domingo, 20 de febrero de 2022

La educación como una guerra amorosa

 La educación como una guerra amorosa

¿Un profesor puede elegir ser un facilitador o un traumatizador de sus alumnos? No
El trauma es necesario así como la amabilidad.
La guerra empieza en el juego, si yo como profesor entro a jugar con mis alumnos estoy entrando a pelear con ellos y si bien los juegos son tanto competitivos de suma cero como cooperativos. Es necesario entrar a la competencia para ganarme el respeto e ir a la cooperación.
Y llegar luego al juego absoluto sin competencia, ni cooperación, sino jugar por jugar donde toda guerra y todo acto de amabilidad cesan y se produce la gracia, la libertad.
Nosotros en nuestra experiencia en la formación del arca de la libertad, hemos inventado juegos de Azar, quedándonos con el póker de Marsella:
Es como el póker solo que con el tarot lo que exige toda una interpretación y creación ¿Pero que hay en el azar que es tan interesante para él hombre? La posibilidad de crear sincronías, la posibilidad de predecir el resultado, de colapsar realidades como en la física cuántica.
Nosotros partimos desde la teoría de la transferencia, siendo la primera transferencia con nuestro yo cuántico, nuestro arquetipo en sí mismo, Dios, al cual no se logra sin estar transferido al otro, solo en el amor de mi prójimo como a mí mismo se da el amor a Dios por sobre todas las cosas y esta es la base de la transferencia espiritual.
Y en el azar y la lectura de cartas permanentemente estamos poniendo a prueba nuestra transferencia para crear la realidad. Esta es la primera competición la de la creación de la realidad, por lo tanto el acto interpretativo no solo es relacionar una representación mental con la realidad material, sino en una hermenéutica de la revelación hacer que mi representación cree la realidad. Comprendiendo que solo si mi representación está en transferencia con la divinidad esto se lograra. He aquí el arquetipo del chaman apóstol que trabajamos desde el arquetipo del jugador.
El profesor tiene que lograr ganar en el póker y dar en el blanco en la lectura de cartas, si esto se logra los alumnos se transferirán a él, lo percibirán como un Dios, y aprenderán de él abriendo su inconsciente.
Si un alumno gana en esta batalla el será el profesor, por más pequeño que sea, los demás abrirán su inconsciente a él.
La otra guerra es la estratégica, para esto inventamos el juego Ajedrez go o juego de la Matría, esta es la guerra misma y se trata de razonar con extrema pulcritud, en este juego unimos el go oriental y el ajedrez occidental aunque viene de los árabes para luego occidentalizarce, donde cada movimiento debe ser pensando, desde el cálculo de los posibles movimientos de mi adversario, aquí la transferencia con el otro es vital, debo de pensar cómo piensa el otro e ir una paso adelante, he aquí el Arquetipo del guerrero evangelizador:
El guerrero evangelizador supera al chaman apóstol por su capacidad de adecuar lo real del ser a la realidad del devenir, aquel que gane será el maestro y los alumnos no solo abrirán su inconsciente sino su conciencia preguntando sobre la estrategia para ganar la guerra.
Aquí el jugador muestras todas sus habilidades el jugador es Dios, tanto físicas, psíquicas e intelectuales, develando la fortaleza de su espíritu, este es el arquetipo del profeta, la guerra llega a tal punto que se convierte en un acto de amor hacia el adversario, los ritos, mitos, representaciones, diacríticas, alteraciones de sistemas, biodramaturgias, llevan a una comunión con el otro, ya no hay un Dios todos somos dioeses de todos podemos aprender, en tanto se haya resistido el runa fullboll y sus 7 etapas.
Lo que sigue es la guerra de imaginarios donde se abrirá cada chakra para perfeccionar la transferencia y logra la comunidad divina el arca de la libertad.
En la guerra de imaginarios se debela al cordero al Sacerdote pastor que se negara así mismo en sacrificio por su comunidad.
Por último la muerte, la pelea con espadas, solo aquel que pasa del ser al no ser es el Maestro o la Maestra a la que se debe escuchar y este paso lo deberá hacer jugando ,sin sacrificio, en gracia plena.

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