MATRIZ BASICA DEL PENSAMIENTO MODERNO
DOCUMENTO 2 DE LA SERIE MATRICES DE MI PENSAMIENTO
TESIS COMPLEMENTARIA
HEGEL
RENE DESCARTES --------------------------------- LOCKE, HUME,
RACIONALISMO EMPIRISMO
TESIS ANTITESIS
I MANUEL KANT
TEORIA DEL CONOCIMIENTO
SINTESIS
LA MODERNIDAD PASA AL SUJETO.
AL HOMBRE
PASANDO DEL TEOCENTRISMO AL ANTROPOCENTRISMO
SU PRINCIPAL INTERES ES EL CONOCIMIENTO Y EN SI EL SUJETO QUE CONOCE.
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COMO TESIS DE ESTE PENSAMIENTO TENEMOS A DESCARTES.
EL CUAL DERRUMBA TODA LA ESCOLASTICA CONCIENTE DE SU TIEMPO Y SE PREGUNTA
DESDE QUE BASE SE PUDE CONSTRUIR EL NUEVO PENSAMIENTO.
SI TODO LO ESTERIRO ES CONOCIDO MEDIATICAMENTE, ES DECIR POR MEDIO DE PALABRAS CONCEPTOS, QUE ME DICE QUE LO QUE CONOSCO ES VERDAD.
ENTONCES DESCARTES ESTABLECE SU METODE LA DUDA METODICA.
TENIENDO COMO PUNTO DE APOYO, EL HECHO DE QUE NO SE PUEDE DUDAR DE QUE SE ESTA DUDANDO.
ES DECIR NO PUEDO DUDAR DE QUE ESTOY PENSANDO.
PIENSO LUEGO EXISTO.
COLON DESCUBRE AMERICA DESCARTES LA SUBJETIVIDAD.
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Racionalismo
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Rene descartes explicado
http://www.youtube.com/watch?v=-q7pKrR-ix0
http://www.youtube.com/watch?v=4K7tZ5gg2Rc&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=RBJKMnbALn4&feature=related
Descartes
Obras
Aunque se conservan algunos apuntes de su juventud, su primera obra fue Reglas para la dirección del espíritu creada en 1628 y publicada póstumamente en 1701. Luego escribió La luz o Tratado del mundo y El hombre, que retiró de la imprenta al enterarse de la condena de la Inquisición a Galileo en 1633, y que más tarde se publicaron a instancias deGottfried Leibniz. En 1637 publicó el Discurso del método para dirigir bien la razón y hallar la verdad en las ciencias, seguido de tres ensayos científicos: Dióptrica, La Geometría y Los meteoros. Con estas obras, escritas en francés, Descartes acaba por presentarse ante el mundo erudito, aunque inicialmente intentó conservar el anonimato.
En 1641 publicó las Meditaciones metafísicas, acompañadas de un conjunto de Objeciones y respuestas que amplió y volvió a publicar en 1642. Hacia 1642 puede fecharse también el diálogo, obra póstuma, La búsqueda de la verdad mediante la razón natural.
En 1644 aparecen los Principios de filosofía, que Descartes idealmente habría destinado a la enseñanza. En 1648 Descartes le concede una entrevista a Frans Burman, un joven estudiante de teología, quien le hace interesantes preguntas sobre sus textos filosóficos. Burman registra detalladamente las respuestas de Descartes, y éstas usualmente se consideran genuinas. En 1649 publica un último tratado, Las pasiones del alma, sin embargo aún pudo diseñar para Cristina de Suecia el reglamento de una sociedad científica, cuyo único artículo es que el turno de la palabra corresponda rotativamente a cada uno de los miembros, en un orden arbitrario y fijo.
De Descartes también se conserva una copiosa correspondencia, que en gran parte canalizaba a través de su amigo Mersenne, así como algunos esbozos y opúsculos que dejó inéditos. La edición de referencia de sus obras es la que prepararon Charles Adam y Paul Tannery a fines del siglo XIX e inicios del XX, y a la que los comentaristas usualmente se refieren como AT, por las iniciales de los apellidos de estos investigadores.
[editar]Filosofía
[editar]El padre de la filosofía moderna
Al menos desde que Hegel escribió sus Lecciones de historia de la filosofía, en general se considera a Descartes como el padre de la filosofía moderna, independientemente de sus aportes a las matemáticas y la física. Este juicio se justifica, principalmente, por su decisión de rechazar las verdades recibidas, p. ej., de la escolástica, combatiendo activamente los prejuicios. Y también, por haber centrado su estudio en el propio problema del conocimiento, como un rodeo necesario para llegar a ver claro en otros temas de mayor importancia intrínseca: la moral, la medicina y la mecánica. En esta prioridad que concede a los problemas epistemológicos, lo seguirán todos sus principales sucesores. Por otro lado, los principales filósofos que lo sucedieron estudiaron con profundo interés sus teorías, sea para desarrollar sus resultados o para objetarlo. Este es el caso de Pascal, Spinoza, Leibniz, Malebranche, Locke, Hume y Kant, cuando menos. Sin embargo, esta manera de juzgarlo no debe impedirnos valorar el conocimiento y los estrechos vínculos que este autor mantiene con los filósofos clásicos, principalmente con Platón y Aristóteles, pero también Sexto Empírico y Cicerón.13 Descartes aspira a «establecer algo firme y durable en las ciencias». Con ese objeto, según la parte tercera del Discurso, por un lado él cree que en general conviene proponerse metas realistas y actuar resueltamente, pero prevé que en lo cotidiano, así sea provisionalmente, tendrá que adaptarse a su entorno, sin lo cual su vida se llenará de conflictos que lo privarán de las condiciones mínimas para investigar. Por otra parte, compara su situación a la de un caminante extraviado, y así concluye que en la investigación, libremente elegida, le conviene seguir un rumbo determinado. Esto implica atenerse a una regla relativamente fija, un método, sin abandonarla «por razones débiles»...
[editar]Las reglas del método
Artículo principal: Discurso del método
Busto de Descartes en el Palacio de Versalles.
Los principiantes deberían abordar la filosofía cartesiana a través de las antes referidas Meditaciones metafísicas o bien a través de su obra derivada, que es el famoso Discurso del método, que en sus primeras partes es ejemplarmente ameno y fluido, además de tratar temas fundamentales y darnos una buena idea del proyecto filosófico general del autor.14 Descartes explica ante todo, qué lo ha llevado a desarrollar una investigación independiente. Es que aunque él atribuye al conocimiento un enorme valor práctico (lo cree indispensable para conducirse en la vida, pues «basta pensar bien para actuar bien»), su paso por la escuela lo ha dejado frustrado.
Por ejemplo, comenta que la lectura de los buenos textos antiguos ayuda a formar el espíritu, aunque sólo a condición de leerse con prudencia (característica de un espíritu ya bien formado); reconoce el papel de las matemáticas, a través de sus aplicaciones mecánicas, para disminuir el trabajo de los hombres, y declara su admiración por su exactitud, aunque le parece que sobre ellas no se ha montado un saber lo suficientemente elevado.
De igual modo, juzgaba que las ciencias expuestas en los libros, al menos aquellas compuestas y progresivamente engrosadas con las opiniones de muchas y diversas personas, no están tan cerca de la verdad como los simples razonamientos que un hombre de buen sentido puede naturalmente realizar en relación con aquellas cosas que puedan estar tan carentes de prejuicios o que puedan ser tan sólidos como lo hubieran sido si desde nuestro nacimiento hubiésemos estado en posesión del uso completo de nuestra razón y nos hubiéramos guiado exclusivamente por ella, pues como todos hemos sido niños antes de llegar a ser hombres, ha sido preciso que fuéramos gobernados durante años por nuestros apetitos y preceptores, cuando con frecuencia los unos eran contrarios a los otros y, probablemente, ni los unos ni los otros nos aconsejaban lo mejor.
Discurso del método. Segunda parte. Trad. G. Quintás. 1981.Madrid. Alfaguara.
Y eso es así porque la Razón es única pues es la luz que hace posible el conocimiento que produce la ciencia, como sabiduría.
Todas las diversas ciencias no son otra cosa que la sabiduría humana, la cual permanece una e idéntica, aun cuando se aplique a objetos diversos, y no recibe de ellos más distinción que la que la luz del sol recibe de los diversos objetos que ilumina.
Regulae ad directionem igenii.
Confiado en esa luz de la razón, Descartes pone en cuestión todos los fundamentos de la educación recibida a través de sus estudios.
Había estudiado un poco, siendo más joven, la lógica de entre las partes de la filosofía; de las matemáticas el análisis de los geómetras y el álgebra. Tres artes o ciencias que debían contribuir en algo a mi propósito. Pero habiéndolas examinado, me percaté que en relación con la lógica, sus silogismos y la mayor parte de sus reglas sirven más para explicar a otro cuestiones ya conocidas o, también, como sucede con el arte de Lulio, para hablar sin juicio de aquellas que se ignoran que para llegar a conocerlas.../... Todo esto fue la causa por la que pensaba que era preciso indagar otro método, que asimilando las ventajas de estos tres, estuviera exento de sus defectos. Y como la multiplicidad de leyes frecuentemente sirve para los vicios de tal forma que un Estado está mejor regido cuando no existen más que unas pocas leyes que son minuciosamente observadas, de la misma forma, en lugar del gran número de preceptos del cual está compuesta la lógica, estimé que tendría suficiente con los cuatro siguientes con tal de que tomase la firme y constante resolución de no incumplir ni una sola vez su observancia.
El primero consistía en no admitir cosa alguna como verdadera si no se la había conocido evidentemente como tal. Es decir, con todo cuidado debía evitar la precipitación y la prevención, admitiendo exclusivamente en mis juicios aquello que se presentara tan clara y distintamente a mi espíritu que no tuviera motivo alguno para ponerlo en duda.
El segundo exigía que dividiese cada una de las dificultades a examinar en tantas parcelas como fuera posible y necesario para resolverlas más fácilmente.
El tercero requería conducir por orden mis reflexiones comenzando por los objetos más simples y más fácilmente cognoscibles, para ascender poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más complejos, suponiendo un orden entre aquellos que no preceden naturalmente los unos a los otros.
Según el último de estos preceptos debería realizar recuentos tan completos y revisiones tan amplias que pudiese estar seguro de no omitir nada.
Discurso del método. Segunda parte. Trad. G. Quintás. 1981. Madrid. Alfaguara.
Dice que los libros de los moralistas paganos «contienen muchas enseñanzas y exhortaciones a la virtud que son muy útiles», aunque en realidad no nos ayudan mucho a identificar cuál es la verdadera virtud, pues los casos concretos que citan parecen ejemplos de "parricidio y orgullo"; añade «que la filosofía da medios para hablar con verosimilitud de todas las cosas y hacerse admirar de los menos sabios; que la jurisprudencia y la medicina dan honores y riquezas a los que las cultivan» aunque claro, aquí se echa de menos toda mención de algún interés por la verdad, la salud o la justicia.
Descartes anuncia que empleará su método para probar la existencia de Dios y del alma, aunque es preciso preguntar cómo podrían él, o sus lectores, cerciorarse de que los razonamientos que ofrece para ello tienen genuino valor probatorio. Desarrollar una prueba genuina es algo muy problemático, especialmente en lo tocante a cuestiones fundamentales, según habían señalado ya autores como Aristóteles y Sexto Empírico. Veremos que en este punto, las teorías cartesianas pueden considerarse como un desarrollo de la filosofía griega.
[editar]Propósito literario
No obstante su fluidez ejemplar, la escritura cartesiana puede considerarse como intencionalmente críptica. El resultado es algo semejante a un acertijo, para el que sólo se nos entregan numerosas claves, de modo que la comprensión de sus obras exige la participación activa del lector. Por ejemplo, algunas cosas no aparecen en los textos en el orden más natural, como cuando el método se presenta antes de que Descartes explique por qué cree conveniente adoptar una regla, sea ésta la que fuere. Mejor aún, un par de enigmas, que abajo intentamos resolver y para los que no hay otra solución conocida, muestran el carácter críptico de su escritura: el filósofo nunca explica por qué razón eligió originalmente su método, aunque sí dice que más valdría tomar uno al azar que no seguir ninguno. Y tampoco dice por qué, tanto en las Meditaciones metafísicas como en los Principios..., desarrolla lo que visiblemente son tres pruebas distintas de la existencia de Dios, al contrario, en la «Carta a los Decanos y Doctores...» que precede a las Meditaciones, da a entender que la multiplicidad de pruebas es innecesaria, e incluso dificulta su apreciación. Siendo éstas dos de las principales cuestiones que Descartes deja sin aclarar en sus textos, hay muchas más. Por ello es muy posible que el autor, que en la Flèche había estudiado la emblemática y otras formas de comunicación indirecta, según Gaukroger, haya querido dejarle una tarea al "lector atento" para el que escribe. Si esto es cierto, habría que ver sus textos, en parte, como criptogramas que a sus lectores les corresponde descifrar, aunque para ello, obviamente, pueden apoyarse en las claves que el mismo filósofo proporciona.
[editar]La duda metódica
En aplicación de la primera regla del método, en busca de una evidencia indubitable, Descartes pensaba que, en el contexto de la investigación, había que rehusarse a asentir a todo aquello de lo que pudiera dudarse racionalmente y estableció tres niveles principales de duda:
En el primero, citando errores típicos de percepción de los que cualquiera ha sido víctima, Descartes cuestiona cierta clase de percepciones sensoriales, especialmente las que se refieren a objetos lejanos o las que se producen en condiciones desfavorables.
En el segundo se señala la similitud entre la vigilia y el sueño, y la falta de criterios claros para discernir entre ellos; de este modo se plantea una duda general sobre las percepciones, aparentemente, empíricas, que acaso con igual derecho podrían imputarse al sueño.
Por último, al final de la Meditación I, Descartes concibe que podría haber un ser superior, específicamente un genio maligno extremadamente poderoso y capaz de manipular nuestras creencias. Dicho "genio maligno" no es más que una metáfora que significa: ¿y si nuestra naturaleza es intelectualmente defectuosa?, de manera que incluso creyendo que estamos en la verdad podríamos equivocarnos, pues seríamos defectuosos intelectualmente. Siendo éste el más célebre de sus argumentos escépticos, no hay que olvidar cómo Descartes considera también allí mismo la hipótesis de un azar desfavorable o la de un orden causal adverso (el orden de las cosas), capaz de inducirnos a un error masivo que afectara también a ideas no tomadas de los sentidos o la imaginación (vg., las ideas racionales).15
El propósito de estos argumentos escépticos, y en particular los más extremos (los dos últimos niveles), no es provocar la sensación de que hay un peligro inminente para las personas en su vida cotidiana; es por ello que Descartes separa las reglas del método de la moral provisional. Antes bien, sólo al servicio del método hay que admitir estas posibilidades abstractas, cuya finalidad es exclusivamente servir a la investigación, en forma semejante a como lo hace un microscopio en el laboratorio. En realidad los argumentos escépticos radicales deben considerarse como vehículos que permiten plantear con claridad y en toda su generalidad el problema filosófico que para Descartes es central, ¿hay conocimiento genuino? y ¿cómo reconocerlo?.
[editar]Soluciones propuestas
Ahora bien, por un lado, en la «Carta-prefacio a la traducción francesa de los Principios» Descartes se refiere a Platón y Aristóteles como los principales autores que han investigado la existencia de principios o fundamentos (válidos) del conocimiento. Aunque Descartes no lo menciona, ambos filósofos piensan que ladialéctica o controversia, donde cada uno de los participantes procura convencer o refutar a su antagonista, es el único tipo de argumentación capaz de responder esta pregunta; y en especial, es muy digna de atención la explicación que da Aristóteles (Met. Γ, 4) de por qué hay que acudir a este tipo de argumento para alcanzar una prueba de los «principios». Perfectamente pudo Descartes ver aquí una buena razón para elegir la dialéctica como procedimiento para indagar la validez de los fundamentos.
Esto es lo que insinúa la primera regla metódica, si el lector, en lugar de atribuirle en su fórmula el papel principal a la noción general de evidencia, se lo concede a la (más específica) de indubitabilidad racional: las ideas tendrán la clase relevante de evidencia sólo en la medida en que sean apropiadamente indudables, pero es obvio que no serán indudables mientras haya «ocasión» de ponerlas en duda, y habrá ocasión de dudar siempre que haya argumentos escépticos vigentes. Ahora bien, bajo un argumento como el del genio maligno, p. ej., siempre puede plantearse una duda que afecte, en términos generales, incluso a las ideas más evidentes: perfectamente puede pensarse que acaso las ideas evidentes son falsas. De este modo, si se concede prioridad a la noción de indubitabilidad, advertimos que la primera regla del método sugiere un camino para superar la duda: refutar el argumento escéptico como primera tarea, lo que una vez conseguido, permitiría dejar a salvo de la duda (y por ende, admitir como verdaderas, de acuerdo con el método) las ideas que sólo ese mismo argumento permitía cuestionar.
Por otro lado, vimos que Descartes acepta tres razones para plantear la duda más extrema: esencialmente son las hipótesis del genio maligno, la de un azar desafortunado y la de una causalidad natural adversa. Así, si suponemos que Descartes argumenta para enfrentar al crítico radical, el escéptico, se entiende fácilmente el desarrollo de tres pruebas (a lo largo de las Meditaciones III y V) que sólo aparentemente se encaminan a establecer la existencia divina; pues en realidad, a cada una de estas pruebas puede asignársele el propósito de refutar una de las hipótesis escépticas. De este modo, Descartes no habría buscado «demostrar», en primer término, la existencia de Dios: en cambio habría intentado vencer dialécticamente a su antagonista en la controversia, rechazando una razón específica entre las admitidas para plantear la duda más extrema. Para lograrlo, le habría bastado mostrar que las razones para aceptar la existencia divina son, en todo caso, más sólidas que las que pueden darse para implantar las dudas radicales. Si Descartes alcanza este objetivo, las dudas más extremas quedarían sin fundamento. Esto, a su vez, autorizaría al investigador a aceptar ciertas proposiciones como válidas, por ser racionalmente indudables, al menos, a la luz de los argumentos escépticos conocidos. Pero Descartes habría dejado en la sombra, sin declarar francamente, este aspecto negativo de su procedimiento.
Por ello la demostración de la existencia de Dios es clave en la superación de la duda metódica y conduce de manera principal a la afirmación de la necesidad de las ideas innatas punto fundamental en el desarrollo de su pensamiento. En realidad lo que hace es un desarrollar una nueva forma de argumento ontológico deSan Anselmo.
A continuación, reflexionando sobre que yo dudaba y que, en consecuencia, mi ser no era omniperfecto pues claramente comprendía que era una perfección mayor el conocer que el dudar, comencé a indagar de dónde había aprendido a pensar en alguna cosa más perfecta de lo que yo era; conocí con evidencia que debía ser en virtud de alguna naturaleza que realmente fuese más perfecta. En relación con los pensamientos que poseía de seres que existen fuera de mí, tales como el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros mil, no encontraba dificultad alguna en conocer de dónde provenían pues no constatando nada en tales pensamientos que me pareciera hacerlos superiores a mí, podía estimar que si eran verdaderos, fueran dependientes de mi naturaleza, en tanto que posee alguna perfección; si no lo eran, que procedían de la nada, es decir, que los tenía porque había defecto en mí. Pero no podía opinar lo mismo acerca de la idea de un ser más perfecto que el mío, pues que procediese de la nada era algo manifiestamente imposible y puesto que no hay una repugnancia menor en que lo más perfecto sea una consecuencia y esté en dependencia de lo menos perfecto, que la existencia en que algo proceda de la nada, concluí que tal idea no podía provenir de mi mismo. De forma que únicamente restaba la alternativa de que hubiese sido inducida en mí por una naturaleza que realmente fuese más perfecta de lo que era la mía y, también, que tuviese en sí todas las perfecciones de las cuales yo podía tener alguna idea, es decir, para explicarlo con una palabra que fuese Dios.
Discurso del método. Cuarta parte. Trad. de G. Quintás. 1981. Madrid. Alfaguara.
[editar]La metafísica
Otra postura que Descartes sostiene es la evidencia de la libertad. Pero más que discutir la realidad o no del libre albedrío, Descartes parece partir de la hipótesis de que él mismo es libre para poner esta libertad en práctica: ya la investigación, en su caso, resulta de una determinación voluntaria y libre. Además, laepistemología cartesiana, vg., su investigación sobre las condiciones de validez del conocimiento, hace un aporte tácito, pero fundamental, al campo de la filosofía práctica: la responsabilidad no es ilusoria, pues si hay conocimiento legítimo, y éste versa en parte sobre algunas relaciones causales, hemos de tomar nuestras decisiones sin dar oídos sordos a las consecuencias previsibles de nuestros actos.
Sin embargo, parece que Descartes nunca intentó demostrar la corrección de la citada hipótesis sobre el libre albedrío, como no fuera poniéndola a prueba indirectamente, acaso examinando su capacidad de producir resultados favorables. Descartes compara el cuerpo de los conocimientos a un árbol cuyas raíces son de tipo metafísico, el tronco equivale a la física, y las ramas principales son las artes mecánicas, cuya importancia está en que permiten disminuir el trabajo de los hombres, la medicina y la moral. La metafísica es fundamental, pero añade que los frutos de un árbol no se cogen de las raíces, sino de las ramas.
[editar]Teoría de las dos sustancias
La sustancia es aquello que existe por sí mismo sin necesidad de otra cosa, es decir, es aquello autosubsistente.16
Partiendo del cogito, pensamiento, Descartes sostiene que él mismo es sólo una sustancia pensante, dado que ni siquiera el escéptico radical puede negar la existencia del pensamiento, su negación sería un pensamiento más, mientras sí puede mantenerse una duda sobre el cuerpo.4
Este razonamiento es sospechoso, dado que una idea tan evidente como el propio cogito puede ponerse en duda en términos generales (es inteligible la frase: «las ideas más evidentes son dudosas, acaso están equivocadas»), y esta clase de duda sólo queda claramente superada cuando se refutan las razones más radicales para dudar que ha admitido la investigación. Además, sólo estas mismas razones habían permitido poner en duda las más elementales de las ideas sensibles, Cfr. el argumento escéptico del sueño y sus secuelas inmediatas, tanto en el Discurso IV, como en la Meditación I. Ahora bien, entre estas ideas simples se encuentran la extensión, la figura, etc.17 que Descartes acepta sin más como indudables y constitutivas de la sustancia corpórea, sometida por tanto al espacio y a medidas espaciales de igual forma que el tiempo.18
En cualquier caso, la teoría de las dos sustancias nos invita a un mundo dualista. Para llegar de una realidad a otra, del cuerpo al alma (en la percepción sensorial), o viceversa, como en el movimiento voluntario, Descartes menciona que hay una glándula en el cerebro humano, la pineal, donde se encuentra el punto de contacto entre ambas sustancias. Por supuesto, Descartes nunca pudo verificar esta afirmación.
Por otro lado Descartes afirma que hay dos tipos de sustancia, la infinita y la finita. La sustancia infinita es Dios, que es un ser perfecto o infinito, estas dos nociones parecen equivalentes, tal como Descartes las empleó. Tradicionalmente, se considera que Descartes introduce a Dios en su metafísica como garantía de la verdad, pero esto da lugar al profundo problema de la circularidad, que Descartes mismo señala en la «Carta a los Decanos y Doctores...» que antecede a lasMeditaciones.
Por Dios entiendo una substancia infinita eterna, inmutable, independiente, omnisciente, omnipotente, que me ha creado a mí mismo y a todas las demás cosas que existen, si es que existe alguna. Pues bien, eso que entiendo por Dios es tan grande y eminente, que cuanto más atentamente lo considero menos convencido estoy de que una idea así pueda proceder sólo de mí. Y, por consiguiente, hay que concluir necesariamente, según lo antedicho. que Dios existe. Pues aunque yo tenga la idea de substancia en virtud de ser yo una substancia, no podría tener la idea de una substancia infinita, siendo yo finito, si no la hubiera puesto en mí una substancia que verdaderamente fuera infinita...
Meditaciones metafísicas. 1978. Madrid. Alfaguara
[editar]El problema del círculo
Este problema consiste en cómo saber que existe Dios, dado que frente a un escéptico que está dispuesto a poner en duda la evidencia, no bastaría siquiera dar un alegato completamente evidente. Recuérdese cómo Descartes mismo advierte que para refutar a los ateos no basta invocar un texto sagrado, "Carta a los Decanos y Doctores..." que precede a las Meditaciones, dado que este procedimiento es viciosamente circular. Este es un tema que ha sido incansablemente discutido por los comentaristas, pero dos respuestas básicas pueden darse al problema: o no lo sabemos en absoluto, pues el círculo es real y Descartes es un ingenuo que comete faltas indignas de un principiante, o bien se evita el círculo, pero a costa de atribuirle a Descartes posiciones extremadamente dogmáticas. O alternativamente, Descartes escapa al círculo al desarrollar una prueba dialéctica.
Según la última línea interpretativa, Descartes no habría intentado demostrar la existencia de Dios, sino ante todo, refutar la hipótesis en la que se funda la duda. Esto se conseguiría mostrando: 1) que un argumento incompatible con la hipótesis del genio, o del azar adverso, etc., es comparativamente 'más sólido que' la respectiva hipótesis escéptica; y 2), que ni ese argumento, ni el juicio que lo considera superior al alegato opuesto, merecen ser juzgados circulares.
Atendiendo al último punto: la refutación de la hipótesis del genio sería circular si enfrentado al argumento refutatorio, el escéptico aún pudiera sugerir que «acaso el propio genio le haya sugerido a Descartes este alegato». Así, la «prueba» de que no hay genio sucumbiría a la misma duda que aspira a superar, círculo. Pero esta réplica es ilegítima bajo el método cartesiano, puesto que para ofrecerla, el escéptico necesita apoyarse en una idea —la del genio maligno— que, una vez expuesta la refutación, tendríamos razones para poner en duda (V. gr., las razones en que estriba la misma refutación); ahora bien, el método pide no considerar verdadera, ni momentáneamente, una idea de la que tenemos razones para dudar. Por otro lado, la refutación sólo habrá podido prosperar si parte de premisas que el propio escéptico ha introducido, al ofrecer las razones para dudar.
Por otro lado, por supuesto, el camino mencionado sólo sería promisorio, si no suponemos de entrada que la duda radical planteada por el escéptico y admitida en la investigación, es universal (pues, siendo universal, a priori toda respuesta a esa duda sería ella misma dudosa de antemano y por ende, estaría condenada a la circularidad). Entonces, habrá que preguntarse dos cosas: 1) ¿Es posible plantear una duda sistemática y amplísima, que afecte incluso a las ideas evidentes, pero que no sea universal? Una posibilidad, desde luego, es imaginar que la duda no se formula con ayuda del cuantificador «todo...» (V. gr., todo pensamiento es falso), sino del cuantificador plurativo: «la mayoría de...» Y 2), ¿hay razones que legítimamente permitan desechar la duda universal, pero que no se reduzcan a señalar el fracaso al que estaríamos condenados, si hubiésemos de enfrentar esta clase de escepticismo? Esta última es, digamos, una pregunta abierta.
[editar]Descartes científico
En lo relativo al conocimiento de la Naturaleza por medio de la experiencia, Descartes es heredero y continuador de toda la revolución renacentista, de la crítica a la física aristotélica, del heliocentrismo propuesto por Copérnico y, de manera especial, del atomismo propuesto por Gassendi y está al corriente de todas las investigaciones en el terreno matemático y físico que se están llevando a cabo; su correspondencia muestra el contacto que tiene con todos los estudiosos de su época.
Galileo y Descartes consideran el carácter matemático del espacio. Galileo lo hace reduciendo el movimiento de caída a fórmulas matemáticas y Descartes con su contribución a la geometría.19
La filosofía está escrita en este gran libro continuamente abierto ante nuestros ojos, me refiero al universo, pero no se puede comprender si antes no se ha aprendido su lenguaje y nos hemos familiarizado con los caracteres en los que está escrito. Está escrito en lenguaje matemático, y los caracteres son triángulos, círculos y demás figuras geométricas, sin los cuales es humanamente imposible entender ni una sola palabra; sin ellos se da vueltas en vano por un oscuro laberinto.
Galileo. Il sagiattore.
El fundamento del espacio Descartes lo encuentra en una idea clara y evidente: la extensión. Los cuerpos se identifican con la extensión, pues de ellos podemos abstraer todas las demás propiedades sensibles menos esta. Por ello afirma:
El espacio o el lugar interior y el cuerpo que está comprendido en este espacio no son diferentes sino por nuestro pensamiento. Pues, en efecto, la misma extensión en longitud, anchura y profundidad que constituye el espacio, constituye el cuerpo.
Principios de filosofía.
Por ello niega el vacío19 que será únicamente comprendido bajo la extrapolación de la idea de la "falta de algo". Según la física de Descartes la extensión llena el espacio de forma continua, donde unos vórtices, remolinos materiales, generan el movimiento continuo de los astros.
El espacio-mundo es indefinido pues no puede ser infinito, pues la infinitud es un atributo solo de Dios. Por ello el carácter de lugar es relativo.
Las palabras lugar y espacio no significan nada que difiera verdaderamente del cuerpo del que decimos que está en algún lugar, y, nos indican solamente su magnitud, su figura y cómo está situado entre los otros cuerpos. Pues es necesario para determinar esta situación dar constancia de algunos otros que consideramos como inmóviles; pero según cuales sean los que así consideremos, podemos decir que una misma cosa cambia de lugar o que no cambia.
Principios de filosofía
Es evidente que Descartes conoce perfectamente la obra de Galileo y la invariancia galileana. De esta forma se "espacializa" el universo y el mundo se concibe con un inmenso mecanismo.
EL EMPIRISMO ANTITESIS
SI DESCARTES PLANTEABA EL RACIONALISMO, ES DECIR PENSAR A PARTIR DE LAS IDEAS INANTAS EN EL HOMBRE, COMO PARADOJICAMENTE SEGÚN DESCARTES TENEMOS LA IDEA DE DIOS, EL EMPIRISMO PLANTEA LA ADQUISICION DEL CONOCIMIENTO A PARTIR DE LA EXPERIENCIA SENSIBLE, Y SI EN DESCARTES EL METODO ES LA DUDA, EN EL EMPIRISMO LO QUE TENEMOS ES EL METEDO INDUCTIVO, QUE PERMITE GRACIAS A LA OBSERVACION Y LA EXPERENCIA UNA CONSTATACION DEL CONOCIMIENTO AUNQUE LIMITADO POR LA PROPIA EXPERIENCIA.
El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del conocimiento. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también en cuanto a su contenido. Se parte del mundo sensible para formar los conceptos y éstos encuentran en lo sensible su justificación y su limitación.
El término «empirismo» proviene del griego έμπειρία, cuya traducción al latín es experientia, de donde deriva la palabraexperiencia.
El empirismo, bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna como fruto maduro de una tendencia filosófica que se desarrolla sobre todo en el Reino Unido desde la Baja Edad Media. Suele considerarse en contraposición al llamadoracionalismo, más característico de la filosofía continental. Hoy en día la oposición empirismo-racionalismo, como ladistinción analítico-sintético, no suele entenderse de un modo tajante, como lo fue en tiempos anteriores, y más bien una u otra postura obedece a cuestiones metodológicas y heurísticas o de actitudes vitales más que a principios filosóficos fundamentales. Respecto del problema de los universales, los empiristas suelen simpatizar y continuar con la crítica nominalista iniciada en la Baja Edad Media.
En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento que los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general obtenían a través su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición al conocimiento teórico concebido como contemplación de la verdad al margen de cualquier utilidad.1
Contenido
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• 1 Historia
o 1.1 Edad Antigua
1.1.1 Aristóteles
1.1.2 Helenismo greco-romano
1.1.3 Los conceptos y la experiencia
o 1.2 Edad Media
1.2.1 El nominalismo y la «navaja de Ockham». Crítica de la teoría aristotélica del movimiento
o 1.3 Renacimiento
o 1.4 Edad Moderna
1.4.1 El empirismo inglés
1.4.2 Lo analítico y lo sintético, lo a priori y a posteriori
1.4.2.1 La solución kantiana
o 1.5 Edad Contemporánea
1.5.1 Positivismo
1.5.2 Fenomenología
1.5.3 Posmodernidad
• 2 Véase también
• 3 Notas y referencias
• 4 Bibliografía adicional
• 5 Enlaces externos
[editar]Historia
Antiguas formas de empirismo incluyen las labores epistemológicas de Buda en oriente.2 Sin embargo, aquí se considera la evolución de las actitudes filosóficas occidentales.
[editar]Edad Antigua
En la Antigüedad clásica existía una clara separación entre:
El conocimiento por la experiencia y su resultado: la técnica y el trabajo productivo. Lo que se ha entendido históricamente como "artes" y "oficios".3
El ideal del conocimiento teórico que comprende dos ámbitos:
La ciencia: Entendida ésta como un conocimiento universal y necesario. Trata del saber de las últimas causas y de los primeros principios, lo que hoy se entendería como el fundamento de la realidad, la metafísica.4
Como ideal del conocimiento práctico5 que dirige la acción hacia el logro del bien y la felicidad, que a su vez se desenvuelve en dos ámbitos:
La consecución del bien individual, la felicidad como Ética
La consecución del bien común social, la política.
En la Antigüedad clásica el conocimiento teórico y práctico, como saber universal y necesario, ideal del «saber» es independiente de la experiencia,6 y constituye la Sabiduría. La máxima expresión como conocimiento de la verdad, como ciencia, es la Metafísica7 y el modelo ideal de vida el más cercano posible a lafelicidad, como ética, constituyen el ideal del sabio.
Esta separación del conocimiento y la acción práctica respecto a la producción de bienes materiales responde a una tradición aristocrática y guerrera de la nobleza o clase dominante. Las artes y los oficios eran propios de esclavos o comerciantes, pero la «sabiduría» (filosofía) era lo propio de la nobleza y de los hombres libres.8
En la Atenas clásica ya apareció una doble actitud de pensamiento que se va a mantener a lo largo de toda la Historia de la filosofía en occidente y que hoy caracterizamos básicamente como racionalismo y empirismo. En realidad responden a dos actitudes y modos de concebir la función del pensamiento y el sentido de la vida.
Los primeros en mantener una actitud claramente empirista fueron los sofistas quienes negaron las especulaciones racionalistas sobre el mundo natural común a sus predecesores, presocráticos y, sobre todo, Platón; por el contrario se preocuparon "en tan relativas entidades como el hombre y la sociedad".9 10 El valor de la verdad queda restringido al valor concreto de la experiencia y el ejercicio del poder, bien sea individual (moral) o social (política).
Este empirismo se interesa por la retórica en el dominio del lenguaje como instrumento esencial para la vida política ateniense y el ejercicio del poder.11
[editar]Aristóteles
Aristóteles proclamó la importancia de la inducción basada en la experiencia.
Tal vez sea Aristóteles quien mejor expresó el valor del conocimiento de la experiencia, por más que lo considerara sometido al supremo valor de lo teórico. En su Metafísica (982b 11-32), Aristóteles concibe al conocimiento como un proceso:
Se parte de lo común con los animales dotados de sensación y memoria y, por tanto, con experiencia; es la acumulación de experiencia lo que a los hombres hace «expertos».
Más perfecto es el conocimiento de dicha experiencia unida a la reflexión, lo que convierte a los hombres en “artesanos”; lo que hoy denominaríamos técnicos (médicos, arquitectos, estrategas, etc.)
La perfección de la función racional humana se manifiesta en la suprema facultad de elevarse a los fundamentos de dichos conocimientos a través de las causas hasta los primeros principios; es en esto en lo que el hombre se asemeja a los dioses, el saber de una Ciencia primera, entendida hasta el siglo XVIII como Metafísica. Esto solo es posible en la medida en que una sociedad tiene asegurados los bienes materiales, y por tanto puede dedicar a los «hombres libres» a la «inutilidad» del pensamiento en búsqueda de la verdad de la ciencia.12
De suerte que, si filosofaron para huir de la ignorancia, es claro que buscaban el saber en busca del conocimiento, y no por ninguna utilidad. Y así lo atestigua lo ocurrido. Pues esta disciplina comenzó a buscarse cuando ya existían casi todas las cosas necesarias y las relativas al descanso y al ornato de la vida. Es, pues, evidente que no la buscamos por ninguna utilidad sino que así como llamamos hombre libre al que es para sí mismo y no para otro, así consideramos a ésta como la única ciencia libre, pues ésta sola es para sí misma. Por eso también su posesión podría con justicia ser considerada impropia del hombre. Pues la naturaleza humana es esclava en muchos aspectos; de suerte que según Simónides, «sólo un Dios puede tener tal privilegio, aunque es indigno de un varón buscar la ciencia a Él proporcionada.»
Aristóteles, Metafísica, 982b 11-32
Aristóteles es propiamente un filósofo de tipo racionalista como no podía ser menos en un discípulo aventajado de Platón; admite un conocimiento metafísico del ente en cuanto tal; es el fundador de un sistema lógico que garantiza que, si se parte de verdades y se razona correctamente, se llegará a nuevas verdades,13 tal como define la forma argumentativa por excelencia, el silogismo, partiendo de la capacidad del entendimiento para llegar al conocimiento verdadero e intuitivo de los principios y la intuición de las esencias como formas sustanciales de las cosas.
Sin embargo, Aristóteles también es el primero que reflexiona sobre el valor del conocimiento por la experiencia y los razonamientos inductivos, es decir al conocimiento científico como «observación de la naturaleza»: biología, medicina, etc.14
[editar]Helenismo greco-romano
La influencia de los artesanos en la elaboración de teorías, o mejor dicho normas generales, más o menos científicas para la práctica de la construcción, la agricultura, la navegación, la medicina, etc., siempre estuvo presente, sobre todo en el helenismo, Alejandría y durante el Imperio romano donde las «artes» tuvieron una importancia enorme en las construcciones civiles, no solo en las ciudades, sino en la construcción de carreteras, puentes y obras hidráulicas.
Hipócrates de Cos, (siglo V a. C.) pasa por ser el padre de la medicina, por el cambio de orientación que hasta entonces tenía la tradición sobre todo egipcia, ligada a la magia y a lo sagrado. Es el primero que elabora una teoría general sobre lo que es la salud y la enfermedad en relación con un concepto determinado de hombre.
Son nombres relevantes de la cultura clásica, además de los citados: Arquímedes, siglo III a. C., un auténtico teórico y práctico de la lógica empírica,15 Vitrubio,siglo I a. C., el primero en hacer un tratado de arquitectura y urbanismo y en medicina Galeno, siglo II d. C.
[editar]Los conceptos y la experiencia
Epicuro (siglo IV a. C.) fue el filósofo griego fundador del epicureísmo.
Los griegos separaron el conocimiento de la razón, que conoce por conceptos aplicables a multitud de objetos como conocimiento universal, del mero conocimiento de la experiencia que conoce por los sentidos únicamente lo individual y concreto.
Cómo se entienda qué son los conceptos y su relación con lo sensible y ambos en su relación con la realidad es el fundamento de estas dos actitudes que consideramos los antecedentes del racionalismo y el empirismo.
En la medida en que tales conceptos representan la "esencia" inmutable de las cosas, las formas de la sustancia, el conocimiento adquiere un sentido Universal y necesario, y por ello es un conocimiento objetivo y hace posible el conocimiento científico. Tal es el fundamento de la actitud racionalista. El lenguaje, entonces, en la medida en que es capaz de representar los conceptos como verdaderos en un lenguaje “apofántico”, como decía Aristóteles, manifiesta en su contenido fielmente la realidad como verdad.
En la medida en que el concepto esté más cercano y dependa más de la experiencia sensible, el conocimiento ofrece únicamente un conocimiento cuya verdad descansa en el caso individual y concreto y está sujeta a la subjetividad del individuo que tiene la experiencia. Los conceptos y su referente en el lenguaje, las palabras, son algo convencional, generalizaciones de la experiencia individual compartida con los miembros de una sociedad cultural que hace posible la comunicación mediante el lenguaje.
Los conceptos para el empirismo no son una garantía de conocimiento objetivo y por tanto la ciencia tiene solamente un valor relativo y justificado en la generalización de las experiencias comunes, convencionalmente representadas en losconceptos y el lenguaje.
«El hombre es la medida de todas las cosas», es la frase que viene a resumir esta tendencia. Se atribuye a Protágorasuno de los notables sofistas con quien Sócrates, (Platón), sostiene controversia. Nombre que queda históricamente consagrado por dar título a uno de los más conocidos “Diálogos” de Platón.16
La tradición más racionalista está representada por el pensamiento metafísico griego y la tradición más ligada a la tradición cristiana en Occidente: lospresocráticos, Pitágoras, Platón y Aristóteles y sobre todo el platonismo y el neoplatonismo, pues en último término este pensamiento remite a un primer principio, que los cristianos refieren a Dios.
La tradición más empirista está representada por los sofistas y los escépticos, pero cada escuela (Estoicismo, Cinismo, Epicureísmo, Pirronismo) y cada momento histórico tiene sus respectivos representantes con diversos matices más o menos cercanos al empirismo o al racionalismo.
Ptolomeo, el creador de la concepción geocéntrica del universo, representa un ejemplo interesante del empirismo en la antigüedad. Heredero de la concepción del Universo dada por Platón y Aristóteles, su método de trabajo difirió notablemente del de éstos, pues mientras Platón y Aristóteles dan una cosmovisión del Universo, Ptolomeo es un empirista. Su trabajo consistió en estudiar la gran cantidad de datos existentes sobre el movimiento de los planetas con el fin de construir un modelo geométrico que explicase dichas posiciones en el pasado y fuese capaz de predecir sus posiciones futuras.
[editar]Edad Media
En Occidente la caída del Imperio romano deja todo el saber refugiado en los monasterios y queda restringido prácticamente al control y poder de la Iglesia. El pensamiento cristiano adoptó durante la antigüedad y toda la Alta Edad Media el platonismo y neoplatonismo por ser el pensamiento que mejor se adaptaba a su creencia en un Dios único y creador del mundo conforme a unas Ideas (Divina Providencia), y concedía un sentido trascendente a la vida del ser humano, con otra vida que ha de ser juzgada por Dios.
A partir del siglo XI, por medio de los árabes se recupera el aristotelismo en occidente. Son pensadores importantes en este proceso Alkindi, Avicena,17 18Averroes,19 20 Alhazen, Avempace y de especial trascendencia cultural la Escuela de Traductores de Toledo.
La polémica suscitada en la Universidad de París por Roscelino y Pedro Abelardo sobre la realidad de los conceptos universales supuso un nuevo interés por las cuestiones lógicas y en lo que va a constituir el nominalismo, una de las cuestiones que mayor influencia va a tener en la «valoración de la experiencia».
Esta revalorización de la experiencia y la «importancia del conocimiento individual» se producen a partir del siglo XIII, sobre todo por la orden franciscana y laUniversidad de Oxford.
Los franciscanos subrayan la importancia de lo individual, y valoran la experiencia del mundo como valor del conocimiento en cuanto tal, que no impide sino que ilumina y acerca el sentido de la vida hacia Dios reconociendo el valor del conocimiento de la Naturaleza como obra de Dios. Los pensadores más significativos de esta corriente son Roger Bacon, Duns Scoto, y sobre todo Guillermo de Ockham.
En contraposición los dominicos (Universidad de París) subrayaron un realismo moderado, manteniendo la importancia de los universales; Tomás de Aquino.21dominico, promueve un aristotelismo cristiano que tanta influencia ha tenido en la historia de la Iglesia.
[editar]El nominalismo y la «navaja de Ockham». Crítica de la teoría aristotélica del movimiento
El llamado nominalismo supone un sentido crítico sobre el valor de los conceptos, y el sentido del lenguaje.
Frente a los argumentos aristotélicos clásicos «cualitativos» o esenciales, y el mundo de las «entidades» que se introducen como conceptos en dichos argumentos,22 Ockham establece un principio que ha pasado a la historia como la navaja de Ockham o principio de parsimonia: «Non sunt multiplicanda entia sine necessitate» (no se han de multiplicar las entidades sin necesidad), o lo que equivale a valorar las explicaciones más sencillas y cercanas a la experiencia, antes que recurrir a especulaciones arbitrarias e imaginativas.
Por otro lado, en París, Nicolás de Oresme critica la teoría del movimiento aristotélica y mediante relación de cantidades mediante tablas,23 se estudia el movimiento relacionando los espacios recorridos y el tiempo que se tarda en recorrer dicho espacio, intuyendo el concepto de velocidad y aceleración, tan importante para establecer las condiciones experimentales del movimiento; clasifican éstos como, "uniforme", "disforme" y "uniformemente disforme". Y es el antecedente más próximo al estudio del movimiento mediante «cantidades relacionadas matemáticamente», fundamento del progreso de la ciencia del siglo XVI y XVII y del concepto de análisis matemático.
Jean Buridan y su «teoría del impetus» analiza el «momentum» o permanencia del movimiento después de que haya actuado la causa que lo produce, como ocurre en el caso de los proyectiles.24 Es el antecedente más importante de lo que en la ciencia moderna va a ser el principio de inercia.
[editar]Renacimiento
El paso al heliocentrismo por la revolución de Copérnico fue determinante para desplazar definitivamente la física «cualitativa» aristotélica y avanzar hacia una ciencia física «cuantitativa», fuertemente apoyada en la medición y lasmatemáticas.
Los grandes descubrimientos, (brújula, pólvora, imprenta, las Indias occidentales), han ensanchado enormemente el mundo conocido hasta entonces y los modos de organización social y la transmisión de la cultura a través de los libros.
Este proceso renovador avanza de manera espectacular en el Renacimiento, siendo de especial importancia la sustitución del ábaco por el algoritmo en las operaciones esenciales para el cálculo. Esto se hace posible tras la aportación árabe del sistema de numeración decimal, introduciendo el cero, ya conocido en la India y por los mayas, y los grafos numéricos actuales, que hicieron posible confeccionar tablas de operaciones aritméticas y sobre todo ampliar los campos del cálculo, esencial para el comercio que en esta época cultiva la burguesía de las ciudades.25
El saber se independiza en las ciudades del control de la Iglesia y a través de la influencia de artistas y artesanos, sobre todo la arquitectura para las nuevas construcciones de las ciudades y la metalurgia esencial para las nuevas «artes de la guerra» por la aplicación de la pólvora. La experiencia como fuente de conocimiento adquiere un valor social que hasta entonces no había tenido.26
El hecho del descubrimiento de las «Indias Occidentales» plantea el tema de la redondez de la tierra a la vez que elheliocentrismo27 toma cuerpo de hipótesis científica con el libro de Copérnico. El heliocentrismo pone en cuestión y profundiza la crisis de la concepción medieval del mundo y la física aristotélica.
El poder social de la nobleza va a ir pasando a una clase social nueva, la burguesía, y a encontrar un nuevo fundamento en el dinero. Dinero al que tienen que recurrir los reyes mediante el préstamo de los banqueros para mantener un ejército basado en la pólvora y no en las «armas de los caballeros».
El cambio de mentalidad que supuso el Renacimiento, el Humanismo, no acepta el «argumento de autoridad», y tanto los artistas como los investigadores y pensadores reclaman libertad, lo que facilitó en gran manera el hecho de valorar la experiencia y la experimentación como fuente de conocimiento. El conocimiento adquiere con esto un valor nuevo: «conocer para dominar la naturaleza».
Leonardo da Vinci no pudo ir a la universidad por ser hijo ilegítimo, por lo que a veces era tratado, por algunos, de «inculto» por no saber latín:
Soy completamente consciente de que hay gente presuntuosa que cree tener razón en desacreditarme por no ser un hombre culto ¡Qué locos! [...] No saben que mis materiales tienen más valor porque derivan de la experiencia antes que de las palabras de otros, y la experiencia es la maestra de quienes han escrito con acierto.
Leonardo da Vinci, Códice Atlántico, folio 327v.
Hablar del Renacimiento es hablar de Leonardo da Vinci28 Miguel Ángel, etc. que si no fueron específicamente científicos significaron la apertura del espíritu hacia nuevos conceptos. Luis Vives, Erasmo, etc. significaron la superación del criterio de Autoridad que tanto limitaba el horizonte del conocimiento en su dependencia de la fe y de una Autoridad como la Iglesia que controlaba cualquier desviación de lo «establecido».29
[editar]Edad Moderna
René Descartes, padre del racionalismomoderno.
La filosofía aristotélica tradicional entra profundamente en crisis a partir de la teoría heliocéntrica del universo y de los progresos que la ciencia está obteniendo aplicando métodos nuevos de investigación. De especial relevancia es el método «resolutivo-compositivo» de Galileo.30
La ciencia intenta «descubrir las leyes que rigen la naturaleza para dominarla». ¿Cómo es posible llegar a conocer desde la experiencia las leyes generales del comportamiento de la naturaleza?
Dos modelos de método de investigación: Francis Bacon y Descartes
Dos modelos de pensamiento filosófico y valoración del conocimiento: Racionalismo y Empirismo propiamente dichos.
Es en este campo filosófico de oposición racionalismo-empirismo en el que frecuentemente se sitúa el empirismo en cuanto tal. Se restringe incluso al titulado «empirismo in¬glés» (Francis Bacon, Hobbes, Locke, Berkeley, Hume), en oposición al «racionalismo conti¬nental» (Descartes, Malebranche, Spinoza, Leibniz, Christian Wolff).
En esta oposición el problema se viene a reducir a la admisión de la existencia o no existencia de las ideas innatas.
Según Descartes el entendimiento se funda en intuiciones evidentes puestas por Dios en la naturaleza humana, como ideas innatas o principios del pensar,31 a partir de las cuales es posible establecer unas relaciones lógicas entre las ideas recibidas de la experiencia.32
Este modo de pensar relacionando ideas mediante el análisis ha dado enormes frutos en el progreso habido durante los últimos años en el cálculo matemático para el descubrimiento y descripción de las leyes de la naturaleza y sus aplicaciones a la ciencia empírica, la Física como ciencia moderna y la astronomía sobre todo.
Tras el desarrollo del cálculo habido ya en el Renacimiento, y el desarrollo del álgebra por Simon Stevin, François Viète, Gerolamo Cardano y otros, se hace posible el cálculo del movimiento de los proyectiles por Tartaglia; del movimiento de caída de los «graves» Galileo; el estudio de la variación de presión por la alturaTorricelli; el estudio de las presiones y el descubrimiento de la prensa hidráulica y cálculo de probabilidades Pascal; la predicción del movimiento de los planetasKepler. Y la culminación de este proceso se da en el seno del racionalismo con el propio Descartes, Pascal, Leibniz y Newton. Estos dos últimos, con el descubrimiento del cálculo infinitesimal, abrieron enormes perspectivas en la matematización y cálculo de funciones continuas aplicables a tantos procesos de cambio continuo en la naturaleza, siendo finalmente la obra de Newton todo un compendio de lo que vino a significar la ciencia física durante los siguientes siglos.
Sobre el modelo de este proceso de reflexión matemática Descartes propone su método de investigación científica; una ciencia que garantiza la verdad por la sucesión de evidencias con certeza que se establecen siguiendo las reglas del método.33
Estas verdades así establecidas se corresponden con la realidad del mundo porque una de las principales ideas innatas es la idea de Dios como ser Perfecto y Bueno, que no puede engañarse ni engañarnos.34
Son los racionalistas principales: Descartes, Spinoza, Malebranche, Leibniz,35 Wolff, Pascal y el grupo de Port Royal en Francia.
[editar]El empirismo inglés
John Locke (1632-1704), el más influente empirista inglés.
John Locke responde al racionalismo continental, defendido por René Descartes, escribiendo a finales del siglo XVIIEnsayo sobre el entendimiento humano (1689).
El único conocimiento que los humanos pueden poseer es el conocimiento a posteriori (el conocimiento basado en la experiencia). Es famosa su proposición de que la mente humana es una Tabula rasa u hoja en blanco, en la cual se escriben las experiencias derivadas de impresiones sensoriales a medida que la vida de una persona prosigue.
Hay dos fuentes de nuestras ideas: sensación (provenientes de los sentidos) y reflexión (provenientes de las operaciones mentales: pensamientos, memorias...), en ambas se hace una distinción entre ideas simples y complejas. Las ideas simples son creadas de un modo pasivo en la mente, luego de obtenerlas mediante la sensación. Por el contrario, las ideas complejas se crean después de la combinación, comparación o abstracción de las ideas simples. Por ejemplo la idea de un cuerno al igual que la de un caballo son ambas ideas simples, pero al juntarse para representar a un unicornio se convierten en una idea compleja.36 De acuerdo con Locke, nuestro conocimiento de las cosas es una percepción de ideas, que están en acuerdo o desacuerdo unas con otras según unas leyes de asociaciónde ideas.
Pero considerar la idea de «sustancia» o la idea de «causa» como una «idea compleja» modifica completamente el fundamento de toda la filosofía tradicional basada en la «sustancia» como «sujeto» y la «causalidad» como «explicación del cambio o movimiento»37
Una generación después, el obispo irlandés George Berkeley (1685-1753) determinó que el punto de vista de Locke abre la puerta para un eventual ateísmo. Ideó un empirismo extremo, metafísico, en el cual los objetos existen si son percibidos Esse est percipi (ser es ser percibido) de modo que un objeto siempre es percibido; porque si ningún humano lo percibiera Dios sería la entidad encargada de percibirlo. La percepción en cualquier caso es el fundamento del ser. Tales ideas más que empíricas responden a un sentido idealista.38 39 40
David Hume (1711-1776) sostuvo un empirismo que derivó en escepticismo.
Por otra parte, David Hume reduce todo conocimiento, en cuanto tal, a «impresiones» e «ideas».41 Admite dos tipos de verdades: «verdades de hecho»42 y «relación de ideas»43 Toda idea ha de poder ser reducida a una impresión correspondiente. Cuando una idea surge de la relación entre ideas, su contenido de realidad ha de depender de las impresiones que la motivan. Si no encontramos dichas impresiones se debe rechazar como producto de la mera imaginación sin contenido de realidad alguno. Tal ocurre con la idea de sustancia y la idea de causa.44
Un conjunto de impresiones generan una asociación de ideas respecto a un hecho y un juicio al respecto. Un asesinato, por ejemplo, no es ni puede ser reducido a una impresión45 Es una relación de ideas: La idea del hecho de matar a un hombre (recuerdo de una impresión) junto con la idea del "desagrado que produce" en la conciencia como impresión interna queda asociada en una nueva idea: "asesinato" como idea que expresa un juicio moral relativo al rechazo de la asociación de las dos impresiones: El asesinato es algo "malo" como apreciación subjetiva moral pero no tiene contenido de conocimiento verdadero o falso.
De igual manera la noción de causa no puede ser reducida a una impresión; surge de la relación entre ideas. ¿Cuál es la relación que une a dos ideas como causa?. Para Hume es evidente que la relación causal se establece bajo el punto de vista de "una sucesión constante de impresiones" que generan en el hombre un «hábito» o «costumbre».
A la impresión de poner un cacharro con agua en el fuego siempre se sigue que el agua se caliente. Es la conciencia la que asocia estas dos impresiones sucesivas como ideas (el hecho de poner el agua al fuego, y que le suceda el hecho de que se caliente). Esta asociación constituye una nueva idea, la idea de causa, cuyo fundamento es la expectativa de que "el hecho de que hasta ahora me ha sucedido que siempre que pongo un cacharro con agua al fuego ésta se calienta" me permite afirmar: "El fuego calienta el agua"; es decir el fuego es la causa de que el agua se caliente.
Pero no podemos encontrar ninguna impresión que tenga relación directa con la idea de causa. Y el contenido de realidad de una idea solamente tiene sentido en referencia a la impresión de la que se derive. La idea de causa, pues, es algo meramente subjetivo, resultado de la asociación de la mente de dos impresiones sucesivas cuya conexión no aparece como evidencia.
[editar]Lo analítico y lo sintético, lo a priori y a posteriori
Las consecuencias que se derivan del concepto de causa, tal como lo concibe Hume, respecto a un conocimiento que pretenda ser científico no puede ser más destructivo. Conduce a un escepticismo puesto que nunca podremos conocer el fundamento de nuestras impresiones y el conocimiento de la experiencia nunca nos permitirá salir de un subjetivismo incompatible con la ciencia.
Por otro lado la ciencia del siglo XVII está mostrando unos éxitos indudables en el conocimiento de las leyes de la naturaleza, así como en el dominio de la misma en sus aplicaciones técnicas.
Esta crítica de la noción de causa según el postulado empirista, provocó en Kant racionalista hasta entonces, su despertar del «sueño dogmático». Toda su obra crítica intenta superar este supuesto que hacía de todo punto inviable el conocimiento científico.
El empirismo tanto de Locke como de Hume, deriva a lo que se ha llamado asociacionismo que viene a reducir el conocimiento a un psicologismo como fue entendido posteriormente.46
La ciencia tradicional, desde los griegos a la Edad Moderna, procede por conceptos. Es independiente de la experiencia, (lo que en la Edad Moderna se conceptualiza como a priori).
El objeto universal de la investigación científica en la ciencia tradicional aristotélica
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Siempre que perciba en la experiencia un "gato" dicho objeto de experiencia tendrá todas las notas propias de la esencia de gato, como cualidades esenciales de "los gatos" en sentido universal, porque "este gato" de la experiencia participa de la cualidad esencial de la "gatidad"; y también algunas de las notas accidentales posibles que individualicen a dicho gato; si éste gato es blanco, tendrá todas las características de laesencia de "lo blanco", porque participa la cualidad universal de "la blancura"; si el gato corre o deja de correr, es porqueaccidentalmente el gato puede adquirir y perder (participar y dejar de participar) la forma de la cualidad universal de "ser corredor", etc.47
El conocimiento verdadero es posible porque el objeto de experiencia se considera dado como realidad objetiva48 origen y causa de la afección sensible que conduce al conocimiento de la experiencia. La experiencia garantiza la existencia de lo percibido. Los conceptos, en tanto que se deriven válidamente de la experiencia,49ponen en conexión conocimiento universal y realidad.
Así es como normalmente se valora el conocimiento en la conciencia no crítica que identifica el conocimiento con lo real.50
Se da por supuesto que el entendimiento es capaz de intuir la esencia universal como forma de las cosas percibidas en la experiencia. Allí donde se dé el caso del objeto que se trate se darán las notas categoriales propias de dicho concepto.
La razón, en este modo de concebir la ciencia, analiza los conceptos de forma separada de la experiencia; clasifica y relaciona los conceptos unos con otros por medio de las "notas" o "cualidades" que los caracterizan; y la razón, aplicando las leyes del pensar, la Lógica, por medio de los silogismos, obtiene conclusionesque son aplicables a los objetos reales con garantía de verdad científica. El resultado es una ciencia de las cualidades tal como fue la ciencia aristotélica.
La ciencia así concebida es universal por tratar de conceptos universales que abarcan a todo un universo de objetos, y necesaria porque se basa en las intuiciones verdaderas de las cualidades de los objetos. Es por tanto una ciencia "cualitativa" y "a priori" en donde la experiencia juega un papel claramente secundario.51
Pero el punto de partida de la reflexión filosófica a partir de Descartes, tanto para los racionalistas como para los empiristas, cambia de manera radical:
Lo dado no es el objeto de la experiencia, sino la conciencia del "yo" como sujeto-pensante de la experiencia.
El objeto es una "impresión" o "idea" de la conciencia. El entendimiento opera con ideas.52
Al no haber intuición de realidad en lo sensible percibido no hay garantía de que la relación entre idea – objeto tenga fundamento en lo realmente objetivo. Dicha relación se convierte en problemática.
El racionalismo presenta una justificación de la ciencia, mediante las ideas innatas, a partir de la idea de Dios, pero el argumento no resulta convincente.53
El empirismo valora la ciencia como un hecho inexplicable, con un fundamento meramente ocasional y probable según una inducción subjetiva y habitual.54
¿Qué garantía podemos tener de que las conexiones entre las ideas tengan correlación con las conexiones de la realidad?55
Pero la ciencia en la Edad Moderna es un hecho. Ha adquirido, a partir de las aplicaciones del cálculo matemático, un método y un éxito indudable en el dominio de la naturaleza y en sus aplicaciones prácticas. Una ciencia basada en la “cantidad” y la “medida” y en las relaciones matemáticas que permiten establecer “hipótesis explicativas” que se confirman en la experiencia mediante los experimentos.
Ni los racionalistas ni los empiristas encuentran una razón suficiente de las propiedades de dicho conocimiento:
Como analítico y a priori es independiente de la experiencia. Por eso se pueden deducir consecuencias a partir de determinados conceptos obtenidos a priori por la razón como hipótesis y análisis sobre todo matemáticos. Consecuencias que, posteriormente, son verificadas en la experiencia mediante losexperimentos.
Pero sintético por otro, en cuanto que no puede reducirse a unas verdades de razón meramente analíticas en que los predicados están contenidos en la noción del sujeto. Los experimentos muestran que las consecuencias deducidas son una ampliación del conocimiento; pues explican el fundamento de la experiencia.
La ciencia cuantitativa y deductiva mediante análisis matemático muestra éxitos indudables en la Edad Moderna
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Galileo predice mediante deducción matemática que la "aceleración", como concepto no empírico, en el movimiento de caída de los "graves" es "constante"56 y mediante el estudio y cálculo de la trayectoria de la luz ha inventado el telescopio; Torricelli determina que en un recipiente de mercurio en el que se ha introducido un tubo fino el mercurio se elevará hasta una determinada altura, y que ascendiendo por una montaña poco a poco el nivel del mercurio del tubo irá descendiendo, sobre la hipótesis de que la "presión atmosférica", como concepto de la razón independiente de la experiencia, hará descender el mercurio del tubo; Pascal aplicando los principios de la presión de los fluidos, como concepto de razón no de experiencia sensible, inventa la prensa hidráulica; Kepler, o mejor dicho sus cálculos matemáticos, hacen posible determinar "a priori" es decir, antes de que ocurra, la posición de los planetas e incluso la existencia futura de un eclipse con años de antelación... etc.57
¿Cómo es posible que un mero concepto del entendimiento o un cálculo matemático, ambos productos de la especulación de la razón humana pueda determinar o predecir los hechos de la experiencia?
Las leyes de la ciencia no pueden ser analíticas, o a priori
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No cabe duda de que las leyes científicas no son analíticas y amplían el conocimiento. Es evidente que del concepto de «cuerpo» como ser material y perceptible por los sentidos no se sigue por análisis del concepto, sin más consideración, la ley: "Todos los cuerpos se atraen en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias"
Las leyes de la ciencia no pueden ser sintéticas o a posteriori
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Pero la experiencia o experimento, por ser siempre individual y sometido a condiciones, no puede servir de fundamento que nos permita asegurar que dicha experiencia, o resultado del experimento, es consecuencia de una leyde la Naturaleza.58
Tal es el problema de las relaciones entre la ciencia y la experiencia al que ni el racionalismo ni el empirismo dan respuesta de manera convincente.
[editar]La solución kantiana
Immanuel Kant.
Immanuel Kant intenta realizar una síntesis que hiciera posible el conocimiento científico universal y necesario pero cuyas verdades no fueran meramente formales y analíticas sino que pudieran ser materiales.59 Para ello intenta justificar la posibilidad y existencia de unos juicios sintéticos a priori, que serían los juicios propios de la ciencia: Universales y necesarios, por ser a priori, pero sintéticos porque amplían el conocimiento en su contenido material al extender los posibles predicados con independencia de la noción del sujeto, superando las limitaciones de las verdades de razón.
Para justificar tales juicios rechaza que el entendimiento sea como una "tabla rasa" que se limita a recibir pasivamente la información que le llegue de los datos sensibles, de la misma forma que rechaza la capacidad de intuición del entendimiento.
Por el contrario afirma que el entendimiento es activo. Considera que la intuición viene dada por la sensibilidad60 y que los conceptos son elaboración del propio entendimiento61 y sirven como justificación del conocimiento científico. Al mismo tiempo a partir de dichas condiciones no empíricas, a priori, se pueden determinar las condiciones generales de la experiencia lo que permite la predicción y previsión científica en el dominio de la naturaleza.62
El conocimiento expresado en enunciados (o juicios), como pensaba Kant:
Verdad Condición Origen Juicio Ejemplo
Verdad de hecho Contingente y particular A posteriori; depende de la experiencia Sintético: amplía el conocimiento. El predicado no está contenido en la noción del sujeto Tengo un libro entre las manos
Verdad de razón Necesaria y universal A priori; no depende de la experiencia Analítico: El predicado se encuentra en la noción del sujeto Todos los mamíferos son animales
Verdad científica Universal y necesaria A priori; no depende de la experiencia, pero únicamente se aplica a la experiencia Sintético a priori: amplía el conocimiento. Solo aplicable a los fenómenos Los cuerpos se atraen en razón directa de sus masas y en razón inversa al cuadrado de sus distancias
Pero la cuestión de tales juicios resulta menos relevante que el problema que plantea acerca de los límites del conocimiento.
Los juicios sintéticos a priori, es decir la ciencia, únicamente son posibles en su referencia a lo fenoménico, es decir, al campo de la experiencia posible. Larealidad como noúmeno sólo puede ser pensada, no conocida.
La evidencia es un producto de la conciencia respecto a su percepción o idea o concepto63 y desconectada de lo real:64
Si no podemos trascender a la propia conciencia, ¿qué relación existe entre lo real y nuestra percepción? ¿Es una relación causal?
Si la causa es una relación de ideas, como dice Hume, o un concepto a priori, una categoría del entendimiento, como dice Kant, no podemos conocer lo real. ¿Qué es entonces lo real para poder ser comprendido como causa?
Si, según los empiristas, no podemos distinguir el mundo percibido del mundo exterior ¿Por qué, sin embargo, surge de manera inevitable la pregunta por un mundo exterior al pensamiento?
Tal es el problema esencial para el estatuto del conocimiento científico.
[editar]Edad Contemporánea
Como reacción ante los excesos especulativos de los diversos idealismos que surgieron a partir de la filosofía kantiana, producto de la confianza en la capacidad "activa" o creadora del pensamiento dialéctico de la Razón,65 el siglo XIX dio lugar a un genérico empirismo científico caracterizado por el rechazo de cualquier tipo de especulación metafísica a la que consideraron como el principal enemigo de la ciencia y de la filosofía. Sin referencia alguna a las ideas innatas o al contenido empírico del asociacionismo característico de los pensadores anteriores, este empirismo supera claramente el escepticismo del empirismo clásico, aceptando la ciencia como un hecho que está ahí en la base misma de la propia experiencia. Una ciencia que en su unión con la técnica constituye ya una unidad científico-técnica.
Este es el rasgo esencial que caracteriza a muy diversos autores y escuelas unidas bajo el concepto del positivismo, de inspiración claramente empirista
[editar]Positivismo
Artículo principal: Positivismo
Desde un positivismo extremo66 hasta un positivismo casi idealista, el siglo XIX y comienzos del XX ofrece un riquísimo panorama de autores y escuelas todas bajo denominación positivista y de inspiración empirista fuertemente unidas a la idea de progreso en el conocimiento científico-técnico. El rasgo común que caracteriza a todos ellos es el rechazo a la Metafísica como pseudociencia producto de la especulación de la razón y sin justificación alguna.
Este Positivismo genérico toma solo en consideración el conocimiento científico. Éste es producto lógico de la aplicación rigurosa de un método científico y de la afirmación de teorías que puedan justificarse en el experimento.
John Stuart Mill.
Surge en Francia, siendo su fundador quien creó la denominación de positivismo, Auguste Comte y toma nuevas formas de la mano del británico John Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de Europa hasta el primer tercio del siglo XX.
Todas las actividades filosóficas y científicas deben efectuarse únicamente en el marco del análisis de los hechos reales verificables por la experiencia.
Se caracteriza por la defensa de un método siendo el ejemplo ideal la ciencia física que triunfa claramente en el dominio de la naturaleza y en las aplicaciones técnicas que de ella se derivan. La ventaja fundamental de este método es suformalización y la posibilidad de expresar sus leyes en lenguaje matemático, que hace posible la construcción demodelos teóricos a partir del rigor del cálculo. La unión del método científico como tal y la técnica cada vez son más estrechas y poco a poco se van a constituir en un todo científico-técnico].
El objetivo de la ciencia es explicar, entendiendo por tal el poder englobar los fenómenos en un marco teórico de leyesgenerales.
El ideal de una Ciencia Unificada será el último postulado del llamado neopositivismo cuyo fracaso abre las puertas a los nuevos modos de filosofía actual.
La crítica a la Metafísica, como búsqueda de lo que está más allá de la Ciencia, es considerada a partir de lo que se llamó las «trampas del lenguaje», lo que supuso un interés en el estudio del lenguaje tanto en su dimensión formal,empirismo lógico como en cuanto lenguaje natural, estudiando los «juegos del lenguaje», que ha dado lugar a toda una corriente de empirismo concebido comofilosofía analítica.
Evidentemente la unidad de método y su aplicación a los diferentes objetos de investigación, así como la rigidez en que se consideren los principios empiristas dan lugar a diversidad de "empirismos" y positivismos.67
Las vinculaciones entre el pragmatismo y el empirismo han sido siempre complejas, ambivalentes y estrechas. En efecto, si bien puede decirse que el pragmatismo clásico constituye una filosofía de raigambre empirista, no es menos cierto que todos los autores pragmatistas desarrollaron una crítica novedosa del viejo empirismo británico. Ya sea que se trate del "realismo crítico del sentido" de Peirce,1 del empirismo radical de James o del instrumentalismo de Dewey, en todos estos casos se evidencia la recepción crítica que del empirismo efectuaron los clásicos del pragmatismo. En nuestros días, con el giro lingüístico de por medio, la situación ha cambiado sensiblemente. Luego de los ataques de Quine a los dos dogmas del empirismo -la distinción analítico-sintético y el reduccionismo- sumados a la crítica de Davidson al dualismo esquema-contenido (el supuesto tercer dogma), poco parece haber quedado de una filosofía que pueda tildarse de "empirista". En términos de historia de la filosofía, la novedad con la que nos encontramos aquí es la de un pragmatismo profundamente divorciado del empirismo o, en el caso de Rorty, un pragmatismo claramente anti-empirista. Pues bien, situándome en el seno del pragmatismo contemporáneo, quisiera abordar las vinculaciones entre estas dos corrientes filosóficas -el empirismo y el pragmatismo- a partir de un problema que ha resultado central en la epistemología contemporánea, a saber, el de si la experiencia constituye, en algún sentido, una instancia de legitimación de nuestras creencias. En la primera sección de este trabajo discuto la tesis rortyana según la cual la experiencia únicamente causa creencias, pero no las justifica (I). En la segunda sección, en cambio, presento las líneas generales de una concepción alternativa que, evitando una recaída en el llamado "mito de lo dado", pretende devolverle a la noción de "experiencia" su significado epistemológico (II).
Daniel Kalpokas. Pragmatismo, empirismo y representaciones. Una propuesta acerca del papel epistémico de la experiencia. (UBA-UNC-CONICET)- Anal. filos. v.28 n.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires nov. 2008
[editar]Fenomenología
Artículo principal: Fenomenología
Más ligada a la herencia kantiana pero considerando el conocimiento con sentido realista se sitúa la fenomenología que pretende penetrar en la esencia de lo fenomenológico para encontrar el fundamento de la realidad que lo sostiene.
La fenomenología suele unirse a Franz Brentano como su fundador con el lema de "vuelta a las cosas". Desde la psicología considera que la conciencia tiene un sentido intencional lo que supone un enfoque completamente nuevo frente al mero asociacionismo psicológico del siglo anterior, que él rechaza, y ofrece un enfoque hacia un realismo de nueva fundamentación recuperando la importancia del lenguaje en la manifestación del conocimiento.
Husserl desarrolla esta idea de intencionalidad de la conciencia, en cuanto que la conciencia no es nunca pura, sino que si es conciencia es conciencia de algo, es decir necesita de un objeto para constituirse como tal. La conciencia no es mera conciencia de "yo",68 sino una conciencia de estar-en-el-mundo abierta intencionalmente a la realidad. Husserl pretendió encontrar una "evidencia intuitiva," o intuición de esencia a través de lo fenomenológico69 que viene a ser una especie de intuición trascendental, en sentido kantiano, que restaura, de alguna forma, la intuición clásica de la objetividad del conocimiento.
Cassirer, por su parte, desde la superación del Kantismo, reinterpreta la necesidad de la dimensión trascendental de los conceptos mediante el nuevo concepto defunción. Estudia asimismo la dimensión humana como "animal simbólico" y de lenguajes que se formalizan en tres sistemas simbólicos, cada uno según una función: El sistema de los mitos como función expresiva; el sistema del lenguaje común que responde a una función intuitiva; y el sistema de las ciencias que responde a una función representativa y significativa. El conocimiento del mundo se interpreta así en una dimensión cultural y social.
Heidegger considera que la perspectiva desde la que la ciencia considera las cosas no es suficiente y limita u oculta el conocimiento de la entidad como realidad, quedándose sólo en su aspecto de mero objeto.70 La ciencia trata de objetividades pero la filosofía va más allá en su acción clarificadora que abre la conciencia al horizonte del sentido y a la comprensión intuitiva de la plenitud de significado. La física no puede llegar a la pregunta por la cosa.
¿Es la ciencia el patrón de medida para el saber, o hay un saber en el cual se determina el fundamento y el límite de la ciencia y con ello su propia eficacia?
Heidegger. Die Frage nach dem Ding, Tubinga, Max Niemeyer (3ª edición), p.8
[...] las plantas del botánico no son las flores del lindero, el «origen» que geográficamente se fija para un río no es el «manantial cristalino»
Heidegger. Ser y Tiempo.
Lo que nos lleva a una distinción entre comprensión intuitiva y comprensión teórica, mostrando que cuando queremos comprender la realidad plena de significado partimos necesariamente de lo que es por sí mismo natural y anterior al propio significado.
Curiosamente Heidegger coincide en este planteamiento con los filósofos analíticos, herederos del positivismo, que parten de supuestos completamente diferentes como Austin o Davidson y Rorty y entra de lleno en la consideración actual del problema de la evidencia y su relación con el lenguaje.
[editar]Posmodernidad
Artículo principal: Posmodernidad
El conocimiento y el mismo lenguaje en el que se expresa son interpretativos. Es necesaria la hermenéutica. Nuevos modos de concebir la evidencia y la certezacon en el progreso y apertura de nuevas perspectivas se han abierto en el desarrollo de la propia ciencia y de la reflexión filosófica.
Los importantes avances de la ciencia en lo referente a los mecanismos de la evolución con especial referencia a la genética, la Biología en general y en especial la Biología Molecular, Etología, Neurología, Psicología, así como de los métodos de tratamiento de datos en la configuración modelos teóricos, abre caminos insospechados acerca de las dimensiones de lo cognitivo.
Lo cognitivo, engloba no solo el conocimiento conceptual sino la actividad general del hombre en su relación al medio, concebido como sistema a través del lenguaje y de la cultura en cuyo ámbito se produce el hecho del conocimiento entendido como función operativa.
El concepto de verdad, entonces, adquiere una variedad de matices no solo epistemológicos, sino sociales y culturales que parece convertir el conocimiento en un caleidoscopio de colores donde los medios de comunicación social y los poderes sociales son también factores importantes en lo que Lyotard llama performatividad de la verdad.
Ni empirismo ni racionalismo. Ni a priori ni a posteriori. Lo cognitivo engloba todas las dimensiones del ser humano; si bien en lo referente a lo que hoy es el fenómeno científico-técnico, los métodos y la validez otorgada a una teoría por la comunidad científica es sin duda alguna la mejor garantía de una verdad objetiva, frente a la validez que otorguen o puedan otorgar otras instancias culturales y sociales.71
En definitiva, lo que se ha perdido es una concepción estrecha de la ciencia ligada directamente a una verdad universal y necesaria así como la necesidad dejustificarse en los estrechos límites en los que el mero empirismo de los experimentos pretendía encerrarlo.
SINTESIS KANT
KANT VA A LOGRAR LA SINTESIS ENTRE EL RACIONALISMO Y EL EMPIRISMO, HABLANDONOS DE COMO SE ADQUIERE CONOCIMIENTO.
A TRAVES DE LA INTUCION SENSIBLE, DONDE EL SUJETO CONSTRUYE AL OBJETO EN FORMAS QUE PUEDEN SER ENTENDIDAS POR NUESTROS PENSAMIENTOS, INTUICION PURA, Y EN CONCEPTOS PUROS, CATEGORIAS, PASANDO DEL NOUMENO, QUE ES LA COSA EN SI, AL FENOMENO, CONFIGURADO EN ESPACIO Y TIEMPO, QUE SERA CONOCIDO POR EL SUJETO CONCEPTIALIZANDOLO GRACIAS A LAS DIFERENTES CATEGORIAS DE LOS CONCEPTOS PUROS..
FORMULANDO UNA TEORIA DEL CONOCIMIENTO QUE SERA LA BASE DE LA MODERNIDAD, AUNQUE DEJANDO VARIAS DUDAS.
ASI MISMO KANT DESARROLLA UNA ETICA DEL DEBER, QUE ES IMPORTANTE CONOCER.
http://www.youtube.com/watch?v=2NniK2YmHd8&feature=bf_next&list=ULzJMMZLpnBgk&lf=mfu_in_order
http://www.youtube.com/watch?v=6TAK4k_J77w&feature=autoplay&list=UL2NniK2YmHd8&lf=mfu_in_order&playnext=1
http://www.youtube.com/watch?v=2NniK2YmHd8&feature=relmfu
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TEORIA DEL CONOCIMIENTO DE KANT
http://www.youtube.com/watch?v=zgU90cpzlGQ&feature=bf_next&list=ULNTxLFE9W8RI&lf=mfu_in_order
Kant ética
http://www.youtube.com/watch?v=2zhYcK0IskA
http://www.youtube.com/watch?v=FowyjMhO5VI&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=Vrzfbbg3R6k&feature=related
kant
Immanuel Kant (ɪˈmaːnu̯eːl ˈkant) (Königsberg, Prusia, 22 de abril de 1724 – ibídem, 12 de febrero de 1804) fue un filósofo alemán de la Ilustración. Es el primero y más importante representante del idealismo alemán y está considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal.
Entre sus escritos más destacados se encuentra la Crítica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft), calificada generalmente como un punto de inflexión en la historia de la filosofía y el inicio de la filosofía moderna. En ella se investiga la estructura misma de la razón. Así mismo se propone que la metafísica tradicional puede ser reinterpretada a través de la epistemología, ya que podemos encarar problemas metafísicos al entender la fuente y los límites del conocimiento. Sus otras obras principales son la Crítica de la razón práctica, centrada en la ética; la Crítica del juicio, en la que investiga acerca de la estética y la teleología y La metafísica de las costumbres que indaga en la filosofía del Derecho y del Estado.
Kant adelantó importantes trabajos en los campos de la ciencia, el derecho, la moral, la religión y la historia, inclusive creía haber logrado un compromiso entre el empirismo y el racionalismo. Planteando la primera que todo se adquiere a través de la experiencia mientras que la segunda mantiene que la razón juega un papel importante. Kant argumentaba que la experiencia, los valores y el significado mismo de la vida serán completamente subjetivos sin haber sido primero subsumidos a la razón pura, y que usar la razón sin aplicarla a la experiencia, nos llevará inevitablemente a ilusiones teóricas.
El pensamiento kantiano fue muy influyente en la Alemania de su tiempo, llevando la filosofía más allá del debate entre el empirismo y el racionalismo. Fichte, Schelling, Hegel y Schopenhauer se vieron a sí mismos expandiendo y complementando el sistema kantiano de manera que justificaban el idealismo alemán. Hoy en día, Kant continúa teniendo una gran influencia en la filosofía analítica y continental.
Contenido
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• 1 Biografía
o 1.1 El joven estudiante
o 1.2 Giro hacia la crítica
o 1.3 Últimas obras de Kant
o 1.4 Tumba
• 2 Pensamiento
o 2.1 Estética trascendental
o 2.2 Analítica trascendental
o 2.3 Ética
o 2.4 Filosofía de la historia
• 3 Obras
o 3.1 Del período precrítico
o 3.2 Del período crítico
o 3.3 Colecciones y otras ediciones
• 4 Véase también
• 5 Notas y referencias
• 6 Bibliografía
• 7 Enlaces externos
[editar]Biografía
Immanuel Kant fue bautizado como Emanuel pero cambió su nombre a Immanuel tras aprender hebreo.1 Nació en 1724 en Königsberg (desde 1945, Kaliningrado, Rusia). Era el cuarto de nueve hermanos, de los cuales sólo cinco alcanzaron la adolescencia. Pasó toda su vida dentro o en los alrededores de su ciudad natal, la capital de Prusia Oriental en esa época, sin viajar jamás más allá de 150 km de Königsberg.2 Su padre Johann Georg Kant (1682–1746) era un artesano alemán de Memel, en aquel tiempo la ciudad más al nordeste de Prusia (ahora Klaipėda, Lituania). Su madre Anna Regina Reuter (1697–1737), nacida en Núremberg, era la hija de un fabricante escocés de sillas de montar. En su juventud, Kant fue un estudiante constante, aunque no espectacular. Creció en un hogar pietista que ponía énfasis en una intensa devoción religiosa, la humildad personal y una interpretación literal de la Biblia. Por consiguiente, Kant recibió una educación severa —estricta, punitiva y disciplinaria— que favorecía la enseñanza del latín y la religión por encima de las matemáticas y las ciencias.3
[editar]El joven estudiante
Desde el inicio de sus estudios, Kant mostró gran aplicación en sus investigaciones. Primero fue enviado al Collegium Fridericianum y después se matriculó en laUniversidad de Königsberg en 1740, a la edad de 16 años.4 Estudió la filosofía de Leibniz y Wolff con el profesor Martin Knutzen, un racionalista que también estaba familiarizado con los desarrollos de la filosofía y la ciencia británica y que introdujo a Kant en la nueva física matemática de Newton. También previno al joven alumno respecto del idealismo, visto negativamente por toda la filosofía del siglo XVIII, e, incluso después de la creación de la teoría del idealismo trascendental, Kant refutó el idealismo en la segunda edición de su obra principal: la Crítica de la razón pura.
El infarto de su padre y su posterior muerte en 1746 interrumpió sus estudios. Kant se convirtió en un profesor particular en los pequeños pueblos alrededor de Königsberg, pero continuó su investigación académica. En 1749 publicó su primera obra filosófica, Gedanken von der wahren Schätzung der lebendigen Kräfte(Meditaciones sobre la verdadera estimación de las fuerzas vivas). Kant publicó muchas más obras sobre temas científicos, y llegó a ser profesor universitario en 1755. El tema de sus lecciones era la metafísica, la cual enseñó durante casi cuarenta años, incluso después de su ruptura con ésta. El manual para el curso estaba escrito por Alexander Gottlieb Baumgarten, autor del término «Estética» en su sentido moderno.
En Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels (Historia general de la naturaleza y teoría del cielo, 1755), Kant diseñó la hipótesis de la nebulosa protosolar, en donde dedujo correctamente que el Sistema Solar se formó de una gran nube de gas, una nebulosa. De este modo intentaba explicar el orden del Sistema Solar, anteriormente visto por Newton como impuesto por Dios desde el comienzo. Kant en su libro también dedujo correctamente que la Vía Láctea era un gran disco de estrellas, formada asimismo a partir de una nube giratoria. Además, sugirió la posibilidad de que otras nebulosas podían ser igualmente grandes discos de estrellas distantes, similares a la Vía Láctea, lo que dio origen a la denominación de Universos Isla para las galaxias, término en uso hasta bien entrado el siglo XX.
Desde este momento, Kant se concentró en temas cada vez más filosóficos, aunque continuaría escribiendo sobre las ciencias a lo largo de su vida. En los inicios de los años 1760, Kant concibió una serie de importantes obras de filosofía: Die falsche Spitzfindigkeit der vier syllogistischen Figuren erwiesen (La falsa sutileza de las cuatro figuras del silogismo), una obra sobre lógica, publicada en 1762. Aparecieron dos libros más al año siguiente: Versuch, den Begriff der negativen Größen in der Weltweisheit einzuführen (Ensayo para introducir el concepto de magnitudes negativas en la filosofía) y Der einzig mögliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes (El único fundamento posible de una demostración de la existencia de Dios).
En 1764, Kant escribió Beobachtungen über das Gefühl des Schönen und Erhabenen (Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime) y quedó segundo tras Moses Mendelssohn en un concurso de la Academia de Berlín con su Untersuchung über die Deutlichkeit der Grundsätze der natürlichen Theologie und Moral (Sobre la nitidez de los principios de la teología natural y de la moral). En 1770, a la edad de 45 años, Kant fue nombrado finalmente Profesor de Lógica y Metafísica en la Universidad de Königsberg. Kant escribió su Disertación inaugural (De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et principiis) en defensa de este nombramiento. Esta obra vio la aparición de muchos temas centrales de su obra madura, incluyendo la distinción entre las facultades del pensamiento intelectual y la receptividad sensible. Ignorar esta distinción significaría cometer el error de la subrepción y, como dice en el último capítulo de la disertación, la Metafísica tan sólo progresará evitando dicho error.
[editar]Giro hacia la crítica
A la edad de 46 años, Kant era un conocido erudito y un filósofo cada vez más influyente. Se esperaba mucho de él. Como respuesta a una carta de su alumnoMarkus Herz, Kant llegó a reconocer que en la Disertación inaugural no había logrado dar cuenta de la relación y conexión entre nuestras facultades intelectuales y sensibles. También reconoció que David Hume le despertó del «sueño dogmático» (alrededor de 1770). Kant no publicó ningún trabajo de filosofía en los once años siguientes.
Kant dedicó su década silenciosa a trabajar en una solución para los problemas planteados. Aunque amante de la compañía y la conversación, Kant se aisló, pese a los intentos de sus amigos de sacarle de su aislamiento. En 1778, en respuesta a una de esas peticiones de un antiguo alumno, Kant escribió:
Cualquier cambio me hace aprensivo, aunque ofrezca la mejor promesa de mejorar mi estado, y estoy convencido, por este instinto natural mío, de que debo llevar cuidado si deseo que los hilos que las Parcas tejen tan finos y débiles en mi caso sean tejidos con cierta longitud. Mi sincero agradecimiento a mis admiradores y amigos, que piensan tan bondadosamente de mí hasta comprometerse con mi bienestar, pero, al mismo tiempo, pido, del modo más humilde, protección en mi actual estado frente a cualquier alteración.5
Cuando Kant salió de su silencio en 1781, el resultado fue la Crítica de la razón pura (Kritik der reinen Vernunft). Aunque hoy sea reconocida unánimemente como una de las más importantes obras en la historia de la filosofía, fue ignorada en el momento de su publicación inicial. El libro era largo, más de 800 páginas en la edición original en alemán, y escrito en un estilo seco y académico. Fue objeto de pocas reseñas, las cuales, además, no concedían importancia a la obra. Su densidad hacía de ella un «hueso duro de roer», oscurecida por «...toda esta pesada telaraña», según la describió Johann Gottfried Herder en una carta a Johann Georg Hamann.6
Esto contrasta intensamente con el elogio que Kant había recibido por obras anteriores, como la citada memoria de 1764 y otros opúsculos que precedieron a la primera Crítica. Estos tratados bien recibidos y legibles incluyen uno sobre el terremoto de Lisboa, que fue tan popular que se vendía por páginas.7 Antes de su giro hacia la crítica, sus libros se vendían bien, y para cuando publicó Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime en 1764, se había convertido en un autor popular de cierto renombre.8 Kant se decepcionó con la recepción de la primera Crítica. Reconociendo la necesidad de clarificar el tratado original, Kant escribió los Prolegómenos a toda metafísica futura (Prolegomena zu einer jeden künftigen Metaphysik, die als Wissenschaft wird auftreten können) en 1783, como un resumen de sus principales puntos de vista. También animó a su amigo Johann Schultz, a publicar un breve comentario sobre la Crítica de la razón pura.
La reputación de Kant aumentó gradualmente durante la década de 1780, gracias a una serie de obras importantes: el ensayo Respuesta a la pregunta: ¿Qué es Ilustración? (Beantwortung der Frage: Was ist Aufklärung?) de 1784; la Fundamentación de la metafísica de las costumbres (Grundlegung zur Metaphysik der Sitten), de 1785 (su primera obra sobre filosofía moral), y Principios metafísicos de la ciencia natural (Metaphysische Anfangsgründe der Naturwissenschaft), de 1786. Pero el reconocimiento final de Kant llegó desde una fuente inesperada. En 1786, Karl Leonhard Reinhold comenzó a publicar una serie de cartas públicas sobre la filosofía kantiana. En estas cartas, Reinhold enmarcaba la filosofía de Kant como una respuesta a la principal controversia intelectual de la época: laDisputa sobre el Panteísmo. Friedrich Heinrich Jacobi había acusado al recientemente fallecido Gotthold Ephraim Lessing (distinguido dramaturgo y ensayista filosófico) de spinozismo. Esa acusación, equivalente a la de ateísmo, fue desmentida rotundamente por Moses Mendelssohn, amigo de Lessing, y surgió una amarga disputa pública entre ellos. La controversia gradualmente escaló hasta convertirse en un debate general sobre los valores de la Ilustración y de la razón en sí misma. Reinhold mantenía en sus cartas que la Crítica de la razón pura de Kant podía resolver esta disputa defendiendo la autoridad y los límites de la razón. Las cartas de Reinhold fueron ampliamente leídas e hicieron a Kant el filósofo más famoso de su época.
[editar]Últimas obras de Kant
Kant publicó una segunda edición de la Crítica de la razón pura en 1787, revisando en profundidad las primeras partes del libro. La mayoría de sus posteriores obras se centraron en otras áreas de la filosofía. Continuó desarrollando su filosofía moral, especialmente en la Crítica de la razón práctica (Kritik der praktischen Vernunft, conocida como la segunda Crítica) de 1788 y la Metafísica de las costumbres (Metaphysik der Sitten) de 1797. La Crítica del juicio (Kritik der Urteilskraft, la tercera Crítica) de 1790 aplicaba el sistema kantiano a la Estética y la teleología. También escribió varios ensayos algo populares sobre historia, religión, política y otros temas. Estas obras fueron bien recibidas por los contemporáneos de Kant y confirmaron su posición preeminente en la filosofía del siglo XVIII. Había varias revistas dedicadas únicamente a defender y criticar la filosofía kantiana. Pero, a pesar de su éxito, las tendencias filosóficas se movían en otra dirección. Muchos de los discípulos más importantes de Kant (incluyendo a Reinhold, Beck y Fichte) transformaron la posición kantiana en formas de idealismo cada vez más radicales. Esto marcó la aparición del Idealismo alemán. Kant se opuso a estos desarrollos y denunció públicamente a Fichte en una carta abierta9en 1799. Fue uno de sus últimos actos filosóficos. La salud de Kant, mala desde hacía mucho tiempo, empeoró, y murió en Königsberg el 12 de febrero de 1804, murmurando la palabra «Genug» («suficiente», «basta») antes de expirar.10 Su inacabada obra final, el fragmentario Opus postumum, fue (como su título sugiere) publicada póstumamente.
Han surgido una variedad de creencias populares con respecto a la vida de Kant. A menudo se sostiene, por ejemplo, que Kant maduró tardíamente, que sólo se convirtió en un filósofo importante a sus cincuenta y tantos años después de rechazar sus anteriores puntos de vista. Aunque es cierto que Kant escribió sus mejores obras relativamente tarde en su vida, hay una tendencia a infravalorar el valor de sus obras anteriores. Los estudios recientes sobre Kant han dedicado más atención a estos escritos «precríticos» y se ha reconocido una cierta continuidad con sus obras maduras.
Muchos de los mitos comunes acerca de las peculiaridades personales de Kant se enumeran, explican y refutan en la introducción del traductor inglés Goldthwait de las Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime.11 A menudo se sostiene que Kant vivió una vida muy estricta y previsible, lo que lleva a la historia a menudo repetida de que sus vecinos ponían los relojes en hora cuando daba sus paseos diarios.12 De nuevo, esto es cierto sólo en parte. Mientras fue joven, Kant fue una persona muy sociable y un apasionado de los convites durante la mayor parte de su vida. No se casó nunca. Únicamente en una época más avanzada de su vida, la influencia de su amigo, el comerciante inglés Joseph Green, hizo que Kant adoptara un estilo de vida más regular.13
[editar]Tumba
Placa en una pared en Kaliningrado, enalemán y en ruso, con las palabras tomadas de la conclusión de la Crítica de la Razón Práctica de Kant.
De 1879 a 1881 se recolectó dinero para construir una capilla a modo de monumento. La tumba de Kant se encuentra fuera de la Catedral de Königsberg —actual Kaliningrado— en el río Pregolya y es uno de los pocos monumentos alemanes conservados por los soviéticos después de que conquistaran y anexionaran la ciudad en 1945. La tumba original de Kant fue demolida por las bombas rusas a comienzos de aquel año. Una réplica de una estatua de Kant, ubicada en frente de la Universidad, fue donada por una entidad alemana en 1991. Los recién casados llevan flores a la capilla, como hicieron antes para el monumento de Lenin.
Cerca de la tumba se halla una placa con la siguiente inscripción en alemán y ruso, tomada de la «Conclusión» deCrítica de la razón práctica: «Dos cosas me llenan la mente con un siempre renovado y acrecentado asombro y admiración por mucho que continuamente reflexione sobre ellas: el firmamento estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí».
[editar]Pensamiento
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Todo aquel que se ocupe de filosofía moderna no puede dejar de lado a Kant; tal vez haya que decir lo mismo de todo aquel que se ocupe de filosofía. Su obra es típicamente alemana, muy elaborada y un tanto nebulosa. Encerrado en su gabinete, donde pasó su larga vida de casi 80 años, cuidaba poco el filósofo del mundo banal, aun cuando lo frecuentaba con placer.
Encasillado en su subjetividad, a la manera de Descartes, da a sus teorías una dirección muy distinta a la del filósofo francés. Descartes se adentra en su yo, pero ha de encontrar el camino para elevarse a Dios, y a un tiempo, para dar «certidumbre╗ al mundo físico o de la res extensa. Kant, encerrado en un mundo fenoménico, ha de descalificar la posibilidad de contactar a las cosas en sí mismas. Sean las del mundo, la de Dios, la del alma.
La filosofía de Kant no niega la existencia de Dios, ni un orden moral, ni la realidad pensable de un mundo físico. Lo que niega —salvo en lo moral— es que la razón humana pueda trascender y llegar a esos entes en sí mismos: sean el «mundo», «Dios» o el «alma». Además Kant constituyó la idea de que el mundo, el sol y todos los planetas son complementarios unos con otros.
Kant parte de la conciencia, de las representaciones fenoménicas del yo. Sean provenientes del mundo externo o interno. Y se aboca, desde un principio, a la estética trascendental.
Kant entiende por sensación el efecto de un objeto sobre la facultad representativa, en cuanto somos afectados por él. Se entiende que se prescinde por completo de la naturaleza del objeto afectante y que solamente se presta atención al efecto que se produce en nosotros, en lo puramente subjetivo.
La intuición empírica es una percepción cualquiera que refleja a un objeto, y así el conocimiento es considerado como un medio. La intuición empírica es la que se refiere a un objeto, pero por medio de la sensación. El fenómeno es el objeto indeterminado de la intuición empírica. El árbol puede afectarnos y de él tenemos una representación fenoménica. Nada podemos saber del árbol en sí. La realidad de la cosa, en ella misma, es un noúmeno no alcanzable.
[editar]Estética trascendental
En la Crítica de la razón pura se parte, asumiendo los resultados del empirismo, afirmando el valor primordial que se le da a la experiencia, en tanto esta permite presentar y conocer a los objetos, desde la percepción sensible o intuición (Anschauung). La capacidad de recibir representaciones se llama sensibilidad, y es una receptividad, pues los objetos vienen dados por esta. La capacidad que tenemos de pensar los objetos dados por la sensibilidad se llama entendimiento. Las intuiciones que se refieren a un objeto dado por las sensaciones se llaman intuiciones empíricas y el objeto sensible constituido por la sensación y las categorías a priori de espacio y tiempo impresas por el hombre, se llama fenómeno (término de origen griego que significa «aquello que aparece»). Asimismo a las representaciones en las que no se encuentra nada perteneciente a la sensación se las llama puras. Se sigue que la ciencia de la sensibilidad es llamada Estética trascendental, que forma parte de la Doctrina Trascendental de los Elementos en la Crítica de la razón pura.
El empleo del término «Estética» en Kant difiere del uso que hizo Alexander Gottlieb Baumgarten del mismo término, en cuanto ciencia de lo bello. El uso de Kant es en realidad más fiel a la etimología (αισθητική, aisthetike, viene de αἴσθησις, aisthesis, que significa 'sensación, sensibilidad') pero el de Baumgarten tuvo mejor fortuna.
La Estética trascendental muestra que, a pesar de la naturaleza receptiva de la sensibilidad, existen en ella unas condiciones a priori que nos permiten conocer, mediante el entendimiento, los objetos dados por el sentido externo (intuición). Estas condiciones son el espacio y el tiempo.
La capacidad (receptividad) de recibir representaciones, al ser afectadas por los objetos, se llama «sensibilidad». La ciencia de todos los principios de la sensibilidad a priori la llamo «estética trascendental».... .../...todas nuestras intuiciones no son más que una representación fenoménica. Permanece para nosotros absolutamente desconocido qué sean los objetos en sí, independientemente de toda esa receptividad de nuestra sensibilidad
Kant. Crítica de la Razón pura. Madrid. Alfaguara, 1978, p.7
LA ESTÉTICA TRASCENDENTAL
ESPACIO
Forma pura de la sensibilidad TIEMPO
Forma del sentido interno y condición formal de todos los fenómenos
1. El espacio no es un concepto empírico extraído de experiencias externas 1. El tiempo no es un concepto empírico extraído de alguna experiencia
2. El espacio es una necesaria representación a priori que sirve de base a todas las intuiciones externas 2. El tiempo es una representación necesaria que sirve de base a todas las intuiciones
3. El espacio no es un concepto discursivo, (...) sino una intuición pura 3. El tiempo no es concepto discursivo o, como se dice, universal, sino una forma pura de la intuición sensible
4. La originaria representación del espacio es, pues, una intuición a priori no un concepto 4. La originaria representación tiempo debe estar, pues, dada como ilimitada
Para que las sensaciones sean referidas a objetos externos, o alguna cosa que ocupe un lugar distinto del nuestro, y, asimismo, para poder entender los objetos como exteriores los unos a los otros, como situados en lugares diversos, es necesario que tengamos «antes» la representación del espacio, que servirá de base a las intuiciones. De lo que se infiere que la representación del espacio no puede derivar de la relación de los fenómenos ofrecidos por la experiencia. Todo lo contrario: es absolutamente necesario dar por sentado de manera a priori esta representación de espacio como dada para que la experiencia fenoménica sea posible. El espacio, argumenta Kant, no puede ser un concepto del entendimiento puesto que los conceptos empíricos se elaboran sobre los objetos ya intuidos de forma sensible en el espacio y el tiempo; el espacio, como intuición, es anterior a cualquier intuición de objeto, anterior a cualquier experiencia; por eso, dice Kant, es una intuición pura.
La representación del espacio no es un producto de la experiencia; es una condición de posibilidad necesaria que sirve de base a todas las intuiciones externas. El espacio es la condición de posibilidad de existencia de todos los fenómenos.14
Es importante comprender que el espacio es la forma en la cual todos los fenómenos externos se dan, o dicho de otro modo, en el espacio se da la intuición sensible. De lo anterior se sigue que el espacio tendrá una doble cualidad: en tanto condición formal en la que se dan los fenómenos, el espacio posee unaidealidad trascendental en la cual se prescinde de la sensibilidad, y una realidad empírica en la cual se validan objetivamente los fenómenos intuidos.
Por su lado, el tiempo es también una forma pura de la intuición sensible y es presupuesto desde el sujeto cognocente (de manera a priori) El tiempo es una condición formal a priori de todos los fenómenos y posee validez objetiva en relación solo con los fenómenos. El tiempo, al igual que el espacio, tampoco es un concepto discursivo, sino una forma pura de la intuición sensible.
Pero en este caso, el tiempo es además la forma del sentido interno. Kant se refiere a la capacidad que los sujetos tienen de intuirse a sí mismos, en la «apercepción», es decir la percepción de la propia identidad empírica, en una sucesión de momentos, que constituyen el tiempo.
El espacio da validez objetiva a los fenómenos en tanto estos existen en la sensibilidad (sentido externo) que pone en relación al sujeto con el objeto que es percibido como fuera.
El tiempo da validez objetiva a los fenómenos en tanto que estos son percibidos no solo en el espacio exterior, sino desde la apercepción que se percibe a sí misma y en relación con su experiencia externa según un antes y un después, es decir, en un momento de esa intuición pura que es el tiempo. Se sigue de lo anterior que es posible pensar objetos que no estén dados en el espacio, pero no es posible pensar objetos que no estén dados en el tiempo. El tiempo es en consecuencia la forma de la intuición pura de la sensibilidad interna y tiene en sí mismo realidad subjetiva en tanto permite al sujeto pensarse a sí mismo como objeto en el tiempo. Finalmente el tiempo es asimismo forma de la intuición externa en la cual devienen todos los fenómenos intuidos en un espacio determinado.
De lo anterior Kant deduce que es imposible que los fenómenos existan por sí mismos, pues toda la realidad empírica se valida como algo real en tanto es intuida por el sujeto. En consecuencia, espacio y tiempo, al ser formas puras de la intuición sensible, son también condiciones inherentes al sujeto que intuye y sin estas al sujeto se le haría imposible recibir representaciones. Es así como la Estética Trascendental constituye el primer estadio de conocimiento del sujeto, y que tiene directa relación con la percepción sensible de objetos de la experiencia.
Cuando proyectamos hacia el exterior lo que denominamos extensión, estamos aplicando o sobreponiendo a los datos sensibles algo que no viene dado por ellos, algo puramente subjetivo, una forma, una condición previa de nuestra sensibilidad. Todo lo que llamamos corporal no va más allá de la representación interna, aunque lo consideremos como externo.
En la primera edición de la Crítica de la razón pura Kant dice: «El concepto trascendental de los fenómenos en el espacio es una advertencia crítica de que en general nada de lo percibido en el espacio es una cosa en sí, que el espacio es además una forma de las cosas; los objetos en sí nos son completamente desconocidos y lo que llamamos cosas exteriores no son más que representaciones de nuestra sensibilidad».15
Podemos resumir la Estética Trascendental de la siguiente forma:
1. Que son las impresiones (elemento material del conocimiento) las que ponen en marcha la mente humana.
2. Que las impresiones son condición necesaria, pero no suficiente, para que se produzca el conocimiento sensible, o sea, para que podamos ver, oír, tocar... Hace falta algo más.
3. Ese algo más que falta es aportado por el sujeto que conoce, por dos formas a priori de la sensibilidad: el espacio y el tiempo; con lo que cualquier acceso a las cosas en sí mismas sería en principio imposible para una mente receptivamente sensible como es la humana. Lo en-sí hay que suponer que existe, independientemente de que un sujeto lo conozca o no. Además, es causa de las impresiones que afectan nuestra sensibilidad, pero cualquier afirmación sobre ellas carece de sentido.
4. Cuando, gracias al espacio y al tiempo ordenamos las impresiones, se produce el conocimiento o representación sensible, es decir, podemos ver, oír, tocar... Se ha realizado entonces la síntesis de aprehensión.
De esto Kant extrae dos conclusiones adicionales:
1. Existe un límite, una demarcación clara entre lo que puede ser conocido de un modo objetivo y lo que no puede serlo, es decir, una demarcación clara entre ciencia y metafísica. Ese límite es la experiencia.
2. Los matemáticos —por ej. en geometría— pueden llegar a establecer verdades a priori sobre el espacio y aplicar esas verdades al mundo físico en la medida en que su ciencia tiene como objeto un espacio que es a priori.
[editar]Analítica trascendental
Además de espacio y tiempo como formas puras de la sensibilidad, el hombre dispone de las categorías como funciones del entendimiento, tema que se aborda en la «Analítica trascendental». La sensibilidad es receptiva, aunque no quiere decir esto que sea pasiva, pues presupone la actividad corporal. El entendimiento es también activo y su función es la de producir (hervorbringen) los conceptos. En este sentido, como ha mostrado Eugenio Moya en su reciente libro: Kant y las ciencias de la vida (Madrid, Biblioteca Nueva, 2008), la mente humana se comporta como cualquier ente vivo. En efecto, de igual manera que éstos organizan y se autoorganizan a sí mismos a partir de las diferentes materias que les servían de alimento, de respiración, etc.; es decir, son autopoyéticos. La mente tiene la capacidad para hacer emerger desde sí misma (selbstgebären), determinadas formas cognitivas a priori que organizan el material múltiple que le proporcionan los sentidos. «En este sentido —dice Kant en la Crítica de la razón pura—, las impresiones dan el impulso inicial para abrir toda la facultad cognoscitiva en relación con ellos y para realizar la experiencia. Ésta incluye dos elementos muy heterogéneos: una materia de conocimiento, extraída de los sentidos, y cierta forma de ordenarlos, extraída de la fuente interior de la pura intuición y del pensar, los cuales, impulsados por la materia, entran en acción y producen conceptos». El a priori del entendimiento hay que concebirlo así, más que un conocimiento sustantivo, como una capacidad de producir conocimientos ajustando a ciertas reglas los materiales de la experiencia. Ahora bien, en la medida en que sólo podemos aprender a partir de esas reglas, no podemos decir que todo conocimiento deba justificarse a partir de aquellos materiales.
Recapitulando:16
EL SISTEMA KANTIANO DE LA ANALÍTICA TRASCENDENTAL
Criterios de clasificación de los juicios CLASES DE JUICIOS LAS CATEGORÍAS ESQUEMAS DE LA PERCEPCIÓN DEL OBJETO LOS PRINCIPIOS
Cantidad Generales
Particulares
Singulares Unidad
Pluralidad
Totalidad Número Axiomas de la intuición:
Todas las intuiciones son cantidades extensivas
Cualidad Afirmativos
Negativos
Disyuntivos Realidad
Negación
Limitación Grado Anticipaciones de la percepción:
En todas las apariencias lo real posee una cantidad intrensiva, un grado
Relación
Categóricos
Hipotéticos
Disyuntivos
Subsistencia e inherencia (Sustancia/accidente)
Causalidad (causa/efecto)
Comunidad (Acción recíproca)
Permanencia de lo real en el tiempo
Sucesión de la diversidad
Simultaneidad de las determinaciones Analogías de la experiencia:
Permanencia de la sustancia
Sucesión temporal según la causalidad
Simultaneidad según la ley de acción recíproca
Modo
Problemáticos
Asertóricos
Apodícticos
Posibilidad-imposibillidad
Existencia-no existencia
Necesidad-contingencia
Conformidad con la síntesis de diferentes representaciones
Existencia en un tiempo determinado
Existencia en todo tiempo Postulados del pensamiento empírico en general:
Lo que es conforme con las condiciones formales de la experiencia es posible
Lo que está en conexión con las condiciones materiales de la experiencia es real
Aquello en que la conexión con lo real está determinado por las condiciones universales de la experiencia es necesario.
1. El origen de todos nuestros conocimientos está en los sentidos. El espacio es la forma que aportamos para las representaciones externas. El tiempo es la forma pura que previamente aportamos tanto para lo externo como para lo interno.
2. Aparte de estas formas puras, la razón humana dispone de la facultad del entendimiento, conformadora espontánea con su bagaje de categorías.
3. Las intuiciones sensibles por sí mismas y solas no engendran conocimiento: son ciegas.
4. Las intuiciones sensibles constituyen materia de conocimiento en tanto se someten a la conceptualización del entendimiento. Y a partir de allí opera nuestro aparato discursivo.
La razón humana tiene en el conjunto de categorías su fuerza para concebir los objetos, pero siempre que haya un aflujo de fenómenos sobre los cuales ellas puedan actuar. Cuando tal cosa no ocurre, en el caso de los objetos denominados «metafísicos», como Dios, el alma, el mundo, tal función del entendimiento deriva sin mucho sentido y cae en las llamadas antinomias, en que tanto puede demostrarse como verdadera una posición como la contraria.
[editar]Ética
La ética kantiana está contenida en lo que se ha denominado como sus tres obras éticas: Fundamentación de la Metafísica de las costumbres, Crítica de la razón práctica y Metafísica de las costumbres. Kant se caracterizó por la búsqueda de una ética o principios con el carácter de universalidad que posee la ciencia. Para la consecución de dichos principios Kant separó las éticas en: éticas empíricas (todas las anteriores a él) y éticas formales (ética de Kant).
Este nuevo planteamiento acerca de la ética hace de Kant el padre de la filosofía moderna.
La razón teórica formula juicios frente a la razón práctica que formula imperativos. Estos serán los pilares en los que se fundamenta la ética formal kantiana. La ética debe ser universal y, por tanto, vacía de contenido empírico, pues de la experiencia no se puede extraer conocimiento universal. Debe, además, ser a priori, es decir, anterior a la experiencia y autónoma, esto es, que la ley le viene dada desde dentro del propio individuo y no desde fuera. Los imperativos de esta ley deben ser categóricos y no hipotéticos que son del tipo «Si quieres A, haz B».
En contraposición a la ética a Kant se encuentra la ética de Santo Tomás de Aquino.
El imperativo categórico tiene tres formulaciones:
1. «Obra sólo según una máxima tal, que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal».17
2. «Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio».18
3. «Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines».19
Kant sintetiza su pensamiento, y en general «el campo de la filosofía en sentido cosmopolita», en tres preguntas: ¿Qué debo hacer?, ¿Qué puedo saber?, ¿Qué me está permitido esperar?, que pueden resumirse en una sola: ¿Qué es el hombre?20
A la primera interrogante trata de dar respuesta la moral. A la segunda, el análisis de la Crítica de la razón pura en torno de las posibilidades y límites del conocimiento humano. A la tercera trata de responder la religión.
Kant concluye su estudio epistemológico haciendo especial hincapié en la importancia del deber, que es donde reside la virtud de toda acción. Al hacer coincidir la máxima de cualquier acción con la ley práctica, el ser humano habrá encontrado el principio objetivo y universal del obrar.
[editar]Filosofía de la historia
Los escritos de Kant sobre filosofía de la historia forman tan sólo una parte menor de su amplia producción. Sin embargo, su impacto será importante, especialmente por su influencia sobre las filosofías de la historia de pensadores posteriores de gran importancia como Marx y Hegel. El aporte decisivo de Kant a la filosofía de la historia es su Idea para una historia universal en clave cosmopolita (Idee zu einer allgemeinen Geschichte in weltbürgerlicher Absicht) de 1784.
La concepción histórica de Kant está inspirada por la idea aristotélica de la fisis, es decir, por la concepción de una naturaleza de las cosas, una esencia que se despliega y que contiene en sí tanto la necesidad como las leyes básicas del desarrollo. Se trata de la idea de una potencialidad (potentia) que a través de su propio proceso natural de desarrollo (fisis) llega a hacerse realidad o actualidad (actus). De esta manera se alcanza la entelequia o fin del desarrollo. Kant transformará esta idea en la base de una visión progresiva de la historia totalmente ajena al pensamiento griego clásico. Según Kant, una ley inmanente del progreso, dictada por la necesidad de la naturaleza de alcanzar sus fines, rige la historia aparentemente absurda y antojadiza de la especie humana, elevándola sucesivamente “desde el nivel inferior de la animalidad hasta el nivel supremo de la humanidad.”21 La tarea del filósofo es, justamente, “descubrir en ese absurdo decurso de las cosas humanas una intención de la Naturaleza, a partir de la cual sea posible una historia de criaturas tales que, sin conducirse con arreglo a un plan propio, sí lo hagan conforme a un determinado plan de la Naturaleza.”22
Según Kant, el hombre comparte, como especie, el destino teleológico o determinado por su fin que Aristóteles vio como la ley de desarrollo de todo lo natural: “Todas las disposiciones naturales de una criatura están destinadas a desarrollarse alguna vez completamente y con arreglo a un fin […] En el hombre aquellas disposiciones naturales, que tienden al uso de la razón, deben desarrollarse por completo en la especie, mas no en el individuo.”23 Esta es la fuerza que actúa entre bastidores con el fin de desplegar todas las potencialidades humanas y los individuos o los pueblos no son más que sus instrumentos inconscientes: “Poco imaginan los hombres (en tanto que individuos e incluso como pueblos) que, al perseguir cada cual su propia intención según su parecer y a menudo en contra de los otros, siguen sin advertirlo, como un hilo conductor, la intención de la Naturaleza, que les es desconocida, y trabajan en pro de la misma.”24
Esta idea de una fuerza oculta que actúa como motor e “hilo conductor” de una historia cuyo verdadero sentido no es comprendido por sus protagonistas directos no es sino una “naturalización aristotélica” de la idea de la Providencia y será central tanto en la visión de la historia de Hegel como en la de Marx. Hegel reemplazará las leyes de la naturaleza de Kant por las de la lógica o razón y Marx pondrá a las fuerzas productivas en su lugar, pero la estructura mental diseñada por Kant permanecerá, en su esencia, intacta. Ahora bien, el parentesco entre estos tres pensadores va mucho más allá de esto. Kant concibe también la historia como un proceso triádico o dividido en tres fases, que va desde el estado de animalidad, pasando por un largo desarrollo lleno de dolor, conflictos y luchas hasta llegar al fin de la historia, que será un estado de perfección que el mismo Kant define como quiliasmo, que no es sino el sinónimo de raíz griega de milenio (el Reino de Cristo sobre la Tierra que, según el Apocalipsis bíblico, durará mil años): “Se puede considerar la historia de la especie humana en su conjunto como la ejecución de un plan oculto de la Naturaleza para llevar a cabo una constitución interior y –a tal fin– exteriormente perfecta, como el único estado en el que puede desarrollar plenamente todas sus disposiciones en la humanidad […] Como se ve, la filosofía también puede tener su quiliasmo”.25 En un pasaje de otra obra, Kant se expresa de una forma aún más cargada de simbolismo milenarista: “Cuando la especie humana haya alcanzado su pleno destino y su perfección más alta posible, se constituirá el Reino de Dios sobre la tierra”.26
De lo hasta aquí dicho sería, sin embargo, un serio error sacar la conclusión de que el gran filósofo de Königsberg hubiese sido un pensador milenarista en el verdadero sentido militante y revolucionario de la palabra. Para ello le faltan muchos de los elementos más esenciales y dinámicos del pensamiento milenarista tal como se estructuraba en el pensamiento medioeval o se estructurará en el marxismo venidero. El anuncio del milenio es algo distante en Kant, casi teórico. Siempre que proclama su fe en un estado venidero de perfección o quiliasmo agrega frases como la siguiente: “si bien sólo cabe esperarlo tras el transcurso de muchos siglos”. La adhesión a lo que el mismo Kant en otro escrito caracteriza como “la concepción quiliástica de la historia”27 va unida a una sobria y a veces sombría descripción de la situación y posibilidades actuales de hombre y, más importante aún, sobre su naturaleza esencialmente imperfecta tal como nos lo recuerda su famosa frase sobre el madero torcido del cual está hecho lo humano y del cual nada recto puede tallarse. El de Kant no es, por tanto, sino un “utopismo light”, suave y lejano, una premisa metodológica más que otra cosa, y por ello incapaz de despertar las esperanzas y energías revolucionarias de sus contemporáneos. Sin embargo, su herencia no tardaría en evolucionar hacia la actualización (con Hegel) y el intento de realización revolucionaria (con Marx) del sueño de una realización plena de las potencialidades humanas en una sociedad sin conflictos ni contradicciones.
En el mismo sentido faltan en Kant los componentes esenciales de los mitos movilizadores centrales del milenarismo y las utopías revolucionarias en torno a una “Edad de Oro” perdida y a una especie de paraíso venidero. A la famosa Edad de Oro le dedica todo un ensayo en 1786 titulado Probable inicio de la historia humana (Muthmaßlicher Anfang der Menschengeschichte), calificándola allí de un “espectro” que sólo sirve para alentar el “vano anhelo” de su restauración. El comienzo de la historia es para Kant algo tan alejado de toda quimera como lo es la pura y bruta animalidad. La verdadera historia –la historia de la lenta y difícil humanización del hombre, es decir, de su auto constitución en un ser moral y libre– comienza con el primer paso desde esta animalidad hacia la moralidad o, lo que es lo mismo, con la irrupción de la libertad, que saca al hombre de la existencia meramente instintiva propia del estado puro de naturaleza. Pero con la libertad llega no sólo el bien sino también el mal28 y, según la enumeración de Kant, “la discordia”, “la propiedad del suelo”, “la desigualdad entre los hombres, el “constante peligro de guerra”, “la más abyecta esclavitud” y “los vicios”. Tan desolador es este panorama que Kant, en el mismo ensayo, debe hacer grandes esfuerzos para combatir aquel “descontento con la Providencia” y la desesperanza a que toda esta evidencia puede llevar. Finalmente está, si bien “en un horizonte muy lejano”, el “fin final” de la historia y de la naturaleza humana, el estado de perfección o el Reino de Dios sobre la tierra, pero la descripción de Kant del mismo es un verdadero anticlímax: se trata de la moralidad y la legalidad, del hombre que vive de acuerdo al imperativo categórico y ata definitivamente su animalidad con las cadenas de una conducta moral voluntariamente asumida. Esto está, obviamente, a años luz de los sueños mesiánicos de la mayoría de los partidarios más utópicos de la idea del progreso acerca del advenimiento de una sociedad de total libertad, hermandad y comunidad. Nada hay en Kant que de manera alguna se acerque al delirio de los “espíritus libres” del milenarismo medieval, al “hombre nuevo” del comunismo venidero o al sueño nazi del Tercer Reich como una comunidad superior en base a una “raza superior”.
TESIS COMPLEMENTARIA HEGEL
LA MODERNIDAD CON EL LLEGA A UN SISTEMA DE LO ABSOLUTO, ASI COMO LA EDAD MEDIA LLEGA A SU TESIS COMPLEMNTARIA CON SANTO TOMAS DE AQUINO, HACIENDO SU AMALGAMA ENTRE LA FE Y LA RAZON ARISTOTELICA. HEGEL EN EL MODERNIDAD NOS PROPONE LA DIALECTICA, Y APARTIR DE AHÍ PENSARA TODO EL MUNDO, Y AL ESPIRITU ABSOLUTO, QUE NO ES OTRA COSA QUE EL HOMBRE CONOCIENDOSE A SI MISMO, O EL ESPÍRITU ABSOLUTO CONOCIENDOSE A SI MISMO EN EL HOMBRE, PRIMERO EN LO SIMBÓLICO CON LA SENSIBILIDAD, LUEGO EN LO RELIGIOSO CON LA REPRESENTACION, YA AL FINAL EN LA FILOSOFIA, EN LA RAZON DONDE EL ESPÍRITU ABSOLUTO LLEGA AL CONO CIMIENTO DE SI MISMO.
A PARTIR DE HEGEL SIMPLEMENTE TODOS VIVIEREMOS BAJO SU SOMBRA, Y LA RAZON QUEDARA DIVINIZADA.EL MUNDO SERA SU PROYECION, UNA PROYECCION QUE TRASCIENDE LO SENSIBLE, Y LA FE, PARA QUEDAR SUMIDO EN LA FRIALDAD RACIONAL Y EN LA LUCHA DIALECTICA DE LA MISMA.
http://www.youtube.com/watch?v=rsYyB4sGn6g
http://www.youtube.com/watch?v=nykR678beA4&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=VCkUv8gNf-0&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=87mYbNQaQ7Y&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=_vRCbdeJKwM&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=0tx0ndnjR8g&feature=related
la dialéctica de Hegel
http://www.youtube.com/watch?v=JsfXWXDM62s&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=MAa6bMdsLY0&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=rOncpzDP_uY&feature=related
hegel
http://www.youtube.com/watch?v=qSW14dTsHgE
http://www.youtube.com/watch?v=Oj59skUTlPs&feature=related
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Hegel
Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, 27 de agosto de 1770 – Berlín, 14 de noviembre de 1831), filósofoalemán nacido en Stuttgart, Württemberg, recibió su formación en el Tübinger Stift (seminario de la IglesiaProtestante en Württemberg), donde trabó amistad con el futuro filósofo Friedrich Schelling y el poeta Friedrich Hölderlin. Le fascinaron las obras de Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, Rousseau, así como laRevolución Francesa, la cual acabó rechazando cuando esta cayó en manos del terror jacobino. Se le considera el último de los grandes metafísicos[cita requerida]. Murió víctima de una epidemia de cólera, que hizo estragos durante el verano y el otoño de 1831.
Considerado por la Historia Clásica de la Filosofía como el representante de la cumbre del movimientodecimonónico alemán del idealismo filosófico y como un revolucionario de la Dialéctica, habría de tener un impacto profundo en el materialismo histórico de Karl Marx. La relación intelectual entre Marx y Hegel ha sido una gran fuente de interés por la obra de Hegel. Hegel es célebre como un filósofo muy oscuro, pero muy original, trascendente para la historia de la filosofía y que sorprende a cada nueva generación[cita requerida]. La prueba está en que la profundidad de su pensamiento generó una serie de reacciones y revoluciones que inauguraron toda una nueva visión de hacer filosofía[cita requerida]; que van desde la explicación del materialismo Marxista, el pre-existencialismo de Søren Kierkegaard, el escape de la Metafísica de Friedrich Nietzsche, la crítica a la Ontología de Martin Heidegger, el pensamiento de Jean-Paul Sartre, la filosofía nietzscheana deGeorges Bataille, la dialéctica negativa de Theodor W. Adorno y la teoría de la deconstrucción de Jacques Derrida, entre otros. Desde sus principios hasta nuestros días sus escritos siguen teniendo gran repercusión, en parte debido a las múltiples interpretaciones posibles que tienen sus textos.
Contenido
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• 1 Formación
• 2 Obra
• 3 Pensamiento
• 4 Lógica
• 5 Estética
• 6 Dialéctica histórica
• 7 Eurocentrismo
• 8 Seguidores
• 9 Obras principales
• 10 Véase también
• 11 Referencias
• 12 Bibliografía
o 12.1 Sobre Hegel
• 13 Enlaces externos
[editar]Formación
Hegel asistió al seminario de Tubinga con el poeta épico Friedrich Hölderlin y el idealista objetivo Schelling. Los tres estuvieron atentos al desarrollo de la Revolución francesa y colaboraron en una crítica de las filosofías idealistas de Immanuel Kant y su seguidor, Fichte.
[editar]Obra
Se suele considerar la primera obra realmente importante de Hegel su Fenomenología del espíritu (1807), si bien sus -nunca publicados en vida- Escritos de Juventud han sido objeto de estudio e interpretación desde su publicación a principios del siglo XX. Otras obras prefenomenológicas, como La Constitución de Alemania (1802), dan cuenta del triste estado del imperio romano-germánico a comienzos del s. XIX. El sistema que propone para Alemania y el resentimiento que ahí expresa por los demás países de Europa, con excepción de Italia que, según Hegel, comparte el destino de Alemania, hace de esta obra un extraño presagio de la Segunda Guerra Mundial.[cita requerida]. En 1802 aparecen sus primeras publicaciones en la Revista Crítica de Filosofía, en la que trabaja junto a su viejo compañero del Seminario de Tubinga, Schelling.
Actualmente, la Fenomenología del espíritu es considerada la más importante obra de Hegel.[cita requerida] Aún en vida, publicó además la Ciencia de la lógica(1812-1816), la Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1817, con varias reediciones posteriores) y la Filosofía del derecho (1821). Otras varias obras sobre la filosofía de la historia, la religión, la estética y la historia de la filosofía se recopilaron a partir de los apuntes de sus estudiantes y se publicaron póstumamente.
[editar]Pensamiento
Las obras de Hegel tienen fama de difíciles por la amplitud de los temas que pretenden abarcar. Hegel introdujo un sistema para entender la historia de la filosofíay el mundo mismo, llamado a menudo “dialéctica”: una progresión en la que cada movimiento sucesivo surge como solución de las contradicciones inherentes al movimiento anterior. Por ejemplo, la Revolución francesa constituye para Hegel la introducción de la verdadera libertad a las sociedades occidentales por vez primera en la historia.
Sin embargo, precisamente por su novedad absoluta, es también absolutamente radical: por una parte, el aumento abrupto de violencia que hizo falta para realizar la revolución no puede dejar de ser lo que es, y por otra parte, ya ha consumido a su oponente. La revolución, por consiguiente, ya no tiene hacia dónde volverse más que a su propio resultado: la libertad conquistada con tantas penurias es consumida por un brutal Reinado del Terror. La historia, no obstante, progresa aprendiendo de sus propios errores: sólo después de esta experiencia, y precisamente por ella, puede postularse la existencia de un Estado constitucional de ciudadanos libres, que consagra tanto el poder organizador benévolo (supuestamente) del gobierno racional y los ideales revolucionarios de la libertad y la igualdad. "En el pensamiento es donde reside la libertad".
En las explicaciones contemporáneas del hegelianismo —para las clases preuniversitarias, por ejemplo— la dialéctica de Hegel a menudo aparece fragmentada, por comodidad, en tres momentos llamados “tesis” (en nuestro ejemplo, la revolución), “antítesis” (el terror subsiguiente) y “síntesis” (el estado constitucional de ciudadanos libres). Sin embargo, Hegel no empleó personalmente esta clasificación en absoluto; fue creada anteriormente por Fichte en su explicación más o menos análoga de la relación entre el individuo y el mundo. Los estudiosos serios de Hegel no reconocen, en general, la validez de esta clasificación[cita requerida], aunque probablemente tenga algún valor pedagógico (véase Tríada dialéctica).
El historicismo creció significativamente durante la filosofía de Hegel. De la misma manera que otros exponentes del historicismo, Hegel consideraba que el estudio de la historia era el método adecuado para abordar el estudio de la ciencia de la sociedad, ya que revelaría algunas tendencias del desarrollo histórico. En su filosofía, la historia no sólo ofrece la clave para la comprensión de la sociedad y de los cambios sociales, sino que es tomada en cuenta como tribunal de justicia del mundo.
La filosofía de Hegel afirmaba que todo lo que es real es también racional y que todo lo que es racional es real. El fin de la historia era, para Hegel, la parusía del espíritu y el desarrollo histórico podía equipararse al desarrollo de un organismo, los componentes trabajan afectando al resto y tienen funciones definidas. Hegel dice que es una norma divina, que en todo se halla la voluntad de Dios, que es conducir al hombre a la libertad; por ello es panteísta. Justifica así la desgracia histórica: toda la sangre y el dolor, la pobreza y las guerras son "el precio" necesario a pagar para lograr la libertad de la humanidad.
Hegel se valió de este sistema para explicar toda la historia de la filosofía, de la ciencia, del arte, de la política y de la religión, pero muchos críticos modernos señalan que Hegel a menudo parece pasar por alto las realidades de la historia a fin de hacerlas encajar en su molde dialéctico. Karl Popper, crítico de Hegel enLa sociedad abierta y sus enemigos, opina que el sistema de Hegel constituye una justificación tenuemente disfrazada del gobierno de Federico Guillermo III y de la idea hegeliana de que el objetivo ulterior de la historia es llegar a un Estado que se aproxima al de la Prusia del decenio de 1831. Esta visión de Hegel como apólogo del poder estatal y precursor del totalitarismo del siglo XX fue criticada minuciosamente por Herbert Marcuse en Razón y revolución: Hegel y el surgimiento de la teoría social, arguyendo que Hegel no fue apólogo de ningún Estado ni forma de autoridad sencillamente porque éstos existieran; para Hegel, el Estado debe ser siempre racional. Arthur Schopenhauer despreció a Hegel por su historicismo y tachó su obra de pseudofilosofía.
La filosofía de la historia de Hegel está también marcada por los conceptos de las "astucias de la razón" y la "burla de la historia"; la historia conduce a los hombres que creen conducirse a sí mismos, como individuos y como sociedades, y castiga sus pretensiones de modo que la historia-mundo se burla de ellos produciendo resultados exactamente contrarios, paradójicos, a los pretendidos por sus autores, aunque finalmente la historia se reordena y, en un bucle fantástico, retrocede sobre sí misma y con su burla y paradoja sarcástica, convertida en mecanismo de cifrado, crea también ella misma, sin quererlo, realidades y símbolos ocultos al mundo y accesibles sólo a los cognoscentes, es decir, a aquellos que quieren conocer.
[editar]Lógica
El acto del conocimiento es la introducción de la contradicción. El principio del tercero excluido, algo o es A o no es A, es la proposición que quiere rechazar la contradicción y al hacerlo incurre precisamente en contradicción: A debe ser +A ó -A, con lo cual ya queda introducido el tercer término, A que no es ni + ni - y por lo mismo es +A y -A. Una cosa es ella misma y no es ella, porque en realidad toda cosa cambia y se transforma ella misma en otra cosa. Esto significa la superación de la lógica formal y el establecimiento de la lógica dialéctica.
Todas las cosas son contradictorias en sí mismas y ello es profunda y plenamente esencial. La identidad es la determinación de lo simple inmediato y estático, mientras que la contradicción es la raíz de todo movimiento y vitalidad, el principio de todo automovimiento y, solamente aquello que encierra una contradicción se mueve.
La imaginación corriente capta la identidad, la diferencia y la contradicción, pero no la transición de lo uno a lo otro, que es lo más importante, cómo lo uno se convierte en lo otro.
Causa y efecto son momentos de la dependencia recíproca universal, de la conexión y concatenación recíproca de los acontecimientos, eslabones en la cadena del desarrollo de la materia y la sociedad: la misma cosa se presenta primero como causa y luego como efecto.
Es necesario hacer conciencia de la intercausalidad, de las leyes de conexión universal objetiva, de la lucha y la unidad de los contrarios y de las transiciones y las transformaciones de la naturaleza y la sociedad. La totalidad de todos los aspectos del fenómeno, de la realidad y de sus relaciones recíprocas, de eso está compuesta la verdad.
La realidad es la unidad de la esencia y la existencia. La esencia no está detrás o más allá del fenómeno, sino que por lo mismo que la esencia existe, la esencia se concreta en el fenómeno. La existencia es la unidad inmediata del ser y la reflexión: Posibilidad y accidentalidad son momentos de la realidad puestos como formas que constituyen la exterioridad de lo real y por tanto son cuestión que afecta el contenido, porque en la realidad se reúne esta exterioridad, con la interioridad, en un movimiento único y se convierte en necesidad, de manera que lo necesario es mediado por un cúmulo de circunstancias o condiciones.
La cantidad se transforma en calidad y los cambios se interconectan y provocan los unos con los otros. Las matemáticas no han logrado justificar estas operaciones que se basan en la transición, porque la transición no es de naturaleza matemática o formal, sino dialéctica.
Las determinaciones lógicas anteriormente expuestas, las determinaciones del ser y la esencia, no son meras determinaciones del pensamiento. La lógica del concepto se entiende ordinariamente como ciencia solamente formal, pero si las formas lógicas del concepto fueran recipientes muertos, pasivos, de meras representaciones y pensamientos, su conocimiento sería superfluo; pero en realidad son como formas del concepto, el espíritu vivo de lo real y por tanto se requiere indagar la verdad de estas formas y su conexión necesaria.
El método del conocimiento no es una forma meramente exterior, sino que es alma y concepto del contenido. Por lo que se refiere a la naturaleza del concepto elanálisis es lo primero, porque debe elevar la materia dada a la forma de abstracciones universales, las cuales, luego, mediante el método sintético son puestas como definiciones. El análisis resuelve el dato concreto, aísla sus diferencias y les da forma de universalidad o deja lo concreto como fundamento y, por medio de la abstracción de las particularidades que aparentan ser inesenciales, pone de relieve un universal concreto o sea la fuerza de ley general. Esta universalidad es luego también determinada mediante la síntesis del concepto en sus formas, en definiciones.
La actividad humana une lo subjetivo con lo objetivo. El fin subjetivo se vincula con la objetividad exterior a él, a través de un medio que es la unidad de ambos, esto es la actividad conforme al fin. Así, con sus herramientas, el hombre posee poder sobre la naturaleza exterior, aunque en lo que respecta a sus fines se encuentra con frecuencia sometido a ella.
[editar]Estética
Hegel estudia el arte como modo de aparecer de la idea en lo bello. En sus lecciones sobre estética define primero el campo en el que esta ciencia debe trabajar. Realiza para ello una distinción entre lo bello natural y lo bello artístico. Lo bello artístico es superior a lo bello natural porque en el primero está presente el espíritu, la libertad, que es lo único verdadero. Lo bello en el arte es belleza generada por el espíritu, por tanto partícipe de éste, a diferencia de lo bello natural que no será digno de una investigación estética, precisamente por no ser partícipe de ese espíritu que es el fin último de conocimiento.
Antes de analizar lo Bello artístico, Hegel refuta algunas objeciones que catalogan al arte como indigno de tratamiento científico (con tratamiento científico Hegel se refiere a tratamiento filosófico y no a la ciencia como se entiende hoy).
Como primer punto que refutar, habla de la afirmación que vuelve al arte indigno de investigación científica por contribuir a la relajación del espíritu, careciendo así de naturaleza seria. Según esto, el arte, tomado como un juego, emplea la ilusión como medio para su fin y, dado que el medio debe siempre corresponder a la dignidad del fin, lo verdadero nunca puede surgir de la apariencia.
También Hegel en este punto se refiere a Kant para criticarlo. Kant viene a decir que el arte sí es digno de una investigación científica, al asignarle el papel de mediador entre razón y sensibilidad. Pero Hegel no solo no cree esto posible, ya que tanto la razón como la sensibilidad no se prestarían a tal mediación y reclamarían su pureza, sino que además aclara que, siendo mediador, el arte no ganaría más seriedad, ya que este no sería un fin en sí mismo y el arte seguiría estando subordinado a fines más serios, superiores.
Dentro del campo de la estética o filosofía del arte, Hegel distingue entre arte libre y arte servil, teniendo este último fines ajenos a él, como por ejemplo el decorar. Es el arte libre el que será objeto de estudio, ya que tiene fines propios, es libre y verdadero, porque es un modo de expresar lo divino de manera sensible. De esta manera el arte se aproxima al modo de manifestación de la naturaleza, que es necesaria, seria y sigue leyes.
En su calidad de ilusión, el arte no puede separarse de toda la realidad. La apariencia le es esencial al espíritu, de manera que todo lo real será apariencia de éste. Existe una diferencia entre la apariencia en lo real y la apariencia en el arte. La primera, gracias a la inmediatez de lo sensible, se presenta como verdadera, se nos aparece como lo real. En cambio la apariencia en lo artístico se presenta como ilusión, le quita al objeto la pretensión de verdad que tiene en la realidad y le otorga una realidad superior, hija del espíritu. De manera que aunque la idea se encuentre tanto en lo real como en el arte, es en este último en donde resulta más fácil penetrar en ella.
Al tener el arte como esencia el espíritu, se deduce que su naturaleza es el pensar, de manera que los productos del arte bello, más allá de la libertad y arbitrio que puedan tener, en cuanto partícipes del espíritu, éste les fija límites, puntos de apoyo. Tienen conciencia, se piensan sobre sí mismos. El contenido determina una forma.
Al serle al arte esencial la forma, el mismo es limitado. Hay un momento en el que el arte satisface las necesidades del espíritu, pero por su carácter limitado esto dejará de ser así. Una vez que deja de satisfacer dichas necesidades, la obra de arte genera en nosotros, además del goce inmediato, el pensamiento y la reflexión; genera en nosotros juicio, y éste va a tener como objetivo el conocer el arte, el espíritu que en él se aparece, su ser ahí. Es por esto que la filosofía del arte es aún más necesaria hoy que en el pasado.
Entonces, los productos del arte bello son una alienación del espíritu en lo sensible. La verdadera tarea del arte es llevar a la conciencia los verdaderos intereses del espíritu y es por esto que, al ser pensado por la ciencia, el arte cumple su finalidad.
Hegel distingue tres formas artísticas: la forma artística Simbólica, la forma artística Clásica y la forma artística Romántica. Estas marcan el camino de la idea en el arte, son diferentes relaciones entre el contenido y la forma.
La forma artística Simbólica es un mero buscar la forma para un contenido que aún es indeterminado. La figura es deficiente, no expresa la idea. El hombre parte del material sensible de la naturaleza y construye una forma a la cual le adjudica un significado. Se da la utilización del símbolo y éste, en su carácter de ambiguo, llenará de misterio todo el arte simbólico. La forma es mayor que el contenido. Hegel relaciona esta forma artística con el arte de la arquitectura, ésta no muestra lo divino sino su exterior, su lugar de residencia. Se refiere a la arquitectura de culto, más específicamente a la egipcia, la india y la hebrea.
La forma artística Clásica logra el equilibrio entre forma y contenido. La idea no solo es determinada sino que se agota en su manifestación. El arte griego, la escultura, es el arte de la forma artística clásica. Las esculturas griegas no eran, para los griegos, representaciones del dios sino que eran el dios mismo. El hombre griego fue capaz de expresar su espíritu absoluto, su religión, en el arte. A esto se refiere Hegel cuando habla del carácter pasado del arte. El arte, en su esencia, pertenece al pasado siempre, porque es en él en donde la cumple, es en el arte griego en donde el Arte logra su fin último, la representación total de la idea.
Pero precisamente por el carácter limitado del arte, este equilibro tiene que romperse y aquí se da el paso a la forma artística Romántica. Una vez más hay una desigualdad entre forma y contenido, dejan de encastrar de manera perfecta, pero ahora es la forma la que no es capaz de representar el espíritu. El contenido rebasa la forma.
Las artes de esta forma artística son la pintura, la música y la poesía. La idea va de lo más material, la pintura, a lo menos material, pasando por la música, que tiene como materia el sonido, y llega a la poesía, que es el arte universal del espíritu ya que tiene como material la bella fantasía. La poesía atravesará todas las demás artes.
Muchos filósofos van a retomar el tema del arte en Hegel, Hans-Georg Gadamer, por ejemplo, hablará de «La muerte del Arte» refiriéndose a la estética hegeliana. Hegel nunca habló de una muerte del arte sino que le otorgó a éste el carácter de pasado, pasado no entendido como algo que ya no existe; el «carácter pasado del arte» esta íntimamente vinculado con el fin de la filosofía hegeliana, conocer al espíritu, que éste sea libre. Dentro de este fin, el arte cumplió su tarea en el pasado, en la época clásica, para luego ser superado por la religión y en última instancia, ésta por la filosofía.
[editar]Dialéctica histórica
Hegel expuso extensamente su filosofía de la historia en sus Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal. Sin embargo, la exposición más notable de su visión dialéctica de la historia es aquella contenida en la obra que, como ninguna otra, encarna y simboliza su filosofía: la Fenomenología del Espíritu. Se trata del análisis presentado en la sección central de la Fenomenología, que lleva por rúbrica El Espíritu (Der Geist) y que trata de la historia europea desde la Grecia clásica hasta la Alemania del tiempo de Hegel.1
En concordancia con su esquema dialéctico, Hegel divide el período a analizar en tres grandes fases: la de la unidad originaria (la polis de la Grecia clásica), la de la división conflictiva pero desarrolladora (Roma, el feudalismo y la edad moderna hasta la Revolución Francesa) y, finalmente, la vuelta a la unidad, pero ahora enriquecida por el desarrollo anterior (el presente de Hegel). El punto de arranque es el momento de lo que Hegel llama el Espíritu verdadero (Der wahre Geist). Este momento, representado por las ciudades estado griegas, nos muestra el Espíritu en su unidad primigenia, aún indiferenciado y no desarrollado. Es un momento de felicidad dada por la armonía entre el todo (la ciudad) y las partes (los ciudadanos), donde los individuos entienden su destino como una expresión directa del destino colectivo y donde, como lo dice Hegel de una manera inspirada por la Antígona de Sófocles, la ley humana y la ley divina coinciden. Los hombres viven aquí de acuerdo a las costumbres heredadas que forman la base de una ética espontánea y evidente, aún muy distante de la moral reflexiva. Este estado o momento representa una especie de infancia de la humanidad: feliz en la inmediatez natural de sus vínculos y en sus certidumbres aún no cuestionadas. Pero esta felicidad de la armonía primigenia no puede durar, ya que su precio es la falta de desarrollo. Por su naturaleza, el Espíritu busca profundizar en su propio contenido y tal como Adán, y con las mismas consecuencias, no puede dejar de comer del fruto del árbol de la sabiduría. De esta manera se rompe el encanto del Jardín del Edén y un abismo se abre entre la ley divina y la ley humana. Los hombres se individualizan y entran en conflicto unos con otros: la comunidad original se quiebra. Así se enfrentan las familias y luego las ciudades entre sí, cada una de las cuales quiere afirmar su ley y sus peculiaridades como universales y busca por ello someter a las demás. La guerra se hace inevitable, pero el Espíritu no retrocede ni ante la guerra ni los sufrimientos. Tanto por las divisiones y desgarramientos internos como por los conflictos externos pierden las viejas costumbres su legitimidad natural y espontánea, su validez evidente e incuestionada. La infancia queda así atrás y se entra en la fase de la juventud, activa, desafiante y conflictiva. De esta manera se adentran los hombres en una larga peregrinación, en un estado social caracterizado por la división y el extrañamiento. El Espíritu entra en el reino de la alienación.
El segundo momento del desarrollo del Espíritu es aquel del Espíritu extrañado de sí mismo (Der sich entfremdete Geist). El Espíritu se ha hecho extraño a sí mismo, la unidad y la totalidad han cedido lugar a la lucha de las partes en un mundo cada vez más atomizado, donde lo particular (los individuos o los grupos) se rebela contra lo general (la sociedad o comunidad). El tejido social se escinde entre una esfera privada y una pública. La vida individual se privatiza y, al mismo tiempo, lo público pasa a ser el dominio o la propiedad de unos pocos: el Estado se separa de la sociedad. La marcha del progreso que resulta de esta división se hace ajena a sus propios creadores. La historia discurre así, como Hegel primero y luego Marx gustaba de decir, a espaldas de los hombres. La pérdida de la unidad primigenia y la división social crean un fuerte sentimiento de infelicidad. Es la época de lo que Hegel llama la “conciencia infeliz” (unglücklige Bewusstsein), la cual encuentra en el cristianismo su expresión religiosa adecuada por medio de la cual reconoce su propio extrañamiento y su incapacidad de comprender su propia obra en la idea de un Dios trascendente, inalcanzable e incomprensible. La vida se hace misterio y el misterio pasa a ser la esencia de Dios. Todo esto es doloroso, pero así es el progreso, la realización de la razón es trágica tal como lo enseña el sacrificio mismo de Cristo.
El conflicto entre el todo y las partes alcanza su forma más aguda en la lucha que directamente precede la época de Hegel: la lucha entre la ilustración y la fe (der kampf der Aufklärung mit dem Aberglauben). La fe, el sentimiento religioso, representa lo general, la totalidad, la especie, pero de una manera mística. La Ilustración representa, a su vez, la fuerza analítica del intelecto, la profundización por medio de las ciencias especializadas en las singularidades de la existencia, el dominio ilimitado de lo individual y lo particular. En este enfrentamiento triunfa la Ilustración y la fe se desintegra ante el embate del intelecto. Pero la victoria del intelecto –que es la negación del todo o la unidad– es sólo temporal y prepara la victoria definitiva de la totalidad, bajo la forma del sistema omniabarcante de la razón del mismo Hegel, que no es sino la negación de la negación y con ello la vuelta a la afirmación original, pero ahora enriquecida por el desarrollo intermedio.
El último acto en el drama del Espíritu alienado de sí mismo es la Revolución Francesa. En torno a la misma Hegel desarrolla uno de sus análisis más notables. La Revolución Francesa representa para Hegel el intento de instaurar sobre la tierra el reino de lo que él llama “la libertad absoluta” (die absolute Freiheit). Se trata de la razón individual ensoberbecida que se decide a actuar con plena libertad, sin límites, como si el mundo pudiese crearse de nuevo y, además, a su antojo. El cuestionamiento de la fe y la elevación del intelecto humano al sitial de Dios crean la ilusión de que todo puede ser cambiado de acuerdo al plan de los reformadores revolucionarios. Se trata de la hybris de la razón que, de esta manera, se vuelve contra todo lo existente. Pero la revuelta de la razón revolucionaria o de la libertad absoluta no es para Hegel sino un malentendido trágico, que no podía sino terminar en el terror (der Schrecken). Finalmente, cada líder y cada fracción revolucionaria trata de imponerle al resto sus utopías y crear un nuevo mundo a su antojo como si fueran dioses. Y estos nuevos dioses feroces, decididos a hacerle el bien a la humanidad aunque le costase la vida a incontables seres humanos, terminaron necesariamente combatiéndose unos a otros, con aquella ceguera y ensañamiento que sólo aquellos que se creen los portadores de la bondad extrema pueden exhibir. La rivalidad y la sospecha mutua se hicieron así la regla y el reino de la llamada “voluntad general” terminó en el despotismo de Robespierre. Ahora bien, el final trágico de la Revolución Francesa no hace que su evaluación de conjunto sea negativa para Hegel sino muy por el contrario. Fiel a su lógica historicista, donde incluso la violencia más repugnante juega su papel, la ve no sólo como un momento necesario de la realización del Espíritu sino como uno de sus grandes momentos. La revolución fue un intento grandioso de transformar a cada individuo en el dueño del mundo y de su destino, de someter toda objetividad, todo lo dado, a la voluntad transformadora del ser humano. Se cumplía así, radicalmente, el programa de la Ilustración, aquel que Kant resumió en su famosa definición de la misma como “la salida del hombre de su mayoría de edad”. Pero al cumplirse de una manera tan radical y absoluta, el programa de la Ilustración dejó claramente de manifiesto sus falacias y problemas. El tribunal de la razón se transformó en el tribunal revolucionario, donde no sólo se decapitó al pasado sino también a los propios revolucionarios. En todo caso, el apocalipsis revolucionario fue un hito definitivo para el futuro y posibilitó, como la tormenta que despeja el cielo nublado, el paso del Espíritu a la fase de su reconciliación final.
Después del fin sangriento del gran sueño de la libertad absoluta, los individuos volvieron a sus modestos quehaceres cotidianos, pero la Europa posrevolucionaria ya nunca más podría ser la de antes. Un nuevo principio se había plasmado y se transformaría en el eje de un nuevo Estado, el “Estado racional”, que no negaba las distinciones anteriores propias de la sociedad civil ni tampoco al individuo sino que los subordinaba a todos en una nueva unidad orgánica, en una armonía superior que era así la negación de la negación, el fin de la alienación, la reconciliación de las partes con el todo y de los individuos con la comunidad. Con ello se pasaba al momento culminante de la realización del Espíritu, la del Espíritu cierto de sí mismo (Der seiner selbst gewisse Geist) que alcanza su forma más adecuada en la “filosofía absoluta”, que no es otra que la de Hegel. La lección de la gran revolución fue verdaderamente decisiva. Para Hegel significó el abandono definitivo de todo sueño utópico –entre ellos aquellos sueños juveniles de un restablecimiento de aquel supuesto estado de armonía primigenia representado por la polis de la Antigüedad– para transformarse en el pensador profundamente conservador de su edad madura, aquel pensador que ya no es el filósofo de la revolución sino de la restauración. Lo que el fracaso del intento de instaurar el reino de la libertad absoluta mostraba era que los hombres, en realidad, nada tienen que cambiar en lo esencial, que no pueden construir un mundo como les plazca, que el pasado no es una pura sarta de estúpidas irracionalidades, que lo que ha existido tiene un sentido y un contenido duraderos, que se trata nada menos que de las expresiones de la razón en sus distintos momentos, todos ellos necesarios para alcanzar su forma adecuada. Detrás del telón del fin de la historia no hay nada más que la historia misma. Es por ello que lo que resta no es destruir la herencia de los siglos sino reconocerla y darle una forma definitivamente armoniosa o racional, es decir, acorde al conjunto de la Idea ya realizada. Al fin de la historia no queda sino la reconciliación o la vuelta del Espíritu a sí mismo.
[editar]Eurocentrismo
Hegel fue uno de los promotores más notables de la superioridad europea, más exactamente del norte de Europa, sobre las demás culturas del mundo. Para él, la Historia Universal nace en Asia, y culmina en Europa. La manifestación más alta del pensamiento humano, que aparece con la modernidad, para él, con la Reforma Protestante en Alemania, la Revolución francesa y la Ilustración, también de «cosecha» germánica, son los puntos de referencia en donde la subjetividad se reconoce a sí misma. Hegel recuerda que Inglaterra se otorgó a sí misma la «misión» de expandir la civilización por el resto del mundo.
Fue un defensor irrestricto del «Espíritu germánico», que acompañado del cristianismo, sería lo más avanzado de la humanidad:
El Espíritu germánico (der germanische Geist) es el Espíritu del Nuevo Mundo (neuen Welt), cuyo fin es la realización de la verdad absoluta, como autodeterminación infinita de la libertad, que tiene por contenido su propia forma absoluta. El principio del imperio germánico debe ser ajustado a la religión cristiana. El destino de los pueblos germánicos es el de suministrar los portadores del Principio cristiano.
(Hegel, Vorlesungen über die Philosophie der Geschichte, en Werke, ed. Suhrkamp, Fráncfort del Meno, t. 12, p. 413; ed. española, t. II, p. 258.)
[editar]Seguidores
Artículo principal: Hegelianismo
Tras la muerte de Hegel, sus seguidores se dividieron en dos campos principales y contrarios. Los hegelianos de derecha, discípulos directos de Hegel en laUniversidad de Berlín, defendieron la ortodoxia evangélica y el conservadurismo político de la restauración de los sistemas monárquicos tras las guerras napoleónicas.
Los de izquierda vinieron a ser llamados jóvenes hegelianos e interpretaron a Hegel en un sentido revolucionario, lo que los llevó a atenerse al ateísmo en la religión y a la democracia liberal en la política. Entre los hegelianos de izquierda se cuenta a Bruno Bauer, Ludwig Feuerbach, David Friedrich Strauss, Max Stirner y el más famoso, Karl Marx. Los múltiples cismas en esta facción llevaron finalmente a la variedad anarquista del egoísmo de Stirner y a la versión marxista delcomunismo.
En el siglo XX, la filosofía de Hegel tuvo un gran renacimiento: Esto se debió en parte a que fue redescubierto y revaluado como progenitor filosófico del marxismopor marxistas de orientación filosófica, en parte a un resurgimiento de la perspectiva histórica que Hegel aportó a todo, y en parte al creciente reconocimiento de la importancia de su método dialéctico. Algunas figuras que se relacionan con este renacimiento son Herbert Marcuse, Theodor Adorno, Ernst Bloch, Alexandre Kojève y Gotthard Günther. El renacimiento de Hegel también puso de relieve la importancia de sus primeras obras, es decir, las publicadas antes de laFenomenología del espíritu.
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