica, el problema se vuelve casi imposible y es que no podemos abordar un gran problema yendo al Standesamt [registro], en cuyo libro firmamos que estamos casados con el propósito, por ejemplo, de redimir a los dioses sufrientes y escondidos. Somos el señor y la señora Tal y Tal y, si decimos a la gente que somos dioses sufrientes y escondidos, nos mandarán al manicomio. Si confundimos esas dos cosas, la vida humana ordinaria no puede manejarse en la práctica. Considerando que mucha gente lo confunde con un problema filosófico, un simple tema como el matrimonio resulta incómodo. Suponen por naturaleza que se casarán con tal hombre o tal mujer con la que escalarán el cielo, pero con esa idea no se casarán nunca o, si no, cometerán un terrible error. Sin embargo, la idea de que el matrimonio existe para mejorar mutuamente es peor: así se convierte en una especie de aula donde uno es educado. O cualquier otro ideal. No tenemos por qué hacerlo. El matrimonio es algo muy diferente. Es una proposición demasiado práctica y solemne que hemos de contemplar con solemnidad y cuidado. Entonces, no debemos temer a los animales, algo que Nietzsche excluye cuidadosamente. En el primer caso, a pesar de lo que los idealistas dicen sobre él, el matrimonio sería algo que los animales también llevan a cabo. Hace falta un gran esfuerzo y sufrimiento para que se den cuenta de que hay algo más allá de él. Cuanto más exalte la gente el matrimonio, menos se casará. Así procurarán no perturbar la armonía de su conversación. Pero casi siempre dos animales se adivinan mutuamente. Lo que no está tan mal. Pero incluso vuestro mejor amor es solo un símbolo extático y un anhelo dolorido. Es una antorcha que ha de iluminaros caminos más elevados. 

 

 

¡Algún día habréis de amar más allá de vosotros! ¡Así que aprended primero a amar! Y para ello tenéis que beber el cáliz amargo de vuestro amor. Hay amargura en el cáliz del mejor amor: ¡por eso produce nostalgia del superhombre, por eso te provoca sed a ti, creador! Sed del creador, flecha y nostalgia del superhombre: dime, hermano mío, ¿tal es tu voluntad de matrimonio? Santos son para mí semejante voluntad y semejante matrimonio. — Así habló Zaratustra. Lo triste es que semejante matrimonio no tiene lugar. Como se han dicho cosas tremendas, no podemos casarnos. Sin embargo, lo más triste es comparar el destino de Nietzsche con su maravillosa doctrina: la diferencia es demasiado grande. Ahora bien, el capítulo sobre el hijo y el matrimonio es un capítulo esperanzador, un gran esfuerzo por la vida y la continuación de la vida. Pero ahora llegamos a un capítulo que se titula «De la muerte libre». ¿Cómo se explican ese giro repentino? Después de un capítulo sobre el hijo y el matrimonio, ¿por qué terminar en un capítulo sobre la muerte libre? Sra. Stutz: A veces resulta más fácil morir que vivir nuestra vida. Dr. Jung: ¿En qué condiciones considera la muerte más fácil que la vida? Sra. Stutz: Cuando no podemos comprometernos con los deberes de la vida. Srta. Hannah: Prefiere morir que perder sus elevadas ilusiones. Si hubiera intentado vivir, las habría aplastado. Dr. Jung: Entonces imaginen que conocen a alguien que pronuncia un gran discurso sobre el aspecto idealista del matrimonio y los hijos y de repente comienza a hablar sobre el suicidio. ¿Qué pensarían? Sra. Crowley: Que no estaba convencido. Dr. Jung: Que no estaba convencido de su propio mensaje, que algo debía ir mal. De ahí que se haya confesado de ese modo. Tiene ideas maravillosas sobre el matrimonio y su significado, meta, etc., pero está tan seguro de que no pueden realizarse que prefiere morir. Ya ven que lo primero es una exageración y lo otro también. Convierte el matrimonio en algo tan raro y maravilloso que no puede ocurrir, por lo que decide que, si un matrimonio tan maravilloso no es posible, debe escoger la muerte. Se trata de la enantiodromia por la que llega a ese capítulo. Sra. Crowley: ¿Podría ser que en el capítulo anterior, «Del hijo y del matrimonio», Zaratustra fuera el que predicaba, y que se refiriera no solo a un  matrimonio psíquico, sino al matrimonio simbólico de la alquimia que emplea como un símbolo? Dr. Jung: Exacto. Se identifica con el punto de vista de Zaratustra y algo así no puede controlarse. Sra. Sigg: Lo cierto es que entre los nueve hermanos y hermanas en la familia de Nietzsche cinco seguían solteros. Lo que significa algo. Dr. Jung: ¡Por supuesto! Sra. Jung: Creo que deberíamos considerar también un significado muy básico: que aconseja a la gente que sea más consciente y responsable acerca del matrimonio, que es en realidad lo que se predica ahora en Alemania: una mejora de la Rasse [raza]. Deben elegir con más cuidado y no se les permite casarse sin un certificado. Creo que en muchos otros lugares sería también interesante comprobar que las cosas han sucedido tal como dijo Nietzsche, aunque más objetivamente y no tan espiritualmente como lo predica. Dr. Jung: Con la diferencia de que en Alemania es una cuestión higiénica, mientras que con Nietzsche es más espiritual. Sra. Stutz: Creo que puede apreciarse bien en Goethe, que se casó con una mujer sencilla. Dr. Jung: Lo que era demasiado contradictorio y por eso el resultado no fue muy alentador. Srta. Wolf : ¡Como el santo y la gansa! Dr. Jung: Sí. Pero creo que pasaremos enseguida esos capítulos porque no resultan demasiado interesantes. Muchos mueren demasiado tarde y algunos mueren demasiado pronto. Aún suena extraña la doctrina que dice: «¡muere a su debido tiempo!». Muere a su debido tiempo: así predica Zaratustra. Sin duda, quien no vive a su debido tiempo, ¿cómo podría morir a su debido tiempo? ¡Ojalá nunca hubiera nacido! — Esto es lo que aconsejo a los superfluos. Pero también los superfluos hacen algo importante cuando mueren, e incluso la nuez más vacía quiere ser cascada. Todos piensan que morir es algo importante: pero la muerte no es aún una fiesta. Todavía no han aprendido los hombres cómo se santifican las fiestas más hermosas. Yo os muestro la muerte consumadora, que es para los vivos un aguijón y una promesa. El consumador muere su muerte victoriosamente, rodeado de seres esperanzados y prometedores. Así se debería aprender a morir; ¡y no debería haber una fiesta donde aquel que muere no santifique los juramentos de los vivos! Lo mejor es morir de este modo; pero lo segundo mejor es: morir en combate y derrochar así un  alma grande. Pero, igual que al combatiente, al victorioso le resulta detestable vuestra muerte ridícula, que se acerca como un ladrón — aunque llega como un señor. Yo os elogio mi muerte, la muerte libre que viene a mí porque yo quiero. ¿Qué impresión les produce esa doctrina? ¿Qué es lo llamativo en ella? Srta. Wolf : Es similar a la realización de un deseo. Es como si tuviera la intuición de que su propia muerte no es así, de que su muerte no llega cuando lo elige. Dr. Jung: Es como una superstición, o casi una convicción, de que era el único que moriría cuando quisiera, aunque en realidad era el único que no murió cuando quiso. En realidad murió antes que su cuerpo. Sra. Sigg: Siendo joven, Nietzsche creyó durante mucho tiempo que moriría de la misma enfermedad y a la misma edad que su padre. Creo que se encontraba muy enfermo a los treinta y seis años y estaba convencido de que iba a morir y de que padecería una enfermedad cerebral3. Dr. Jung: Por lo que hace que la muerte sea más complicada, igual que hizo antes con la vida: vincula o contamina la muerte, un fenómeno natural, con una filosofía. El flujo natural de los acontecimientos que es y debería ser la vida incluye la muerte; la muerte es también un fenómeno natural que fluye. Sin embargo, la transforma en una tarea, prácticamente una decisión. Afirma que va a morir cuando quiera, igual que va a casarse cuando lo crea mejor, sin tomarlo como un acontecimiento que sobreviene como la voluntad de Dios que no es su propia voluntad. Uno solo puede integrarse en el flujo de los acontecimientos cuando los acepta, no cuando los crea. He aquí de nuevo la identificación con el arquetipo. El arquetipo prescribe lo que debería ser y Nietzsche lo secunda. Su inflación crea su convicción, de modo que su idea es que nos casamos bajo tales y cuales condiciones y creamos tal y tal cosa a partir de ello, del mismo modo que elegimos la clase correcta de muerte en el momento correcto, la muerte que queremos y con el significado que queremos. Como ven, todo eso viola el flujo de los acontecimientos que no puede aceptar, de tal modo que incluso morir resulta incómodo y complicado. Las personas así ya no pueden morir por naturaleza. Es como si tuviéramos que tragar con cierta clase de solemnidad; no podríamos luego tragar en absoluto. Las funciones más simples se vuelven completamente imposibles si andamos sobre zancos: ni siquiera podemos morir. 

 

«¿Y cuándo querré?». Pero no hay elección. No puede preguntarse a sí mismo cuándo querrá o cuándo va a casarse. Prof. Fierz: Habla sobre su heredero, aunque no lo tuvo nunca. Dr. Jung: Sí. Dice: ¿Y cuándo querré? — Quien tiene una meta y un heredero, quiere su muerte a su debido tiempo para su meta y para su heredero. Y, por reverencia a la meta y al heredero, ya no colgará coronas marchitas en el santuario de la vida. En verdad, no quiero parecerme a los cordeleros: tensan sus cuerdas a lo largo y, al hacerlo, ellos mismos retroceden. Lo que resulta trágico si recordamos cómo murió. Algunos se hacen demasiado viejos para sus verdades y sus metas; una boca sin dientes ya no tiene el derecho a cualquier verdad. Y todo aquel que quiera alcanzar la gloria, tiene que despedirse a su tiempo de la honra y practicar el difícil arte de — irse a su debido tiempo. Hay que poner fin al dejarse comer cuando mejor sabor tiene uno: esto lo saben quienes quieren ser amados durante mucho tiempo. Sin duda hay manzanas ácidas, cuyo destino quiere esperar hasta el último día del otoño: entonces se vuelven, al mismo tiempo, maduras, amarillas y arrugadas. A otros lo primero que les envejece es el corazón, y a otros el espíritu. Y unos son ya ancianos en la juventud: pero una juventud tardía mantiene joven por mucho tiempo. A algunos la vida les sale mal: un gusano venenoso les devora el corazón. Así que ojalá quiera este ver que la muerte le conviene con más motivo. Algunos nunca se vuelven dulces, sino que ya en verano están podridos. Es la cobardía lo que los mantiene en su rama. Demasiados son los que viven y demasiado tiempo penden en sus ramas. ¡Ojalá venga una tormenta que sacuda del árbol a todos estos podridos y comidos por los gusanos! ¡Ojalá viniesen los predicadores de la muerte rápida! ¡Estos serían las verdaderas tormentas y los agitadores de los árboles de la vida! Pero solo escucho predicar la muerte lenta y la paciencia con todo lo «terrenal». Ay, ¿predicáis paciencia con lo terrenal? ¡Es lo terrenal lo que tiene demasiada paciencia con vosotros, hocicos viciosos! En verdad, demasiado pronto murió aquel hebreo a quien honran los predicadores de la muerte lenta: y para muchos es, desde entonces, una fatalidad que muriera demasiado pronto. Se trata del pasaje que comentaba antes: El hebreo Jesús solo pudo conocer las lágrimas y la melancolía de los hebreos, junto con el odio de los buenos y los justos: así es como le vino la nostalgia de la muerte. ¡Ojalá hubiera permanecido en el desierto, lejos de los buenos y los justos! ¡Quizá entonces hubiera aprendido a vivir, y a amar la tierra — y a reír también! 

 

¡Creedme, hermanos míos! Murió demasiado pronto; ¡él mismo se hubiera retractado de su propia doctrina si hubiese alcanzado mi edad! ¡Era lo bastante noble como para retractarse! Hay un famoso libro de George Moore, El arroyo Kerith, en el que Cristo sigue vivo4. Se trata de un libro sumamente flojo —prácticamente nos desesperamos antes de encontrar algo sustancial—, pero contiene una idea sólida. Narra que José de Arimatea bajó a Cristo de la cruz y lo metió en la tumba, y que algunos de los discípulos abrieron la tumba y descubrieron que Cristo seguía vivo. Así que lo llevaron de vuelta donde José, donde se recuperó y volvió a ser un pastor como antes: pastoreaba el rebaño de José. Luego apareció un fanático y exaltado al que llamaban Pablo, un discípulo de Jesús que acabó crucificado. Le dijeron que lo sabían todo sobre Jesús —fue salvado, está aquí y puedes verlo— y luego produjeron a Jesús a partir de la crucifixión con los clavos en sus manos y pies. No obstante, Pablo no se lo creyó porque su Jesús dijo que era el hijo de Dios, mientras que este Jesús consideraba que eso era un error. Por eso, el hecho de que Nietzsche observe que Cristo murió demasiado pronto es solo una idea general. En realidad, necesitamos preguntar: «¿Qué es lo que habría enseñado Jesús si hubiera sido un hombre casado, por ejemplo, con ocho hijos? ¿Cómo habría abordado algunas situaciones de la vida que solo se dan cuando estamos en la vida, cuando la compartimos?». Por supuesto, estaba en su propia vida, pero era una vida muy parcial: en realidad no estaba en la vida como la conocemos. Puede que fuera un buen maestro en la medida en que estamos destinados a vivir su vida, la vida de un vagabundo filosófico con el propósito idealista de enseñar una nueva verdad salvífica que no reconoce otra responsabilidad. Todos sabemos que no tenía profesión ni relaciones humanas que considerara válidas. Se apartó de su familia, era el señor de sus discípulos y estos tenían que seguirle, mientras que él no tenía que seguir a nadie, no tenía obligaciones. Es una situación extremadamente simple, diríamos, trágicamente simple, que resulta tan rara que no podemos asumir que la doctrina que proviene de una vida así sea posible o aplicable a una clase de vida completamente diferente. Por ello, podemos preguntarnos libremente por lo que habría sucedido si Cristo hubiera adoptado una posición responsable. ¿La habría desechado? ¿Cómo se habría comportado si hubiera tenido que ganar dinero en lugar de pescar un pez con un statēr en su boca, o si hubiera tenido que desenganchar un asno en algún lugar en el caso de que necesitara montar en él? Resulta demasiado  simple. Tampoco podemos vivir de la limosna de los demás; es como ir a contracorriente. Por eso, en todos los aspectos somos completamente diferentes de un hombre con semejante actitud. No creemos que la vida de la tierra llegue enseguida a su fin, que el reino de Dios llegue y que las legiones de ángeles caigan sobre la tierra de modo que su poder llegue a su fin. Por otra parte, tenemos una idea de la vida completamente diferente en muchos otros aspectos. De ahí proviene la idea de Nietzsche: ¿qué habría sucedido si Cristo hubiera tenido que ser responsable de tantos hijos, o si hubiera sido un empleado responsable en la administración de Roma o Palestina, o si hubiera nacido para ser un sacerdote responsable del credo tradicional, y cosas similares? Nietzsche expresa esa clase de sentimiento y, con ello, la necesidad de encontrar una llave mejor para abrir los problemas que considera incontestables. Ahora bien, la verdadera esencia de ese capítulo se encuentra en el párrafo: Libre para la muerte y libre en la muerte, un santo negador, cuando ya no es tiempo de decir «sí»: así entiende él de la muerte y la vida. Se refiere a la libertad total incluso en relación con la muerte, pero la muerte es un acontecimiento que no se elige libremente, al menos no más que cualquier otro gran acontecimiento en la vida que simplemente sucede y debemos aceptar. Lo que Zaratustra dice parece una exageración tremenda a menos que consideremos que es Zaratustra quien lo dice. Un arquetipo ve la vida desde la perspectiva de Zaratustra: seguramente esa vida es un preparativo, y es que hay momentos adecuados en que elegimos que algo suceda, en que incluso los acontecimientos tienen un fin determinado. «En verdad, Zaratustra tenía una meta». Puede permitirse hablar de esa forma y tener una meta porque es el significado de la vida en sí, pero para un ser humano resulta una exageración que solo sirve para complicar las cosas hasta hacerlas imposibles. Hay otro tema en este capítulo que requiere una explicación: En verdad, Zaratustra tenía una meta y lanzó su pelota: ahora sois vosotros, amigos, herederos de mi meta, y a vosotros os lanzo la pelota de oro. ¡Más que otra cosa quiero, amigos míos, veros lanzar la pelota de oro! Y por ello me demoro aún un poco en la tierra: ¡perdonádmelo! Así habló Zaratustra. ¿Qué quiere decir con la pelota de oro  Sra. Sigg: En un seminario anterior usted habló de una ceremonia —creo que era la ceremonia de la resurrección— en la que se empleaba la pelota en la iglesia. Sra. Crowley: Le jeu de pelote. Sra. Sigg: Pero puso el ejemplo de determinada ceremonia en una iglesia. Dr. Jung: Así es. El entierro del Aleluya en Pascua. Se enterraba un trozo de tierra que probablemente significara el sol muerto, entonces enterrado y redivivo. Como Cristo murió el Viernes Santo, se trata del sol del año pasado, de modo que su resurrección tiene lugar el Domingo de Resurrección, que señala el retorno del sol. Pero podemos leer sobre el jeu de pelote en uno de los informes del seminario anterior. Allí di cuenta de ello5. Era un juego simbólico con un significado especial, y se jugaba en la iglesia. Consistía en un sistema de relación entre las figuras del capítulo, el obispo, los diáconos, etc. El modo en que se tiraban la pelota entre ellos indica un patrón: por lo general, jugaban de pie dentro de un círculo que estaba relacionado con la creación de un mándala donde el centro se mueve del uno al otro. El centro, la pelota que se mueve del uno al otro, sería también un dios, el dios entendido como una función de relación; se mueve rápidamente de un lado a otro dentro del círculo concentrando las miradas de todos. En conclusión, la pelota de oro puede ser como la rueda que se mueve por sí misma, otra analogía o paralelismo en Zaratustra, o como la estrella danzarina. Es un símbolo del sí-mismo. Por lo demás, el juego de pelota tiene una relación especial con los rumores despectivos sobre el asesinato ritual que supuestamente tenía lugar en los círculos gnósticos, así como entre los cristianos y los judíos. Se decía en la Antigüedad que jugaban al juego de pelota con un niño que se lanzaban entre ellos hasta que moría. El niño representaba el dios. Se trata tanto de un sacrificio del dios como de un sacrificio humano para renovar la vida del dios. Sería como ejecutar al dios del año pasado del mismo modo que ejecutaron a Cristo en lugar de a Barrabás, al que querían liberar como el dios del año futuro. Cristo fue condenado como el criminal que representa el dios del año pasado, de acuerdo con la antigua costumbre babilónica. Lo interesante es que Barrabás significa «hijo del padre», igual que Cristo era el hijo del Padre, por lo que es uno y el mismo: el dios en su ocaso y en su salida. No obstante, no es más que la expresión del jeu de pelote, donde la pelota es un símbolo del sol. Es la pelota de oro, algo totalmente redondo que expresa el estado de perfección, el valor supremo, del oro. En el capítulo siguiente aparece ya con esa perspectiva. Hay la parte superior de oro de un bastón que Zaratustra recibe de sus discípulos, un sol o globo con una serpiente enroscada en él. Asimismo, el sol, el germen dorado, el Hiranyagarbha, tal como lo llaman en las Upaniṣads, es otro símbolo del sí-mismo. También lo han llamado el hijo dorado, la sustancia preciosa y perfecta, hecha o nacida del hombre, que sin duda es el oro alquímico y la redondez absoluta del ser platónico y la sphairos, el dios más dichoso de Empédocles 6. Su sustancia se aprovecha o manipula en un círculo místico cuyo significado es que el círculo de las personas, donde hay una relación mística, se mantiene unido a través del germen del sol, la perfecta pelota de oro: el germen que se mueve entre ellos, en parte o principalmente movido por las propias personas, pero siguiendo un patrón preexistente. Es un retrato muy complicado y no podríamos explicar una imagen así de Zaratustra si no tuviéramos otros materiales para elucidar su particular simbolismo. Se trata de la idea de que el sí-mismo no es idéntico a un individuo particular. Ningún individuo puede jactarse de tener el sí-mismo: solo el símismo puede jactarse de tener muchos individuos. El sí-mismo es una unidad extraña en nuestra existencia, un centro de la personalidad, un centro de gravedad que no coincide con el yo. Es como si se tratara de algo exterior. Por otra parte, no se trata de este individuo, sino de una relación con los individuos. Se diría que el sí-mismo era lo único y, sin embargo, es los muchos. Tiene una existencia paradójica que no podemos definir o limitar con ninguna definición particular. Es un concepto metafísico. Sin embargo, tenemos que crear ese concepto para poder expresar el hecho psicológico de que uno puede sentirse como el sujeto y, también, como el objeto: a saber, puedo sentir que estoy haciendo esto y aquello y sentir que estoy hecho para hacerlo, que soy el instrumento para ello. Ese ímpetu en mí constituye la decisión. Entonces percibo un principio que no coincide con el yo. De ahí que la gente suela decir que en cierta medida puede hacer lo que quiera, aunque lo principal lo hace la voluntad de Dios. Así que Dios lo hace a través de ellos. Esa es la forma religiosa de confesar la cualidad del sí-mismo. Por eso, mi definición del sí-mismo es un centro impersonal, el centro del no-yo psíquico —de todo lo que en la psique no es yo— que se supone que se encuentra en todas partes en la gente. Podríamos llamarlo el centro de lo inconsciente colectivo, como si nuestra psique o psicología inconsciente estuviera centrada, igual que nuestra psique consciente está centrada en la consciencia del yo. La palabra consciencia es ya un término que expresa la asociación de los contenidos de un centro con el yo, y lo mismo sucede con lo inconsciente, aunque obviamente allí no está mi yo porque lo inconsciente es inconsciente: no está relacionado conmigo. En gran parte estoy relacionado con lo inconsciente porque lo inconsciente puede influir en mí todo el tiempo y, sin embargo, yo no puedo influir en lo inconsciente. Es igual que si yo fuera el objeto de una consciencia, como si alguien me conociera, pero yo no lo conociera a él. El centro, el otro orden de la consciencia que para mí es inconsciente, es el sí-mismo, y el sí-mismo no se limita a mí mismo, a mi yo: ignoro cuántas personas más puede incluir. Y este hecho psicológico peculiar de ser el mismo sí-mismo con los demás es expresado por la imagen de la pelota, la pelota con la que se juega siguiendo un patrón determinado dentro de un círculo determinado que simboliza las relaciones que van de un lado a otro. Ahora bien, Zaratustra afirma que su meta está relacionada con la pelota. Su meta es poner en movimiento la pelota, es crear la rueda que se mueve por sí misma. Ha tirado la pelota entre sus hermanos o discípulos, lo que significa que educa o instiga al sí mismo y lo ha puesto en marcha. Como ven, hay una clara relación entre esa idea y la idea de la rueda en movimiento en la literatura budista; la doctrina de la ley es comparada con una rueda que se mueve, pero originariamente tal vez era la misma idea. Así como Zaratustra tira una pelota, Buda lleva una rueda entre los hombres y la pone en marcha, proceso que conduce finalmente a la idea budista de la condición más perfecta, la condición de la separación completa, el nirvana7. Otra característica del budismo es que considera que es un mérito espiritual representar semejante rueda, dibujarla. Tiene el valor espiritual de que contribuye a nuestra perfección. Naturalmente, un mándala podría ser una rueda así, aunque una vez más es un aspecto algo diferente. Allí puede verse que los mándalas representan los dioses. Teniendo en cuenta que un mándala es el trono del dios, el centro del mándala es la deidad. No obstante, una deidad no es más que una visión proyectada del sí-mismo. Así que el capítulo nos lleva en realidad a una idea profunda: a saber, que para Zaratustra, que es el arquetipo, la vida es un preparativo prestablecido, un sí y un no —podemos elegir—, el comienzo, el final y el camino. El significado  principal de todo eso es similar a tirar la pelota entre un grupo de personas que están reunidas, que han sido elegidas por el destino o por la consciencia inconsciente para estar juntas y poder producir el juego de la pelota de oro. Me temo que todo esto resulta demasiado oscuro, pero, cuando se llega a la materia de lo inconsciente, las cosas se tornan oscuras porque solo somos parcialmente conscientes de ellas. Aunque estoy seguro de que esos símbolos se refieren a las cosas sumamente importantes. Como ven, esto ha sido expresado en el griego to en to pan, que significa que el todo es el uno o el uno es el todo8, representado por el ouroboros, la serpiente que traza el círculo perfecto al morderse la cola. Se trata de la misma idea que une a los muchos en el uno y al uno en los muchos. Sr. Allemann: Creo que en la India hay la misma idea en neti, neti. Dr. Jung: Así es. Ni esto ni aquello. En cualquier caso, es la misma idea. Por ejemplo, en el lenguaje cristiano simbólico, Cristo proclama: «Yo soy la vid, vosotros los sarmientos». Por ello, la idea suprema que enseña Zaratustra es que el superhombre es idéntico a una pelota y la pelota es el globo, la redondez absolutamente perfecta que expresa el hombre primordial, el hombre que era antes de ser desmembrado, dividido o separado, antes de volverse dos. Es la idea del hermafrodita alquímico que une los sexos 9. Así que el superhombre es una idea muy antigua y mística que aparece una y otra vez a lo largo de los siglos. Sin duda, Nietzsche no era consciente de eso ni sabía prácticamente nada de la literatura de la Antigüedad que contiene dichos símbolos. Todavía no se había descubierto, aunque se han desenterrado muchas cosas desde entonces. No conocía los paralelismos medievales y no pensó nunca que la pelota tuviera alguna relación con el hombre primordial y absolutamente redondo de Platón o con la sphairos de Empédocles. Sin embargo, esas ideas vuelven una y otra vez, de modo que podemos preguntar al respecto: «Después de todo, ¿qué es Nietzsche?». Solo es una repetición de uno de los viejos alquimistas. Nietzsche continúa la filosofía alquímica de la Edad Media.

 

Ves como Jung no puede leer el Zaratustra de Nietzsche más que en su propio esquema, es lo terrible de la filosofía entendemos al otro según nuestras categorías, cuando Nietzsche hablo de Arquetipo, ver a Nietzsche como un alquimista, no tiene nada que ver con la idea de Nietzsche que está  más cercana a un diluir toda idea  todo  centro, pero mi interés está  en pensar a un Cristo que no se abstraiga, es decir que no se separe del mundo y ese es el Zaratustra de Nietzsche un anticristo, pero ¿Porque pedirle al Cristo que no se aparte del mundo que viva su existencia plenamente? Aquí me quedo pensando en Van Gogh  y su oreja ¿Por qué se la corto? Y al parecer mucho tuvo que ver el misterio pascual ese abstraerse como un Cristo e ir a salvar al mundo, redimirlo en su pintura, Y como Cristo se vio rechazado por su pueblo que iba a redimir Arles que hoy ama a Van Gogh en su tiempo lo odio, él quiso encontrar el amor en sus putas a las que veía como María Magdalena no por nada la tradición cuenta que la Magdalena llego a Francia, pues bien el buscaba su María Magdalena y lo que encontró fue la cruda realidad, que fue mucho más cruda con la llegada de Gauguin quien si tenía éxito con las putas, ese éxito provoco la ira de Van Gogh quien llego a discutir brutalmente con Gauguin hasta amenazarlo con el arma con la que luego se cortaría la oreja , la oreja de un toro vencido , crucificado entregado a la puta que nunca lo amo  y entonces a Diferencia de Gauguin que no quería salvar a nadie que disfrutaba su existencia en este promiscuo mundo, Van Gogh quiso salvar a un mundo que no quería ser salvado, al final de alguna manera ese mundo es redimido en su pintura y la desgracia recae toda en Van Gohg, pero ahora si vemos el proceso de conquista y colonización de América y de sus pueblos originarios, este proceso de abstracción que va a la experiencia para luego volver a abstraerse, resulta terrible, porque en tu mente tu ves al mundo necesitado de salvación, pero eso es una locura porque más bien tu salvación será una maldición y entonces ¿No debemos abstraernos? ¿Debemos aceptar la existencia tal cual es? No, si la cultura occidental ha parido filosofía, ciencia es porque se abstrajo y en esa abstracción provoco evangelio, provoco revolución, es decir supero el mundo tal como lo conocía para ir a un mundo mejor ¿Renunciamos a la locura del progreso?   No, la conciencia que se abstrae cree estar en dominio de la verdad  y nos pide a todos adecuarnos a su abstracción a su representación del mundo pero ya hoy esa conciencia se da cuenta  que su abstracción es solo eso un mal entendido, bueno no todos se dan cuenta de esto, pero lo que si lo hacen han alcanzado una sabiduría importantísima que oriente había alcanzado mucho antes, ahora occidente le puede devolver el favor a Oriente enseñándole que su fluir es también una abstracción y como tal un mal entendido, pero Oriente y Occidente han dejado de dialogar, están en guerra, quizás por eso antes que nos envuelvan a todos en su guerra de redes ,en el Perú sería posible esclarecer este punto.

 

Empecé  este cuento con un cuento Shipibo, si lo has leído te darás cuenta que es muy distinto, aquí realmente hay una afirmación de la afirmación en la contrariedad y lo tanático no está sublimado en una conciencia abstraída, sino que los niños matan a la abuela, cuelgan su sexo descuartizado en un árbol, se la dan de comer a sus hijos y encima se burlan, no hay la culpa de una conciencia abstraída, hay el fluir de la voluntad afirmándose hasta su ascenso a las estrellas, cambiando en ese proceso transferencial en diversas formas al final los niños son solo Koshi, es decir poder , ese poder que está  en las plantas y en toda la naturaleza, y entonces ¿Este es el camino fluimos en nuestra voluntad, sin ninguna culpa, asesinando como animales, hasta llegar a las estrellas? No se necesita ver la abstracción de la voluntad de poder en el basho en el campo ontológico de nuestra existencia, que no es más que nuestro campo de conciencia, donde hay una subjetividad que se diluye creando un camino, que se escribe en kené, pero que no es el camino, por más ayahuasca que me meta, la conciencia abstraída debe profanar  a la conciencia que baila en la existencia.  Pero sepamos más sobre el pueblo Shipibo Konibo y su grandioso arte:

 

                        

https://centroderecursos.cultura.pe/sites/default/files/rb/pdf/Shipibo-territorio-historia-cosmovision-Investigacion%20Aplicada%20a%20la%20Educacion-intercultural-bilingue.pdf?fbclid=IwY2xjawEYuO9leHRuA2FlbQIxMAABHWCYXPgvGfI4VH0WESelxpP0wRBokP2snf1dchxTzgsxcnL49yEe5HvpzQ_aem_NRnMSjmh8ir89QTK1yjgNw

 

 

El indígena existe por el territorio. El día que le quitas (el territorio) estás destinándole a un significado muy grande donde se va acabar como cultura, como pueblo (…) El territorio para nosotros es el territorio sagrado, es (así) porque está fuera de lo que es la tierra, de lo que se cultiva. Aquí están los espíritus nuestros, nuestra cosmovisión política social; todo se trabaja acá, nuestra diversidad. Entonces, es sagrado todo lo que es nuestro, porque el gobierno, los occidentales, marcan muy diferente lo que nosotros pensamos. La selva, el bosque, el aire, los cerros son nuestros, no podemos dañarlos porque voy a morir si lo daño, yo dependo de los cerros, de la tierra, de las plantas; hay una interrelación de interdependencia; para los occidentales el territorio es mercado (…)”. Santiago Manuin

 

El testimonio de Manuin permite apreciar que la noción de los pueblos indígenas sobre su territorio parte desde su cosmovisión e implica una interacción con los seres que viven en su entorno: espíritus, bosque, aire, etc. Es decir, no se trata de una relación jerárquica donde el hombre se superpone a la naturaleza, sino de una relación de complementariedad e interdependencia.

 

Sánchez planteó la existencia de cuatro espacios grandes: Mundo de las aguas, Jene Nete; Nuestro mundo, Non Nete; Mundo amarillo, Panshin Nete; y Mundo maravilloso donde está el sol, Jakon Nete. Cada uno de estos mundos alberga diferentes seres que, a su vez, interactúan entre sí de diversas formas. 

Considerando esta propuesta, se procedió a dialogar con las abuelas y los abuelos acerca de las denominaciones de los mundos y los seres. Así, se comprobó que las y los pobladores distinguen con facilidad los nombres de los diversos seres que existen en los espacios. Sin embargo, ellos no reconocieron Jakon Nete ni Panshin Nete, mas sí Non Nete y Jene Nete, de los cuales el primero fue concebido, en cierto modo, de forma distinta a lo planteado en el Ojo Verde. La diferencia entre una y otra propuesta radica en que las y los pobladores shipibo concluyen que dichos seres existen y viven en diferentes espacios, como Nai ‘cielo’, Niwe ‘aire’, Jene ‘agua’ y Mai ‘tierra’9 . No obstante, todos estos espacios forman parte de un solo mundo que es Non Nete ‘nuestro mundo’. Siguiendo esta perspectiva, corresponde revisar la noción de territorio para el pueblo Shipibo. En los inicios, para el pueblo Shipibo, el cielo estaba muy cerca de la tierra y no necesitaban el fuego para cocinar la carne u otros alimentos, pues el sol podía hacerlo. Esta información forma parte del mito Xopan bakebo ‘Los niños del xopan’, en el cual se mencionan diversos aspectos culturales del pueblo, y que, además, resulta importante pues marca una etapa de separación entre el cielo y la tierra. Si se parte de la cosmovisión, este mito es uno de los más relevantes, pues demuestra el pensamiento del pueblo acerca del espacio donde ha vivido desde siempre. En esta etapa, el territorio se concibe como el mundo Non Nete. A) El espacio de Non nete ‘Nuestro mundo’ “Non nete es este mundo donde vivimos, donde hay vida” (Bawan Pena, Luisa Rodríguez Silvano, 58 años). El pueblo Shipibo tiene su propia noción acerca del espacio donde vive y ha vivido tradicionalmente, noa jain ja, la cual difiere del concepto de territorio (espacio geográfico o superficie terrestre) que se ha tomado en cuenta hasta la actualidad. La diferencia radica en que las y los shipibo conciben su espacio como un todo interrelacionado, que en palabras shipibo sería el Non nete, lo que tendría su correlato con la palabra castellana ‘mundo’ o, para ellos, también, ‘día’. Por lo tanto, de acuerdo a esta línea, a partir de ahora se considerará al territorio como mundo.

 

“Todos tienen relación, porque el ser humano no puede vivir sin agua, nosotros no podemos vivir sin agua, ellos no pueden vivir sin agua, sin los peces que hay abajo. Pero, es otro mundo, ahí hay otras especies, en la tierra están los seres humanos. Todo eso es el mundo, el agua, la tierra, el monte donde viven los animales. El agua es jene, la tierra es mai, el monte es diferente porque nosotros no podemos vivir en el monte, niimera, el cielo es nai” (José Rodríguez, 68 años). Este mundo se refiere a los diferentes espacios, ocupados o no por las y los pobladores shipibo, y a la relación de interdependencia entre los seres que en esos lugares habitan. Como comenta el abuelo Rodríguez, cada ser tiene su espacio, pero ninguno de ellos puede vivir independiente de los otros seres o recursos. Así también, menciona las denominaciones en shipibo de algunos espacios, como agua, tierra, monte y cielo. “El mundo significa con bastantes plantaciones, aves. Este es el Ucayali. La zona, la tierra. A este lado está el cerro donde se encuentran varios animales, por ejemplo, aquí está el tigre negro wiso ino. Está también en castellano y en dialecto. El sol como se ubica, la luna y las estrellas. Eso es que nosotros como humano le conocemos totalmente. Acá en nuestro idioma es nai koi, la lluvia también. Y acá se ve hombres que manejan los curanderos, en nuestro idioma es joni yobe ‘curandero’. Acá son las casas donde ellos viven o donde ellos moran. Estas son plantas que le llamamos kawa y yacuruna que le llaman en castellano. Estas plantas son los que ellos preparan para que vean visiones espirituales. Ahora este es el hombre meraya, un hombre sabio que tiene mucho conocimiento, muy sabio espiritualmente. Esta es la planta que le llamamos xono ‘lupuna’, de ahí aprenden ellos sus conocimientos. Aquí hay una soga que está arrimada encima de los árboles, esa se llama ayahuasca, en nuestro idioma es onin. Estos son los vegetales que ellos toman para que ellos tengan ese conocimiento, esas manifestaciones espirituales, para que ellos puedan curar, puedan adivinar en esa forma. Acá también tenemos que le dicen yoshin koshkino nosotros decimos, pero en castellano es arco iris. Esto estamos haciendo lo que se conoce humanitariamente, aquí en nuestra zona como la selva o el Ucayali que hay en este mundo, que existe en nuestro mundo. Este es una serpiente grande que le llamamos ronin, en castellano es yacumama. Acá están los bufeos grandes. Y este es un animal que siempre se convierte en una lancha y nosotros le llamamos a esto akoro, en castellano es yacuruna. Esta forma es una fiera grande en el agua, que cuando siempre sale al aire, se convierte en una lancha en la noche. Estos son sus soldados, su gente aon jonibo, porque esta lancha tiene su tripulación, diferentes espíritus ahí que se encuentran. Acá viven los shipibo. Antiguamente así vivían ellos, o sea que aprendían de todas las plantas que hay aquí y de ahí aprendían todas las cosas para que hagan su maldad, para curar, para que hagan sus cosas, sus amarres a una mujer; de ahí para que tengan su defensa. Estos hombres manejaban a esto como su cría. O sea que, antiguamente, hombres así como nosotros manejaban tremendas fieras que existen en nuestro mundo. Por eso, antiguamente, esta clase de gente ‘curiosos’, a veces, le hacían robar a estos animales a otras personas y se perdían o sea que le llevaban. Esta clase de gente, o sea brujos o merayas, esa clase de gente para que a uno le tengan, le hacen perder; o sea, que le hacen comer, le hacen tragar. En este mundo existen estos animales.

 

Todo este es el mundo, Nete. Este también le conocía, de aquí aprenden. Ahí está la sirena que estos hombres le manejan a estos y a estos. Totalmente que este animal es un puma y es el rey de la selva, de la montaña. Este es el único animal que existe en el mundo, el más grande, el rey de la selva, de la montaña. Este es el único animal más fuerte que hay de todos los animales y este se convierte también en persona. Este animal le mueve a la tierra cuando ruge fuerte, hasta ahorita hay”. El mundo shipibo es el espacio donde viven las plantas, los animales, los astros, las casas, los seres espirituales, los seres de otros espacios, los curanderos, entre otros. En ese sentido, las y los pobladores de las diferentes comunidades coinciden al respecto y hacen la misma relación, es decir, conversar sobre el mundo es aludir a los seres que ahí habitan. Según esta perspectiva, los seres de los diferentes espacios confluyen desde su cosmovisión y es un todo vinculante. La cosmovisión del pueblo, respecto a su espacio de vida, es cíclica y siempre está relacionada al vivir bien. Además, es vinculante, dado que relaciona plantas, aves, animales, astros, seres espirituales, es decir, todo aquello que existe y se enlaza con su vida. 

 

¿Y entonces se trata de 4 mundos o de un mundo que integra a todos?

Yo creo que se trata de un mundo que integra a todos pero en este video el expositor se afirma en la idea de 4 mundos

 https://www.youtube.com/watch?v=V3yDYhApDOs  

 

Así todo la idea de un mundo en  el fluir de la abstracción de nuestro inconsciente aflorado por la bebida de la ayahuasca me parece más consistente, por lo menos es eso lo que se “lee” en el Kené:

 

https://cdn.www.gob.pe/uploads/document/file/8958/ba_55e5d10491fe9.pdf

 

1.       Los nombres de los diseños El principal equívoco cuando se aborda el estudio del kené es querer interpretar su significado como si los trazos geométricos, las curvas y las líneas que forman los diseños fuesen estrictamente representaciones figurativas de alguna cosa. Hay un aspecto figurativo en el kené en la medida en que los trazos son llamados con nombres de animales y cosas que permiten recordar su contorno estilizado. Estos nombres designan los diseños pero pueden variar de lugar en lugar y no encierran todos sus significados. Como señala Els Lagrou (2007a), estudiosa del kené de los cashinahua (que tiene muchas semejanzas con el kené de los shipibo-konibo), el hecho de que algunos trazos de kené sean llamados con el nombre de un ave, una parte del cuerpo o una estrella, por ejemplo, no quiere decir que tal trazo sea simplemente una imagen de tal ave ni que su función sea representarla como si se tratase de un simple código visual designativo. Para comprender los múltiples significados de los diseños es mejor dejarnos guiar por las explicaciones dadas por las propias mujeres diseñadoras shipibo-konibo. Reshin Wesna, por ejemplo, le explica a su hija los nombres de los diseños que adornan los chitontes, o faldas pampanilla, de la siguiente manera: Hija, existen diseños con diferentes nombres. Los nombres varían porque los del alto, medio y bajo Ucayali no hablamos igual. Existen “Diseños Arqueados”, que representan las hojas de los árboles y también líneas arqueadas. El “Diseño Recto” representa los árboles que son rectos, este es un diseño antiguo. El “diseño Hueso” representa al hueso de los pescados que están amontonados cuando comemos. Al “Diseño Cola de Alacrán” también se le conoce como diseño arqueado y representa a un alacrán con la cola levantada; el “Diseño Dientes de Piraña” son líneas en zigzag que adornan los bordes de las pampanillas y representan los dientes de una piraña. El “Diseño Araña” representa el enredo de la tela de la araña; el “Diseño de Flores” son pequeños bordados de diferentes colores que representan a las flores que decoran las pampanillas. El “Diseño Cola de Pescado” tiene la forma de un palo con horquilla que representa la cola de un pescado. El “Diseño de Cruz” es elaborado para recordar la muerte de nuestros seres queridos. Existe también el diseño de canasta (Asociación Noi Rao 2006: 93-4).

Las líneas que bordean las pampanillas también tienen nombre: “línea estrella, línea vagina de perra, línea uña de gato, línea cadena” (Asociación Noi Rao 2006: 94). Otras artistas mencionan que hay ciertos nombres de diseños que designan partes de la fisonomía de los animales, como por ejemplo los ojos (vero), la cabeza (mápo), las alas (pechi), las manos (mequén), los seres humanos (jóni), las anacondas (ronin), las aspas (axtá) y las cruces (corós). Estos nombres también se refieren a algunos trazos característicos de la estructura de los diseños (Morin 1998; Gerbhart-Sayer 1985: 148).

 

Bero, que significa ‘ojo’ o ‘semilla’ denomina a todos los campos pequeños, que pueden ser redondos, cuadrados o triangulares, y que normalmente se hallan ubicados al final o en el vértice de una línea principal. La mayoría de las veces su interior es rojo o amarillo, a veces azul (Illius 1994a: 195). Las mujeres también diferencian los diseños finos, curvilíneos, llamados birish mayá kené, rectilíneos (ponté huixá) y perpendiculares (nia), y los diseños anchos y rectilíneos, llamados canóa kené (Illius 1994a: 201). La palabra canóa remite al armazón de la vivienda o cualquier tipo de “enrejado” o “andamio”, y se utiliza para designar la red de los trazos de diseños que envuelve la superficie de un cuerpo. Según las mujeres existen modas y, a veces, algunos diseños están más a la moda que otros. Además, explican que las diseñadoras siempre tienen gran curiosidad por conocer los diseños hechos por personas de otros grupos étnicos y están dispuestas a incorporar nuevos trazos. El kené es un arte vivo y cambiante. Por ejemplo, dicen que en el pasado, hace unos cincuenta años, los diseños anchos y rectilíneos canóa estaban más a la moda, pero hoy en día prefieren hacer diseños finos y curvilíneos mayá. Uno de los diseños más utilizados actualmente, especialmente en los bordados de los chitontes, es el diseño del vero-yoxin, “el espíritu del ojo”. Consiste en una serie de líneas curvas arregladas alrededor de una cruz central. Las modas cambian con los años, con las influencias de los pueblos vecinos y, en la actualidad, con las oportunidad y las demandas del mercado de artesanías (Herlinda Agustín, entrevista personal; Illius 1994b).7 El hecho de que haya tantos nombres de diseños no quiere decir que la llave para entender el sentido de los diseños resida únicamente en sus múltiples nombres. Basta escuchar las explicaciones de otra mujer de gran conocimiento, Agustina Valera, para darse cuenta de que se trata de una compleja polisemia. Refiriéndose al “diseño arqueado” mayá kené, que en este caso es traducido en castellano como “diseño con curva”, Agustina nos deja ver un horizonte de significación totalmente diferente: Hay diseños con curvas, el diseño de espina de pescado, el diseño metiinko. El diseño con curvas siempre va acompañado de la cruz. Esta es la cruz que nuestros abuelos paraban hundiéndola en el suelo cuando celebraban el Ani Sheati; a esta cruz amarraban un maquisapa u otro animal y lo flechaban […] El diseño con curva es porque las muchachas y los muchachos solteros van dando vueltas buscando de todo. Este es el significado del diseño con curva. De igual manera, nuestro río no va derechito sino serpenteando, unas curvas son grandes y otras más pequeñas. Es por esto que los que ejecutan el mashá cantan: “el río va dando vueltas”. Estas curvas nosotras las diseñamos. Los diseños pequeñitos representan la gran cantidad de gente que asistía invitada al Ani Sheati. Los adornos en forma de ojo representan nuestras comunidades (Valenzuela y Valera 2005: 63).  

 

 

Para Agustina no se trata de asociar simplemente un trazo a un ave o animal, sino de establecer una relación entre un trazo y algún aspecto significativo de la vida de sus padres y antepasados, especialmente de las actividades rituales de las mujeres que marcan la identificación entre la mujer y el flujo de su sangre con el flujo del caudal de los ríos. El mashá es la danza que las mujeres realizaban durante la celebración de la menarquía, el ani xeati (también escrito ani sheati), lo cual quiere decir “la gran fiesta de la bebida” o la “gran maseteada”. Esta fiesta era, hasta hace unos cincuenta años atrás, la principal celebración ritual colectiva del pueblo shipibo-konibo. Era organizada con dos o tres años de anticipación, durante los cuales la pareja anfitriona de la fiesta y sus allegados preparaban las chacras de yuca, criaban los animales y hacían las cerámicas y todo lo necesario para sustentar a varios centenares de invitados durante un mes o más. Todas las personas en las comunidades vecinas a lo largo del río eran convidadas para cantar, bailar y emborracharse, bebiendo grandes cantidades de masato fermentado en grandes tinajas cubiertas de hermosos diseños (Morin 1998; Roe 1982). Durante la fiesta también se ejecutaban sacrificios de animales de caza y se realizaba la operación de corte del cerquillo del pelo y la circuncisión de los genitales de la joven púber, hija de los anfitriones (D´Ans 1994). La fiesta celebraba el correr de su sangre e identificaba la nueva mujer fértil a la anaconda primordial ronin, hoy en día también llamada “yacumama” en quechua regional, el espíritu “madre” de las aguas y del ayahuasca y origen cósmico de los diseños kené. Este es un tema al que regresaremos más adelante. Por el momento, queremos subrayar que, como muestran las palabras de Agustina, existen múltiples capas de significación de los diseños (Soria 2004; Leclerc 2003a). 2. Los diseños como caminos Un aspecto clave de la polisemia del kené reside en la asociación de los grafismos con el concepto de “cano”, “camino”. Según el pensamiento shipibo-konibo, los trazos plasman una armazón (canóa) de caminos por los que se movilizan los seres, viajando, comunicándose entre sí, y transportando conocimientos, objetos y poderes. Existen caminos en todos los ámbitos de lo existente, desde la escala macro hasta la micro. Según Heath (1980), en la escala astronómica, los trazos del kené representan los caminos de estrellas de la vía láctea. Illuis (1994) también sostiene que los diseños sobre las cerámicas representan la bóveda celestial, proporcionando un modelo microcósmico del universo. En la escala geográfica, los diseños son asociados a los caminos de los ríos que serpentean en la selva. Esta idea es expresada por la propia Agustina Valera, como  vimos arriba. También es expresada en la siguiente cita, juntamente con la idea de que los caminos de los diseños pintados y bordados están también íntimamente identificados al cuerpo de las personas: Los diseños somos nosotros mismos, nuestro propio río, todos nuestros adornos (Valenzuela y Valera 2005: 64). En la escala antropomórfica, los diseños son los caminos de los adornos que embellecen y completan el cuerpo humano, especialmente el cuerpo de las mujeres, quienes más usan y hacen diseños en la piel y la ropa, y quienes tienen una relación de identificación con las aguas y el flujo de los ríos. El cuerpo de la mujer también es semejante a las grandes tinajas de cerámicas, llamadas chomo, en las que fermenta la bebida que corre en las fiestas, emborrachando y alegrando a los invitados. Como la tinaja que contiene masato, la mujer lleva al feto y lo hace crecer en su vientre. La tinaja grande nos representa a nosotras mismas, lleva puesta la pampanilla de la mujer shipiba. Así como bordamos nuestra pampanilla, así adornamos la tinaja (Valenzuela y Valera 2005: 62). En la escala de la flora, los diseños reproducen los caminos de las nervaduras de los tallos y las hojas que transportan la savia y el poder de las plantas rao. Estas nervaduras de las hojas son, en efecto, llamadas ca, radical de la palabra cano, “camino”. Según el pensamiento shipibo-konibo, los caminos de transmisión de conocimientos y energías de las plantas rao se ramifican en versión diminuta en las nervaduras más pequeñas de las hojas. Estos diminutos diseños de las hojas contienen un gran poder terapéutico puesto que es en la punta donde se concentra el shama, la “potencia acumulada”, de los seres. [E]l poder proviene del interior del árbol y se concentra en sus extremidades (Colpron 2004:282). Los brotes tiernos de las hojas son la parte de la planta en la que se concentra el mayor poder: Los conocimientos, dice [Justina], emergen del fondo de los árboles y surgen por los retoños. Estas pequeñas ramas son asociadas a los caminos (canobo) por los cuales las rao transmiten su saber, pero que también permiten viajar en las regiones lejanas (Colpron 2004: 289). Las hojas de las plantas y la armazón de los caminos de las nervaduras por las que fluye la savia perfumada son un modelo diminuto de los caminos del universo, los ríos del paisaje y la fuente de los conocimientos que circulan dando vida a los seres. 

 

Igualmente, en los trazos del kené se encuentran todos los caminos por recorrer, todos los flujos de comunicación, desde los más grandes hasta los más pequeños, los cuales por ser los más pequeños y tiernos son también los más poderosos. Finalmente, en el plano espiritual, algunos diseños están asociados a los caminos que unen los vivos a los muertos. Especialmente, el camino del vero-yoxin, el “espíritu del ojo” que deja el cuerpo del difunto y sigue dos destinos opuestos. Por un lado, el vero-yoxin toma el camino hacia el cielo, donde se transforma en un ser celestial. Por otro lado, su sombra permanece caminando en las nubes y la tierra, comiendo la basura de los poblados y asustando a los vivos con sus silbidos.8 El diseño del espíritu del ojo, tan popular hoy en día, traza el camino del recuerdo de los muertos y del retorno de los ancestros que solían reunirse en el pasado para celebrar juntos la fertilidad de los vivos durante el ani xea .

 

 

El recorrido que hemos realizado por los caminos de los significados del kené nos ha permitido demostrar que los diseños shipibo-konibo son mucho más que objetos estéticos. Se trata de una compleja elaboración del cuerpo de las personas y los objetos a partir de la cosmología y la organización ritual. En el kené se da la unión de la estética y la medicina, y se genera una conjunción de los sentidos. En el kené se encuentran la vista, el oído, el tacto y el olfato, y también lo bello, lo terapéutico y lo correcto, lo material y lo inmaterial. Esta conjunción de los sentidos es característica de la noción shipibo-konibo de kikín: “belleza”. Este concepto indígena que atañe a criterios estéticos, se refiere a un conjunto de nociones sobre lo que es “correcto” y “bello”. En su origen, kikín implica una experiencia visual, acústica u olfativa provocada por la armonía, la simetría, de las realizaciones cumplidas con la mejor exactitud posible o de los refinamientos culturales […] Pero el término no se limita en una experiencia sensorial, incluye valores morales como la sutileza, la pertinencia, la viveza, y la conveniencia cultural (Gerbhart-Sayer 1985: 161). Las habilidades de ver y hacer kené reposan sobre la mimetización del ser humano con la energía de las plantas rao, las cuales, a su vez, manifiestan los poderes generativos de la anaconda primordial, “madre” del ayahuasca, del piripiri, de las aguas, y de todos los caminos y los flujos de comunicación y transformación. La identificación del ser humano con la anaconda por medio de la aplicación de diseños está explícita en la expresión que suele ser usada para designar el proceso de pintarse el cuerpo: ronin rakati, que significa “echar la anaconda (en la piel)” (Barbec de Mori y Mori Silvano de Barbec 2008: 13). Los diseños de la punta de la cola de la anaconda son los más tiernos y por lo tanto los más poderosos, puesto que en la punta es donde se encuentra el shama, la “potencia acumulada”. Todas las formas visuales, olfativas, sonoras y táctiles de los diseños shipibokonibo son manifestaciones y celebraciones de la belleza de la anaconda que los inka eternos lucen con todo esplendor en el cielo. El diseño es lo que con su belleza nos hipnotiza, luego se convierte en yacumama. La misma yacumama es nuestro diseño (Valenzuela y Valera 2005: 62).

 

 

Ahora podemos hablar de un Zaratustra Koshi kene comprendiendo que el Zaratustra es en nuestra lógica el misterio Dharmico invertido en su afirmación de la afirmación en la contrariedad un eterno retorno de lo mismo para provocar la diferencia un fluir de la anaconda, pero como tal una abstracción existencial en un empirismo absoluto que se desintegra y como tal necesita del misterio pascual de una abstracción ideal que para el fluir para volver a comenzarlo un Chaupi Quipu  que vuelva a amarrar el koshi del kené y entonces si es necesario salir del mundo, apartarse como un santo ermitaño pero para luego volver a él con un Kené  más fuerte que lo haga fluir, pero y si ¿El kené no está  llevado por la anaconda sino por fluir de la información en el capitalismo tardío?   Pues hay que amarrar al espíritu y a la voluntad Chaupi Quipu y desamarrarlos para provocar un desborde apocalíptico y asi arruinar los sendos funerales que se están cantando en honor a lamuerte del hombre de su historia y de Dios.     

   


No hay comentarios: