jueves, 17 de octubre de 2024

Gamaliel Chura saliendo del estomago del dragón

 

Gamaliel Chura saliendo del estomago del dragón 

 

Nuestro porvenir no debe preocuparnos menos que nuestro pasado. ¿No estábamos muertos antes de nacer?... Y la eternidad pasada nos deja indiferentes cuando es el espejo donde la naturaleza nos permite ver la eternidad futura.

LUCRECIO 

Por culpa de los españoles tenemos que ir a misa 

 

Cuando podíamos ir a las pirámides a ver sacrificios

 

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Ese paso religioso al Espíritu es sustancial pero no significa menos muertes ni menos injusticias al contrario conociendo que todo depende de nuestra decisión la gran mayoría elige el fondo ontológico del mal desde su nada relativa ¿Vale la pena esto para que unos pocos elegidos elijan la bondad eterna? Si 

 

 

 

LA ILUSTRACIÓN fue un movimiento intelectual surgido en Francia e Inglaterra a mediados del Siglo XVIII y que se prolongó durante casi cien años hasta mediados del Siglo XIX. La facultad humana enaltecida por este importante movimiento era LA RAZÓN y el objetivo que buscaba realizar sobre el mundo fue el de ilustrar, instruir, culturizar y educar al ser humano con todos los conocimientos de la ciencia, la técnica, la filosofía y el arte con la finalidad de liberarlo de la ignorancia y transformar a la sociedad hacia algo mejor. Este importante movimiento intelectual, debido a ello, adoptó el nombre de SIGLO DE LAS LUCES: en un mundo sumido en la oscuridad de la ignorancia, la razón y el conocimiento humanos eran la luz que permitiría al ser humano ver y salir de esas tinieblas a las que estaba sometido.

El filósofo alemán Immanuel Kant afirma que la consigna ilustrada, del siglo de las luces, era el SAPERE AUDE, una expresión en latín cuyo significado puede ser traducido como: atrévete a saber, atrévete a pensar, o ten el valor de servirte de tu propia razón:

"La ilustración —refiere Kant— es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro. Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he aquí el lema de la ilustración."

Immanuel Kant, ¿Qué es la ilustración?

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Pintura: Un filósofo da una lección sobre el planetario de mesa. Cuadro, símbolo de la ilustración, realizado por el pintor Inglés Joseph Wright en 1766. En él se ve a un filósofo dando una lección, a un grupo de personas, sobre los nuevos descubrimientos en astronomía. La oscuridad que les rodea representa la ignorancia y la luz central, la razón y el conocimiento.

 

 

Christian Franco Rodriguez

Claro lo que no se decía y de pronto pocos lo sabían es que la razone esta basada en el fondo ontológico del mal es decir en la nada relativa donde todos buscan su derecho, su conveniencia. 

 

 

Algunas veces vemos hombres tan afectados por un objeto que, aunque éste no esté presente, ellos creen hallarse frente a él; y sí esto acontece a un hombre que no se encuentra durmiendo, decimos que delira o que se trata de un loco. No se considera menos locos a quiénes se sienten inflamados por el amor y no sueñan en otra cosa, día y noche, que en una mujer o en una prostituta; ellos nos mueven a risa. Pero el individuo avaro que no piensa más que en la ganancia o en el dinero y al hombre ambicioso qué no piensa más que en la fama, si bien se les considera nocivos y dignos de ser odiados,no se les considera locos. En verdad, la avaricia, la ambición y la lujuria, etc., constituyen una clase de locura aunque no se las conceptúe como enfermedades.

Etica

Baruch Spinoza.

 

 

Es que la razón esta fundamentada en esa locura si la llamara enfermedad la razón misma estaría enferma, pero ¿Hay una razón que no sea instrumental? y que más bien se base en la integración de la autoconciencia con el espíritu, por su puesto que si, esa razón es el logos el cual nos religa desliga produciendo el lenguaje. 

 

 

 

La economia informal tiene mas poder q la Confiep? o economia formal en este pais?

 

Christian Andres Cafferata 

 

 

¿No será que lo formal se alimenta de lo informal? Como si fuese la cúspide del iceberg, más la cuestión es que tan conectado esta el iceberg por debajo del agua para establecerle una agenda a la cúspide formal, yo pienso que cada día lo esta más.

 

 

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https://static.xx.fbcdn.net/rsrc.php/v3/yw/r/8iuTX4LlGZO.pngAutor

Christian Andres Cafferata

Christian Franco Rodriguez pienso q colaboran para generar ganancias o lavar dinero. Y al mismo tiempo debilitar la institucionalidad para crear una cultura de normalización de vida no digna. La informalidad es tmb la solución de una formalidad de espaldas a la realidad social. El crecimiento macro es de "admirar" los peruanos estamos tan....mal acostumbrados a q las cosas no funcionen o si funcionan no es para nosotros .

Activo

 

Christian Franco Rodriguez

Leyendo a Gamaliel Churata comprendo que la base de la organización social andina es lo emocional, es desde el sentimiento que se teje el ayllu, toda otra organización no es orgánica a nuestra realidad así que para mi el problema esta en la formalidad impuesta no en la informalidad pero Gamaliel no idealiza la organización del ayllu el cuenta claramente como desde el cusco conspiraban creando discordia para que los otros ayllus se peleen y el grave problema de no poder hacer un ayllu universal así que la idea de Estado nación es muy complicada aquí nunca va a funcionar, si a esto le sumamos la organización transnacional criminal, desde la informalidad andina y amazónica se pueden armar mafias muy poderosas donde la vida fuero de lo ayllus invertidos en mafia no valga nada.

 

Para Churata, el lenguaje occidental y su lógica binaria impuesta durante la colonización, especialmente a partir de eventos como el "descubrimiento" de América el 12 de octubre, representa una forma de dominación epistemológica que corta las raíces simbólicas y culturales de los pueblos originarios. Frente a esto, propone una vuelta a una oralidad que no solo sea vehículo de transmisión cultural, sino también una forma de resistir y reconfigurar el conocimiento desde la perspectiva andina, donde la palabra está profundamente conectada con la naturaleza, los animales y los ciclos vitales.

Lo zoótico, en este contexto, podría interpretarse como una forma de lenguaje que incorpora lo vivo, lo animal y lo simbólico, trascendiendo las categorías limitantes del pensamiento occidental. En otras palabras, para Churata, es necesario recuperar un lenguaje que no sea solo un sistema de signos, sino que esté intrínsecamente ligado a lo orgánico, a lo natural, y que refleje una cosmovisión integradora, no excluyente.

En este sentido, el 12 de octubre no solo representa un punto de ruptura histórica, sino también un símbolo de la violencia ejercida sobre los sistemas de conocimiento precolombinos, y Churata propone que esta violencia solo puede ser contrarrestada mediante una vuelta a la oralidad simbólica y zoótica, que desafía la racionalidad y el logos occidentales.

 

 

Gonzalo lecca

 

 

https://perulibertario.wordpress.com/wp-content/uploads/2017/08/gamaliel-churata-textos-esenciales-versiocc81n-final.pdf

 

 

VERSÍCULOS DE GERMINACIÓN Desde Pitágoras hasta el más humilde y menos capaz de los hombres que aprendieron la ciencia de los números, aceptan que una cifra es modo convencional de fijar los límites de lo absoluto para hacerlo asequible a nuestra comprensión. Un número o la sucesión de números, separados por guiones, representan la sinopsis que Pitágoras ofrece de su concepto filosófico de la vida. Recordemos también que junto a una política aristocrática y la irresistible afición por los deportes, el Maestro (el maestro Pitágoras; nadie lo ha reconocido hasta ahora) cultivaba el encanto geométrico y la geometría del encanto. Es decir, la música. Hay, pues, un nexo que une sólida y armoniosamente, estas maneras diferentes de apreciar la fenomenalidad cósmica. Es un ritmo preciso el que da la mano al geómetra y al danzante. Por ello tal vez David, el buen amador, ofrecía ante el tabernáculo de Dios el incienso de sus actitudes plásticas, risueñas en la luz de esos lejanos días vaporosos. Euclides para mí sintió tanto como Beethoven, la angustia celeste de medir en un gesto la extensión maravillosa de la vida, maravillosa extensión cuyo punto de convergencia es el dolor generatriz del espíritu, el ansía que sentía Protágoras, que jamás deseó el pobre Prometeo, héroe civil, tan digno de veneración como Mahoma, pero que no alcanza la proporción rítmica, es decir musical, que alcanzaron el divino Gothama y Cristo. Aquel punto mágico de que se desprende la sucesión de puntos, separados por vacíos, es el origen verdadero de la ciencia, vale decir de la música que es la única ciencia que yo comprenda y que no tenga pedanterías y que no engañe. Decir que la música es la ciencia que no engaña ni se engaña, es profundizar algo más de lo que parece la penetración humana. Además, esta conclusión vendría a llenar el ciclo ideológico que Cristo no llenó arrollado por las politiquerías de su pueblo. Completa en cierta manera su credo esperanzado. Hace como que llena el cáliz de la superación en el monte de la duda, que no de los olivos. 

 

 

Y así la musicografía erótica, ¡cuán diverso sentido suscita! Yo debo a un amigo –Antonio Palomero– momentos intensos y extensos. Él me hizo conocer la Danza Grotesca de Grieg. ¡Qué baño de alegría y de luz hay allí! Con qué pujanza germinativa se desconectan las ideas para dar una impresión de fuerza alegre. Sangre sempiterna, fluido icoroso inmortal, circula en esos ritmos macizamente eslabonados, como articulaciones, por ritmos sanos y vigorosos. Cada esguince es un salto, cerebro inclusive, una invitación gimnástica, grito todopoderoso, apremio vital que despierta el deseo de completarse. ¡Sólo ebrio he sentido semejante anhelo de poseer! Tal fue en mí la “danza grotesca”. En mi yo elemental producto del momento, hijo del instante, cría de la sugerencia, parto de un punto del tiempo. Yo, nuevo, sin asimilaciones, sin herencias. Yo animalesco, sin cultura, tocado sólo del ansía del camino, loco de una locura parecida a la sugestión de los callados senderos que se pierden en las cimas y que no se sabe si alcanzan una altura mayor a la altura de las cimas; si trepan en el espacio hacia la posesión de una manera del esfuerzo, si alargan tentáculos o aprehenden lo infinito. Yo sólo sé de la música, sentirla y masticarla y digerirla. He ahí por qué entendí el lenguaje de Grieg, de pronto, sencillamente, sin esfuerzo. Y eso se explica, desde que Grieg me hablaba en un lenguaje simple, natural mío… Habla llena de sabor de berros y de polvos alegres en el campo soleado. Mejor fuera decir así: habla hedionda a olores de macho cabrío, a olores de axila, perfume de sexo. Habla varonil, junto a la fresca agua del hoyo, con tibieza caliente en la sangre, paz en los ojos, y el quid de Dios agarrado al pelvis. Palabra buena, del salmista. ¿Ritmo sin ojos?

 

 

¡La paz es la primera condición para hartarse del ritmo, por más que proceda de una emoción épica, guerreadora, sólo pacíficamente, en la sabia inconsciencia del ritmo, se ha de adivinar el secreto magnífico. Ritmos francos, por eso, elocuentes, pues saltan y retozan como bestezuelas sobre el césped en armoniosas actitudes ricas de sensualidad. Invitación al connubio; temblor de mamas y azezamientos recónditos, que principian entibiando la atmósfera en largos mecánicos movimientos y se licuan con el espasmo de la generación. El espíritu, de pie, mira todo esto. Los sones se extenúan o regocijan. Hay un largo piar que no se sabe si es piar del espíritu, –ave rica en cantos– o son las formas de la naturaleza antropomorfizada que van sembrando estados de consciencia o, lo que es lo mismo, que van animando el oculto y dormido ritmo de mundos que se ocultaban. Una meditación vuelta a meditar y siempre meditable es la vida puesta en música. De allí saca Grieg los elementos de sus ritmos potentes. Pero no sólo transmite sensaciones místicas, también hay una actividad muscular desorbitada que es a veces como el desfile de payasos hirientes o de locos estúpidos, con bocas anchas y colmillos disformes. Bajo la indecisión de frentes huidas, algo imbécil parece dar una emoción de infinito. ¿Cabe mayor intensidad? Después he advertido en el paso grotesco del jayán, ritmos de Grieg. El paso del jayán entonces tuvo para mí un sentido complejo y alto. Aprendí que bien podía ser que una fuerza necesaria de producirse, acordara esa sinfonía entre elementos de la tierra, del aire y del hombre: Imaginé que los astros no caminaban de otra manera ni su paso por los lejanos espacios tenía trascendencia mayor. Entendí lo profundo y bello de la concepción de Pitágoras, el profundo maestro. Establecí que ninguna fuerza traspasa, así sea fuerza cósmica, los límites de su concepto. Me expliqué el porqué de su ocultismo; y ví de frente a los elegidos marcando puntos exactos, discretamente espaciados, para dar una idea de la estupenda música del universo. ¿Cuántas bellezas en cuajo había en los puntos que se alargaban con rítmicas trepidaciones? ¿Llegará el día que veamos al discípulo dilecto explicar el sistema de Dios sin más elementos que los sones de la flauta de Pan? Ya sabemos que Orpheo conmovió bosques y montañas y su dolor llegó a interesar las entrañas de la Estigia. Y no tenía otro instrumento que una flauta. El animador, el que vive, Dios, ¿no es acaso un fuerte pastor de astros, flautista de maravillosa flauta?

 

 

 

Por supuesto que lo es pero descubrir a Dios como con flautista, pastor de astros solo es posible desde un corazón muy puro, toda mi vida pensé que le mejor filosofo peruano había sido Mareategui y que su culminación estaba en Abimael Guzmán  pero me equivoque el mejor filosofo es Gamaliel Churarata y desde él es que puedo fundar la transferencia ontológica  y que Mareategui no tiene ontológica y no por su culpa sino que el marxismo no la tiene así realmente desde el marxismo no nos podemos preguntar por el ser y mucho menos por quienes somos en cambio Churata tiene ontología y una muy profunda transferencial que solo puede revelarse poéticamente pero para comprenderla primero sigamos desarrollando la ciencia del logos.

 

I Tenemos el principio de la ciencia del logos  en La Docta ignorancia

 

Así sabemos que el ser y el no ser son lo mismo y no lo son por lo tanto podemos revelar la verdad conocerla pero no completamente mientras haya devenir el ser se revelara y develara en muchas nuevas manifestaciones, así que lo único que podemos saber (igual que Sócrates) es que realmente no sabemos.   

 

II Tenemos las mediaciones  ontológicas:

 1 Mediación ontológica doble not, doble negación, negación de la negación  

Paso del ser al no ser para ser

1→0→1 

Inversión conversión

 2 Mediación ontológica doble Ari doble afirmación, afirmación de la afirmación 

Paso del no ser al ser para no ser

0←1←0  

Conversión inversión

3 Mediación contra transferencial y su inversión desintegrada

 

1→←1→0 0

 

O al revés la desintegración espiritual y su conversión contratransferencial

 

                   0 0 →1→←1

 

Quedando atrapados en un bucle contra transferencial que nos da un ciclo infernal

 

4 Mediación ontológica del  traspaso   o suma ontológica

 

1→0→10

Esta es una subsumisión espiritual  donde una persona A pude subsumir o apropiarse de una persona B o de muchas otras personas.

 

A→B→A(B)  

Aunque también pueden simplemente quedar integradas

 

A→B→AB 

 

5 Mediación ontológica del retraspaso o resta ontológica 

 

10←1←0

 

 B←(B)←(B) A

Aquí la persona se libera de todo subsumisión

 

O también pueden ambas liberarse

AB←(AB)←(AB)E6 

 

6 MEDIACIÓN ONTOLOGICA ATANDO EL CERO 0 Chaupi quipu 

 

        →0← 

 

El cero implosiona produciendo una gravedad del devenir tal que todo lo absorbe igual que un agujero negro

7  Mediación ontológica desatando el uno 1 Koshi Kene

      ←1→

El uno explosiona produciendo toda la creación  

 

8 Mediación ontológica Sintraferencial se desata el amor

                                    

                                   

                                    

9    Mediación ontológica sintergica 

 

 

                                      

                                     

                          → ←         → ←

                                     

                                     

 

Se produce la materialidad   

 

10 Mediación ontológica sincronica 

 

                                     

                                      

                                     

                      ←→ ←         → ←→

                                     

                                     

                                     

 

La conciencia y la materialidad acontecen integradas

 

 

 

 

 

 

Palomita de nieve sin sol quien te hiciera rosada de amor. 

 

 

 

III leyes  

Hay una ley cero no escrita que nos hace comprender que la ciencia del logos es especulativa, es decir que no se queda en él fenómeno sino en quien lo dona siendo la ciencia del logos noumenologica, lo que no quiere decir es que solo sea puro pensamiento, no el atravesar el espejo es una acción espiritual que cambia toda la realidad, pero en ese cambio toda la ciencia cambia surgen nuevas mediaciones, leyes, reglas, alteraciones, así  que si en un texto se decía una cosa en el otro se dice otra haciendo contradicciones que luego algunas se superaran y otras no   quedando como tarea para aquel que quiera encararlas.

1 Hemos visto la ley conmutativa no conmutativa

(Siempre en una dialéctica con el álgebra de Boole https://www.youtube.com/watch?v=ELFVX176ad8  desde la cual se arma todo el sistema digital el cual queremos superar con nuestro sistema no sistema transferencial)     

 

1→0→1= ≠ 0←1←0 

Pudiendo invertirse y convertirse uno al otro a este ley también se la puede llamar la ley del cruce del espejo así cuando uno cruza el espejo hay una realidad equivalente a la otra pero nunca iguales.

1→0→1→0→1→0→=≠←←1←0←1←0←1←0

 

1→0→1→0→1→0→1→0→10=≠←10←1←0←1←0←1←0←1←0

 

1→0→1→0                                                                                                   0←1←0

1→0→1→0→1→0                                                                    1←0←1←0←1←0                                                        

1→0→1→0→1→0→1→0→10                           10←1←0←1←0←1←0←1←0

1→0→1→0→1→0→1→0→10       =≠              10←1←0←1←0←1←0←1←0        

10←1←0←1←0←1←0←1←0        =≠              1→0→1→0→1→0→1→0→10 

10←1←0←1←0←1←0←1←0                         1→0→1→0→1→0→1→0→10 

1←0←1←0←1←0                                               1→0→1→0→1→0   

0←1←0                                                                  1→0→1          

 

 

2  Hemos visto la ley asociativa:

 

Donde hay un biotejedor que es el mediador ontológico el cual esta biotejido entrelazado con un biodirector el cual a su vez esta biotejido con  el gran biodramaturgo.

 

Biodramaturgo(Biodirector(persona→Biotejedor→Persona convertida) )   

 

Este biodramaturgo Es el Padre, este biodirector es el Hijo y el Biotejedor debe estar biotejido con ambos en el Espíritu Santo  

 

Pero también el biodirector pude ser el diablo

 

Biodramaturgo Dios(Biodiretor Diablo(persona→ biotejedor maligno→ Persona invertida al mundo)     

 

O personas X 

 

Persona A ( persona B→biotejedor C→Persona subsumida C(B) )

Siempre el biodramaturgo en última instancia  es Dios

Y siempre en última instancia el  Biodirector o es Cristo o es el diablo.

 

Pero podemos jugar a ser biodramturgos, biodirectores y biotejedores más en el fondo el que bioteje es Dios por eso la importancia de comprender como lo hace desde la Ciencia del logos.

 

3 Ley Distributiva

 

 

Ya vimos  Como en el espíritu desintegrado se replican los otros espíritus.

 

E6 (E6.1→E6.2→E6.3→E6.4→E6.5) 

 

 Esto plantea el problema fundamental de la ciencia del logos como salir de la subsumisión en la que nos tiene el diablo desde el pecado original, nuestra respuesta está  en el paso de una una nada relativa a una nada absoluta.   

 

0←01/2

 

Pero esta salida requiere seguir la organicidad del biotejido, como Teseo siguiendo el hilo de Ariadna   para salir del laberinto del minotauro y es que nuestro lenguaje está  roto desintegrado ha perdido la organicidad transferencial con la que se lo creo y entonces se necesita del arte del biotejido.

 

Empecemos desde el inicio para recuperar la organicidad transferencial y como bien nos lo dice Churata esa organicidad está en la música pero la música en el espíritu absoluto es experiencia mística y como tal meta música.

 

E1 (Experiencia mística misterio pascual meta música) 

 

Antes en el real imaginario o espíritu cero o voluntad de ser la música fue meta música Dharmica.

E0 (Experiencia mística Dhramica Jnana marga, Bakthi marga, Karma marga, Kundalhini marga)

 

En el espíritu revelado la música es música

 

E2 (música) 

 

En el espíritu subjetivo la música es ontología   

 

E3 (música=ontología)   

En  el espíritu objetivo la música es la docta ignorancia 

 

E4 (música=Docta ignorancia) 

 

Donde sabemos que los objetos son eso objetos no verdades absolutas sino contratransferencias del Espíritu (idea) y el anti espíritu (energía) dándonos el Espíritu objetivo (materia sistemas)  

 

En el anti espíritu se invierte el Espíritu así tenemos:

E5.1 ( Experiencia mística profana Eterno retorno)

E5.2 (Música abyecta inversión de la música sublime) 

E5.3 (ontología existencial  basada en una fenomenología del proyecto del ego)

El espirtiu objetivo no se invierte porque surge de la contratransferencia del Espíritu subjetivo  y el antiespíritu subjetivo.

 

En el espíritu desintegrado se desintegra la música, banalizándola, deshumanizándola , comercializándola pero la música es muy difícil de desintegrar por eso si se quiere salir del estomago del dragón, volvamos a la música a esa telúrica que nace del contacto con la naturaleza   y su vacío.

 

En el espíritu integrado todo es meta música  

 

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    Cada acción, cada mirada, cada palabra escrita ya sea digitalmente o análogamente es meta música.

 

En el espíritu infernal con esa metamúsica enfrentamos al dragón  

 

En el espíritu Santo no vibramos pero todo se mueve biotejido a nosotros.

 

  

 

  Lo que sigue es la meta danza

 

 

 

Danza como el logos 

 

 

LA LITURGIA SOLAR Cuanto el ayllu merezca supervalorización; lo que se ha de referir a un extraordinario concepto, y se sale del ordinario sentido de las cosas, da origen a una liturgia del pako, esto es, del sacerdote solar. Los bailes de la “Altipampa” son todos litúrgicos, modos externos de verificar el mito; obedecen a la necesidad de traducir el carácter religioso de la vida. Pero, como la religión no es sino una de las relaciones entre producción y causa, los bailes del ayllu son, pues, estilizaciones mímicas del trabajo. Nuestra expresión coreográfica campesina es cada vez más viva y más urbana, pero igualmente, cada vez de un menor contenido económico. Es decir revela cada vez menor preocupación por expresar, estilizándolos, los fenómenos de la simiente. Se estetizan, ingresan al cauce del arte cholo, se hospedan en las ciudades, quieren ser un alarde, en sí, ya no les interesa surgir animando los aspectos del mundo indígena, al desubicarse pierden su sentido terrígeno, pero tampoco echan raíz honda en la economía semicomercial del mestizo. En el distrito de Ichu, durante el festival de San Pedro, patrón del ayllu, los challweros (pescadores del lago) preceden el anda con un baile en que conducen las balsas, provistas de todos sus instrumentos de boga y de pesca, y luego sartas de challwas, en señal de la providencia que el santo pescador sabe ofrecer a sus camaradas de oficio. Todavía en el distrito de Desaguadero, hay otro baile que es una estilización de la chala –comercio primitivo de intercambio–; en él bailan los challweros, ofreciendo su producto, mientras los sunichus de Santa Rosa aceptan el intercambio con los productos de cordillera que están dispuestos a entregar. En esa forma, se observa un completo movimiento de la economía indígena expresada en el arte. No ocurre otro tanto con el arte cholo. El arte cholo no tiene base endógena. Gravita merced a la influencia racial; pero la economía para nada le estimula en la creación intelectiva. Y es que el cholo, tipo social, forma indiscutiblemente en la minoría de la población del Perú, mientras el indio constituye la masa. Es, propiamente, el pueblo, entidad creadora y representativa. El arte de las minorías es un arte de alquimia, dosificado y elaborado de conformidad con factores aleatorios, mientras el arte de multitudes resulta de un fenómeno de la calidad biológica de la primavera. En el waiñu se traduce la expresión agraria del ayllu, expresión pastoril y eglógica. Toda danza, por complicada que ella sea, y por diferencia de edad histórica, descubre ritmo del baile patricio. Raro es aquél que envuelva una diversidad de sus motivos. Hay bailes –los chokelas– que representan directa e inmediatamente el episodio pecuario; otros el totémico –charabaratus–; otros, el agrario –cinta-kana–. Entre ellos hay absoluta diversidad de ideología; mas no suponen diversidades sustantivas en cuanto a su tipo estético. El baile totémico denuncia a la behetría en cuanto significa un estado de evolución patriarcal de la gens. Los chokelas se refieren directamente al hecho técnico de la ganadería, como el cinta-kana, al agrario. Los tres corresponden a una edad animista cuya significación en el interés colectivo es inapelable, tanto como manifestación de la ideología tribal, ligada al fenómeno de la producción, como al hecho en sí del mito que engendran. Singularmente el baile totémico, y todo el movimiento racional que supone, vive dentro de la zoografía del indio con el valor extraordinario del patronímico –Mamani: águila, Paka: halcón, Condori: kuntur– y procede de región económicamente referible al animal, la planta, etc., de la naturaleza que ha estimulado el establecimiento del grupo: Panti, flor; Kespi, cristal; Nina, fuego. En manera alguna podría encontrarse otra traducción al animismo de los kollas, como tampoco puede evadirse la necesidad de estudiar en su mito el desarrollo de su economía. Obedece igualmente a este sentido el baile  denominado “el danzante” que, proscrito radicalmente de la ciudad, se conserva en mínima proporción en los ayllus. Me referí en otro lugar a la “mamata”. Ningún baile mejor que éste evidencia el carácter de nuestra coreografía. La mamata es el ánimo, el espíritu de la patata, manifestado en un ser extraordinario que durante limitado tiempo se convierte en el albergue de la tremenda capacidad maternal del surco. El danzante, en cambio es el mimo del jañachu, del genitor, del animal potente, del padre. Para esta danza se busca al hombre entero, quiero decir, al hombre rudamente masculino; se le viste de una armadura de hierro semejante a la de los caballeros medioevales, provista, sin embargo, de una multitud de cascabeles que van produciendo un ruido característico, a medida que el danzante avanza por las callejas seguido de sus músicos y una cohorte de mujeres y niños que lo admiran. El danzante puede exigir en virtud de su permanente actividad sexual, durante los ocho días de su ministerio, una doncella por día para el lecho. Hace su aparición el danzante con la primavera, lo mismo que la mamata, y se van cuando se observan los signos de la buena cosecha. Esta oposición sexual es de suma importancia. Parece que en el laberinto, en la fragmentación de ritos, de ceremonias del animismo pudiese descubrirse de pronto el nexo racional de una religión basada en los fenómenos genéticos. La “mamata” –varona– es la tierra; el “danzante” –varón–, el sol; ambos se completan en la función de producir la vida de la naturaleza, y dentro de ella subvenir a las necesidades del grupo. Pues bien, el danzante, la mamata, los chokelas, el cinta-kana, etc., todos estos bailes son coreográficamente desarrollos del waiñu. Y es que el waiñu, la danza dionisíaca del ayllu, implica su primera manifestación de conciencia estética. El matrimonio, la natalidad o la muerte, cualquiera de estos capitales estados de la vida encuentran para el indio en el waiñu expresión cabal. Observamos el cinta-kana (composición filológica de origen colonial que equivale a juego de colores) y el sicuri, o sea tocadores de zampoña. El Cinta-khana es el baile agrario por excelencia. Es la fiesta que celebran los chacareros cuando el equinoccio de verano indica que las simientes entrarán en el periodo del fruto. Si pasado el Carnaval no ha granizado mortíferamente, no ha helado, se considerará tales signos como manifestaciones de un buen año. Los terrígenas wanean entonces sus sembríos, lo que consiste en quemar, a fuego lento, montones de estiércol de vaca, algo húmedo, de manera que el humo abundante se esparza sobre la parcela, al mismo tiempo que pandillas de jóvenes, adornados los sombreros con las flores de la reciente primavera, seguidos del pinkullo y la caja, van echando willitika en dirección de los sembrados, con el ánimo resuelto a festejar a la tierra, y honrarla, por la lealtad con que produce… Este festival se estiliza en el cinta-khana. Lo que en los campos es una espontánea manifestación estética, y tanto podría decirse religiosa como económica, en la danza, ya estructurada, tiene un carácter plástico. Es la danza solar. Pero, todas las danzas de esta época pertenecen a una liturgia heliolátrica, como la economía que, integralmente, es una economía solar. La economía solar unimisma con la organización tribal y subsiste hasta que el predominio de la técnica liquida el influjo diabólico de la naturaleza. Acá los danzantes son, al mismo tiempo, los músicos. Tañen curis, cañas gruesas y largas que producen voces monótonas. Van vestidos de pollerines de gasa y una especie de esclavinas de brocato proletarius, grandes sombreros de panza-de-burro. Las mujeres que los siguen visten aguayos de colores vivísimos y negras y abultadas polleras. Mientras los músicos tañen las qena-qenas, ellas cantan dulcemente, tímidamente, en homenaje a la divinidad del fruto. Después de recorrer en hileras, a pasos rítmicos, forman un ruedo, que es donde se realiza la acción dramática del mito solar. Alrededor de un palo elevado, del que prenden innumerables cintillas de colores, se disponen hombres y mujeres, portando ellos al extremo de cada una de las cintas, seguidos de las mujeres que no abandonan el sonsonete de sus cantos musitados, cierto es que con voz de temblorosa feminidad. En esas condiciones se inician danza y música. Los hombres no hacen sino dar vueltas alrededor del palo mencionado, tañen sus instrumentos, pero las mujeres, al tiempo que cantan, van desenvolviendo actitudes que son, repito, explicaciones del waiñu. Cada bailarín lleva sobre la  esclavina, en la espalda, un espejillo y en el vértice del palo, se ve también un espejo. Evidentemente, este baile de la cinta-kana es un baile solar. Representa la descomposición de la luz en el arco iris, signo a su vez de una lluvia cumplida. Todo el proceso de generación solar está expuesto con admirable síntesis; es una versión genital-fálica de los poderes creadores del astro. El sicuri es un baile que implica igualmente una manifestación de liturgia heliolátrica. Los sicuris se han transformado en cuanto al vestuario y los motivos musicales a medida que ha evolucionado nuestro complejo social. Durante la Colonia se les denominó “morenos” –mestizos y cuarterones–, y la República no ha sustituido ese nombre por otro. En cambio se le ha insuflado de una significación sorpresiva. Podemos afirmar que el sicuri es aquél de los bailes indígenas que adquiere un valor polémico, una intención política, en relación al fenómeno de interdependencia de Inkanato y Colonia. Originariamente, el sicuri era un baile mímico destinado a las grandes hecatombes litúrgicas. Además de los tocadores de zampoñas, lo componían danzarines que representaban a los achachilas, esto es, a los patriarcas, a los conductores arcaicos del clan, tanto como a las fuerzas mágicas de la naturaleza. La Colonia reemplazó el sencillo vestido, ligero y estético del chacarero que usaba el sicuri, por el ridículo alarde de los entorchados, y las levitas plenas de lentejuelas y piedras falsas, así como colocó en lugar de la máscara indígena, la máscara del conquistador nublano, traducida en líneas elegantes, pero seriamente ridiculizada. Hoy el sicuri pierde su valor, inclusive dentro de este aspecto contencioso, pues la economía de la República sin energías para crear una actividad intensiva de la producción, está a expensas de la política financiera, y, por ello, las manifestaciones populares tienden a descaracterizarse sin ningún beneficio expresivo. Sin embargo, es curioso observar que la edad prestataria origina una poderosa influencia yanquilandesa en este baile. Procedente del distrito de Ilave concurrió a la feria del 9 de diciembre de 1931 de Juli, una comparsa de sicuris, toda ella vestida de cow-boy, reemplazando al achachila y al diablo por pieles rojas. El diablo, con criterio católico, procede de la Colonia. Pero en la Colonia no tendría ningún sentido económico. A lo más implicaría la intromisión del auto de fe en la mimografía aborigen. Con criterio materialista se observa que el diablo no es sino la representación de fuerzas vitales, como el calor o el fuego. En el caso particular las investigaciones revelan que el diablo representa la furia generatriz de la gleba. La crítica no ha intentado todavía descubrir ese mundo simbólico. Lo que él valoriza en nuestro arte coreográfico tampoco ha sido materia de una estilización subsecuente. Mas, se hace imperioso anotar que la fuerza plástica de su danza es algo de lo más potente y articulado que podamos ofrecer como creación artística. Es decir, en la danza del diablo se agita la posibilidad de expresar el mensaje de una América india, virginal y promisoria. El baile de los awatiris, el chujchu, los chunchus, etc., todos manifiestan, todos revelan los términos de nuestro kosmos. El mundo estético y el mundo dinámico; los aspectos económicos y religiosos, en fin, la global concepción de la vida, están descritos en ellos, a base del waiñu. El Chujchu parece de origen colonial, y acaso sea una adaptación de esa época; se refiere a la terciana, enfermedad que espanta al habitante de las alturas. Es un mimo perfecto en que se relata el curso de la enfermedad y se aplica los remedios. Inclusive se ha estilizado al bacilo. El awatiris es el baile de los pastores, y generalmente sus disfraces adoptan las figuras de animales de rapiña, como el kuntur, el puma, el zorro. Obsérvase que el ganado bovino ha sido incorporado por la Colonia a la economía del ayllu. No se le puede descubrir en ningún baile de los que podría llamárseles tradicionales; pero hay uno: el waka-waka, donde aparece con todas las particularidades mitográficas de la obra aborigen. Un bailarín se disfraza de vaca; otro de escribano, kelkere; otro de militar, de licenciado, etc., representando así el acto de compra-venta del bovino. Como todas las versiones que el indio da de su concepto sobre organización burguesa, en este baile, eminentemente humorístico, se destaca el afán de ridiculizar a tales personajes. La Colonia se venga en lo kallawayos, baile de metamorfosis española perteneciente a la edad jesuítica. Las sombrillas que usan los bailarines, a todas vistas, son de una edad cuatro veces  centenaria. Son verdes, azules, de seda y de algodón, con lujosos flecos, etc. Esta es una caricatura del médico aymara, el kolliri; pero es caricatura que habla elocuentemente del comercio prestidigitador de la Conquista. Indudablemente el kallawaya era un baile lleno de dignidad y gravedad. Portaban los curanderos sus vastas alforjas, sus ponchos polícromos y de riquísima factura, sus lluchus, verdaderas maravillas de decoración y destreza técnica, sus báculos de llokhe, etc., todos los signos de su autoridad mágica; y, luego, sus istallas finísimas, en las cuales sembraban las hojitas de quqa, cuando, al intervenir sobre un mal, necesitan consultar el secreto de las causas. Hoy el curandero ha sido ridiculizado hasta la grosería. Le quitaron el poncho, mas le pusieron en su lugar un chaleco de guardarropía, le cruzaron de cintas el pecho, conservándole el lluchu, le tocaron un sombrero espantable; montaron su nariz con gafas temerarias y en todo –el cuello planchado inverosímil– le devolvieron convertido en un alpiste de aserrín. ¡Hay que ver los rostros broncíneos de una dureza metálica surgiendo de tan extraordinario espectáculo suntuario! Se venga la Colonia, pero el indio ya se ha burlado donosamente de ella; en cambio el mercader hispano ha podido colocar fuertes cantidades de gafas y paraguas en todo el territorio del país… y esta es, al fin, la victoria y el objeto. Desde la ingenua preocupación animista que le hace respetar, supersticioso, los detalles menos significativos de la naturaleza, hasta las elevadas preocupaciones de su economía, el indio aymara, ejemplar de un grupo primitivo destinado a desarrollarse en un clima extraño a su grado de evolución no ha tenido otro conexo al referir su pathos vital que el episodio de la labor cotidiana. He ahí por qué en sus danzas encontramos las expresiones totalizadoras de su concepción del mundo y de sus medios de producción.   





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