jueves, 19 de septiembre de 2024

Devoremos pues las cosas es decir démosle su destino.

 (Lo se Joel se queme dijiste que fuera con calma, que esperara tu respuesta pero me gana otra vez la ansiedad lo siento por favor si puedes hacer una critica a la docta ignorancia como fundamento de la ciencia del logos te lo agradecería)



Joel Agon

Según mi lectura de la ''ciencia de la lógica'' en el libro segundo de la esencia, todo esto que dire puede
parecer abstracto, y sin ningún sentido, pero en realidad tiene un gran sentido, me ha parecido
extraño y de locura esta parte, y mas aun, cuando llegue al ''contenido'' en Hegel, el cual
ya es una cosa bizarra, pero que logre dibujarlo, es decir comencé a dibujar el contenido(me parece que el contenido es para dibujarlo artísticamente) pero en fin será
en otro momento para explicarlo, en fin, sobre la ''docta ignorancia'' hay algo que yo descubrí en Hegel es que
en su pensamiento hay algo así como una ''simplicidad de esencia'', recordemos que en el tomismo, se
dice de ''Dios'' no tiene composición, y siempre esta en ''acto puro'' es decir no es un cuerpo que pasa
de la potencia - acto, sino es pura simplicidad, pues bien, en Hegel, existe una ''simplicidad de esencia''
pero sucede que esta simplicidad se supera a si mismo el cual yo lo puse de esta manera:
A = A
A = B
A = C
A = D
A = E
Aquí sucede algo extraño, porque esta simplicidad de esencia, no esta determinada, porque en el dios
judeocristiano, A = A, y ahí queda digamos atrapado, pero en esta simplicidad de esencia, nada esta atrapado
por lo tanto parece que la esencia, siempre conoce algo mas, así la esencia es una eterna docta ignorancia.
Ahora bien en Hegel, la simplicidad de esencia, es la esencia y la forma es el proceso de A = B, A = C , A = D
es decir en Hegel la forma esta cambiando, en fin. Estimado, esto son mis impresiones de la lectura, aunque
como te digo el tema del ''contenido'' me ha explotado la cabeza. Sin embargo lo que descubrí es que
esa parte es para dibujarlo, no hay palabras para comprenderlo. En otro momento te seguiré comentando. Christian Franco Rodriguez 


Devoremos pues las cosas es decir démosle su destino.

 El yo se entrega, en Hegel, al ser «otro» de las cosas, con lo que estas dejan de ser un «otro». El medio psicologico para conseguir esto es, en primer lugar, la atención que se concentra por entero en la cosa. Pero no se crea que esta atención es, de por si, nada facil: «Requiere, lejos de ello, un esfuerzo, ya que el hombre, cuando trata de captar un objeto,  tiene  que  abstraerse  de  las  mil  cosas  que  se  mueven  en  su cabeza,  de  sus  otros  intereses,  incluso  de  su  propia  persona,  para dejar que impere la cosa de que se trata. La atención implica, pues, la negación del hacerse valer a si mismo y la entrega de uno a la cosa; dos aspectos necesarios para la actividad del espíritu.» (Enciclopedia, §  448,  adicion.)Y  esto,  segun  Hegel,  no  es  solamente  un proceder objetivo, sino, ademas,  algo  que  permite  recrearse  en  el  universo,  gozar de el,  ser devoto para con el, en un sentido absolutamente goethiano.  En esta actitud  se  percibe  en  toda  la potencia del animo un rasgo decidida- mente  vuelto  hacia  el  exterior,  catolico-objetivista, si  se quiere:  «La atencion  —habia  dicho ya Malebranche— es la natural plegaria del alma.» En la atención, tal como Hegel la concibe, se hunde el yo en la cosa, pero se hunde también la cosa en el yo, se incorpora a el; de aqui que  Hegel emplee desde muy pronto, para expresar esta relación, el concepto  y  hasta  la  intuición  del devorar.  «Todo  esta  ahi  para ser devorado  —había dicho el joven  Hegel, con motivo de un banquete celebrado en Jena, dando a la palabra devorar un doble sentido que quienes entonces lo escuchaban por vez primera supieron comprender perfectamente—: demosle su destino.» Y es que los actos de comer y beber superan del modo mas palpable la llamada inaprehensibilidad del  interior  de  la  naturaleza  y,  por  tanto,  todos  los  problemas agnosticos  fantasmagoricos. Hegel,  con  un  sesgo  muy  robusto,  invoca en contra del supuesto abismo, insondable, entre el sujeto y el objeto el apetito de las bestias cuando se abalanzan agilmente sobre el objeto y lo devoran. La «cosa en  si»  es  captada  inmediatamente  por  ellas  como  lo  que  es,  como «cosa para nosotros»;  captada,  concretamente,  con  los dientes. Y si quedan, como residuos, huesos que se resisten al diente del concepto, Hegel,  orgulloso de su  razon,  los arroja desdeñosamente a un lado, como carentes de valor, y no los adora como algo impenetrable.  La sed  de saber y el hambre de conocimiento son siempre en Hegel los medios de que  disponemos  para  compartir el  universo,  para explayarnos sobre el en toda su riqueza objetiva. Es asi como, para decirlo con las  solemnes  palabras finales de la Fenomenologia, «tiene el yo que  penetrar  y  digerir  toda  esta  riqueza  de  su  sustancia».  Hasta remontarse a  la  cancelacion de  la  suprema  antitesis,  lo  que el viejo mistico  silesiano  Angelo  Silesio  expresa asi,  en  un  sentido  completamente hegeliano: «Amigo, ya es bastante. Si quieres leer mas, se tu mismo  la  Escritura,  se  tu  mismo  la  Esencia.wEl «devorar» es, pues, el nexo entre el yo y la cosa, entre lo interior y lo exterior, mediante el cual ambos terminos pierden lo que tienen de abstracto. Lo interior y lo exterior no ofrecen, uno y otro, más que la «apariencia del ser»; al entrelazarse, surge lo real, pues lo real es «la unidad  de  lo  interior  y  lo  exterior.  La  actividad  del  espíritu,  en Hegel,  es,  pues,  como  actividad  creadora,  una  actividad  que,  al mismo tiempo, se apodera del contenido creado, lo mismo que este se apodera  del  sujeto.  La  finalidad  de  la  conjuncion  del  conocer consiste  «en destruir también  la apariencia  de  que el objeto es algo exterior al  esplritu» (Enciclopedia,  § 447,  adicion).  Hasta  que  todo este  dispuesto  para  «ser  para  si»  en  el  autoconocimiento,  hasta que este privilegiado hijo de los dioses pueda remontar los escalones de la conciencia, los escalones del mundo mediado por ella. El yo y la cosa coinciden aqui, en el laconismo de la dicha y de la reconciliacion (teoricamente  senalada).  En  esto  consiste,  para  Hegel,  el  auto- conocerse  como  autodevenir;  y,  segun  la  creencia  de  este  pensador optimista y hasta apologetico, todas las cosas deben redundar en su favor.Este conocimiento de si mismo no es, pues, como corresponde a los anchos  comienzos  y  también  a  la  marcha  en  avenida,  un  proceso psicologico-individual, ni tiene, en general, nada de psicológico, pero si se hace pasar por un proceso de la conciencia que se indica como activa en todos nosotros y hasta en todo el universo que es mediado para nosotros. Este conocimiento es, por tanto, como en el título de la  primera obra de Hegel, en la Fenomenologia, historia de la aparición del espíritu;  pues  el yo  no  es,  aquí,  otra cosa  que el espíritu que se comprende a si mismo. Lo cual significa concretamente (puesto sobre los pies): el yo es el hombre trabajador que, a la postre, comprende su producción  y  la  arranca  a  su  autoenajenacion

 

 

«Una vez, cargo el acento sobre mi conciencia empirica finita, y me enfrento con lo infinito; otra vez, me cierro a mi mismo, me condeno, doy  la  supremacia  a  la  conciencia infinita.  No  son  las  Columnas de Hercules,  que aparecen  tajantemente  enfrentadas  la una con la otra. Yo soy, y esta pugna y esta unidad existen en mi y para mi; soy ante mi mismo  algo  infinito  frente  a  mi  como  ser finito,  conciencia  infinita contra mi, contra mi pensamiento, una conciencia determinada como infinita.  Soy  la  composición  de  estos  terminos,  el  esfuerzo  de  este componer, el trabajo del ánimo para dominar esta contraposición, que existe también para mí.  Soy la lucha, pues lucha es, cabalmente, esta pugna que no es indiferencia de ambos terminos como distintos, sino el estar vinculados ambos.  Yo no soy uno de los que luchan, sino que soy ambos contendientes a un tiempo, soy la lucha misma.»

 

Soy la biodramaturgia  

 

 

«Todo  lo  que  acaece  en  el  cielo  y  en  la  tierra,  lo  que  acaeceeternamente, la vida de Dios y todo lo que se hace en el tiempo, tiendesolamente  hacia un fin:  que el esplritu se conozca a si mismo, que sehaga objeto para si mismo, que se encuentre, devenga para si mismo,que  confluya  consigo  mismo.» 

 

 

«desplegar el puño apretado en una mano abierta». La mano abierta, aquí,  es una especie de abreviatura, que reaparece al final:  Hegel lo llama, entre los hombres, amor; en saber, historia comprendida; en el devenir  para  si  en  su  totalidad,  libertad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 


1 comentario:

Christian Franco dijo...

«La ciencia exige, por su parte, de la autoconciencia que se eleve en este eter, para poder vivir con ella y en ella y para vivir. Y, a la inversa, el individuo tiene derecho a exigir que la ciencia le ponga la escalera para subir a este punto de vista y se la muestre dentro de si mismo.»