Sintransferencia
Esa luz verdadera, la que alumbra a todo ser
humano, venía a este mundo. El que era la luz ya estaba en el mundo y el mundo fue
creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció. Vino a lo que era suyo,
pero los suyos no lo recibieron.
El único sistema que existe es el lenguaje y realmente no es
un sistema sino un organismo vivo, a este organismo lo llamamos logos.
Todo comienza en el silencio del logos el cual es un
silencio eterno
Lo que viene después es el existir del caos y su reditus
para encontrar la luz
Produciendo así la energía
La gran mayoría de la energía y la materia del universo no
encuentran la luz
Esta transferencia de la luz le da orden al caos y crea el
cosmos
En el ser esta la luz el no ser la recibe
El no ser en nosotros es la cadena de significantes que
configura el campo de nuestro inconsciente
Asimismo el ser es el significado
En nosotros el drama del caos, del no ser, de la cadena de
significantes, tratando de redimirse, de encontrar el silencio, de retornar a
la luz es sexual y es que en nuestra existencia tratamos de redimirnos en
nuestra madre, es decir en nuestra carne, cuando la redención es espiritual y
entonces se produce el tabu contra el incesto reprimiendo nuestro inconsciente
para convertirnos al consciente y podamos religarnos espiritualmente, es ahí
donde encontramos nuestra luz, nuestro ser, nuestro significado.
Este proceso no es individual, nadie se salva solo,
recibimos la luz de nuestros padres, de nuestros maestros, no porque ellos sean
la luz, sino porque la luz los traspasa transfiriéndose.
,
La transferencia es
un concepto del psicoanálisis que designa tres aspectos muy
relacionados pero diferenciables:
1.
La función psíquica mediante la cual un sujeto transfiere
inconscientemente y revive, en sus vínculos nuevos, sus antiguos sentimientos,
afectos, expectativas o deseos infantiles reprimidos, hacia otra persona.
2.
Específicamente, la herramienta fundamental con la que cuenta el
analista (S. Freud, 1915), condición necesaria, para poder conducir el
tratamiento.
3.
La neurosis de transferencia, descrita por Freud como
momento prínceps del tratamiento, en la que todos los elementos de la neurosis
son actuados en presencia del analista.
Se
trata de afectos que habrán estado orientados originalmente hacia los padres,
los hermanos u otras personas significativas en la infancia y que en la vida
adulta mantienen su presencia y su efectividad psíquica, de modo que es posible
transferirlos a escenarios actuales. Freud señala que este fenómeno ocurre de
manera completamente espontánea en las relaciones entre seres humanos, pero
cobran una relevancia especial en la relación analítica, convirtiéndose en su
instrumento principal, para el cambio psíquico del analizante. Freud registró
que sólo mediante la experiencia transferencial, en la actualidad del
tratamiento, pueden ser vencidas las resistencias psíquicas del analizante, de
manera de lograr que aquello reprimido o inconsciente, sea aceptado por el
paciente, produciendo un cambio permanente en ese punto y su trama. En la
técnica de tratamiento psicoanalítico la relación entre el psicoanalista y el
analizado, por las particularidades del encuadre analítico, la transferencia y
el análisis de la forma específica en que se presenta, ocupa, entonces, un
lugar central para la cura. J.
Laplanche y J. B. Pontalis lo definen así:
(...)
el proceso en virtud del cual los deseos inconscientes se actualizan sobre
ciertos objetos, dentro de un determinado tipo de relación establecida con
ellos y, de un modo especial, dentro de la relación analítica. Se trata de una
repetición de prototipos infantiles, vivida con un marcado sentimiento de
actualidad. Casi siempre, lo que los psicoanalistas denominan transferencia,
sin otro calificativo, es la transferencia en la cura. La transferencia se
reconoce clásicamente como el terreno en el que se desarrolla la problemática
de una cura psicoanalítica, caracterizándose ésta por la instauración, modalidades,
interpretación y resolución de la transferencia.
Jean Laplanche & Jean-Bertrand
Pontalis. Diccionario de Psicoanálisis.1
Fundamentos
[
Al
comienzo de la obra freudiana, la transferencia fue de "cargas" (Q)
entre representaciones. El término transfert de Huckel fue
tomado por Freud para la "transferencia de cargas de una parte del cuerpo
a otra". A partir de allí, propuso la conversión, como la forma típica de
la histeria para la reversión de las cargas hacia representaciones corporales.
Esta época fue prepsicoanalítica, cuando Freud utilizaba, primero la hipnosis
que más tarde se convirtió en el método catártico de Breuer.
Fueron
justamente los episodios que ocurrieron con la paciente denominada Anna O., a
quien atendió Breuer, y los tratamientos de las pacientes histéricas que se
registran en Estudios sobre la histeria los que empezaron a
generar la hipótesis de que las transferencias eran "hacia la persona del
médico".
Fue
por primera vez, en 1905, al analizar las causas del fracaso terapéutico del
tratamiento psicoanalítico de Ida Bauer (Caso Dora),
que Freud definió la transferencia en relación estrecha a la resistencia,
efecto de las fuerzas antagónicas que se habían opuesto al avance de la terapia
de su joven paciente.2
El
establecimiento de este lazo afectivo intenso es automático, inevitable e
independiente de todo contexto de realidad. Freud pensó que ciertos sujetos,
denominados narcisistas, no establecían relaciones trasferenciales, por lo que
el psicoanálisis como técnica de tratamiento sería inadecuado o imposible en
ellos. Más tarde esto se ha modificado, en parte, ya que ha quedado demostrado
que los psicóticos pueden analizarse. Las estructuras perversas, en cambio,
suelen no pedir tratamiento, a excepción de alguna fisura en la economía de su
goce. En la lectura de Jacques
Lacan,
la "demanda de psicoanálisis" ya implica, en sí misma, una dimensión
trasferencial: el paciente se dirige a alguien al que le supone un saber, si
bien la transferencia -hablando estrictamente- implica no la 'suposición de un
saber' sino de un 'sujeto al saber'.3
A
través de su análisis personal, el analista se posiciona en condiciones de
reconocer sus transferencias (contratransferencia) de modo de no interferir con
los contenidos psíquicos del analizado. Esta es además, una condición sine
qua non para que el analista esté disponible y a la escucha de
lo inconsciente.
Tipos
de transferencia:
1.
Transferencia positiva, que son los sentimientos amistosos y
afectuosos hacia el analista. Freud señaló una diferencia entre una
transferencia positiva débil, aquella que permite el avance del tratamiento; y
otra "hiperintensa" o transferencia erotizada, que en los hechos, se
comporta como negativa, ya que es sinónimo de resistencia, en cuanto se detienen
las asociaciones del analizante.
2.
Transferencia negativa, caracterizada por la expresión de
sentimientos hostiles y de enojo. Lacan sostuvo que conviene una transferencia
negativa suave para el mejor fluir del tratamiento.
Será Carl
Gustav Jung quien, ante el hecho incontestable de la Transferencia,
plantee a Freud la necesidad de que todo analista estuviese a su vez analizado,
siendo por tanto el primero en introducirlo, tal y como él mismo lo contempla:
«Reconociendo estos hechos, el propio Freud aceptó mi exigencia de que el
médico sea analizado».4
Nosotros concebimos la transferencia ontológicamente y desde
esta base podemos trabajarla psicosocioculturalmente, así nosotros comprendemos
que al existir se rompe la unidad, el caos material inorgánico recupera su
unidad redimiéndose en la luz, los organismos logran su redención en su
instinto, pero el hombre logra su redención espiritualmente, el psicoanálisis llega
a comprender en Jung este proceso como un proceso de individuación, pero en si
es el proceso religioso del hombre donde el encuentra su sentido, ese proceso
religioso se recrea artísticamente, filosóficamente, científicamente, siendo en
si un proceso transferencial de la luz que revela la unidad eterna, así cuando
nosotros hablamos de transferencia hablamos de la experiencia del misterio
pascual 1→0→1
el paso del ser al no ser para ser y de la experiencia del misterio
dharmico 0←1←0 el paso del no ser al ser
para no ser y la sintransferencia vendría a ser la síntesis de ambos misterios:
0←1←0
←→ 1→0→1
Ya contratransferencia el conflicto entre ambos misterios
1→0→1→←0←1←0
Pero en el psicoanálisis la contratransferencia se refiere a
la transferencia del psicoanalista al psicoanalizado
Contratransferencia es un concepto de la teoría psicoanalítica que se utiliza para
denominar las reacciones, actitudes, pensamientos e ideas que de manera
inconsciente el psicoanalista produce en la relación con su paciente o
analizando, particularmente aquellas que surgen como respuesta a la transferencia o a los «fenómenos
transferenciales» que ocurren en este último.1
La
contratransferencia en la definición de Sigmund Freud
[editar]
Sigmund
Freud se
refirió de manera directa al fenómeno de la contratransferencia solo en escasos
pasajes de su obra. En 1910 , en su discurso inaugural del II Congreso de
Psicoanálisis y hablando acerca de las innovaciones introducidas en la técnica
psicoanalítica y de la necesidad de seguir desarrollándola, Freud señala que la
contratransferencia «se instala en el médico por el influjo que el paciente
ejerce sobre su sentir inconsciente»2 y agrega que es
necesario que el psicoanalista esté en condiciones de detectarla como tal y de
dominarla. Fundamenta además que, al existir en 1910 un mayor número de
personas que ejercen el psicoanálisis, se hacía posible concluir algunas
cuestiones acerca de su trabajo, entre otras, determinar que «cada
psicoanalista solo llega hasta donde se lo permiten sus propios complejos y
resistencias interiores»3 por lo que el
autoanálisis como actividad inicial y su permanente profundización es para todo
psicoanalista una condición imprescindible para ejercer su oficio. «Quien no
consiga nada con ese autoanálisis puede considerar que carece de la aptitud
para analizar enfermos».3 Aunque algunos años más
tarde a Freud ya no le parecerá suficiente el autoanálisis y postulará la
necesidad del psicoanálisis didáctico, lo esencial se mantiene:
la única manera de discernir y controlar el fenómeno de la contratransferencia
es el análisis del propio analista.
Discusión y
desarrollo teórico ulterior
[
La
contratransferencia es un tema controvertido al interior del psicoanálisis. La
primera fuente de discusión es la definición misma: Mientras unos se inclinan
por una noción ampliada, donde la contratransferencia designa todos los
procesos inconscientes que gatilla el analizado en el analista o más aún, todo
lo que desde el inconsciente del analista pueda intervenir en la cura, otros
autores como Daniel Lagache, proponen un concepto más restringido, donde
contratransferencia se referiría específicamente a la reacción del analista
frente a la transferencia del paciente. Sin embargo, el asunto alcanza aquí una
mayor complejidad, puesto que esta última definición da pie a la posibilidad de
definir fenómenos de transferencia y de contratransferencia a ambos lados de la
relación analítica, es decir tanto en el analizado como en el analista.4
También
existen definiciones intermedias como la de Ralph
Greenson, quien prefiere hablar de «reacciones transferenciales» y
«reacciones contratransferenciales» pudiendo ser estas últimas causantes de
fallas en la aplicación de la técnica cuando el analista reacciona ante su
paciente como si este fuese una persona importante de su propia historia vital
y no es capaz de detectar a tiempo que ello está ocurriendo. Para este autor,
la contratransferencia es una reacción transferencial del analista ante un
paciente, un espejo o contrapieza de la transferencia. El prefijo «contra» en
«contratransferencia» significa «análogo», «doble», como «contra» en
«contrapieza» y no como en «contraataque», donde significa opuesto o contrario.5
La
segunda controversia se refiere a la manera en que deberían manejarse los
fenómenos contratransferenciales durante el tratamiento psicoanalítico. Existen
quienes abogan por la máxima eliminación o reducción de las manifestaciones de
la contransferencia por medio del análisis personal, puesto que es lo único que
garantizaría que en la relación analítica el analista ofrezca un espejo neutral
en el que solo debe proyectarse la transferencia del paciente. Pero también hay
analistas que prefieren utilizar activamente los fenómenos
contratransferenciales (aunque controladamente) en el trabajo del análisis. Por
último hay psicoanalistas que ponen el énfasis en la necesidad de posibilitar
una comunicación «de inconsciente a inconsciente», lo que implicaría involucrar
directamente en la interpretación las reacciones contratransferenciales del
analista.
Y
es desde esta relación de inconsciente a inconsciente desde la que
nosotros comprendemos y realizamos la transferencia y de hecho es así como ha funcionado
siempre en la experiencia religiosa, yantes en el juego, hasta que el dogma y el rito exterior deja de lado la transferencia para establecer el código
del sistema de manera convencional pero
profundicemos más en la transferencia psicoanalítica para poder dar luz a
nuestra transferencia ontológica.
El siguiente trabajo se inscribe dentro del marco de la
teoría psicoanalítica y forma parte de una labor de investigación personal
acerca de la noción de transferencia en las obras de S. Freud y J. Lacan. Se
propone como objetivo ubicar qué van entendiendo por transferencia los citados
autores en los distintos momentos de su enseñanza. Para lograr tal fin se
procede al examen de la bibliografía existente, haciendo un recorte de la
misma, tomando diferentes hitos y jalones que - inevitablemente - no estarán
por fuera del arbitrio y subjetividad por parte del autor. A partir de lo
trabajado se sostiene que en la obra freudiana se mantiene cierta conexión de
la noción con algunos factores, tales como el falso enlace, desplazamiento de
cantidades de libido, sugestión, repetición y resistencia. Esta elaboración no
llega a distinguir - a pesar del objetivo explícito de Freud - la transferencia
de la sugestión. En la producción de Lacan se observan distintos abordajes,
destacándose el que realiza a partir de la dialéctica hegeliana, como también
el que se apoya en su estudio sobre el Banquete, hasta llegar a realizar un
trabajo de demarcación y formalización con su matema del Sujeto supuesto Saber.
Palabras Clave Transferencia, Saber, Repetición, Resistencia
Introducción El siguiente trabajo se inscribe dentro del
marco de la teoría psicoanalítica y forma parte de una labor de investigación
personal acerca de la noción de transferencia en las obras de S. Freud y J.
Lacan. Se propone como objetivo ubicar qué van entendiendo por transferencia
los citados autores en los distintos momentos de su enseñanza. Para lograr tal
fin se procede al examen de la bibliografía existente, haciendo un recorte de
la misma, tomando diferentes hitos y jalones que - inevitablemente - no estarán
por fuera del arbitrio y subjetividad por parte del autor. A partir de lo
trabajado se postulará que en la obra freudiana se mantiene cierto vínculo de la
noción con otras, tales como repetición y resistencia. Esta elaboración no
llega a distinguir - a pesar del objetivo explícito de Freud - la transferencia
de la sugestión. En la producción de Lacan se observan distintos abordajes,
destacando nosotros aquel que lo hace a partir de la dialéctica hegeliana, como
también el que se apoya en su estudio sobre El Banquete {1}, hasta llegar a
realizar un trabajo de demarcación y formalización con su matema del Sujeto
supuesto Saber. La transferencia: desde el núcleo patógeno hasta el máximo
obstáculo Cuando abordamos el modo en el que Freud trata la noción de
transferencia, nos encontramos con que está indisolublemente ligada a otras
como resistencia y repetición. De acuerdo a cómo se articulen dichos conceptos
podremos ver que Freud trata de manera ambigua la transferencia, funcionando
como el máximo escollo en la práctica con los pacientes, así como también como
el motor de la cura. Al sostener que atravesando la primera se llega a la
segunda, proponemos aproximarnos a esta noción a partir de considerar estas
fases por separado. Comenzaremos, de acuerdo a cómo se presentó
cronológicamente en sus trabajos, a partir de su faz negativa. Para eso iremos
a Estudios sobre la histeria {2}, en el cual plantea - junto a Breuer - que el
síntoma es consecuencia de una vivencia traumática. Ésta deja como efecto un
recuerdo almacenado como huella mnémica, funcionando como núcleo patógeno. A
partir de allí entonces, la terapia analítica tendría como objetivo acceder al
recuerdo de la vivencia, para lograr abreaccionar la carga afectiva que
conlleva tal huella. A esta altura de su enseñanza Freud propone el aparato
psíquico como un entramado de representaciones organizado alrededor del núcleo
patógeno. Para llegar al núcleo, la asociación debe conducirse por el resto de
las representaciones. Puede ocurrir que du rante ese trabajo, acercándonos al
núcleo, comiencen a emerger afectos que no tengan representaciones, y como el
analista es el más cercano, se anude dicho afecto con su persona. De esta
manera, tendríamos una primera acepción de la transferencia, ligada
fundamentalmente al falso enlace y a la resistencia, ya que este fenómeno - al
obstruir la continuación del recorrido - impide arribar a la cura. El segundo
jalón lo podemos ubicar en Fragmento de análisis de un caso de histeria {3}. En
el Epílogo Freud aborda lo que denomina transferencias. En este momento ya
considera a la vivencia traumática como contingente, y pone en primer plano,
más bien, la fantasía. Postula al síntoma como una conjunción de dos elementos
heterogéneos: lo pulsional y lo psíquico. Indica que cuando comienza el
tratamiento analítico la neurosis no genera nuevos síntomas, no obstante su
producción continúa. Así, las transferencias serían reediciones, reelaboraciones
de las mismas mociones pulsiones y las fantasías que sostienen la
sintomatología, pero ahora jugadas en el vínculo con el médico. Aquello
experimentado con las personas significativas de la infancia, ahora se
reactualizan con el médico. Esta reactualización funcionaría como obstáculo, e
impediría la prosecución de la cura, que ahora tendría que ver con el análisis
de tales mociones y fantasías. Transferencia entendida ahora como una
resistencia, en la que aparece en primer plano la cuestión de la repetición. Un
enfoque similar desplegará en su artículo Sobre la dinámica de la transferencia
{4}. Ahora ya está trabajando con su teoría libidinal y las distintas fases de
la represión - aunque lo formalizará más adelante. El síntoma es entendido otra
vez como consecuencia de la represión ejercida sobre fantasías incestuosas. Por
ende el tratamiento consistirá en analizar tales fantasías, y las mociones
pulsionales puestas en juego. Freud propone que mientras se produce tal
análisis, la libido comienza a desprenderse de los síntomas y trasladarse a la
persona del analista. Esto produce una paralización en el avance del análisis,
porque experimentar tales fenómenos con aquel al cual se le debe decir todo es
difícil y tortuoso, lo cual puede producir el abandono de la cura.
Transferencia como falso enlace, en la que la repetición está a los fines de la
resistencia. La transferencia como motor de la cura Para ocuparnos de la faz
positiva - la que se relacionaría con el motor de la cura - tendremos que
conducirnos hasta Recordar, repetir y reelaborar {5}. En este texto Freud
extrae las consecuencias de tomar al síntoma no sólo en su faz simbólica, lo
que lo lleva a considerar que no todo puede ser recordado, que la rememoración
tiene un límite. Aquello que no se recuerda, se actúa con el médico. Aquello
pulsional que no puede hacerse conciente vía la palabra, se actúa con el
médico. Lo positivo es que sólo a través de ese actuar se puede acceder a lo
reprimido, justamente gracias al vínculo con el médico. Freud dirá que nadie
puede ser ajusticiado en ausencia o en efigie, lo que determinará que sólo
podrá tomarse el conflicto que contribuyó al armado sintomático si se aborda en
el presente. Este procedimiento sólo se puede realizar a partir de que se
trasladen los afectos a la relación con el médico, produciéndose de esta manera
una auténtica neurosis de transferencia. Todos los síntomas, los rasgos de
carácter y las inhibiciones en relación al médico. La labor del analista
consistirá en anoticiar al enfermo de que lo que está actuando es lo reprimido
inconsciente, lo que se denominará interpretación
de la transferencia. Sólo así el enfermo podrá darle otro destino a la pulsión.
El otro texto que nos ayuda a pensar la transferencia como auxilio para la cura
es la Conferencia 28 {6}. En ésta postula a la neurosis como la incapacidad de
producir y gozar, consecuencia de la utilización de la libido en el
mantenimiento de la represión y el armado sintomático. La única manera de que
pueda volver a ser asequible es desprendiéndola de estos complejos. Para eso se
cuenta con la persona del analista, que en un momento del tratamiento se
apodera de toda la sintomatología, y gracias a la sugestión evita que el
paciente vuelva a reprimir. De esta manera puede encontrar otro decurso a la
libido, que le sea más satisfactorio para su vida. Luego, para diferenciarse de
otras terapéuticas, la sugestión debe liquidarse vía el análisis de la
transferencia. Esta última propuesta es paradójica, porque para poder analizar
debe operar la transferencia positiva, que es la sugestión. Así, lo que puede
analizarse es la transferencia negativa, nunca la positiva. Por eso en Freud no
se puede encontrar un deslinde claro y preciso entre transferencia y sugestión.
Lacan: Dialéctica hegeliana para abordar la transferencia Lacan aplica
elementos de la dialéctica hegeliana para dilucidar lo que ocurre en un
psicoanálisis, tomando como ejemplo el tratamiento de Dora. A esta altura de su
enseñanza, considera lo que sucede en un psicoanálisis como una experiencia
fundamentalmente simbólica, no remitiendo a ninguna propiedad misteriosa de la
afectividad. Al hablar de dialéctica deja implícita la necesidad de la
intersubjetividad en la relación paciente / analista, ya que juntos, a través
de desarrollos de verdad e inversiones dialécticas, podrán llegar a la verdad
de los síntomas. En este proceso puede ocurrir que el analista desee demasiado
el bien del paciente obstaculizando la ortodramatización subjetiva, y es allí,
en ese momento, que emergerá la transferencia como una marca de errancia del
analista, así como también de orientación, como de un llamado al orden de su
papel, que sería el de un no - actuar positivo para que advenga la subjetividad
expresada en los síntomas. De esta manera, la transferencia se presenta
cumpliendo un doble papel: por un lado, desde una faz resistencial,
obstaculizando la cura; y por el otro, como brújula que indica por dónde se
ubica el camino a seguir. Transferencia a la que Lacan propondrá interpretarla:
llenar con un engaño ese punto muerto del avance, que aunque falaz, ese engaño
da la posibilidad de relanzar el proceso. El Banquete: la metáfora del amor y
la transferencia en el presente Durante todo un año Lacan se aboca a trabajar
la cuestión de la transferencia {7}. Lo hace tomando como referencia el texto
platónico {1} que pone en primer plano el amor. En su análisis plantea que en
el amor existen dos posiciones asimétricas: el erastés (amante) y el erómenos
(amado). Al aplicar estas posiciones a lo que ocurre en la praxis analítica
señala que en una primera instancia el analista está en posición de amante, ya
que es él quien pone su deseo de analizar, el que apuesta a un sujeto y un
saber por venir en aquello que el paciente
- quien estaría en posición de amado - trae: “Dígame qué tengo”. Esta
primera instancia finaliza con el advenimiento de la, llamada por él, metáfora
del amor: sustitución de un lugar por otro. En dicha metáfora lo que se
intercambian son los lugares, pasando el paciente a ser causado en su deseo -
amor - por algo que genera la presencia del analista. Lacan toma como paradigma
la posición de Sócrates con respecto a lo que ocurre con Alcibíades. Éste -
erómenos por excelencia - busca muestras del deseo en Sócrates a partir de la
seducción. Pero Sócrates, sistemáticamente se niega, ya que hacerlo
significaría aceptar un intercambio de bienes - belleza por saber - y él se
posiciona más bien como alguien que no sabe nada, por ende, no teniendo nada
para dar. Esta posición es la que Lacan describe como la del sileno, aquel que
con su fealdad recubre, sin embargo, un objeto valioso y atractivo en su
interior - lo que lo llevará a postular la noción de agalma. Es la posesión de
este objeto, o más bien nosotros diríamos que es la ubicación de Sócrates con
respecto a la posesión y a la nada, la que causa el deseo en el otro. Es ese
lugar de vacío que hace que emerja el deseo en el otro. Es en ese preciso
instante en el que el deseo del paciente emerge, que la sustitución se produce,
y a partir de ese momento el que trabajará para encontrar lo que le falta - lo
que desea - es el paciente, transformándose en erastés. Y el analista estará en
posición de objeto - amado, pero también lo que más adelante Lacan llamará
objeto causa. El otro punto, de los tantos que hay destacables en dicho
seminario, es el que Lacan desarrolla en su clase 12. En ella aborda lo que
denomina la transferencia en el presente, para distinguirla de la repetición -
demarcación no suficientemente realizada en la obra freudiana. Se destaca que
en la relación analítica no se trata solamente de la presencia de un pasado que
retorna, sino también la presencia en acto de algo que se crea, una ficción,
para ese otro que nos está escuchando. No se trata solamente del retorno de un
pasado, sino del acto creador para el analista - las formaciones del
inconsciente. Para ejemplificar lo que sería una interpretación en el presente
Lacan toma la escena que se produce en el final del Banquete, en la que
Alcibíades propone hacer una confesión a su auditorio con respecto a lo que le
ocurría con Sócrates. Y la interpretación la da Sócrates, al indicarle que lo
que está haciendo está dirigido hacia Agatón, le marca hacia dónde está
dirigido su deseo. Como se puede apreciar, no se trata del retorno de un
pasado, sino más bien de lo que ocurre en el aquí y ahora en esa relación.
Podríamos tomar la cuestión para diferenciar lo que se llamaba interpretar la
transferencia - poner palabras donde antes sólo se actuaba - con lo que
podríamos denominar ahora interpretar en transferencia - que sería el lugar
desde el cual surge la interpretación, ya que el analista no está por fuera de
lo que produce el paciente. Es con él con quien algo - esa ficción - se
produjo. Es la cuestión de la transferencia en el presente lo que vamos a tomar
como puente para arribar al último momento elegido en este recorrido, que es el
que tendrá que ver con el matema desplegado en la Proposición del 9 de octubre
de 1967 {8}. Pivote de la transferencia: Sujeto supuesto Saber Ya hemos
indicado que la transferencia no se reduce a la repetición. Existen
repeticiones en la vida, pero en la transferencia se produce algo más,
relacionado con el presente, o más bien con lo novedoso
que ocurre entre el paciente y el analista. Lacan indica en
la clase 14 del seminario Problemas cruciales para el psicoanálisis {9} que el
analista completa al síntoma. “Es enteramente evidente que en ese registro el
psicoanalista se introduce en primer lugar como sujeto supuesto saber, es él
mismo quien recibe y soporta el estatuto del síntoma” (LACAN 1964-1965 112). Lo
que nos lleva a plantear que no habría síntoma en sentido estricto para el
psicoanálisis si todavía no entró en la órbita de acción del analista. Aquello
que es considerado síntoma para la medicina - desarreglo con respecto al
funcionamiento normal del organismo - no lo es todavía para nosotros. Se
considerará como tal cuando se evidencia para el consultante que allí, en eso
que le pasa, hay saber en juego. Es esto lo que Lacan va a formalizar con el
matema de la transferencia: St ------------àSq ------ s ( s1, s2, sn…) en la
que se indica que un significante representa a un sujeto - con un saber - para
otro significante. O también que el significante de la transferencia sub - pone
un sujeto, al cual le va adjunto un saber, para un significante cualquiera. El
significante de la transferencia es lo que instaura la transferencia como tal,
que no va a tener que ver con suponerle saber a ese que fuimos a consultar, ese
más bien será el efecto constituido, no lo constituyente. El significante al
cual nos referimos es aquel que instituye el síntoma, cuando en eso se trata de
un saber supuesto que deberemos develar. Cuando se supone que en eso hay saber,
y un sujeto involucrado en un acto. Es ese tiempo de espera, de un significante
por venir - que será un significante cualquiera - que durará el análisis, ya
que éste subsiste sólo en tanto pervive la transferencia. Pero ésta entendida
en el sentido de que en eso hay un sujeto y un saber involucrado - claro que no
será un saber referencial sino más bien uno textual. Conclusión En Freud
podemos localizar cierta constancia en la noción de transferencia, que tendrá
que ver con la permanente relación establecida con la resistencia, la
repetición y la sugestión. Propone abordarla siempre a partir de la
interpretación, como si se tratara de un elemento más que produce el
inconsciente. Si bien es el mayor obstáculo en la cura, es también el máximo
motor cuando se la sortea. Así como nos impide la continuación de la emergencia
del inconsciente, es gracias a ella que puede tratarse lo pulsional refractario
a la rememoración. Y finalmente es aquello que permite que el analista se
apodere de todo lo inconsciente para poder, sólo a partir de ello, operar, con
el objetivo de producir un cambio en la economía pulsional. En Lacan el
tratamiento de la noción es notoriamente heterogéneo. Si bien desde un
principio se separa de Freud, en el sentido de no tomar la misteriosa
afectividad y más bien propugnar el carácter eminentemente simbólico de la experiencia
analítica, no obstante continúa ubicando a la transferencia como un retorno
resistencial. Concepción que cambiará con el tratamiento que le prodigará en el
Seminario: Libro 8, cuando desarrolle la transferencia en el presente,
distinguiendo por primera vez - y yendo más allá de Freud – la transferencia de la repetición. Hasta
desembocar en su punto más logrado con la formalización, vía el matema, donde
se tratará de un sujeto y un saber supuesto como posibilidad de análisis, lo
que genera que la clínica psicoanalítica sea, fundamentalmente, una clínica
transferencial.
Notas 1- Platón. El
Banquete. Barcelona, España, Ediciones Orbis, 1983. 2- Breuer, J. y Freud, S.
(1893 - 95) “Estudios sobre la histeria”. En Obras completas, Avellaneda
(Buenos Aires), Amorrortu Editores, 1997, Volumen 2. 3- Freud, S. (1901)
“Fragmento de análisis de un caso de histeria”. En Obras completas, Buenos
Aires, Amorrortu Editores, 1978, VII, p. 1- 107. 4- Freud, S. (1912) “Sobre la
dinámica de la transferencia”. En Obras completas, Avellaneda (Buenos Aires),
Amorrortu Editores, 2001, XII, p. 93-105. 5- Freud, S. (1914) “Recordar,
repetir y reelaborar”. En Obras completas, Avellaneda (Buenos Aires), Amorrortu
Editores, 2001, XII, p. 145-157. 6- Freud, S. (1916-1917) “28ª Conferencia: La
terapia analítica”. En Obras completas, Avellaneda (Buenos Aires), Amorrortu
Editores, 2004, XVI, p. 408-421. 7- Lacan, J. (1960-1961): El Seminario. Libro
8: “La Transferencia”. Quilmes (Buenos Aires), Paidós, 2003. 8- Lacan, J.
(1967) “Proposición del 9 de octubre de 1967”. En Ornicar?, Publicación
periódica del Champ Freudien, Número 1, p.11-30. 9- Lacan, J. (1964-65): El
Seminario. Libro 12: “Problemas cruciales para el psicoanálisis”, inédito.
https://www.aacademica.org/000-072/716.pdf
Veamos la cuestión con Freud la transferencia negativa para
nosotros es el conflicto de dos activos que terminan siendo dos pasivos
desgarrados
1→←1 0 0
¿Cómo paso esto?
Psicoanalíticamente diríamos represión, nuestro padre no nos
dejó estar con nuestra madre, es decir se puso límite a nuestro significantes y
se les trato de dar un significado impuesto, lo mismo que decir se puso limites
a nuestro deseo, ahora el problema no es el limite sino que el acto alquímico de
conversión no se llevó acabo ¿Cuál es la
solución? Pues analizo la contransferencia y la convierto en transferencia
espiritual.
1→←1 → 0→1→1
El psicoanalista tendría que ser la madre que convierte al
psicoanalizado al padre espiritual Dios.
Y entonces ya no hablamos de un psicoanalista sino de un
biotejedor.
Lo que llama Freud transferencia negativa para nosotros es
contra transferencia, es decir conflicto transferencial, no ha habido nadie que
pueda convertir la libido la energía sexual en energía espiritual, es decir en
logos y llevar a este logos al silencio
religador.
Ahora Freud nos dice que tenemos que lograr la transferencia
positiva para analizar la transferencia negativa pero
nosotros desde nuestra experiencia comprendemos que solo entrando a la contra
transferencia es decir a la transferencia negativa es que podemos superarla con
la transferencia, claramente en el proceso religador no hay análisis es una
relación emocional que se abre a la intuición y en esta
se integra pero luego el biotejedor tiene que recrear artificialmente la
experiencia, luego reflexionarla, configurar un sistema ye esto requiere de mucho
análisis para dar paso conscientemente a la síntesis ye l proceso no es lineal
más bien casi siempre empieza por una alteración de sistemas donde se corta un
flujo transferencial o se inicia uno.
Con respecto a Lacan por supuesto lo que se transfiere son
significantes cargados de libido, los cuales son convertidos a significados arquetípicos,
siendo el sujeto lo que un significante representa
para otro significante más esta representación es el intento por representar lo que no puede ser
representado el arquetipo, es aquí donde
se juega quien va a dirigir la transferencia en la transferencia misma, lo que realmente
se quiere es la luz, el ser, ese supuesto a saber que organizara los
significantes, el amor es ese dar lo que no se tiene a quien no es, así la
relación transferencial no es otra cosa que la relación amorosa base de todo el
proceso filosófico, aquel que devele y esconda la luz ese llevara el proceso
transferencial configurado la relación y todo el sistema, en una cibernética de
primer orden hay uno que lleva el proceso , en una cibernética de segundo orden
se sabe que no se puede salir de la transferencia y se pasa de la trascendencia
a la inmanencia, pudiendo llevar cualquiera el proceso, en una cibernética de
tercer orden se logra la coincidencia de opuestos es dec ri la sintransferencia.
Este proceso Jung lo ha develado desde el estudio alquímico siendo
este texto de Psicologia transferencial fundamental para comprender la
sintraferencia.
SinTransferencia en Jung
Visita el interior de la tierra y purificando encontraras la
piedra oculta
Máxima que deberá de comprenderse simbólicamente en el
sentido de que solo podrá alcanzar la verdadera sabiduría aquel que penetre en
lo más hondo de su ser y efectúe ahí una oculta purificación.
Doctrina de la unidad
Uno es el todo, por él el todo, para él el todo, en él el todo
La naturaleza comprendiendo al universo es una, y su origen
no pude ser otro que la unidad eterna.
Dios, macrocosmos naturaleza, microcosmos hombre
Dios =Padre Hijo Espíritu Santo
Naturaleza=Hanan
pacha Kay pacha uku pacha
Hombre=Cuerpo, alma y Espíritu
Integración del anima y animus la piedra filosofal la unión
de los contrarios incorruptible
Coniunctio oppositorum
unión mística
Rosarium
I La fuente de mercurio el silencio
Cinco arquetipos
II rey y reina el incesto se realiza espiritualmente
III la verdad desnuda la unificación del Espíritu
IV La inmersión en el
baño
V La coninuctio
VI La muerte
VII la asención del alma nacimiento del hombre interior
VIII purificación del alma los
libros deben ser destruidos el corazón es relacional
De lo emocional a la intuición
Enantiodromia convertir a algo en
su opuesto
IX El regreso del alma
X El nuevo nacimiento
Aquí nació suntuosamente la nueva emperatriz
Los maestros la designan igual que
a su hija
La que se multiplica hijos sin
número alumbra
Qué
es pura y sin mancha alguna
La reina detesta la muerte y la
pobreza
Supera al oro a la plata y a las
piedras preciosas
Y a todos los remedios grandes y
pequeños
Nada puede comparársele sobre la
tierra
Agradecemos por ello a Dios del
cielo
Oh la fuerza me obliga mujer
desnuda
Pues desventurado era mi cuerpo
primero
Y no había llegado aun a ser madre
Hasta que por segunda vez nací
Entonces adquirí las virtudes de todas la raíces y hierbas
Vencedora fui de todas las enfermedades
Vi entonces a mi hijo
Y con el nací al mismo tiempo
Pues de él quede embarazada y de a
luz un prado estéril
Fui madre y sin embargo permanecía
doncella
Y tome cuidado de mi propio ser
Para que mi hijo fuera también mi
padre
Como lo quiso Dios de esencial
manera
La madre que me dio a luz
Por mi fue alumbrada en esta
preciosa tierra
Considerar lo uno a la naturaleza
unido
Que la montaña magistralmente ha
tragado
Luego vienen cuatro en uno
En nuestra piedra magistral
Y seis en triple concebido
Y de un modo esencial traído
A aquel que es capaz de
reflexión
Por Dios la virtud es concedida
Para expulsar las enfermedades todas
De los metales y humanos cuerpos
Sin ayuda de Dios que nadie
ose
Pues así mismo perderse puede
De mi tierra brota una fuente
Dos ríos de ella salen
El uno corre hacia el oriente
El otro hacia occidente
Dos águilas alzan desde ahí el
vuelo y queman su plumaje
Y desnudas sobre la tierra caen
Y recobran de nuevo allí su plumas
El sol y la luna quedan sometidos
Oh Señor Jesucristo
Tu que eres el dispensador de los dones
Por tu Santo Espíritu tan bondadoso
Que todo lo tiene bajo su custodia
Aquel que lo recibe
Escucha las palabras de los
maestros
Que reflexione que en la vida
futura
Como cuerpo y alma será unido
Que flotan en el reino de su padre
Y el arte en la tierra se
mantiene.
https://www.youtube.com/watch?v=GCuDBo4F-Ac
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