viernes, 30 de mayo de 2025

El código

 

 

El código

Es una Configuración entre el ego al que se le promete ser uno y el alter al que se le promete ser nada.

Esta es una promesa de libertad total para el ego en lo uno la libertad negativa queda integrada en la libertad positiva y para el alter la libertad positiva queda integrada en la libertad negativa.

Así  el padre se realiza en el uno  cuando el objeto revela al sujeto alcanzando lo absoluto y la madre se realiza en la nada cuando el ser se hace no ser.

Pero el poder consiste en que ni la realización del ser se logre en lo uno deviniendo ni la redención del no ser se logre  en la nada redentora.

Y entonces  lo que tenemos es el sadismo de un padre no realizado que descarga su frustración en el otro, y el masoquismo de una madre no realizada que destruye al uno en la pulsión de muerte donde el deseo de  posesión imposibilita cualquier libertad.

Pero en este tiempo es claro que la promesa es vacía y de lo que se trata es de simularla asila estrategia a de dominio consiste hoy en privatizar el sufrimiento  y el miedo, ocultando su sociabilidad, es decir impidiendo su socialización su politización. La política significa la trasposición de lo privado a lo público. Lo que hoy sucede más bien es que lo público se disuelve en lo privado, la esfera pública se desintegra en esferas privadas.

La voluntad política de configurar un espacio público, una comunidad de la escucha, el conjunto político de oyentes, esta menguando radicalmente. La interconexión digital favorece este proceso. Internet no se manifiesta hoy como un espacio de la acción común y comunicativa. Más bien se desintegra en espacios expositivos del yo, en los que uno hace publicidad sobre todo de sí mismo. Hoy internet   no es otra cosa que una caja de resonancia del yo aislado. Ningún anuncio escucha.

 

Y es que el código capitalista para la realización del uno es el del ganador perdedor y para el otro es el de poseedor desposeído, habiendo un código medial de incluido excluido, en el que ya al estar incluido  en el juego te sientes un ganador y poseedor y al estar excluido te sientes un perdedor desposeído, hoy la gran mayoría somos según este código perdedores desposeídos, pero el espacio virtual nos permite construir una imagen simulada de ganadores, que cada vez menos creen pero aun así  es vital para poder existir en el mundo contemporáneo  y es que l problema no es que el capitalismo se apropia de todo sino más bien que aquello que queda excluido del capitalismo pierde todo valor.

Veamos de forma general  cómo funciona el  flujo del capital para poder entender cómo se configura el código. 

 

        

EL ENIGMA DEL CAPITAL Y LAS CRISIS DEL CAPITALISMO

David Harvey

Aquí tienen un resumen claro y conciso de la obra de David Harvey.

En su obra Harvey nos presenta una perspectiva dinámica y crítica del sistema capitalista, definiendo el capital no como algo estático, sino como un "flujo vital" en constante movimiento. Para Harvey, las crisis no son fallos externos, sino disfunciones inherentes a este flujo.

- El Capital como Flujo Constante

El capital, para Harvey, es un proceso continuo de circulación y valorización. No puede permanecer inactivo; debe moverse constantemente de dinero a mercancías, y de estas a más dinero, generando así plusvalor. Este flujo es intrínsecamente global, conectando cada rincón del mundo y propagando las crisis a través de sus redes. Además, el capital es el motor que produce todo lo que consumimos, moldeando nuestra vida diaria y reproduciendo las relaciones sociales capitalistas a través de su lógica de acumulación.

- Las Crisis como Problemas del Flujo

Las crisis capitalistas surgen cuando el flujo se interrumpe, manifestando contradicciones internas:

* Sobreacumulación: Ocurre cuando hay un exceso de capital que no encuentra oportunidades de inversión rentables, o cuando la capacidad productiva excede la demanda, paralizando la inversión.

* Problemas de Realización: Aunque se produzcan bienes, si no se venden en el mercado, el capital no completa su ciclo y el valor no se "realiza".

* Desplazamiento Geográfico y Temporal: Ante las crisis, el capital busca "soluciones" moviéndose a nuevas regiones (desplazamiento geográfico) o posponiendo la crisis a través de la deuda y la especulación financiera (desplazamiento temporal), lo que a menudo las agrava a largo plazo.

- El Enfoque Geográfico: El Capital Transforma el Espacio.

Como geógrafo, Harvey destaca cómo el capital no solo fluye, sino que también transforma el espacio. Requiere espacio para fábricas, infraestructuras y ciudades, alterando paisajes físicos y sociales. Esta inversión fija genera tensiones, y el capitalismo recurre a la "destrucción creativa del territorio", donde barrios, industrias o recursos naturales son desmantelados para abrir paso a nuevas oportunidades de valorización, generando dislocación social y ambiental.

- Los Ciclos del Capital y sus Implicaciones.

Harvey desglosa los mecanismos internos de las crisis a través de los ciclos del capital, que se dividen en tres fases interconectadas:

* Producción y Acumulación (Inversión inicial): El dinero se invierte para producir. Aquí pueden surgir problemas de sobreproducción generalizada si se invierte demasiado y se produce más de lo que el mercado puede absorber, llevando a caídas en las ganancias y, a menudo, a la búsqueda de inversiones especulativas inestables.

* Relaciones Laborales (El capital "busca trabajo"): Se necesita fuerza de trabajo para producir. Surge un conflicto entre la búsqueda de ganancias del capital y las condiciones laborales de los trabajadores. Salarios bajos limitan el consumo, y el desempleo masivo reduce el poder de compra, afectando la demanda.

* Consumo y Realización (El capital "acude al mercado"): Los productos deben venderse para que el capital regrese con ganancias. La desigualdad extrema puede llevar a crisis de subconsumo, donde la mayoría no puede comprar todo lo producido, provocando sobreproducción, deflación y recesión. El fomento del crédito puede crear burbujas que, eventualmente, estallan.

Las crisis, para Harvey, son el resultado de problemas interconectados en estas fases. Cuando el capital encuentra barreras, intenta desplazarlas geográficamente o temporalmente, posponiendo el problema y haciéndolo más grande.

- Un Llamado a la Acción.

Finalmente, Harvey va más allá del análisis académico para plantear una pregunta política crucial: si las crisis son inherentes al capitalismo, ¿qué hacer y quién lo hará? Su obra es una invitación a la reflexión crítica sobre la necesidad de alternativas al sistema actual y a la organización colectiva para lograrlas.

En resumen, la obra de David Harvey ofrece una visión profunda y crítica del capitalismo como un sistema complejo y contradictorio, cuyo incesante movimiento y expansión son la raíz de sus crisis recurrentes, pero también un recordatorio de que, al ser una construcción social, puede ser cuestionado y transformado.

DESCARGAR 👇🏼

https://www.google.com/url?sa=t&source=web&rct=j&opi=89978449&url=https://arxiujosepserradell.cat/wp-content/uploads/2022/10/El-enigma-del-capital_y-las-crisis-del-capitalismo-David-Harvey.pdf&ved=2ahUKEwi9_6LrqcCNAxV2ILkGHcvaFbAQFnoECBsQAQ&usg=AOvVaw2rPEXtBCwak_0c1A5w9ssX

 

 

Más el capitalismo no se ha quedado atrás ¿Cómo resuelve el problema en el ciclo de la sobre producción?  Con Cibernética, en todo momento nos está  monitoreando para tener una información confiable de la demanda del mercado, claro que pocas empresas pueden tener acceso a tamaña información por esto el capitalismo es corporativo o en el caso de China  un estado que monitorea los mercados, el grave problema es que los ciudadanos dejamos de ser ciudadanos para ser solo datos, y siendo todo en el capitalismo mercancía, al final solo somos mercancía informática que sirve para vender más mercancía. ¿Cómo resuelve el problema de las relaciones laborales el capitalismo?  Pues invirtiendo  en capital constante sobre todo tecnología que no haga al capital depender de la fuerza de trabajo, pero esto ¿No afecta la demanda?   No, si el capitalismo para a ser rentista virtual en un tecno feudalismo, donde todos compiten pro auto publicitarse en el mundo virtual y es que si la economía es una economía de especulación financiera y de servicios, todos se convierten en emergentes compitiendo por existir en el mercado. Y por último el capital se desplaza en pequeño externalizando sus crisis pero también hay desplazamientos totales en las que el capital deja al imperio español-italiano para ir a los países bajos, para luego ir a Inglaterra, para luego ir a los estados unidos para ir a China, india en busca de grandes mercados, dejando una crisis atrás y reiniciando de nuevo sus ciclos.

Mas hoy el capitalismo es rentista digital manejando grandes plataformas, en las que todos se están publicitando con lo cual el capitalista ya no tiene que arriesgar ni invertir más que en remodelar las plataformas de vez en cuando.

 

¿La pregunta es podemos hacer del espacio de internet un espacio de escucha y en esa escucha organizar a la comunidad?

Pero cuando hablamos de organizar ¿A que no es estamos refiriendo?   

Pues a lograr la transferencia de lo uno donde el padre se realiza en un sujeto que logra el objeto comunista. Y es que como bien dice Hegel el ser en su absoluto siempre estuvo ahí el proceso es para tomar conciencia y dejarlo ser.

Y de lograr la retransferencia  de lo otro en la nada misma donde el Dasein se hace Resein para lograr el ser integrado el sinsein donde no hay posesión sino una propiedad en la relación, que como tal es una no propiedad.

Para lo cual hay una meta código sintransferencial donde la madre realizada y el padre realizado se encuentran este es el tinkuy complementario.

 

Este proceso es imposible de realizarlo completamente en internet y es que apenas nos demos cuenta que no hay proceso    que el ser sigue siendo el mismo aparece otra cara del ser en el devenir cara que exige su resolución  porque establece un conflicto, podemos decir que ese conflicto es pura maya es ilusorio viéndolo desde la retransferencia en la nada, pero la transferencia el padre nos exige su superación, no podemos  quedarnos en una alma bella:

Hegel expone y desarrolla su concepción crítica del “alma bella” en la Fenomenología del Espíritu. Esta figura del Espíritu se caracteriza porque su contenido es la identidad del yo consigo mismo. El filósofo alemán sostiene: “La autoconciencia ha retornado ahora a su refugio más íntimo, ante el que desaparece toda exterioridad como tal, a la intuición del yo = yo, donde este yo es toda esencialidad y toda existencia” (Hegel, 1966: 383). La autoconciencia individual se concibe como la totalidad de la realidad ética. Es decir, ella proclama que conoce la ley moral. Más aún, el alma bella afirma que el contenido de su propio yo es la esencia y realidad efectiva (Wirklichkeit), de la universalidad de la ley moral. El mundo exterior es una apariencia inesencial y la realidad ética no se realiza en la exterioridad. Pues los hombres sólo actúan de acuerdo a intereses personales y las instituciones son herramientas para la consecución de sus objetivos. Luego, el alma bella considera que sus juicios de valor son el único criterio válido para juzgar las acciones de los demás.

Sin embargo, la ley moral proclamada por el alma bella es un universal abstracto, ya que su contenido carece de determinaciones concretas. El “yo” autoconsciente es incapaz de darse un contenido determinado sin el aporte del mundo exterior. Los preceptos, prohibiciones y exigencias éticas que aceptamos o rechazamos derivan de determinaciones particulares exteriores a nuestra conciencia. Por este motivo, Hegel afirma que “toda vida y toda esencialidad espiritual ha retornado a este sí mismo y ha perdido su diversidad con respecto al yo mismo” (Hegel, 1966: 383). La mismidad del “yo” excluye la diversidad de determinaciones particulares concretas que pudiesen enriquecer su contenido. Luego, el alma bella cae en el solipsismo y se cierra sobre sí misma. Ella se considera la voz del universal abstracto que contempla en soledad, y se concibe como la reflexión de lo absoluto y divino.

La identidad abstracta del alma bella excluye la oposición a cualquier objeto particular, ya que todo objeto implica la negación de la conciencia que lo percibe. Es decir, el objeto se opone a la subjetividad y niega la identidad que esta tiene consigo. Pero toda conciencia individual tiende a la negación del objeto que niega su identidad. El movimiento de negación de la negación no implica el retorno a una identidad primigenia, sino la superación de la misma. Pues la nueva identidad alcanzada por la conciencia se funda en la negación de aquello que había negado la identidad abstracta. El lado objetivo negado es conservado como un momento necesario de su nueva identidad. El proceso descripto supone la objetivación de la subjetividad que lo realiza, porque esta ha conservado el objeto negado y superado en la nueva instancia que ha alcanzado. Luego, el alma bella no deviene una subjetividad determinada por el objeto particular que se le anteponga porque ella se ha abstraído de la objetividad del mundo que la rodea. La bella subjetividad es incapaz de objetivarse. Así, Hegel sostiene que “le falta la fuerza de la enajenación, la fuerza de convertirse en cosa y de soportar el ser” (Hegel, 1966: 384).

Más aún, la ausencia de objetivación supone que el alma bella no transforma la realidad en la que vive. Pues la subjetividad transforma el objeto en su proceso de objetivación. Es decir, el alma bella no exterioriza su interioridad. Por este motivo, Hegel sostiene:

Y, para conservar la pureza de su corazón, rehúye todo contacto con la realidad y permanece en la obstinada impotencia de renunciar al propio sí mismo llevado hasta el extremo de la última abstracción y de darse sustancialidad y transformar su pensamiento en ser y confiarse a la diferencia absoluta (Hegel, 1966: 384).

La bella subjetividad rehúsa a la renuncia de la identidad abstracta para el sostenimiento de su pureza. Pero esta obstinación supone la exclusión de un objeto particular que se le oponga y la niegue. La ausencia de interiorización de determinaciones particulares implica la imposibilidad de exteriorización objetiva de lo aprehendido, ya que no posee un contenido que pudiese transformar y presentar como suyo. El alma bella se limita a la autoproclamación de su santidad y a la enunciación de juicios de valor respecto de las acciones de los demás. Pero semejantes enunciados son abstracciones sin contenido eidético concreto determinado. Sus expresiones son la manifestación de la imagen que tiene de sí misma, y no son útiles para los demás.

 

Y entonces el proceso pasa por una lucha concreta en la contingencia con el conflicto pero si uno queda determinado en esa lucha por la negatividad se pierde así como el alma bella es un momento del espíritu a superar el alma maldita también lo es, más tanto superar el alma bella como el alma maldita requieren de un convivio de un acompañamiento de una amistad de una hermandad que internet no hace posible, desde internet podemos transferir  información valiosa más allá  del valor del capital, pero para que esa información se haga experiencia de la conciencia se necesita un acompañamiento una mediación del logos , donde el biotejedor desde el arte del biotejido encarne al logos y haga la transferencia y la retransferencia, la fe como intuición del ser es clave para poder superar la negatividad, los conflicto estañen la realidad pero no son reales lo único real es el ser y entonces se vuelve al ser pasando el no ser con toda su negatividad pero integrando esta negatividad, para luego hacer el camino de la redención   en una afirmación de la afirmación donde ahora lo positivo queda integrado en lo negativo en la acción, así  como antes lo negativo quedo integrado en lo positivo en el pensamiento en ambas integraciones se logra un neutro donde ya no hay división, complementar a ambas singularidades una individual y la otra general es lograr el meta código a partir de este meta código , todos los códigos son posibles pero ninguno nos deja atrapados en ningún sistema.

 

      "Hay una frase de Brecht que tiene mucho sentido para mí: 'Él pensaba dentro de los demás y los demás pensaban dentro de él'. En el fondo, la finalidad última de la escritura, el ideal al que aspiro, es pensar y sentir dentro de los otros, como los otros -los escritores, pero no solo ellos- han pensado y sentido dentro de mí".

 

Y es que lograda la sintransferencia el uno está  dentro del otro y el otro está  dentro del uno por esto es tan esencial la poesía para lograr él meta código pero miremos el código de nuevo desde la cibernética de segundo orden de Luhmann:

 

 

El punto de partida para desarrollar la teoría del poder

que hemos elegido tiene consecuencias para el modo en que

uno percibe y continúa la pregunta de cómo se aumenta el

poder. Por ejemplo, si uno trata al poder, lo mismo que Kurt

Hold,

68

como una habilidad para hacer daño, la manera en

que ocurre el aumento consiste en el grado de daño que

puede causar el portador de poder, y/o en el grado de contra

poder que pudiera evitar el daño en forma efectiva. Este

punto de partida sí que tiene ventajas para la metodología y

la medición; sin embargo, no abarca la función ordenadora

característica del poder, o sólo lo hace de modo indirecto

por medio de una teoría de la amenaza del poder.

69

La aso-

ciación estrecha de lo poderoso con lo peligroso, realmente

sólo es adecuada para sociedades arcaicas y modos arcaicos

de pensamiento,

70

para sociedades sin medios de comunica-

ción diferenciados. La formación de conceptos debe ir de la

mano con el desarrollo societal. Por medio de una teoría de

los medios de comunicación se desarrolla un concepto del

poder, que hace posible ver cómo puede mejorarse la reali-

zación de funciones particulares bajo diferentes condiciones

sociales. La función que se va a realizar es la transferencia

de complejidad reducida, la que se torna más crítica mien-

tras más complejo se vuelve el mundo constituido intersub-

jetivamente, y las condiciones para aumentarla están institu-

cionalizadas en el código del medio.

Todas las posibilidades de mejora (aumento) están uni-

das a lo que es básico para la diferenciación del código y el

proceso: la generalización de los símbolos.

71

Al decir genera-

lización queremos decir una generalización de orientaciones

significativas, que hace posible que persista un significado

idéntico cuando se le enfrenta a diferentes personas en dife-

rentes situaciones, con el objeto de sacar conclusiones igua-

les o similares. Al reducir el significado de la situación inme-

diata, disminuye la carga de obtener y evaluar la informa-

ción en casos individuales, y se elimina la necesidad de reo-

rientación completa al cambiar de un caso a otro. De este

modo, absorbe inseguridad en forma simultánea. Se torna

posible formar expectativas complementarias y modos de

comportarse con base en las expectativas, pero al mismo

tiempo se corre el riesgo de que este tipo de conducta, aun-

que esté orientada por la expectativa, no sea adecuada para

la situación, porque no explota las posibilidades que la situa-

ción concreta puede ofrecer (por ejemplo, no explota una

debilidad momentánea del poseedor del poder) y se pierden

oportunidades de aprender. La flexibilidad de la conducta en

diferentes tipos de situación dentro de un código es, al me-

nos por el momento, pagada por la inflexibilidad del código.   

 

Eso se aplica, especialmente, a la generalización normativa y

conscientemente contrafactual.

Por simbolismo (símbolos, códigos simbólicos) debe en-

tenderse una situación de interacción estructurada de un

modo muy complejo en una forma simplificada y, de este

modo, experimentada como unidad. Las condiciones para la

formación del poder como el medio de comunicación anali-

zado en la sección previa, como tales no pueden ser un tema

permanentemente consciente en ambas partes. Se resumen

y describen en símbolos de palabras o en signos, o bien,

nuevamente, mediante la simbolización de la identidad de la

gente. Las formas de expresión varían, por ejemplo, en su

relación con las fuentes de poder, en su grado de personali-

zación, en el grado de su formulación jurídica, etc. El sim-

bolismo como tal es un prerrequisito vital para la formación

del poder. El lenguaje —y no sólo sólo el lenguaje teórico de

la ciencia— tiene «conceptos de disposición» tales como la

fuerza, la habilidad y el potencial, listos para este propósito.

Estas expresiones esconden el hecho de que el poder es una

modalización de los procesos comunicativos, porque combi-

nan la expresión de la posibilidad con una atribución de po-

der para el portador de poder. En esta función, son partes

del código del poder mismo.

Como potenciales simbolizados, los conceptos de dispo-

sición tienen características identificables: logran la simpli-

ficación al pasar por alto la aclaración o al anticipar lo que

se hace posible. No son modelos, mapas o planes; no nece-

sitan parecerse a lo que se hace posible. En cambio, dan

por sentado el tiempo —casi como un equivalente funcional

de la semejanza— y las oportunidades que surgen con el

tiempo. Los símbolos expresan una posibilidad estabilizada,

una disposición del sistema para actuar como su propio ca-

talizador, que puede tornarse productivo si surgen otras

condiciones.

Con base en una generalización simbólica y en una po-

tencialización, para cada medio diferente se puede desarro-

llar un código diferente. No cada serie de símbolos generali-

zadas, no cada texto, no cada estructura es necesariamente

un código en el sentido más preciso. Por código queremos

decir una estructura que está en posición dezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVU buscar y atri-

buir un ítem complementario diferente a cualquier ítem dentro

de su campo de referencia. El funcionamiento de estos códi-

gos puede aclararse en términos de los códigos especiales

que sirven para reescribir textos en otros portadores de da-

tos, para los propósitos de traducción o para el procesa-

miento mecánico de la información. Pero hay muchos otros

casos, por ejemplo, sobre la base de las enzimas, incluso en

la evolución preorgánica (códigos genéticos).

73

Para la evolu-

ción social y cultural, el código más importante se forma

con la ayuda del lenguaje, porque el lenguaje implica las ca-

pacidades para la negación, de manera que, para las funcio-

nes importantes del lenguaje, existe una negación que co-

rresponde exactamente a la expresión.

74

Precisamente debi-

do a esta habilidad de la comunicación lingüística para decir

que no, que se tornan necesarios aquellos mecanismos adi-

cionales al lenguaje que hemos combinado bajo el título de

medios de comunicación. Tienen que garantizar su habili-

dad para operar como un código de otro modo. Volveremos

a esto en el capítulo VI, en el contexto de la discusión de la

esquematización binaria.

Las estructuras con características de código parecen ex-

tremadamente significativas, tal vez incluso indispensables,

para la construcción de sistemas complejos. Las razones de

esta capacidad están en el tipo de selección posible sobre la

base de un código, más precisamente en su combinación de

universalismo y particularidad. El código está en posición de asignar a cada ítem un complemento que le corresponde

en forma exacta, relativamente independiente de la distribu-

ción en el sistema circundante. Así, por ejemplo, a cada co-

municación lingüística se le asigna la negación que le co-

rresponde en forma exacta, a cada declaración verdadera su

negación que le corresponde en forma exacta, cada producto

o insumo, el registro cruzado correspondiente, a cada sonido

sus letras, etc. De este modo, el código produce, a medida

que lo requiere la oportunidad (aunque independientemente

de la distribución de las oportunidades excepto en lo que

concierne a la duración o probabilidad del proceso) pares

característicos del sistema como un prerrequisito para ope-

raciones posteriores.

En un sentido muy elemental o interaccional, el poder

siempre es un código, es decir, en cuanto que asigna alterna-

tivas de evitación en cada etapa para la selección de acciones

cuya transmisión se busca, con lo cual duplica inmediata-

mente las posibilidades bajo consideración. Como se ha mos-

trado, esta duplicación, típica de un código, hace posible

asignar un no deseo de la persona sujeta al poder a un deseo

del portador de poder. Una persona que quisiera ser estu-

diante se transforma en alguien que no hubiera deseado ser

reclutado debido a los papeles de reclutamiento y sólo debido

a ellos,

75

y así es educado en contra de la complementariedad

del deseo y no deseo, que es decisivo en el contexto del po-

der. Así, por medio del poder, de la impulsibilidad difusa y de

la espontaneidad que lucha por metas de la vida social, surge

una distribución innatural del deseo y no deseo como precon-

dición de acciones específicas. Este es el punto de partida, un

prerrequisito necesario para cada mejora del poder.

Como resultado de esta regla de duplicación que forma

alternativas evitables complementarias, el poder siempre es

un código. En cada caso, da dos cursos a la situación, a

favor o en contra del intento del portador de poder. Por de-

cirlo así, eso es poder en bruto. La relación entre estos dos

cursos puede codificarse una vez más, es decir, puede du-

plicarse nuevamente, por ejemplo, como combinaciones per-

mitidas o prohibidas. EstazyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIH codificación secundaria está rela-

cionada precisamente con la relación que se forma por me-

dio de la regla de duplicación del código primario, y sus

problemas de referencia están en un área específica de pro-

blemas de esta relación. En el caso del poder, los grados

excesivos de libertad ofrecidos por las combinaciones posi-

bles con las alternativas evitables, deben traerse dentro del

alcance de las expectativas. De este modo, en nuestra propia

tradición, la codificación secundaria del poder resulta del es-

quematismo binario de lo correcto y lo incorrecto.

76

Incluso en el área de los medios de comunicación esto

no es un caso aislado. Así, en el código económico de la

propiedad, la regla simple es que los fondos de una persona

significan, simultáneamente y en grado idéntico, la pérdida

de los fondos de otra; aquí se da una codificación secunda-

ria en el mecanismo monetario en una cierta etapa de desa-

rrollo. El código monetario duplica las oportunidades de

convertirse en dueño de una propiedad por medio de los

símbolos del dinero (sin valor en sí mismos). Esto pone en

movimiento las posesiones materiales; pueden, como podría

decirse, cambiar a sus poseedores y, debido a esta posibili-

dad, aumentar sus valores, ya que se entregan a cambio de

riqueza o dinero. Como no poseedores de ciertos bienes,

aquellos que tienen dinero tienen la oportunidad de adqui-

rirlos, y viceversa. Un problema parecido surgió en el esque-

matismo lógico del medio de la verdad tan pronto como se

legitimizó reflexivamente el proceso de la negación y se le

aceptó en el código del medio como más reflexivo. Entonces,

para usar una formulación de Bachelard, las verdades «se dialectalizarían» con respecto a su potencial para convertirse

en una falsedad, y viceversa para las falsedades.

77

A los con-

temporáneos de este cambio les pareció que la mente misma

se había puesto dentro de la estructura de la historia. Pero la

historia no es un código. Es verdad que la codificación se-

cundaria de la verdad está designada por títulos tales como

dialéctica o lógica polivalente, pero hasta ahora, su estructu-

ra no se ha aclarado.

78

Las codificaciones secundarias son un elemento, pero

sólo uno, que aumenta la capacidad de los medios de comu-

nicación para desarrollar la tarea de la transmisión requeri-

da por la estructura societal cambiante. Tendrían que exami-

narse más profundamente en el contexto de una teoría gene-

ral de los medios de comunicación. Además, el hecho de

aumentar el poder en proporción a las demandas que se

desarrollan en la sociedad, depende de los símbolos adicio-

nales que se puedan asociar con el código del poder. El au-

mento no debe entenderse solamente como una generaliza-

ción aumentada de los símbolos del código a una escala uni-

dimensional. Más bien, los cambios en el nivel del poder que

ocurren en las sociedades que se están tornando más com-

plejas, se presentan contra una multiplicidad de problemas

diferentes, cuyas soluciones tienen que institucionalizarse en

el código del poder. No todas las formas de solucionar un

problema son compatibles con otras, y todas tienen errores

en su funcionamiento. Sus efectos totales determinan el ni-

vel respectivo en que funciona el poder socialmente diferen-

ciado.

Enseguida examinaremos una lista de estos problemas,

aunque no seremos capaces de hacer justicia total a las in-

terdependencias existentes. Nos dedicaremos exclusivamente

a formas de preguntas que también pudieran ser desarrolla-

das para otros códigos de medios 1. Las generalizaciones simbólicas hacen posible cam-

biar parcialmente el proceso de la transmisión de la comple-

jidad reducidazyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA desde él nivel de la comunicación explícita al

nivel de la expectativa complementaria y, con esto, eliminar

algo de la presión del proceso de comunicación, la que con-

sume tiempo, es tosca y no es traducida en forma astuta por

el lenguaje.

79

Entonces, la anticipación de la persona sujeta

al poder se presenta en dos ámbitos: no sólo se relaciona con

las reacciones del portador de poder si sus deseos no se

cumplen, es decir con las alternativas de evitación, sino que

también se relaciona con los deseos mismos. El poseedor de

poder no tiene que ordenar, porque se obedecen incluso las

órdenes que no da. Aun la iniciativa de mando puede trans-

ferirse a la persona sujeta al poder; si no le es claro, pregun-

ta cuál fue la orden. La comunicación explícita está limitada

a una función residual inevitable. En cierta medida, con esta

forma de aumento del poder, éste es transferido a la persona

sujeta al poder: decide cuándo le hace caso al poseedor de

poder y, con esto, no sólo gana influencia, sino también po-

der, esto es, las alternativas de evitación de estimular al po-

seedor de poder para que de ninguna manera dé órdenes

todo el tiempo.

80

Los casos de mal funcionamiento del poder son límites en la formalización y la centralización del poder

ejercido cuando no hay comunicación.

2. La anticipación del nivel dual delzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQP a) poder; y b) de la

materia de que se preocupa el poder, demanda una cierta

diferenciación de estos dos niveles y, de este modo, diferen-

tes garantías de anticipación posible en ambos. Esta necesi-

dad apunta a una característica más de los códigos de los

medios totalmente desarrollados: la naturaleza dúplice de la

formación simbólica. El código del medio mismo debe dife-

renciarse de aquellos símbolos que señalan selecciones, o

disposición para hacer selecciones, para comunicar materias zyxvutsrqponmlkji

y opiniones, y para determinar los contenidos de las expecta-

tivas. Por lo tanto, el código incluso puede garantizar que el

poder sea relativamente independiente de cualquier conside-

ración de la materia por medio de símbolos adecuados, por

ejemplo, cargos y aptitudes.

81

La independencia de la mate-

ria hace posible una separación temporal entre la formación

del poder y el ejercicio del poder,

82

y hace más fáciles las

iniciativas.

Por lo tanto, el mismo código de los medios consiste en

reglas simbólicamente generalizadas sobre la combinación

posible de otros símbolos que primero instigan los procesos

de selección a través de la experiencia o la acción. Por ejem-

plo, en el código de la verdad están incluidas las reglas gene-

rales de la lógica, el concepto común de la verdad y los crite-

rios para la aceptación de los métodos, pero no las teorías ni

las ideas individuales que se ofrecen como posiblemente ver-

daderas en casos particulares. Asimismo, en el código del

poder está incluida la simbolización de las fuentes del poder,

de las limitaciones sobre el poder, etcétera; sólo no lo están

las selecciones particulares del portador de poder, sus deseos

y sus órdenes. Entonces, el código puede sobrevivir a los

cambios de temas y puede estabilizarse, hablando en forma

relativa, independientemente de ello.

La diferenciación y aumento de la función de los medios

depende en gran medida del grado de abstracción en que

puede organizarse esta situación de niveles múltiples. Un

paso importante hacia la diferenciación de los niveles es ha-

cer impersonal el medio. De acuerdo con el grado en que

esto tiene éxito, el acto de la transmisión ya no depende de

la persona que hace la selección, sino solamente de las con-

diciones del código. Entonces, la persona que conoce ciertas

verdades o que tiene poder, sólo es un factor en la predic-

ción de elecciones de la materia y de las reducciones, pero

no es un factor formativo de la verdad o el poder. En este

contexto, el hecho de distinguir entre el cargo y la persona, y

de relacionar el poder con el cargo y no con la persona, ha

tenido una importancia decisiva para el código del poder.

 

Si se asegura esta distinción, en el contexto de un código del

poder es posible que incluso se elijan portadores de poder y,

en ciertos casos, se intercambien, vistos, como podría decir-

se, como concentraciones personificadas de disposición para

seleccionar.

La pluralidad de los niveles ocasiona ventajas de genera-

lización sin tener que pagarlas con la inseguridad o sacrifi-

car la posibilidad de realización concreta. Los cargos pueden

ocuparse. Al mismo tiempo que ocurre la diferenciación de

los niveles simbólicos surge un problema secundario: la pre-

gunta de si las dificultades de comunicación pueden trans-

formarse, y en qué grado, en problemas de código y ser tras-

puestas a ese nivel.

84

Entonces, existen umbrales críticos en

la interacción que generan una metacomunicación sobre el

poder o incluso una formulación del asunto del poder. Una

gran cantidad de estrategias secundarias está relacionada

con esto, tales como el hecho de evitar la posibilidad de que

se adviertan infracciones (o incluso solamente la posibilidad

de que esto sea posible)

85

y evitar conflictos al guardar silen-

cio sobre ellos o el hacerlos inofensivos;

86

el evitar la forma-

ción de precedentes obligatorios de los casos en que se retira

el portador de poder; el preservar las formas de respeto si

ocurre la insubordinación en un asunto dado, etc. Las condi-

ciones para la multiplicidad de los niveles simbólicos, sobre

todo la separación de cargo y persona, presuponen la exis-

tencia de la organización, que implica que los resultados y

las estrategias resultantes pueden estudiarse mejor en un

marco organizativo.

3. Si se acepta el hecho de que puede lograrse una dis-

tinción entre el código de los medios y el contenido temático de la comunicación,

87

se llega a la pregunta de si el código zyxwvutsrqponmlkj

puede dirigir, y de qué manera, el cambio del contenido temá-

tico. La diferenciación entre los dos niveles de sentido sólo

se justifica si el código no establece concretamente lo que

debe ordenarse. El código, al igual que el lenguaje, también

permanece abstracto, en el sentido de que no establece una

secuencia según la cual va a ocurrir la comunicación sobre

los temas. Por otro lado, no puede ser completamente indife-

rente a los límites puestos alrededor de los temas posibles.

Define las condiciones para los temas posibles que pueden

tratarse bajo este código particular. La pregunta es en qué

medida estas «condiciones de posibilidad» asumen, al mis-

mo tiempo, una función reguladora, dando una dirección

aproximada al proceso de comunicación.

En el caso del código de la verdad, en este punto tendría-

mos que tratar la pregunta difícil de si el cambio en la teoría

es orientado a la verdad si, por ejemplo, el código de la ver-

dad contiene criterio según los cuales las teorías antiguas

pueden cambiarse por nuevas, o las peores por mejores. En

el caso del poder, la referencia a la acción del medio permite

que el problema se describa en forma más profunda con la

ayuda de la organización. Cuando existe una organización

preexistente, distinción entre cargo y persona, la que ya he-

mos tratado puede incluirse directamente en el código del

poder. Al menos, existe la posibilidad de intercambio de pre-

misas de toma de decisiones de tipo personal, orientadas ha-

cia una tarea u organizativas, debido a una orientación

hacia estructuras inalteradas.

88

En cuanto falla el mecanis-

mo para definir las posiciones organizacionales, esta forma

de codificar el cambio en el contenido temático también se

pone en duda. Esto se aplica especialmente a las posiciones

altas del sistema político. Sin embargo, incluso aquí existen

ejemplos de soluciones bien institucionalizadas para nuestro

problema, ejemplos que muestran que el poder sólo se pue-

de lograr si, al mismo tiempo, el portador de poder acepta

condiciones que involucren un cambio en los temas políti-

cos, o incluso de su propia persona.

4. Nuestra siguiente preocupación es la formación de zyxwvutsrqponmlkji

cadenas de acción. Con esto queremos decir un ordena-

miento de los procesos del poder, lo que une a más de dos

personas, de manera que A tiene poder sobre B, B poder

sobre C y C poder sobre D, etc. hasta que la cadena termina

en una persona que, por su parte, no tiene a nadie bajo ella.

Uno encuentra rasgos correspondientes en otros medios,

por ejemplo, cadenas de intercambio por la vía del dinero,

89

cadenas de verdades y falsedades establecidas como una

base para la investigación posterior en las ciencias,

90

o in-

cluso cadenas de pasos hacia la selectividad aumentada en

las relaciones amorosas, donde los pasos se devuelven por

la limitación estructural de dos personas. El poder sirve

comoun catalizador para la construcción de cadenas de

acción. Si el poder puede darse por sentado en varios pun-

tzyxvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRPONMLJIGFEDCBA os, surge, por decirlo así, una tentación de formar combi-

naciones de cadenas, en las que la selección de una acción

conduce a la de otras, o las anticipa como consecuencia del

término de la primera selección. Más frecuentemente que

en el caso con la coincidencia casual de intereses, se da

comoresultado la formación de cadenas extensivas de ac-

ción que demuestran ser valiosas debido a las ganancias

que produce la combinación.

El hecho de subir el nivel de logro de este modo requiere

que el medio se torne específico. No es algo que se pueda

buscar en algún tipo de combinación, que podría tomar

cualquier dirección, ya que en el análisis final toda persona

tiene influencia sobre otra. Incluso una relación puramente

causal entre las fuentes del poder no puede ser suficiente.

Sólo queremos hablar en cadenas cuando, y en cuanto que

A no sólo puede disponer de las acciones de B, sino tam-

bién, específicamente, su ejercicio del poder; es decir, cuan-

do A tiene a su disposición el poder de B sobre C. Por lo

tanto, una cadena no existe si el rey puede dar órdenes al

general, si este último puede dar órdenes a su esposa y ella,

también, a sus sirvientes, quienes, debido a su posición, pue-

den tiranizar a sus vecinos. Pero una cadena sólo existe si, y

en cuanto que, el portador de poder puede intervenir en la

cadena.

En consecuencia, la característica definidora de la forma-

ción de cadenas es la reflexividad del proceso del poder; es

decir, la posibilidad de usarlo sobre sí mismo. La compara-

ción con otros procesos reflexivos

91

muestra que, por un

lado, la estructura de este proceso se construye sobre la base

de una serie de supuestos y, por otro lado, es capaz de pro-

ducir una amplia gama de efectos. Supone una definición

funcional suficientemente generalizada de la identidad del

proceso, que se usa sobre sí misma, porque de otro modo,

¿qué significa si misma? De este modo, uno sólo encuentra

mecanismos reflexivos en los sistemas que tienen límites su-

ficientemente claros y que pueden especificar funcionalmen-

te sus procesos. Por ejemplo, si el poder político se torna

reflexivo, se requiere de un grado correspondiente de dife-

renciación en las estructuras jerárquicas con una cantidad

suficiente de separación de roles.

92

Si la reflexividad también

se extiende al portador de poder más antiguo, haciéndolo

parte de una cadena de poder y, de este modo, exponiéndolo

a ser superado, el sistema político tiene que diferenciarse más

fuertemente y el poder político tiene que especificarse más cla-

ramente.

93

Por lo tanto, como una precondición del aumen-

to, del alcance y de la capacidad de intervención, la forma-

ción de cadenas demanda y también crea barreras contra un

uso del poder que es extraño a la función y al sistema. Sin

embargo, no obstruye la creación del poder recíproco que

retrocede a lo largo de la cadena, el poder del súbdito sobre

su ministro, el del ministro sobre su grupo parlamentario.

94

Una característica estructural probable del poder extendido

en forma de cadena, es crear poder que fluye en forma con-

traria, ya que el poder del sistema excede la capacidad de

selección potencial de un sólo portador de poder y la capaci-

dad de los eslabones medios para intervenir les sirve como

una fuente de poder personal. De este modo, los códigos del

poder se dividen en formales e informales, y la mayor aglo-

meración de poderes formales e informales se encontrará en

puntos claves bajo la cima misma.

La formación de cadenas tiene la función de hacer asequi-

ble más poder del que puede ejercer un poseedor de poder; de

hacer asequible todo el poder, en el caso límite de las eleccio-

nes políticas, a aquellos que de ningún modo pueden ejercerlo.

De este modo, la formación de cadenas hace posible que hayan

aumentos de poder que sobrepasen la capacidad de selección

del portador de poder individual. La artificialidad de este au-

mento de poder se refleja en las demandas que impone en el

código de poder; por ejemplo, no puede realizarse sin una es-

quematización binaria (véase capítulo VI), sin una diferencia-

ción entre el código del poder y los temas del poder y sin una

diferenciación entre el cargo y la persona. Al mismo tiempo,

los riesgos de romper la cadena y de obstruirla crecen por me-

dio del contrapoder formado recíprocamente, y de esto tam-

bién surgen demandas en el código, especialmente con respec-

to de la división entre el poder formal y el informal.

5. La diferenciación entre el poder formal y el informal

es un hecho indiscutible de importancia considerable, pero

en la formulación actual no es muy productivo desde el pun-

to de vista teórico. Una comparación con otros medios de

comunicación sugiere que este problema tiene una impor-

tancia más general. Llamaremos a esto el concepto dezyxwvutsrqponmlkjihgfed sub-

código.

Estos subcódigos se forman si, con una complejidad

cada vez mayor en la sociedad, los medios de comunicación

tienen que satisfacer una demanda cada vez mayor para la

transmisión de las selecciones. Entonces, junto a los códigos

de comunicación existentes, que tienen que abstraerse y es-

pecificarse, surgen los subcódigos que se forman en oposi-

ción a ellos y que, al tener propiedades opuestas, pueden

realizar virtualmente la misma función. Por ejemplo, en el

sistema científico, los procesos de comunicación y los proce-

samientos de la información no sólo descansan en los crite-

rios de la verdad reconocidos oficialmente, sino también, y

en forma muy considerable, en la reputación.

95

Las relacio-

nes íntimas no sólo se orientan al código del amor, sino que

también forman una historia concreta de historias persona-

les entrelazadas, las que, en mayor o menor grado, pueden

ser sustituidas por el código. El dinero es tan complejo en sí

mismo que normalmente no se necesita subdinero, pero sí

aparece en épocas de crisis, especialmente en la inflación,

por ejemplo, en la forma de cambio a monedas extranjeras,

oro, cigarrillos, propiedades y tierra, el que, para bien o para

mal, asume parte de la función del código del dinero. La

relación entre el poder formal y el informal sólo es otra

muestra de esta situación general.

 

Los subcódigos siempre tienen tres características que se

relacionan unas con otras, a saber: 1) una concreción y de-

pendencia mayor de las circunstancias; 2) una capacidad

menor para la legitimación social y, por esto, también me-

nor presentabilidad; y, por lo tanto 3), para su funciona-

miento dentro del sistema en circunstancias especiales, una

dependencia de la sensibilidad, un conocimiento del medio

ambiente, un conocimiento de la historia, de la confianza y

de la desconfianza que no se puede compartir con el mundo

exterior.

96

Todo esto también se aplica al poder informal, la

aparición del cual depende de las condiciones organizacio-

nales del trabajo y la cooperación. El poder informal puede

y siempre debe llevar consigo una parte de las cofunciones;

sobre esta base, puede asumir más funciones en circunstan-

cias excepcionales, hasta un punto final en que el poder for-

mal sólo sirve como una fachada que justifica las decisiones

del mundo exterior. Por lo tanto, la separación y el uso si-

multáneo del código principal y del subcódigo supone una

diferenciación suficiente en el sistema y una separación del

uso interno y externo de los medios.

6. Los medios de comunicación exitosos sólo pueden lo-

grar la forma y la capacidad de selección de un código, si

establecen un esquematismo binario que preorganice las ope-

raciones posibles al asignarles cualquiera de dos valores.

Esta evaluación dicotómica es una precondición para la for-

mación de los códigos simbólicamente generalizados, por-

que sólo en esta forma se pueden combinar el universalismo

y la especificación; en otras palabras, sólo entonces cada

ítem diferente puede tener otro ítem relevante inequívoca-

mente atribuido a él. Por ejemplo, si la verdad va a ser algo

 más que una construcción compartida de la realidad, tiene

que estructurarse por medio de una lógica de dos valores. La

posibilidad de la ciencia depende de esto, la ciencia en el

sentido de una cadena (en principio infinita) de operaciones

progresivas, con la selectividad involucrada en cada cone-

xión. En el código del amor, la demanda por exclusividad y

su institucionalización en el matrimonio tienen la misma

función.

97

En el caso del código del dinero, la propiedad (in-

cluyendo a la libertad entendida como el derecho, en térmi-

nos económicos, para disponer del propio poder laboral)

desarrolla la función de una separación terminante entre la

propiedad y la no propiedad, como una suposición para

guiar las expectativas en los cálculos y transacciones econó-

micas.

98

La propiedad sólo puede institucionalizarse con la

ayuda del esquematismo binario del derecho/no derecho. En

el caso del poder, existe la misma dependencia del sistema

legal.zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA Por su misma naturaleza, el poder es difuso y distribui-

do en forma desigual. Sólo puede darse en una situación

clara de esto o lo otro, con la ayuda de la diferenciación entre

el poder que se somete a la ley y el poder que la viola.

En contra de las apariencias, los esquematismos binarios

no sólo sirven para separar, sino también para unir opues-

tos. Facilitan el cambio desde una definición de la situación

a su contraria requiriendo nada más que una negación, la

admisión de la cual puede ser regulada en el sistema —una

técnica de integración paradójica. Por ejemplo, existe una conexión más estrecha entre la verdad y la falsedad que en-

tre la verdad y el amor. Sobre todo, este principio de inte-

gración binaria puede abstraerse, hacerse específico y uni-

versal, mientras que las conexiones entre los códigos de me-

dios diferentes (verdad/amor, poder/dinero) tendrían que re-

gularse en una forma mucho más concreta y en términos

mucho más específicos para cada situación, porque se puede

afirmar que ni la exclusión ni la interconexión tienen validez

general.

Los paradigmas duales sirven como componentes de un

código de medios para diferenciar partes del sistema social.

Facilitan y condicionan las negaciones con un esquematis-

mo específico y, con esto, hacen posible la operación de fun-

ciones que son universales sociales, en modos que son espe-

cíficos para el sistema." Sin embargo, al mismo tiempo,

como algunos otros elementos del código, estos esquematis-

mos tienen y mantienen algo artificial y problemático; tal

deben formularse desde la parte superior (ignorando la pre-

gunta de cómo se separan después —y entre quiénes— la

propiedad/no propiedad, lo correcto/lo incorrecto, el amor/el

odio, la verdad/la falsedad).

100

Por otro lado, tienen funcio-

nes que no pueden abandonar, de manera que una mera

protesta contra los paradigmas duales —por ejemplo, en el

amor o en relación con la propiedad— debe permanecer en

forma ideológica, a menos que se desarrollen equivalentes

para el medio mismo o para la función de esquematización

binaria. El problema está en la integridad presunta del es-

quema, en la pretensión de construir todo lo posible por me-

dio de una dicotomía.

101

El grado de institucionalización de un medio de comunicación puede reconocerse por, entre

otras cosas, por el grado en que la imputación de su esque-

matismo binario se reconoce independientemente de la dis-

tribución concreta de la oportunidad. Si y en cuanto que

éste es el caso, los desarrollos ocurren dentro y con la ayuda

del esquema binario, tal como la transformación de la ver-

dad en falsedad, de aquello declarado legal en aquello decla-

rado ilegal.

Todo esto puede formularse independientemente de los

rasgos particulares del código del poder. La teoría de los me-

dios alivia a la teoría del poder de los problemas que no son

específicos a ella. Hasta este punto, la distinción de Sorel

entre la fuerza y la violencia

102

como el ejercicio del poder

por parte de o contra el portador de poder legal no es un

problema que le incumba exclusivamente al poder. Sin em-

bargo, al mismo tiempo, la comparación sí que aclara las

características particulares del código del poder. El hecho de

implantar la organización esquemática al poder legal y al

ilegal, significa que se necesita una forma normativa, ya que

en este medio nos preocupamos de ambas partes y de la

acción que se les atribuye, y se apoya en expectativas contra-

factuales y comprende la realidad del poder en forma inse-

gura e inexacta. Incluso el poder ilegal  es poder, y en un

sentido diferente a aquel en que la falsedad es verdad. El

poder real es el que siempre tiene que ser tomado en cuenta

por el portador legal de poder, y no simplemente como una

posibilidad que uno espera con curiosidad, mientras se afe-

rra y se prepara para las posibilidades de ser negado.

Al mismo tiempo, esto significa que la relación entre el po-

der y el derecho está formulada con mayor inseguridad que la

relación entre la verdad y la lógica. Las distribuciones del po-

der pueden tender a poner en peligro el orden legal y, debido a

que está relacionada con la acción, esta tendencia insta hacia

la resolución, hacia una asimilación, un equilibrio entre la si-

tuación de poderzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA de jure con la de fado. Por otro lado, casi

nunca ocurre un cambio de teorías con base en una discrepan-

cia entre la verdad y la lógica.

103

En el contexto del conoci-

miento, incluso se pueden sostener verdades (como la verdad,

que se remonta a Aristóteles, de la inaplicabilidad del valor de

la verdad para contingencias futuras) que contradicen al esque-

matismo binario de la lógica, sin que estas ideas enreden la

función operativa de la lógica de dos valores.

La diferenciación entre los diferentes medios y las dife-

rentes esquematizaciones binarias conduce a interdependen-

cias complejas, ya que los paradigmas duales no permitirán

que se les junte. La acción de aumentar un medio tiene un

efecto difuso sobre los otros. A veces existen conexiones es-

tructuralmente significativas. De este modo, la paz constitu-

cional garantizada por el poder hace posible aumentar las

posibilidades de tener o no tener una propiedad. Y, como

incluso se dio cuenta Locke, la propiedad por su parte, es

una precondición de la justicia o de la injusticia. Así, en esta

relación entre el medio del poder y el del dinero, la opera-

ción de un medio aumenta la disyunción del otro. La tensión

compleja resultante de esto —y no, por ejemplo, la suposi-

ción ingenua de que los dueños de propiedad tienen poder—

es la que caracteriza a la «economía política» de la sociedad

civil. Y, para volver al asunto del poder, esto resulta en cier-

tas demandas sobre el código y sobre el grado de poder ne-

cesario, que hoy en día tiende a conducir a que los asuntos

económicos vuelvan a tener carácter político y, con esto,

ocurra una desdiferenciación de la sociedad en este aspecto.

Una contribución final para el problema de la esquemati-

zación binaria concierne al grado de su realización. Es pro-

bable que todos los paradigmas duales tengan sus propias

reglas de evasión. Sería algo fascinante, pero aquí impracti-

cable, examinar este asunto en el contexto de la verdad (lógi-

ca), del amor (matrimonio) y del dinero (propiedad). En el

contexto del poder (ley), en este punto debiera entrar en

consideración el fenómeno de la emergencia de contrapode-

res recíprocos en las cadenas de poder, a través de la dife-

renciación entre el poder formal y el informal. El esquema-

tismo binario legal/ilegal sólo es aplicable al poder formal, el

que, de hecho, se encuentra definido por éste. Pero, como

sabemos, el poder informal bien puede convertirse en el po-

der más grande, sin estar sujeto a esta esquematización. La

ley —como definición apropiada o inapropiada de la situa-

ción— se pone en juego o se deja a un lado en las interac-

ciones internas del sistema. Entonces, el esquematismo del

poder legal/ilegal es dirigido por una segunda esquematiza-

ción interna del sistema hacia el poder formal/informal, que

sólo puede ser usado por los iniciados. Esta complicación da

por sentada una diferenciación operativa entre el sistema y

el entorno que los propios participantes pueden reconocer.

7. Las reglas de evasión sólo se necesitan cuando, y en

cuanto que, un código con esquematización binaria pretende

tener relevancia universal. Con este atributo, que hemos

mencionado brevemente, nos encontramos ante la dificultad

de una función característica más de los códigos de medios

diferenciados. Usaremos el término universalismo de acuer-

do con el uso de Parsons, si se entiende que las referencias

de sentido sólo se realizan de acuerdo con criterios generales

e independientes de las características del participante parti-

cular en cualquier situación.

104

En consecuencia, cuando se

realiza la función de la transmisión, entonces se desarrolla

un código universalista para el poder, independientemente

de sus características respectivas y de acuerdo con condicio-

nes generalmente averiguables, aunque sea con la presencia

de portadores de poder y de personas sujetas al poder.

Por ejemplo, en comparación con los casos del dinero o

de la verdad, esta condición es particular y especialmente

difícil de realizar en el caso del poder, donde, por supuesto,

las selecciones se atribuyen a los participantes como decisio-

nes. Sin embargo, incluso el poder no puede institucionali-

zarse en las sociedades complejas sin un código universalis-

ta. Los símbolos aplicables umversalmente, que pueden apli-

carse a cualquier situación en particular, son precondiciones

para la aparición de expectativas concernientes a situaciones

aún desconocidas o aún no constituidas y para la elabora-

ción de temas relacionados con la acción. Sin una primera

orientación universalista es imposible formar cadenas, tener

una actitud suficientemente amplia hacia un futuro abierto y

tener una mobilidad social alta con participantes que estén

cambiando constantemente.

La consecuencia de esto es que existen demandas en los

símbolos del código del poder. Por ejemplo, la posibilidad de

ser citados por cualquier personada cada vez que surja una

situación en que se deba tomar en consideración al poder.

La parte caprichosa del uso del poder no la excluyen de la

situación o decisión particular, sino que más bien la usan

como una estrategia significativa que puede operar a lo lar-

go de la cadena y que cuenta con que se le quite la presión

por medio de las expectativas. Por ejemplo, en estas circuns-

tancias, el poder se puede simbolizar mejor como decisión

que como voluntad. La especificación funcional y la progra-

mación condicional —conexiones que pueden unirse por

medio de formulaciones en cuanto que y donde quiera que

son particularmente adecuadas para articular una petición

de poder universalista. Al mismo tiempo, clarifican que el

poder que debe tomarse en consideración para las situacio-

nes desconocidas y que debe garantizarse por adelantado, de

ningún modo es poder absoluto o ilimitado. La estabiliza-

ción legal del poder es una base —pero no la única— para la

especificación universalista.

105

Más adelante volveremos a la importancia que consigue en este contexto la concentración

y monopolización de la fuerza física.

Estas funciones brevemente reseñadas sugieren un víncu-

lo normativo, legal y moral entre el portador de poder y su

poder, que como tal, tiene consecuencias estructurales. (Esto

puede observarse desde los primeros días en que la cultura

se desarrolla particularmente en el Cercano Oriente y des-

pués en Europa.) Va a usar su poder para hacer el bien,

para proteger el derecho y para proteger a los pobres. En-

tonces, el aspecto contrario de esto, es que se deban sacrifi-

car el oportunismo y el hecho de adaptarse a la situación.

Los apremios para ser consistente se construyen en la cade-

na de la propia conducta del portador de poder. El mito de

la legitimación aumenta las consecuencia del ejercicio del

poder. Desde un punto de vista normativo, si uno ha empe-

zado un proyecto, es muy difícil abandonarlo. Cada compro-

miso reduce la libertad del portador de poder, quien tiene

que contar con sus consecuencias inevitables. Si para él, el

hecho de pronunciar una apelación tiene la fuerza de la ley,

debe tener cuidado de no favorecer a nadie. Dadas estas

condiciones en un principio, es estructuralmente probable

que, a pesar de todo el cuidado y buena voluntad táctica

para evitar las consecuencias, las dimensiones normativas y

morales del poder y la frecuencia de su ejercicio real aumen-

tarán recíprocamente. En estas condiciones, la política gana

primacía funcional en el sistema societal.

Finalmente, los problemas que resultan si los códigos de

medios combinan las funciones del esquematismo binario

que contiene preferencias incorporadas (para las verdades,

la legalidad, el amor, la propiedad) con una pretensión de

validez universalista, son de una importancia y relevancia

particular. Esta combinación en sí tiene consecuencias para

el código, porque si se le impone un paradigma dual, la al- 

ternativa inapropiada dentro del paradigma no puede hacer-

se valerzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA al mismo tiempo. Entonces, este código debe garan-

tizar para todos la posibilidad de experimentar, o de actuar

segúnla alternativa del código que prefiera. Para todos debe

ser posible experimentar la verdad, ejercer el poder legítimo

o que lo ejerzan sobre él, adquirir una propiedad y amar o

ser amado. Al menos, esta posibilidad está garantizada al

excluir su imposibilidad. Sólo por estas razones, el principio

de la consistencia interna pertenece al código de la verdad

tanto como al código del poder. Además, esto excluye ciertos

rasgos del contenido de los símbolos del código, tal como la

definición de la verdad como un secreto de Dios, o de la ley

como un conjunto de fórmulas secretas para ser usadas por

los demandantes. Entonces, la propiedad debe ser tanto co-

munal como asequible para todos. Finalmente, este uso de

los códigos de medios puede legitimizar los deseos o las de-

mandas que, de modo más concreto, interfieren con la dis-

ponibilidad de alternativas que se prefieren, por ejemplo, a

través de programas de reformas políticas para simplificar y

publicitar la ley, la división de la propiedad, la abolición del

desempleo, etc.

8. Si ocurre que el código del poder se une con el esque-

matismo binario de la legalidad/ilegalidad, y esta unión se

hacerelevante umversalmente, hay consecuencias amplias

para el grado en que se mecaniza el poder, es decir, en que

se vuelve capaz de ser puesto en uso con poca o ninguna

referencia a las circunstancias. En las situaciones en que

ninguno de los participantes, en virtud de sus propias fuen-

tes de poder, tiene definitivamente poder sobre los otros, in-

cluso ahí es posible referirse a un diferencial del poder de-

terminado, que contribuye a la ventaja del portador de po-

der que no está involucrado en la situación, y que se trans-

mite por medio de la ley. En esa situación, la persona que

tiene la razón, tiene el poder para movilizar el poder. No

tiene que confiar en la ayuda de aquellos que están a su

alrededor —que, como sabemos, no es un mecanismo muy

fiable en las sociedades altamente diferenciadas—

106

pero

tiene a su disposición una línea directa hacia el portador de

poder, que puede activar de acuerdo con reglas establecidas

previamente. Esto presupone la existencia de lazyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYW estricta adhe-

rencia a la ley en el código, afirmando que el derecho es una

razón necesaria e —igualmente importante— una razón su-

ficiente para ejercer el poder estatal. Al usar esta suposición

que, por supuesto, sólo describe un logro de funcionamiento

altamente improbable y siempre imperfecto, las fuentes de

poder de una naturaleza localizada puede en cierto modo,

sacarse de la sociedad y concentrarse en una parte del siste-

ma. El sistema político de la sociedad asume la acción, la

administración y el control del poder para la sociedad.

Sin embargo, la ley no sólo garantiza una participación

en el poder social par aquellos que no tienen poder, también

pone orden en la cooperación de diferentes fuentes de po-

der, sobre todo en la cooperación del poder económico, polí-

tico y militar.

107

Con la ayuda de la dicotomía legal/ilegal, es

posible condicionar aquellas comunicaciones que unen a va-

rios portadores de poder en cadenas, en las que uno puede

reclamar el poder del otro. Si aceptamos la idea de Stinch-

combe,

108

que dice que estas posibilidades de recurso condi-

cionado a las reservas de poder de otros demuestra que un 

poder es legítimo, entonces podemos ver que la ley como

código de poder, crea legitimidadzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONML estructuralmente (sin es-

tar ligada a valores particulares o incluso a la convicción de

la persona sujeta al poder). Entonces, la legitimidad no es

nada más que el enlace de contingencias en el ámbito del

poder.

109

En esta etapa aún no nos interesa la consecuencia de

este logro para la sociedad más extensa, pero sí ciertas de-

mandas en el código del poder que surgen en conexión con

esto. Para esto, debemos volver a nuestro análisis de cómo

se constituye el poder. Como hemos visto, el poder depende

de una combinación de alternativas que pueden describirse

con algún detalle, tanto como del hecho de que el portador

de poder forma enlaces condicionales entre las combinacio-

nes de alternativas por medio de tomas de decisiones contin-

gentes. Dada esta situación inicial, para el funcionamiento

del medio de comunicación es importante suponer que la

persona sujeta al poder está dispuesta a creer que esto es

posible y que se encuentra preparada. En otras palabras, la

contingencia del poder debe considerar una práctica que

puede ser predicha en forma fiable y que debe ser pronos-

ticable, sin perder con esto su contingencia característica.

El código del poder tiene que formular conjuntamente la

motivación y la credibilidad de la motivación del portador de

poder.

110

Esto origina un problema especial, porque la disposición

para comprometer efectivamente las fuentes propias de po-

der, por ejemplo, al ejercer la fuerza física, también constitu-

ye una alternativa de evitación para el portador de poder.

Parte de la comunicación del poder es la información de que

el poseedor de poder preferiría no llevar al cabo su alternati-

va de evitación, pero que está preparado para hacerlo. La

intención negada debe hacerse creíble. La investigación en la

psicología social en la teoría de los juegos, en la técnica de 

aplicar la ley de probabilidad a cualquier propósito y en la

teoría de la disuasión, especialmente en las relaciones inter-

nacionales, ha estado preocupada por el problema de la cre-

dibilidad del portador de poder, que se ha considerado como

una precondición significativa para el poder.

111

Si no hay

credibilidad, o hay información insuficiente sobre esto, so-

breviene una prueba peligrosa de poder, un intento de dispo-

sición que a menudo causa desarrollos irreversibles hacia la

realización de las alternativas de evitación.

En las condiciones de los sistemas relativamente simples,

el código del poder puede simbolizar credibilidad simple-

mente a través de la fuerza, al vez apoyado por demostracio-

nes ocasionales de fuerza. En los sistemas altamente com-

plejos y diferenciados, ya no sirve este medio de describir

simbólicamente la fuerza no diferenciada.

La credibilidad tiene que asegurarse de un modo diferen-

te. En su lugar llega la esquematización legal y la mecaniza-

ción del poder. Una vez más, el enlace condicional de las

alternativas está programado condicionalmente por la ley

misma. Su contingencia se regula y, con esto, se hace calcu-

lable. Al menos, el código del poder asume la función de

indicar que éste es el caso. Esto no resuelve el problema de

la credibilidad de la voluntad y la fuerza, se vuelve obsoleto,

y otro problema toma su lugar, esto es el problema de la

información en el aparato de poder programado. Ahora la

persona sujeta al poder ya no especulará sobre el hecho de

que el portador de poder no esté preparado para usar su

provisión de poder, sino que especulará sobre el hecho de

que el portador de poder no esté informado de las razones

para esta acción.

112

Esto pone en acción otras  reglas de eva-

siónzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA que no tienen la tendencia de desencadenar una lucha

de poder sin límites y que, de este modo, son más compati-

bles con la paz.

9. Los problemas de la consistencia surgen como resulta-

do de la generalización simbólica del código del poder (p. e.

porque los esquematismos binarios facilitan la negación y,

con esto, un manejo en masa de las circunstancias factua-

les). Así el poder sólo puede aumentarse si se garantiza que

no será desacreditado constantemente. Ésta ni siquiera es

una condición para la formación de expectativas sobre la

conducta. Incluso, en relación con las selecciones del porta-

dor de poder, una línea consistente respecto a la materia

debe hacer reconocible la coherencia de sus negaciones.

Además, en el nivel del código simbólico, la consistencia del

poder como tal se torna un problema y necesita de un con-

trol simbólico a través del código mismo.

Esto es especialmente relevante en dos aspectos: en la

división del poder unificado entre una multiplicidad de por-

tadores de poder, en otras palabras, en las formaciones de

cadenas, y en la fluctuación de las relaciones de poder como

resultado de un cambio en la situación de la formación de

poder y en las estructuras de preferencia. El código del po-

der sólo puede ofrecer soluciones algo precarias para ambos

problemas en la forma de reducciones en términos más ra-

cionales. El código responde al primer problema al aceptar

un ordenamiento jerárquicamente transitivo de las relaciones

del poder. Por cierto, esto permite que muchos portadores

de poder descubran quién tiene más poder. La jerarquía

ahorra la medición del poder y, especialmente, lucha por

clarificar las relaciones poco claras.

113

Un código del poder puede responder al segundo problema de la fluctuación de

la relación del poder con la premisa dezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTS cantidades totales

constantes. Esto supone que existe una cantidad determina-

da de poder, de manera que cada alteración involucra una

redistribución. El poder que acumula una persona debe pro-

venir de alguna otra persona. En los casos de líneas de con-

flicto fácilmente reconocibles, especialmente en las forma-

ciones de partidos, estas premisas permiten un examen rápi-

do de las consecuencias de las alteraciones del poder. Puede

formalizarse en la forma de arreglar votaciones, lo que ex-

presa al poder en términos de votos.

Los principios de la jerarquía y de las cantidades totales

constantes son significativos en condiciones opuestas: en

cuanto surgen conflictos sobre un cambio de poder, el prin-

cipio de jerarquía se rompe, ya que da por sentado que los

conflictos pueden resolverse sobre la base de la distribución

del poder existente; por otro lado, el principio de la consis-

tencia total sólo supone su valor como un marco teórico

para la orientación, como consecuencia de los conflictos so-

bre la distribución del poder. Lógicamente, los dos princi-

pios no son recíprocamente exclusivos. Si se usan juntos, se

hace necesario una delimitación organizacional para tratar

el asunto de si se han de tomar en cuenta, y en qué combi-

naciones de interacción, los conflictos sobre los cambios del

poder.

Sin embargo, enfaticemos que tanto el principio de la

jerarquía como el principio de la consistencia total son par-

tes posibles de un código del poder, no premisas para una

teoría del poder.

114

Más bien, la teoría del poder debe estar

en posición de investigar el funcionamiento, las condiciones

para el uso y, especialmente, el carácter precario y más o menos ficticio de estos elementos del código. Debe mostrar-

se libre de las premisas en cuestión, con el objeto de poder

usarlas como abstracciones desde su realidad objetiva.

115

10. Se está haciendo evidente que una teoría del poder

no puede estar ligada a las reglas normativas del código del

poder si uno pregunta sobre los elementos que hacen más

fácil el cálculo, además de las reducciones discutidas hasta

ahora (formación de símbolos, esquematismo binario, prin-

cipios de jerarquía y de cantidades totales constantes). Un

medio de comunicación no puede estirar demasiado la capa-

cidad para el procesamiento de la información de los partici-

pantes. Eso también tiene importancia para todos los me-

dios de comunicación y también es una variable, el desarro-

llo de la cual cambia de acuerdo con el tipo de medio y de

acuerdo con la complejidad de la situación social en la que

está funcionando.

En todos los medios, algunos de los problemas del proce-

samiento de la información se sacan del proceso de la co-

municación verbal y se dejan a la percepción. No sólo el

amor, sino también el poder, se hace visible. Todo ayuda en

esto: los emblemas de la jerarquía y de otros actos de fuerza

propuestos simbólicamente, no en menor lugar la apariencia

personal, la presencia del portador de poder superior.

En términos del contenido, los problemas de la informa-

ción están conectados estrechamente con dos asuntos más:

con la forma de la motivación y con la atribución de la se-

lección. Existen códigos tales como el amor y el dinero, que

resuelven el problema de la motivación, en parte al seleccio-

nar personas ya motivadas, con demandas correspondiente-

mente altas de información en la selección de personas. Lo

mismo se aplica al poder si primero tiene que buscarse com-

binaciones de alternativas capaces de soportar presión. Esto

es difícil, porque las personas dispuestas a ser dominadas

probablemente no van a tener inconveniente en presentarse

como personas que están dispuestas a amar, o dispuestas a

comprar, o interesadas en la verdad. De este modo, muchas

combinaciones de poder técnicamente posibles fallan debido

a una excesiva demanda de información. La demanda por

información disminuye en fuentes de poder tales como la

fuerza física, que son, en gran medida, independientes de las

estructuras de motivación, o en el poder organizado, que

descansa en una sumisión generalmente establecida en for-

ma previa y, de este modo, también —hasta donde llega—

opera independientemente del motivo.

Esta solución al problema de la motivación está respalda-

da por una solución correspondiente al problema de la im-

putación. Sólo se necesitan motivos cuando se imputa la ac-

ción.

116

En el caso de una acción motivada por el poder, la

selección, aunque se lleve al cabo por ambas partes, tiende a

atribuírsele sólo al portador de poder, porque la persona su-

jeta al poder no parece tener motivos que se reconozcan

como propios. Éste no tiene porqué ser el caso. Por ejemplo,

cada ejercicio del poder no libera a la persona sujeta al po-

der de la responsabilidad criminal. Sin embargo, un código

del poder debe tener presente esta tendencia para cambiar la

imputación y poder legalizarla y formalizarla, al darle a la

persona sujeta al poder, por ejemplo, la posibilidad de ser

obligada oficialmente y, así, liberarla de la responsabilidad.

 En códigos del poder extremadamente específicos, tal como

el militar, esto ocurre incluso sin la acción individual del

sujeto: el oficial toma la responsabilidad de una orden que

no es clara.

11. Si los códigos generalizados de los medios de comu-

nicación tienen que cubrir y combinar una multiplicidad de

estas funciones, aumenta la probabilidad de que el código

atraiga la atención y sea representado por símbolos articula-

dos y reglas de conducta, junto con un nivel de demanda y

realización. Esto es especialmente necesario cuando el códi-

go toma la forma de normas que también tienen que ser

válidas cuando la conducta se opone a los hechos y, de este

modo, tiene que atenerse a la manera en que se formulan.

Sin embargo, ¿cómo se puede llevar al cabo el código en

términos del contenido temático, si también las tematizacio-

nes siempre hacen accesible la posibilidad de negación?

Toda la comunicación da por sentado un nivel de com-

prensión compartida previa que no puede ser negada. Este

nivel, en que no puede ocurrir la negación, tiene que cam-

biar de acuerdo con el tipo de tematización, y de disposición

para ella en cualquier proceso de comunicación. En la anti-

gua tradición europea, existía la fórmula verbal de la perfec-

ción para estas comprensiones previas.

118

Por ejemplo, pre-

sentaba a la forma de organización política de la vida huma-

na como la comunidad «más gloriosa».

119

Por un lado, el

concepto de perfección señala la posibilidad de aumento,

por otro lado la limita: como una forma de realidad, la per-

fección puede aumentar hasta elzyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONM ens perfectissimum, donde

lo relativamente imperfecto encuentra de una vez su razón

para existir y los fundamentos para su propia crítica. Con la

ayuda de esta lógica de perfección, los aspectos de un código

preservado de la negación podrían formularse de modo que

también sirvieran para el uso de negaciones en los procesos

codificados. La participación en la verdad perfecta implicaba

la posibilidad de error, la participación en el poder perfecto

la aceptación de las limitaciones.

Obviamente, esta lógica de la perfección falló por mu-

chas razones, entre ellas la razón puramente religiosa del

potencial aumentado para la negación lograda a través de la

especulación.

120

En el campo del código del poder, la discu-

sión que surgió a fines de la Edad Media sobre la soberanía,

puede haber operado como un estímulo, al definir —aun en

el estilo de la lógica de la perfección— a la comunidad sobe-

rana como civitas superiorem non recognoscens.

121

Sin im-

portar cómo ocurrieron las causas reales, si fueron más las

fuentes francesas o las italianas las que primero inspiraron

la discusión, esto da una libertad mayor para la tematiza-

ción y un potencial mayor para la negación dentro del códi-

go del poder, hasta que, finalmente, la tematización del có-

digo incluso permite a este último aparecer como contingen-

te y como capaz de ser diferente de como es.

Los problemas que esto origina debe ser incluidos en el

código del poder a través de nuevas posibilidades para la ne-

gación, porque ¿de qué otra manera se puede comunicar so-

bre el código, preguntar, explicar o cambiarlo? Es usual que

esta pregunta se conteste con el concepto de legitimidad.

Se sostiene que, al final, el poder tiene que legitimizarse;

y en este contexto, la legitimidad se define por medio de un

consenso de valor. Sin embargo, no se ha dado una explica-

ción satisfactoria de lo que se quiere decir con esto. Un

modo posible de hacerla más precisa está en la idea de que

las comunicaciones sobre el código de un medio siempre

deben ser dirigidas a través dezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIH otro medio.

122

Para la teoría

de los sistemas, esto significaría que los temas pierden su

autonomía en sus símbolos mas altos y son más sensibles a

sus entornos. De acuerdo con Parsons, la estructura forma-

da por los medios de comunicación debería considerarse je-

rárquica.

123

Entonces, esto se dificulta con la pregunta de

cómo aún puede ocurrir la comunicación en el código del

medio más alto. De este modo, uno se ve forzado a tomar la

posición inconsistente de abandonar el principio de la direc-

ción extraña de los símbolos de medios más altos en el me-

dio más alto. De acuerdo con cada sociedad necesitaría ba-

ses fundamentales no contingentes en sí mismas por medio

de las cuales se podría eliminar y controlar la contingencia y

la variabilidad. Sin embargo, esto contradice las peculiarida-

des demostrables fenomenológicamente de la orientación

significativa, de las cuales, una referencia a otras posibilida-

des, es una parte ineludible. Además, este concepto de la

absorción de la contingencia por la vía de principios más

altos, se opone peligrosamente a la evidencia histórica sobre

los experimentos conceptuales pasados, como los enfocados

en la noción de la perfección.

Una teoría que tratara de resolver el problema de temati-

zación del código al explorar el tipo de oportunidad que es

especifico para los medios y para los sistemas, se consideraría

fundamentalmente diferente. Por ejemplo, el código del poder

recibe su código secundario de la ley y, por lo tanto, el porta-

dor de poder superior puede obrar mal e, incluso, el más

débil de los débiles puede tener razón. En casos de discusión,

ser capaz de mantener la razón, el asunto de la prioridad del

poder o la ley debezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDC reflejarse en el sistema, en tanto que, sin

embargo, debe permanecer estructuralmente no resuelto. Por

supuesto, una codificación secundaria no significa que van a

coincidir completamente las elecciones de preferencia del po-

der y lo correcto y de la impotencia y lo incorrecto, eso no

sólo sería una utopía política, sino también un defecto estruc-

tural, pero sí significa que las disyunciones poder/impotencia

y legal/ilegal están relacionadas entre sí. En esta estructura,

los problemas de cierre deben decidirse en forma diferente en

cada caso y, de este modo, sólo pueden resolverse cuando

surge la ocasión.

124

Por lo tanto, es estructuralmente impor-

tante que se eviten las identificaciones a largo plazo y que las

decisiones, sean por medio del tema o de la implicación, no

conduzcan a una situación donde el portador de poder siem-

pre tenga la razón. Lo más que se le puede conceder es estar

justificado legalmente (legibus solutus).

125

De ningún modo

esto es recomendar que se recurra a decisiones fundamental-

mente irracionales ni al status quo existente.

126

En cambio, a

pesar de un código que se torna contingente, uno se preocu-

pa de dar ayuda a la orientación, al aprendizaje y a la toma

de decisiones, que son plausibles respecto a situaciones con-

cretas preestructuradas por el código mismo. En los casos

individuales, uno debe diferenciar entre el oportunismo y el

mundo vivido de la práctica, su discusión en términos cientí-

ficos y el procedimiento oportunista del análisis científico.

Una consecuencia más de esa codificación secundaría es

que el problema del cierre (en términos antiguos europeos:

perfección) del código del poder, ya no puede articularse en

términos morales. La moralidad asocia a los símbolos del có-

digo con condiciones en que la gente puede respetarse mu-

tuamente. Pero cuando dos disyunciones tienen que relacio-

narse entre sí sin superponerse completamente, en otras pa-

labras, cuando el portador de poder superior tiene que ser

alguien que pueda obrar mal, el brillo de su gloría ya no

puede describirse en una fórmula unitaria de perfección que,

al mismo tiempo, está sujeta a calificación. La demanda mo-

ral sobre el portador de poder para que no obre mal perma-

nece intacta, pero pierde su relevancia para la sociedad más

extensa. Ya no designa inmediatamente la naturaleza de la

sociedad y la perfección real del poder, sino que se convierte

en un asunto de «mera moralidad», para el cual debe buscar-

se una base autónoma en la conciencia subjetiva.

Es algo sintomático de las condiciones en el poder muy

complejo y en los ordenamiento sociales, que la sociedad

civil totalmente desarrollada no use una jerarquía de medios

para dar dirección política (es decir, no legitimice la política

con respecto a la verdad), sino que para este propósito haya

formado un nuevo tipo de código político con una alta afini-

dad con el oportunismo, esto es, la dicotomía entre lo pro-

gresista y lo conservador. Este paradigma dual realiza los

prerrequisitos estrictos para un código en el sentido descrito

anteriormente:

127

puede usarse en forma adecuada para unir

a su contrario a cualquier tema político en particular. En

cuanto se convierte en un asunto de política, cualquier cosa

en existencia puede convertirse en un tema propuesto desde

puntos de vista progresistas y de reforma y, viceversa, cual-

quier propuesta de cambio puede ser contradicha al pregun-

tar las razones para ello y al argumentar en favor de lo que

ya existe. El código no contiene nada que obstruya tanto el

cambio como la preservación; es formal, y precisamente por

esta razón, puede usarse tanto umversalmente como de mo-

dos bastante específicos para ciertas materias. El código (di-

cotómico) efectúa una duplicación evidentemente forzada de

la realidad política; se ha convertido en una condición bajo

la cual a los temas se les da un carácter político. Si surge

algún tema, también surgen fuerzas progresistas y conserva-

doras, sin importar cómo proceden a formarse ideológica-

mente desde el catálogo de consignas de la historia.

128

No es coincidencia que la sociedad burguesa use un es-

quema para codificar la política en el que el tiempo funciona

czyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA on el objeto de imponer una estructura. También podría

mostrarse cómo y por qué este código político, con su es-

tructura temporal, rechaza la esquematización neutral de la

ley.

129

Pero aquí no se puede proseguir con estos asuntos, a

pesar de lo interesantes que son.

130

Para nuestros propósitos,

simplemente debemos recordar que este código político par-

ticular es compatible con el oportunismo, gracias a su natu-

raleza formal y gracias a su temporalidad y, con esto, salva a

la sociedad de ser atada a una jerarquía fija de medios.

131

En el contexto de este código político, otros códigos pue-

den presentarse problemáticos. Podemos sugerir unos pocos

prerrequisitos más para hacer problemáticos a los códigos

de este modo, aunque existe muy poca investigación directa-

mente relevante, esto es: 1) seguridad suficiente en el ámbi-

to de los sistemas simples de interacción en relación con la

capacidad para continuar la interacción;

132

2) equivalentes

temporalmente satisfactorios para las funciones del código

en la estructura y en la comprensión del entorno por los

sistemas de interacción, por ejemplo, definiciones de situa-

ción comunes y convincentes en situaciones obvias de crisis;

3) la disponibilidad de subcódigos en el mismo medio que

pueden asumir parte de las funciones de los símbolos del

código problematizados y, además, que pueden funcionar

temporalmente como substituto, por ejemplo, la reputación

en conjunción con la verdad, el poder informal con el poder

formal, el fundamento familiar y las historias personales in-

terconectadas con el amor;

133

y 4) los supuestos muy com-

plejos sobre la habilidad para aprender, lo que permite que

los componentes problematizados del código se reemplacen

por alternativas rápidamente disponibles.

Sobre la base de las consideraciones precedentes, difiero

de muchas opiniones actuales, en que no considero que el

problema de la legitimidad sea uno que establezca una expli-

cación suficiente (incluso lógicamente válida) para el código

del poder, ni solamente aceptarlo realmente sobre la base de

una mezcla de consenso y fuerza, sino como un problema

de las estructuras y procesos que hacen posible el código y lo

controlan a medida que se torna contingente. La explicación y

aceptación sólo son aspectos (y, en términos científicos, as-

pectos formulados inadecuadamente) de este problema ge-

neral del control de la contingencia. Los problemas antiguos

se eliminan con esta formulación más abstracta,

134

el énfasis y búsqueda de problemas que resultan experimentan un

cambio. La pregunta de cómo es posiblezyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYWVUTSRQ mantener la diferen-

ciación a pesar de una contingencia del código alta se destaca;

es decir ¿cómo se evita que todos los problemas de la comu-

nicación siempre se conviertan en problemas de código? y,

por otro lado, ¿Cómo se detiene la diferenciación entre los

diversos códigos de medios que se rompen y el poder que

tiene que basarse en la verdad, el amor o el dinero?

 

Lyhman dará su respuesta a su interrogante, pero nosotros tenemos tenemos la nuestra, estableciendo un meta código y es que la verdad es iluminación en la nada y comunión en el ser, la luz consiste en saber que el ser siempre está, como una nada topológica que abarca todo este es el concepto de basho de Nishida por lo mismo hay realidad que deviene pero lo que realmente hay es esta nada que pasa a ser la idea de ser y este ser se realiza en la comunión espiritual donde el ego uno se integra con el alter nada así tenemos el espíritu absoluto  donde el hombre es integrado a Dios, el espíritu revelado donde el hombre es integrado consigo mismo en el otro, el espíritu subjetivo donde el sujeto es integrado al objeto , el espíritu objetivo donde el objeto es integrado con sus diferencias y pero esta integración nos lleva a una desintegración el ser ahí en el mundo  se desintegra del sujeto que lo ve como objeto, y es que el espíritu no ha logrado su integración, la del espíritu absoluto es una integración en la fe, la del espíritu revelado es la revelación de esa fe en la obra de integración, la del espíritu subjetivo es la integración de la razón que exige el espíritu revelado para lograr su integración, la del espíritu objetivo es la integración de la razón y la voluntad, pero para esto la voluntad tiene que lograr el sinsein y entonces se desintegra del sujeto para ir en su búsqueda existencial más solo lograr el ser integrado en el sujeto que se abre a la comunión en un objeto que se vuelve todo y nada y entonces se logra el espíritu integrado, más la comunión es probada por el fuego, superada la prueba infernal  el espíritu es Santo es decir que ha logrado la sintransferencia integrando la singularidad del no ser  en acción con la generalidad del ser en pensamiento comprendiendo que son lo mismo siendo diferentes, he aquí el amor en donde la verdad se hace libertad total y el dinero ya no se apropia del trabajo ni desvaloriza el trabajo que haya quedado excluido del capital, esto no quiere decir que el código dinero desaparezca sino que ya se puede jugar con él, perdonando toda deuda, porque el código no se apropia del ser sino que el ser configura el código en su relación entre lo uno y lo otro.

 

Queda claro que la biodramaturgia que se dará  en el código siempre emergerá  y habrá  quienes siempre queden atrapados en el código y quienes  quieran quedarse en el ser por temor de perderse en la negatividad que implica el código ya que siempre es dual, en el ser toda dualidad desaparece y no hay código, esto cuesta comprender porque uno piensa que entonces se logra un espacio tiempo sin código y no es asi siempre el código esta, siempre está  el lenguaje, lo que cambia es que nosotros ya no estamos determinados por el código ni por el lenguaje, prima una comunión más  allá  de todo devenir, esto garantiza la diferencia y toda deconstrucción pero al mismo tiempo hace que la diferencia de la otredad no se separe de lo uno definitivamente, en cambio en el código  la respuesta ya está  dada se crean códigos oportunistas como el político de conservador y progresista en el que realmente no hay nada en discusión más que existir dentro del sistema, en esa tensión del poder en la que nos vamos degradando.

 

 

 

 

 

Comprendiendo que él meta código solo se puede lograr poéticamente porque es en la poesía que se transfiere y se retransfiere el ser nosotros abordaremos el ensayo de Mareategui sobre la literatura como lo fundamental para establecer ese metacodigo sintransferencial en la conciencia peruana y es que es en el arte y en especial en la literatura donde los problemas para realizar el metacodigo se develan y revelan

        

Lacan planteaba que la neurosis tiene que ver con las relaciones sociales, quiero decir que la neurosis no es tanto un fenómeno del Uno sino el resultado de la sumersión del Uno en la esfera del Otro, en particular en el seno de las relaciones de la familia. Lacan opone la neurosis al automatismo mental en la psicosis. Lo representaré de la manera exactamente inversa. El automatismo mental en la psicosis es una sumersión del Otro en el Uno, donde la multiplicidad de las lenguas empieza a abundar, donde los pensamientos encuentran un eco, de tal modo que no hay nada más normal. La psicosis tiene que ver con el Uno sin el Otro. Tiene que ver con el Uno que absorbió el caos del discurso universal, y que, por así decir, lo siente y lo vive dentro de él.

El psicoanálisis del neurótico -al menos en un horizonte- es una remontada: se parte del Uno sumergido en el Otro. Los semblantes que están aquí vehiculados vacilan y se evacuan hasta que el sujeto tenga acceso a su hablarse a sí mismo, hasta que tenga acceso al autismo de su discurso.

 

               

Este problema de neurosis y psicosis es el fundamental y es un problema ontológico religioso que se expresa psicológicamente mientras este problema no se resuelve el código reinara y el poder nos obligara a auto someternos solo cuando el otro se transfiera a lo uno y lo uno se retransfiera a lo otro en una comunión la psicosis y neurosis que nos desintegra será superada, pero eso pasa por superar a la neurosis y a la psicosis no como lo pensaba Lacan reduciendo todo al significante para ene l fondo desaparecer a lo uno y al otro sino más bien se trata de encontrar en el significante la luz como posibilidad de todo significado y de realizar al significado hasta que sea absoluto significante y así podamos luego jugar con el lenguaje  y este proceso es poético.

 

¿Sabias la historia del día en que Gustav Mahler dirigió a la orquesta con los ojos cerrados, no por inspiración… sino porque no podía soportar ver al público?

Era una tarde gris en Viena, en 1902. El teatro estaba lleno, la élite vestida de gala y la expectativa flotaba en el aire como un suspiro contenido. Mahler, ya un director temido y reverenciado, iba a estrenar su Sinfonía n.º 5, una obra que desafiaba a los músicos, al público… y a los propios límites de la emoción humana.

Pero Mahler, esa tarde, no estaba bien. Su esposa, Alma, con quien vivía una relación intensa y contradictoria, había dicho algo que lo dejó tambaleando emocionalmente. Justo antes del concierto, le confesó que el Adagietto, ese movimiento tan tierno que Mahler escribió como una carta de amor sin palabras, no la había conmovido. Fue como si el alma del compositor se astillara.

Cuando subió al podio, Mahler cerró los ojos. Los músicos pensaron que era una excentricidad más, una teatralidad. Pero no. Lo que nadie sabía es que ese gesto fue un escudo: no podía ver los rostros, no quería enfrentarse a los juicios, ni a la posibilidad de que lo que había creado con el alma desnuda fuese incomprendido.

Y entonces ocurrió lo insólito. Dirigió la sinfonía completa sin mirar una sola vez la partitura ni a los músicos. Como si cada compás lo habitara por dentro. Como si cada instrumento fuera una extensión de su propio cuerpo. El público, al principio desconcertado, quedó enmudecido. Cuando el Adagietto sonó, alguien sollozó en la platea. Otros cerraron los ojos también. Era como si el dolor y el amor que Mahler sentía hubieran encontrado su eco perfecto en cada nota.

Al terminar, hubo un silencio tan largo que por un instante pensó que había fracasado. Pero entonces, estalló una ovación que duró más de diez minutos.

Esa noche, Gustav Mahler no sólo estrenó una de las piezas más bellas de la historia… también demostró que el arte verdadero nace cuando el corazón no tiene más remedio que hablar, aunque duela.

 

 

https://www.youtube.com/watch?v=vOvXhyldUko