La historia y la lucha del lenguaje
El ego tiene su propia historia y telos. Se trata de las habitualidades o hábitos del que investiga y busca conocimiento: el hábito está relacionado con la historia del sujeto que es toda la historia del conocimiento humano; la meta es la infinitud relacionada con la percepción y la apercepción, el conocimiento del mundo y el conocimiento de sí mismo. En este sentido la razón es el logos que se devela a sí mismo; este develarse a sí mismo se produce en la historia; la razón quiere aparecerse a sí misma en el tiempo. El logos es la palabra como el oírse-a-sí-mismo-hablar que en la escritura se hace historia. El logos es y tiene que ser dentro de la historia; es discurso, escrito y sentido; el logos es aquello que da sentido a la historia y aquello que se proyecta en la historia. Pero ¿cómo se hace historia el logos? A través de la violencia. Porque el discurso se hace violencia a sí mismo; hace la guerra contra la guerra que lo instituye sin apropiarse del telos, sin apropiarse de la negatividad; se trata del trabajo infinito de la violencia. Claro, de la violencia contra el silencio.
Juan Bastidas
Así todo trabajo de representación en acción es una encarnación de la propia razón y si en el discurso el logos hace violencia contra el silencio, en la acción hace violencia contra toda la inacción generando revolución y acaso en la ruptura del silencio no predica un evangelio siempre un evangelio, la buena nueva de una forma santa que puede trascender el propio espacio tiempo de la misma razón, eso siempre será la redención al eterno presente del padre, el fue y el será y el es siempre el primer violador contra todo silencio y su violencia será siempre creación. Más encarnado el logos la acción destruye siempre destruirá, su violencia es clara y directa por lo mismo ante ella se despierta una reacción que pretende ganarle en violencia ¿Pero se puede violar la propia violencia? ¿Reprimirla con tal fuerza que quede extinguida por completo? La respuesta es que no, en la acción la violencia se recrea una y otra vez mas allá de toda razón y cuando se cree extinta se vuelve a prender, al menos que la violencia se viole a si misma convirtiéndose a la razón, esta no parara jamás, mas recordemos que la razón violara al silencio de nuevo pariendo una nueva forma y esa nueva forma exigirá acción, reiniciando el ciclo del eterno retorno violento por lo mismo la paz que habita en el silencio es la paz de los muertos: Estáis muertos.
Qué extraña manera de estarse muertos. Quienquiera
diría no lo estáis. Pero, en verdad, estáis
muertos.
Flotáis nadamente detrás de aquesa membrana que,
péndula del zenit al nadir, viene y va de crepúsculo a
crepúsculo, vibrando ante la sonora caja de una herida que a
vosotros no os duele. Os digo, pues, que la vida está en el
espejo, y que vosotros sois el original, la muerte.
Mientras la onda va, mientras la onda viene, cuán impunemente se
está uno muerto. Sólo cuando las aguas se quebrantan en
los bordes enfrentados, y se doblan y doblan, entonces os
transfiguráis y creyendo morir, percibís la sexta cuerda
que ya no es vuestra.
Estáis muertos, no habiendo antes vivido jamás.
Quienquiera diría que, no siendo ahora, en otro tiempo fuisteis.
Pero, en verdad, vosotros sois los cadáveres de una vida que
nunca fue. Triste destino. El no haber sido sino muertos siempre. El
ser hoja seca, sin haber sido verde jamás. Orfandad de
orfandades.
Y sinembargo, los muertos no son, no pueden ser cadáveres de
una vida que todavía no han vivido. Ellos murieron siempre de
vida.