miércoles, 26 de abril de 2023

la redeconstrucción plasmática

 

Permíteme redeconstruir tu historia: Ayer mi hija me leyó un cuento que había hecho con su amiga el cuento empezaba así: "Había una vez" palabra mágica que permite que el otro mundo atraviese el espejo haciendo aparecer entidades en este, luego decía " en un bosque" lugar al otro lado del espejo, en un segundo te sitúa en tu inconsciente "Un león que sufría la soledad" grade personaje arquetipo del valor y de la lucha trágica por el reino de este mundo sufriendo del mal de toda esta sociedad gaseosa, " de pronto se encuentra con un tigre y de dice para ser amigos y el tigre acepta" uaaa de próntro el tigre que es un arquetipo de personaje solitario y fiero acepta sin mayores problemas, eso me sorprende pero pienso ¿Qué es el tigre y el león para mi hija y su amiga? " luego se encontraron con un lobo que estaba amarrado y lo soltaron y el lobo les pregunto si podía ser su amigo y ellos dijeron que si" ¿Así de fácil? En la realidad se hubieran matado, pero en el imaginario de mi hija y su amia se hicieron amigos y la fina para remate los tres se fueron a comer una pizza terminando así el cuento. Pues para mi este es un cuento deconstruido donde el león , el tigre y el lobo se revelan como lo que son artificios narrativos con los que se puede hacer lo que nos de la gana, son simple y llana escritura, signos en un papel que evocan las cosas de acuerdo a la arbitrariedad de nuestra imaginación, como tal están muertos, no saltara el lobo del papel, ni el león para comernos. ¿Este es el inicio y final de todo artificio? Empezar como un signo y terminar como tal y es que los primitivos no tenían conciencia de las determinaciones de nuestras existencias así que imaginaban como les diera la gana y ahora los posmodernos igual explorados todas las posibilidades de los artificios lo único que queda son los artificios en toda su arbitrariedad. Pero cuando leo tu cuento creo en las determinaciones que me expones, sabiendo aun que es el clásico cuento del buen salvaje, me atrapas por un segundo en tu historia, antes que me de cuenta del artificio más luego el buen salvaje se me desdibuja y cuestiono ¿Porqué la determinación existencial del animal puede enseñar el origen de la maldad si la propia posibilidad de la pregunta sobre este origen se hace imposible en el animal? Y la respuesta estará al igual que el cuento de mi hija en la arbitrariedad de la imaginación solo que en tu caso esa imaginación esta conscientemente determinada por una ideología, en el de mi hija es inconsciente aun pero en ella el artificio esta desnudo, mientras que en tu cuento el artificio se esconde hábilmente. He estado reflexionando sobre el plasma como cuarto estado de la materia y sobre la fusión que se realiza en el plasma de las estrellas al unirse el hidrogeno y producir así el helio, quedando fascinado aquí te mando algunos links: https://www.youtube.com/watch?v=HFjPzC3ssiw https://www.youtube.com/watch?v=Zy8OWxkZk_g https://www.youtube.com/watch?v=TWar7j3eSZY toda la esperanza de la humanidad esta puesta en el reactor nuclear de fusión para poder superar la actual crisis energética pero si esto se lograra pasaríamos de ser sociedades liquidas a sociedades gaseosas con proyecto de ser sociedades plasmáticas, más ¿Una sociedad es solo producto de la energía que se le ponga? No lo creo se debe de establecer una conciencia al parecer la posmodernidad ya estableció la conciencia deconstructiva y en esta prima la arbitrariedad pero lo gaseoso es conflicto intenso y al parecer las ideologías lucharan con todo antes de aceptar su arbitrariedad y ¿Si las tomáramos en serio hasta hacerlas fusionarse? Eso ya implica reconocerlas en su arbitrariedad pero llevémoslas al extremo y hagamos que se fusionen así Amadí se invertiría y el Amadí noble tarde temprano chocaría con el Amadí perverso habría que crear un campo electro magnético o uno de gravedad que los mantuviera en ese choque obligándolos a fusionarse, habría que darles tanta energia que los sacaríamos del espacio ficticio a nuestra realidad ideológico y de pronto al igual que Shakespeare crearíamos un sol dentro de la tierra ¿Sobreviviríamos a tal creación plasmática?

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 Si fuera millonario haría una versión africana del rey de la selva, se llamaría Amadi, el hombre libre.

Uduak era un anciano guerrero, su compañera Adaku, una hiena que crio desde pequeña, era la única compañía que necesitaba. Traicionado por sus soldados, no tuvo más remedio que el exilio.

Su soledad era tan perfecta que todo grupo humano le resultaba desagradable. Comía lo que se le presentaba, desde una serpiente hasta un león, complementando su dieta con raíces y semillas de girasol. Se enterraba, si estaba en el deciento, o se tapaba con pieles para dormir. La noche se convirtió en su hogar, una madre negra con estrellas en la piel.

En uno de sus peregrinajes olió de lejos la destrucción, y no hubiera entrado a la pesadilla de moscas y sangre, de no ser por el llanto de un niño. Aún estaba lactando del seno de su madre muerta, y al ver sus enormes ojos negros se acordó de su hijo Amadi, fallecido a los cinco años por la picadura de una serpiente.

Te llamarás Amadi, le dijo, y lo cargó en sus brazos para llevarlo a un lugar seguro, y ese sitio era su corazón. La hiena le guardó cariño, Uduak la educó para que protegiera al pequeño Amadi, así que cuando de lejos le dispararon por la espalda al anciano, la hiena se llevó al bebé lejos del cobarde francotirador.

Ya libre, la bestia se enamoró de un macho, pero tuvo mucho cuidado en apartar a Amadi de sus celos. Entre la suerte y el tiempo, el macho Olufemi murió al tratar de vencer a un león herido y flaco, así que Adaku pudo darle más tiempo a su cachorro humano, ya con leche en sus ubres.

De los tres cachorros solo pudo sobrevivir uno, y él fue el hermano de Amadi hasta que cumplió los trece años. En ese tiempo aprendió a vencer a cualquier animal, a vivir con poco, y a contentarse con casi nada, a su manera era feliz.

Cuando fue encontrado por unos militares se sorprendieron de su destreza en el combate, más animal que humano se le veía en la jaula, y lo entrenaron para convertirlo en soldado, algo peor que ser hiena, pues aquellos combatientes traficaban con opio, masacraban aldeas, y no pasó ni un año hasta que Amadi decidió salir y recuperar su libertad.

Cuando se hizo hombre y entendió el origen de la maldad, perdió su inocencia salvaje y se convirtió en un protector de los pueblos humillados, liberaba a los esclavos de las minas, vencía a los saqueadores, sembraba la esperanza donde se había marchitado, y así Amadi encontró una razón noble para vivir.

 

 

 

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