Veamos
si el proceso es evolutivo involutivo evolutivo estamos hablando de un proceso
dialectico ,es decir que todo lo que evoluciona involuciona para luego
evolucionar, es como nos movemos vamos hacia atrás para dar un impulso hacia
delante, pero la cuestión se vuelve mas compleja en lo cultural donde prima la
diversidad de deseos en su voluntad de poder así que el proceso no se puede ser
movido ni por lo cultural ni por los biológico, porque el salto a la conciencia
exige una racionalidad que la diversidad cultural basada en el deseo no tiene,
y es que lo cultural no es otra cosa que la inversión de lo espiritual, en este
esquema evolutivo seria la involución pero como tal involución necesaria solo
ella desde su multiplicidad puede volver a la unidad e integrarse y entonces si
nosotros nos ponemos en le pan de que somos los buenos , inteligentes y cultos
no estamos comprendiendo la dialéctica del espíritu, el clamor tiene que venir
desde el abismo.
Luis Enrique Regalado
Guerra
·
Trataré de dar una explicación
concisa y clara sobre biología y cultura, por el tema que a continuación deseo
exponerles.
La Biología humana es la ciencia que
se centra en cómo llegamos hasta aquí, cómo funcionamos y el papel que jugamos
en el mundo natural.
La Cultura se define como aptitudes y
hábitos que el hombre adquiere como miembro de una sociedad.
Se dice que la biología precede y la
cultura trasciende, tal cambio ocurre porque diversas variables culturales
modifican los procesos de selección biológica y la probabilidad de que la
información genética sea adaptativa.
Se creía que la evolución humana para
todos consistía en una cadena de cambios en donde se ubican primero los
eslabones menos evolucionados y progresivamente se avanzaba hacia los más
evolucionados. Sin embargo, esta es una antigua concepción simplista que
permanece en el imaginario, las cuales están fundamentadas en ideas erróneas
sobre una supuesta superioridad evolutiva de nuestra especie, una imagen
totalmente distorsionada de nuestra naturaleza real.
Esta afirmación distingue a los
humanos modernos de otras especies primates bípedos, siendo estos enfoques
actuales más relevantes acerca de la evolución de la cultura, su posible
analogía con la evolución biológica y la repercusión en el panorama psicológico
actual de las implicaciones que ello conlleva.
Sabemos que el estudio de la
inteligencia en el humano ha sido uno de los apartados más característicos de
la Psicología a lo largo del siglo XX y que la Inteligencia es un conjunto de
habilidades cognitivas y conductuales que permite la adaptación eficiente al
ambiente físico y social.
Y observando la decadencia de nuestra
sociedad humana me lleva a deducir que el ser humano ha comenzado a
involucionar descaradamente, (El diccionario de la Real Academia Española
define la palabra involución como detención y retroceso de una evolución
biológica, política, cultural, económica, etc.) es por ello que defino muy
conscientemente que están sobreviviendo dos tipos de humanos, los inteligentes
y los incultos que creen serlo, los que razonamos, pensamos y cuestionamos y
los que siguen, obedecen y se someten, los que actuamos por el bien común y los
que actúan por su propio bien y lo preocupante y perturbador son justamente
estos los segundos.
Porque cometen horribles actos,
además de ser extremadamente crueles, escandalosamente viles, violentamente
malvados e inconscientes y efectuados con total indiferencia ante la vida
humana. No tienen la madurez para sobrellevar el error que cometen, carecen de
responsabilidad afectiva y crean algún escenario ficticio para no sentirse mal
consigo mismos.
De cada diez peruanos, ocho son parte
de esta involución, son tan inútiles, tan apáticos, tan ruines, tan vacuos, tan
desesperadamente dependientes que lucharán para proteger su insana condición.
Es una tragedia tener que presenciar tanto desperdicio de humanidad y créanme
que no siento ninguna animosidad contra ellos, porque no hay nada que sustraiga
más energía que intentar convencer a alguien de algo que no logra ver y ni
entender.
Saber más es perder cierta inocencia,
pero se es más libre porque tienes las herramientas necesarias para
desenvolverte. Lo que sí depende del conocimiento es tu libertad, porque
evidentemente la ignorancia es esclavitud.
Una enorme cantidad de jóvenes del
país no tienen claro cuál es su futuro o directamente no anhela un futuro,
viven de la inmediatez total y esto es lo que hemos engendrado en su
potencialidad, aprender no está dado porque no sean inteligentes, está dado
porque no creen que los conocimientos que reciban puedan servirles para
enfrentar la vida y nadie les propone soñar con un país distinto desde una
palabra autorizada.
Manuel Gonzales Prada decía, la vida
se puede resumir en tres palabras, triste, ridícula y puerca, sin embargo,
nosotros podemos derramar algo de alegría en esa tristeza, algo de elevación en
esa ridiculez y algo de limpieza en esa porquería.
Ser parte de una nueva era revolucionaria de personas concienciadas,
tenemos un proyecto en proceso y esperamos reunir a ese 2% de jóvenes sanos e
inteligentes, es una oportunidad de la que, sin duda, tienes que formar parte.
"Pienso que es necesario educar
a las nuevas generaciones en el valor de la derrota.
En manejarse en ella. En la humanidad
que de ella emerge. En construir una identidad capaz de advertir una comunidad
de destino, en la que se pueda fracasar y volver a empezar sin que el valor y
la dignidad se vean afectados.
En no ser un trepador social, en no
pasar sobre el cuerpo de los otros para llegar el primero. Ante este mundo de
ganadores vulgares y deshonestos, de prevaricadores falsos y oportunistas, de
gente importante, que ocupa el poder, que escamotea el presente, ni qué decir
el futuro, de todos los neuróticos del éxito, del figurar, del llegar a ser.
Ante esta antropología del ganador de
lejos prefiero al que pierde. Es un ejercicio que me parece bueno y que me
reconcilia conmigo mismo. Soy un hombre que prefiere perder más que ganar con
maneras injustas y crueles. Grave culpa mía, lo sé. Lo mejor es que tengo la
insolencia de defender esta culpa, y considerarla casi una virtud".
-Pier Paolo Pasolini-
* Poeta, dramaturgo, ensayista y
director de cine pero sobre todo una figura imposible de clasificar en un solo
lenguaje.
Raúl Ospina ·
Seguir
No es
correcto querer generar romantizar la derrota , no siempre se logrará vencer
pero tampoco hay que vivir con una mentalidad derrotista ... Todo es cuestión
de actitud ...
Christian Franco
Rodriguez
La
derrota ante la lógica de dominio en la que se basa este mundo es un victoria
para el Espíritu que logra mantenerse integro.
¿Qué es la vida?
Se Pregunta Erwin Schrodinger
En este texto y la respuesta parece ser una unidad espiritual desde la cual se
logra un orden para superar la entropía.
Pero esta unidad espiritual no parece ser otra cosa que un
salto cuántico
Y Toda la evolución no sería otra cosa que este salto.
Desde nuestra teoría transferencial tendríamos esto:
1Ser→0 logos →10 Espíritu
Aquí hay una transferencia
No ser←Libido←Voluntad
Aquí hay una retransferencia
Donde la conciencia se interioriza para dar el salto la conversión espiritual
Sino diera ese salto lo que tendríamos seria
No ser→ libido→ Voluntad
Donde nos acercamos a la entropía al desorden social
autodestructivo
Esta es
la transferencia del no ser o transferencia negativa
Se tiene que producir una transferencia de conversión es decir
dar el salto de la transferencia negativa a la transferencia positiva para
ganar el orden.
Y de igual manera se tendría que hacer una retransferencia
del ser
1←0←1
Para luego pasar a la
transferencia del no ser
0→1→0
Y poder actuar
Esto en los distintos espíritus hasta llegar al espíritu objetivo
¿Pero así como Erwin Schrodinger se pregunta que produce la
mutación, nosotros nos preguntamos que produce la conversión y la inversión?
Y la respuesta es el salto cuántico, que parece estar
producido por cierta radiación, pero aquí es donde nosotros respondemos metafísicamente,
este salto es una actualización de la potencialidad eterna, algo que solo Dios
pude hacer, algo que está predestinado,
intentar manipular ese salto cuántico es peligroso e imposible, claro a un
nivel físico es distinto que a un nivel metafísico, en este nivel nosotros podemos
alterar las conciencias en continua contra transferencia y lo que obtendremos será
caos análogamente mutaciones inestables, pero de pronto algunas darán este
salto a la conversión y otras a la inversión definiéndose establemente.
Y entonces ¿La definición espiritual es la buena y la
definición carnal es la mala?
No ambas son complementarias loe spiritual
siempre traspasara lo carnal lo espiritual ese es el sentido dialectico de toda
transferencia pero si yo me quedara en lo carnal claramente terminaría en la
muerte, en la entropía.
En el cuadro de los transcendentales del ser quedaría más
claro
Paso del ser al no ser para ser (Transferencia)
1→0→10
Ser→Logos→Espíritu
Bondad →Maldad→ Santidad
Belleza→fealdad→Creatividad
Verdad→falsedad→Trasparencia
Unidad→Multiplicidad→integración
Misterio Dharmico
Paso del no ser al
ser para no ser (retransferencia)
01←1←0
No ser ←libido
←Voluntad
Iluminación←bondad←Maldad
Deconstrucción←Belleza ←Fealdad
Discernimiento←Verdad←Falsedad
Diversidad←Unidad←Multiplicidad
Si yo voy por la transferencia
negativa tendré
Iluminación→bondad→Maldad
En mi deseo de hacer bien terminare haciendo mucho mal,
primando la fealdad, la fragmentación, la Multiplicidad vacía, la falsedad.
Por esto mismo no pude ser Dios en mi propia voluntad ahí discrepamos
con los idealistas y con Erwin Schrodinger
esa vuelta a la unidad es una vuelta a Dios que es una voluntad que me
trasciende por lo mismo no nos podemos quedar en lo inmanente, necesitamos un
redentor, solo en él, en el logos que es el mediador que se niega podemos dar
el gran salto e integrar ambas meta estructuras
01←1←0
←Tinkuy →1→0→10
Misterio trinitario
Sintransferencia
Amor
Ahí está el árbol de
la vida en la superación de toda dualidad.
https://drive.google.com/file/d/1u3cjAyPI0TXMlSHj6xRMFA7WtZOnjely/view?fbclid=IwZXh0bgNhZW0CMTAAAR0NpGyupnSX_TtYhjqKer3vERXA45PCjfL4zrRSYecyr4c3zo37UPIuXcc_aem_AbK_bSOQqkqJ6xQkXRYN4hNMpePmOgTsfFtjxgs-Qo4NgFmwnbmZmBo-NPPnGmRDL3T0YfTOTue6SjZjq6NxeHDk
CAPÍTULO 3
MUTACIONES
Und was in schwankender Erscheinung schwebt, Befestiget mit
dauernden Gedanken.
[16]
Goethe
3.1. Mutaciones discontinuas: material de trabajo de la
selección
natural
Los hechos generales que acabamos de exponer sobre la
duración atribuida a
la estructura del gen son quizá demasiado familiares como
para sorprendernos o
incluso para considerarlos convincentes. Esta vez, al menos,
el refrán, según el
cual la excepción confirma la regla, se convierte en
realidad. Si el parecido entre
padres e hijos no presentara excepciones, no solo no
dispondríamos de todos
esos brillantes experimentos que nos han revelado el
detallado mecanismo de la
herencia, sino que no se daría ese experimento a gran escala
de la Naturaleza,
realizado algunos millones de veces ya, que forja las
especies por selección
natural y supervivencia del más apto.
Tomemos este importante punto como principio para presentar
los hechos
principales, de nuevo pidiendo excusas y recordando que no
soy biólogo.
Hoy sabemos con certeza que Darwin estaba en un error al
considerar las
variaciones pequeñas y continuas que se presentan incluso en
la población más
homogénea como los fenómenos sobre los que actúa la
selección natural. Se ha
demostrado que esas variaciones no se heredan. El hecho es
suficientemente
importante como para ilustrarlo con brevedad. Si tomamos la
recolección de una
raza pura de cebada, medimos una por una la longitud de las
espigas y
construimos una gráfica con los resultados, obtendremos una
curva acampanada
como la de la figura 1, donde en ordenadas se indica el
número de espigas de
una determinada longitud y en abscisas las diversas
longitudes de espiga posible.
En otras palabras: domina una longitud media definida,
existiendo desviaciones
con determinadas frecuencias en cada dirección. Elijamos un
grupo de espigas
(indicado en negro en la figura) con longitudes
considerablemente mayores que
la media, pero cuyo número es suficiente para que puedan ser
sembradas y den
una nueva cosecha. Al hacer la estadística correspondiente,
Darwin habría
esperado encontrar que la curva se hubiese desplazado hacia
la derecha. En otras
palabras, se habría esperado producir por selección un
aumento de la longitud
media de las espigas. Esto no ocurre si se ha empleado una
raza de cebada
verdaderamente pura. La nueva curva estadística obtenida de
la cosecha
seleccionada es idéntica a la primera, y habría ocurrido lo
mismo en caso de
seleccionar para la siembra las espigas especialmente
cortas. La selección resulta
ineficaz porque las diferencias pequeñas y continuas no se
heredan. Es obvio que
no radican en la estructura del material hereditario, sino
que, evidentemente, son
accidentales. No obstante, el holandés Hugo de Vries
descubrió hace unos
cuarenta años que incluso en la descendencia de cepas
realmente puras un
número muy pequeño de individuos, algo así como dos o tres
entre varias
decenas de miles, aparece con cambios pequeños, pero que
suponen una especie
de «salto».
FIGURA 1. Gráfico estadístico de la longitud de las barbas
de las espigas de una raza pura de
cebada. Seleccionaremos para la siembra de semillas, del
grupo indicado en negro. (Los datos
del grafico no se refieren a un experimento real, pero
sirven de ejemplo).
La expresión «salto» no quiere significar que el cambio sea
especialmente
importante, sino que supone una discontinuidad, en el
sentido de que no hay
formas intermedias entre la forma inalterada y los pocos
individuos que han
cambiado. Tras su observación, De Vries les dio el nombre de
mutaciones. El
hecho significativo es la discontinuidad. Al físico le
recuerda la teoría cuántica,
según la cual no hay energías intermedias entre dos niveles
energéticos
contiguos. Podríamos llamar la teoría de la mutación, de
forma figurada, la
teoría cuántica de la Biología. Más adelante veremos que tal
denominación es
mucho más que figurativa. Las mutaciones se deben, de hecho,
a saltos cuánticos
en las moléculas del gen. Pero la teoría cuántica solo tenía
dos años cuando de
Vries publicó su teoría de la mutación, en el año 1902. No
es, pues, extraño que
se necesitase una generación más para descubrir la íntima
relación entre ambas.
3.2. Las mutaciones se heredan perfectamente
Las mutaciones se heredan tan perfectamente como los
caracteres inalterados
originales. A modo de ejemplo, en la primera cosecha de
cebada que veíamos
antes, unas pocas espigas podían tener una longitud de
barbas o aristas
considerablemente alejada del nivel de variabilidad dado en
la figura 1: digamos
que están totalmente desprovistas de aristas. Podríamos
representar una
mutación de De Vries y en tal caso se reproducirían
realmente, lo cual significa
que todos los descendientes carecerían de aristas. Una
mutación es, claramente,
un cambio en el tesoro hereditario y debe atribuirse a algún
cambio en la
estructura material de la sustancia de la herencia. De
hecho, la mayoría de los
cruces experimentales de importancia, los cuales nos han
revelado el mecanismo
de la herencia, consisten en el análisis detallado de la
descendencia obtenida al
cruzar, de acuerdo con un plan preconcebido, individuos
mutados (o, en muchos
casos, múltiplemente mutados) con individuos no mutados o
mutados de otra
forma.
FIGURA 2. Mutante heterozigótico. La cruz señala el gen
mutado.
Además, en virtud de su legítima transmisión, las mutaciones
son un material
apropiado sobre el cual puede operar la selección natural y
producir las especies,
según describió Darwin, eliminando los menos dotados y
dejando sobrevivir a
los mas aptos. Basta con sustituir en la teoría de Darwin
«pequeñas variaciones
accidentales» por «mutaciones» (de la misma forma que la
teoría cuántica
sustituye «transferencia continua de energía» por «salto
cuántico»). Por lo
demás, se requieren muy pocos cambios más en la teoría de
Darwin, siempre que
yo este interpretando correctamente el punto de vista de la
mayoría de
biólogos
[17]
.
3.3. Localización. Recesividad y dominancia
Debemos revisar ahora otros hechos y nociones fundamentales
referentes a
las mutaciones, y de nuevo de forma algo dogmática, sin
revelar directamente
cómo se infieren, uno por uno, a partir de la evidencia
experimental.
Podríamos esperar que una determinada mutación fuera causada
por un
cambio en una región determinada de uno de los cromosomas. Y
así es. Es
importante señalar que sabemos positivamente que se trata de
un cambio en solo
un cromosoma, pero no en el locus correspondiente del
cromosoma homólogo.
La figura 2 indica esto esquemáticamente, representando la
cruz el locus
mutado. El hecho de que solo se vea afectado un cromosoma se
revela cuando el
individuo mutado (llamado frecuentemente «mutante») se cruza
con un
individuo no mutado: exactamente la mitad de la descendencia
presenta el
carácter mutante y la otra mitad el carácter normal. Esto es
lo esperable como
consecuencia de la separación de los cromosomas en la
meiosis del mutante, tal
como se ve en la figura 3 de forma muy esquemática. En ella
se ve un árbol
genealógico que representa cada individuo (de tres generaciones
consecutivas)
simplemente por el par de cromosomas en cuestión. Tómese
nota de que, si el
mutante tuviera los dos cromosomas alterados, todos los
hijos recibirían la
misma herencia (mezclada), distinta de la de cualquiera de
ambos padres.
FIGURA 3. Herencia de una mutación. Las líneas rectas
indican la transferencia de un
cromosoma, las dobles, de un cromosoma mutado. Los
cromosomas incorporados en la tercera
generación proceden de las «parejas» de la segunda
generación, que no se incluyen en el
diagrama. Se supone que serán no relativos, ajenos a la
mutación.
Pero la experimentación en este campo no es tan sencilla
como cabría
esperar a partir de lo dicho hasta aquí. Viene complicada
por un segundo hecho
importante, a saber, que las mutaciones están a menudo
latentes. ¿Qué significa
esto? En el mutante las dos «copias del texto cifrado» ya no
son idénticas;
presentan dos diferentes «lecturas» o «versiones» de un
mismo lugar. Puede ser
útil señalar de entrada que sería erróneo, aunque tentador,
el considerar la
versión original como «ortodoxa» y la mutante como
«herética». Debemos
verlas, en principio, con igual derecho (ya que los
caracteres normales también
han surgido de mutaciones).
Lo que en realidad ocurre es que el «esquema» del individuo,
por regla
general, sigue una u otra versión, que puede ser la normal o
la mutante. La
versión elegida es llamada «dominante», y la otra
«recesiva»; dicho de otro
modo, la mutación se llama dominante o recesiva según
consiga o no cambiar
inmediatamente la estructura. Las mutaciones recesivas son
incluso mas
frecuentes que las dominantes y revisten gran importancia, a
pesar de que no se
muestren desde un principio. Para alterar la estructura,
deben estar presentes en
ambos cromosomas (véase la figura 4). Tales individuos se
pueden producir
cuando dos mutantes igualmente recesivos se cruzan entre
ellos o cuando un
mutante se cruza consigo mismo; esto último puede darse en
plantas
hermafroditas donde ocurre incluso espontáneamente. Es fácil
comprender que,
en estos casos, aproximadamente un cuarto de la descendencia
será de este tipo,
y por consiguiente mostrará la mutación de forma visible.
3.4. Introducción de un poco de lenguaje técnico
Creo que para mayor claridad vale la pena explicar aquí
algunos términos
técnicos. Para lo que he llamado «versión del texto cifrado»
(sea la original o la
mutante), se ha adoptado el término «alelo».
FIGURA 4. Homozigótico en una cuarta parte de los
descendientes, bien por auto fertilización de
un heterozigótico mutante (ver figura 2), bien por cruce
entre un par de estos.
Cuando las versiones son diferentes, tal como se indica en
la figura 2, se dice
que el individuo es heterozigótico con respecto a aquel
locus. Cuando son
iguales, como en el caso del individuo no mutado o en el de
la figura 4, los
individuos se denominan homozigóticos. Así, pues, un alelo
recesivo solo afecta
la estructura cuando pertenece a un individuo homozigótico,
mientras que un
alelo dominante produce el mismo efecto tanto en individuos
heterozigóticos
como en homozigóticos.
La presencia de color es muy a menudo dominante sobre la
falta de color (o
blanco). Así, por ejemplo, un guisante tendrá flores blancas
solo cuando posee
«el alelo recesivo causante de blanco» en ambos cromosomas
en cuestión,
cuando es «homozigótico para el blanco»; al autofecundarse,
todos sus
descendientes serán blancos. Pero basta con un «alelo rojo»
(si el otro es blanco,
«heterozigoto») para que la flor sea roja, e igual ocurrirá
cuando los dos alelos
son rojos («homozigoto»). La diferencia entre estos dos
últimos casos solo se
manifiesta en la descendencia, cuando el heterozigoto rojo
produce algunos
descendientes blancos, y el homozigoto rojo siempre los
produce rojos. El hecho
de que dos individuos puedan ser exactamente iguales en su
apariencia externa y
diferir en su herencia es tan importante como para
justificar una diferenciación
exacta. El genetista dice que tienen el mismo fenotipo pero
distinto genotipo. El
contenido de los párrafos anteriores podría resumirse con
esta afirmación, breve
pero muy técnica:
Un alelo recesivo solo afecta al fenotipo cuando el genotipo
es
homozigótico.
Pocas veces usaremos estas expresiones técnicas, pero
recordaremos su
significado al lector donde sea necesario.
3.5. Efecto perjudicial de los cruces consanguíneos
Las mutaciones recesivas, mientras estén en heterozigotos,
no presentan,
desde luego, un material de trabajo para la selección
natural. Aunque sean
perjudiciales, cosa que ocurre muy a menudo con las
mutaciones, no resultan
eliminadas, ya que se encuentran latentes. En consecuencia,
se puede acumular
una cantidad considerable de mutaciones desfavorables, sin
suponer un perjuicio
inmediato. Pero, evidentemente, son transmitidas a la mitad
de la descendencia,
y esto tiene importantes consecuencias para el hombre, para
el ganado, aves
domésticas, y cualquier otra especie, allí donde nos
interese mantener o
aumentar las buenas cualidades físicas. En la figura 3,
suponemos que un
individuo macho (digamos, en concreto, yo) lleva
heterozigóticamente una
mutación perjudicial, de forma que no se manifiesta.
Supongamos que mi mujer
no la lleva. Entonces, la mitad de nuestros hijos (segunda
línea) también los
llevarán (otra vez heterozigóticamente). Si todos ellos se
casan con parejas no
mutadas (que hemos omitido en el diagrama para evitar
confusiones), un cuarto
de nuestros nietos, por término medio, estará afectado de la
misma forma.
No hay peligro de que el mal aparezca a menos que se crucen
dos individuos
afectados, momento en el que podemos ver fácilmente que un
cuarto de sus
hijos, por ser homozigóticos, manifestará la alteración.
Además de la
autofertilización (solo posible en organismos
hermafroditas), el mayor peligro
sería un matrimonio entre uno de mis hijos con una de mis
hijas. Teniendo cada
uno una probabilidad de un medio de ser portador, un cuarto
de estas uniones
incestuosas serían peligrosas y de la misma forma un cuarto
de sus hijos
presentarían la alteración. En consecuencia, el factor de
peligro para un hijo de
incesto es 1/16.
De la misma forma, el factor de peligro resulta ser 1/64
para la descendencia
de una unión entre dos de mis nietos que son primos
hermanos. Esta
probabilidad no parece ser excesiva y en efecto el segundo
caso se tolera por
regla general. Pero no olvidemos que hemos analizado las
consecuencias de solo
una malformación latente en uno de los miembros de la pareja
inicial (mi mujer
y yo). De hecho, es bastante probable que ambos sean
portadores de varias
deficiencias latentes de este tipo. Si alguien se sabe
portador de una determinada
deficiencia de esta clase, puede contar con que uno de cada
ocho primos
hermanos también lo es. Experimentos realizados con plantas
y animales
parecen indicar que, además de algunas deficiencias
importantes, relativamente
raras, existe una multitud de deficiencias menores que,
combinando sus
probabilidades, deterioran globalmente la descendencia de
los cruces
consanguíneos. Siendo así que ya no eliminamos los errores
en la forma drástica
en que lo hacían los lacedemonios en el Monte Taigeto,
debemos considerar este
tema muy seriamente en el caso del hombre, donde la
selección natural del más
apto se ha disminuido grandemente, o incluso invertido. El
efecto antiselectivo
de las modernas matanzas sobre la juventud sana de todo el
mundo muy
difícilmente puede considerarse compensada por la
apreciación de que, en
condiciones mas primitivas, la guerra pudo haber tenido un
valor positivo al
permitir la supervivencia de la tribu mas apta.
3.6. Consideraciones históricas y generales
Es sorprendente el hecho de que el alelo recesivo, en un
heterozigoto, sea
totalmente superado por el dominante y no produzca efecto
visible alguno.
Debería mencionarse al menos que existen excepciones de este
comportamiento.
Cuando una planta de «boca de dragón» (antirrhinum majus)
homozigótica
blanca se cruza con una roja, también homozigótica, todos
los descendientes
inmediatos tienen un color intermedio, son rosados (no
rojos, como cabría
esperar). Un caso mucho más importante de dos alelos que
presentan sus efectos
simultáneamente lo tenemos en los grupos sanguíneos, pero no
podemos entrar
en el tema aquí. No me sorprendería si resultara que la
recesividad presentara
distintos grados y dependiera de la sensibilidad de las
pruebas que utilizamos
para analizar el fenotipo.
Éste es quizá el momento apropiado para hacer un breve
comentario sobre la
historia de la Genética. La base de la teoría, la ley de la
herencia, la transmisión
a generaciones sucesivas de propiedades distintas de los
padres, y, más
especialmente, la significativa distinción entre recesivo y
dominante, se deben al
fraile agustino, hoy en día mundialmente famoso, Gregor
Mendel (1822-1884).
Mendel no supo nada de mutaciones ni cromosomas. En los
jardines de su
convento en Brno (Brünn), experimentó con el guisante (pisum
sativum),
cultivando distintas variedades, cruzándolas y observando su
descendencia en la
primera, segunda, tercera... generaciones. Podría decirse
que experimentó con
mutantes que encontró ya preparados en la Naturaleza.
Publicó sus resultados en
la temprana fecha de 1866 en los Verhandlugen
naturforschender Verein in
Brünn (Informes de la Sociedad para el estudio de la
Naturaleza de Brno).
Parece que nadie se interesó por la ocupación de aficionado
del fraile y, a buen
seguro, nadie tuvo la menor idea de que aquel descubrimiento
se convertiría en
el siglo XX en la piedra angular de toda una nueva rama de
la Ciencia,
probablemente la más interesante de nuestros días. Su
trabajo quedó olvidado y
no fue redescubierto hasta 1900, de forma simultánea e
independiente, por
Correns (Berlín), De Vries (Ámsterdam) y Tschermak (Viena).
3.7. La mutación debe ser un acontecimiento poco frecuente
Hasta aquí hemos dedicado nuestra atención a las mutaciones
perjudiciales,
que son, probablemente, las más abundantes; pero debe quedar
claro que
también se encuentran mutaciones beneficiosas. Si
consideramos la mutación
espontánea como un pequeño paso en el desarrollo de las
especies, podemos
imaginar que algún cambio ha sido «probado» de forma
bastante aleatoria y con
el riesgo de resultar perjudicial, en cuyo caso es eliminado
automáticamente.
Esto nos coloca frente a un aspecto muy importante del
asunto. Para que las
mutaciones puedan constituir un material apropiado para el
trabajo de la
selección natural, deben ser acontecimientos raros, poco
frecuentes, como
efectivamente ocurre. Si fueran tan frecuentes que hubiera
una probabilidad de
presentarse, por ejemplo, una docena de mutaciones en un
mismo individuo, las
mutaciones perjudiciales predominarían, en general, sobre
las beneficiosas y la
especie, en lugar de mejorar por selección, permanecería
inalterada o perecería.
La relativa estabilidad que resulta del alto grado de
permanencia de los genes es
esencial. Podríamos buscar una analogía en el funcionamiento
de una fábrica.
Para desarrollar métodos mejores, innovaciones que no se
conocen, deben
hacerse pruebas. Pero, para averiguar si las modificaciones
aumentan o
disminuyen el rendimiento, es imprescindible que sea
introducida una sola cada
vez, manteniendo constantes las demás partes del mecanismo.
3.8. Mutaciones inducidas por los rayos X
Veamos ahora, brevemente, una serie de trabajos de
investigación genética
extremadamente ingeniosos que nos mostrarán la
característica más significativa
de nuestro análisis.
El porcentaje de mutaciones en la herencia, la frecuencia de
mutación, puede
incrementarse muchas veces con respecto a lo normal
irradiando los padres con
rayos X o rayos γ. Las mutaciones producidas de esta forma
no se diferencian de
las espontáneas (excepto por el hecho de ser más numerosas),
y de ahí que uno
tenga la impresión de que cada mutación «natural» puede
también ser inducida
por los rayos X. En cultivos experimentales grandes de
drosophila muchas
mutaciones definidas vuelven a aparecer repetidamente de
manera espontánea;
esas mutaciones se han localizado en los cromosomas, tal
como se describe en
las páginas anteriores, y se les ha dado nombres especiales.
Se han encontrado
incluso los denominados «alelos múltiples», es decir, dos o
más «versiones o
lecturas», diferentes además de la normal, no mutada, del
mismo lugar de la
clave cromosómica. Esto significa que no solo se dan dos,
sino tres o más
alternativas en aquel locus particular, y que dos
cualesquiera de estos están en
relación «dominancia-recesividad» cuando aparecen
simultáneamente en sus
correspondientes loci de los dos cromosomas homólogos.
Los experimentos con mutaciones producidas por rayos X dan
la impresión
de que cada «transición» particular, por ejemplo del
individuo normal a un
mutante determinado, o al revés, tiene su «coeficiente de
rayos X», individual, el
cual indica el porcentaje de la descendencia que resulta
haber mutado de aquella
forma determinada, cuando se le ha aplicado una dosis
unitaria de rayos X a los
padres, antes de engendrar a los descendientes.
3.9. Primera ley. La mutación es un acontecimiento aislado
Las leyes que gobiernan la frecuencia de mutación inducida
son
extremadamente simples e ilustrativas en extremo. Sigo aquí
el informe de N. W.
Timofeeff, en Biological Reviews, vol. 9, 1934. Gran parte
del mismo hace
referencia al brillante trabajo del propio autor. La primera
ley dice:
1. El aumento es exactamente proporcional a la dosis de
rayos, de forma que
puede hablarse realmente de un coeficiente de aumento.
Estamos tan acostumbrados a la proporcionalidad simple que
corremos el
riesgo de menospreciar las consecuencias de largo alcance de
esta simple ley.
Para captarlas, podemos recordar que el precio de un
artículo, por ejemplo, no es
siempre proporcional a su valor. En condiciones normales, un
tendero puede
quedarse tan impresionado por el hecho de que se le hayan
comprado seis
melones que, al solicitarle una docena, puede que la ofrezca
por menos del doble
de precio. En tiempos de escasez, puede ocurrir lo
contrario. En el caso que nos
ocupa, llegamos a la conclusión de que la primera mitad de
la dosis provoca, por
ejemplo, la mutación de un descendiente de cada 1000, pero
no influye en
absoluto sobre el resto, ni predisponiéndolos ni
inmunizándolos contra la
mutación. De no ser así, la segunda mitad de la dosis no
provocaría igualmente
un mutante de entre mil. La mutación no es, pues, un efecto
acumulativo,
causado por pequeñas porciones de variación consecutivas que
se refuerzan
mutuamente. La mutación debe consistir, de hecho, en algún
acontecimiento
único que se da en un cromosoma durante la irradiación. ¿De
qué tipo de
acontecimiento se trata?
3.10. Segunda ley. Localización del acontecimiento
Encontraremos la respuesta en la segunda ley, que dice:
2. Si variamos la cualidad (longitud de onda) de los rayos
dentro de un
amplio margen, desde los relativamente débiles rayos X a los
rayos γ más
fuertes, el coeficiente permanece constante, siempre que se
aplique la misma
dosis.
O sea, siempre que se mida la dosis, contando la cantidad
total de iones
producidos por unidad de volumen en una sustancia standard
adecuada, en el
lugar y durante el tiempo en que se exponen los padres a la
radiación.
Como sustancia standard se escoge el aire, no solo por
comodidad, sino
también porque los tejidos orgánicos están constituidos por
elementos del mismo
peso atómico, por término medio, que el aire. Un límite
inferior para la cantidad
de ionizaciones o procesos relacionados
[18]
(excitaciones) en el tejido se obtiene
simplemente multiplicando el número de ionizaciones en el
aire por la
proporción de las densidades. Es, pues, bastante evidente, y
ello queda
confirmado por una investigación más rigurosa, que el hecho
individual que
provoca una mutación es una ionización (o un proceso
similar) que tiene lugar
en un volumen «crítico» de la célula germinal. ¿Qué tamaño
tiene este volumen
crítico? Puede estimarse a partir de la frecuencia observada
de mutación por una
deducción de este tipo: si una dosis de 50 000 iones por cm3
produce solo la
probabilidad de 1:1000 de que cualquier gameto particular
(que se encuentre en
la zona irradiada) mute de una determinada manera podemos
concluir que el
volumen crítico, el «blanco» que debe ser «alcanzado» por
una ionización para
que se produzca la mutación, es solo 1/1000 de 1/50 000 de
cm3, es decir, una
cincuenta millonésima de cm3. Estas cifras no son las
verdaderas, las citamos
solo a modo de ilustración. En el cálculo real seguiremos a
Max Delbrück, N. W.
Timofeeff y K. G. Zimmer
[19]
, artículo que será también la principal fuente de la
teoría desarrollada en los dos próximos capítulos. Delbrück
propone el tamaño
de un cubo de solo diez distancias atómicas medias de
arista, lo que equivale a
un millar de átomos. La interpretación más sencilla de este
resultado es que hay
una gran probabilidad de producir una mutación cuando una
ionización (o
excitación) no se produce a más de «10 átomos de distancia»
de algún lugar
determinado del cromosoma. Lo discutiremos con más detalle a
continuación.
El informe de Timofeeff contiene un comentario práctico que
no puedo dejar
de mencionar, aunque no guarde relación con nuestra
investigación. En la vida
moderna se presentan muchas ocasiones en las que un ser humano
tiene que
estar expuesto a los rayos X. Son bien conocidos los
peligros directos que esto
supone, como por ejemplo quemaduras, cáncer producido por
esas radiaciones,
esterilización; por ello se recurre a la protección con
pantallas de plomo o
delantales de plomo, especialmente para enfermeras y médicos
que deben
manejar los rayos con regularidad. De todas formas, el
problema es que, incluso
cuando esos peligros inminentes para el individuo se evitan
de forma eficaz,
parece existir el peligro indirecto de que se produzcan
pequeñas mutaciones
perjudiciales en las células germinales (mutaciones
parecidas a las que
citábamos al hablar de los resultados desfavorables de los
cruces
consanguíneos). Para decirlo con más crudeza, aunque tal vez
de forma ingenua,
el peligro de un matrimonio entre primos hermanos puede
incrementarse por el
hecho de que su abuela haya trabajado durante un período
suficientemente largo
como enfermera de rayos X. No es un problema que tenga que
preocupar a nadie
personalmente. Pero cualquier posibilidad de estar
infectando gradualmente la
raza humana con mutaciones latentes, no deseadas, debería
ser un tema de
preocupación para la comunidad.